—Hey, ¿Acaso eres Douglas, el amigo Austriaco de Shelby? —entornó los ojos y una sonrisa asomó a sus labios, dejando a Evan con el ceño fruncido. Egon asintió y miró a Shelby por unos segundos.

—El mismo—se llevó un dedo al pecho y sonrió con suavidad.

—Shelby me comentó que ya te habías marchado.

—Estuve a punto de hacerlo, pero decidí quedarme unas semanas más. Este país es interesante—dijo con naturalidad, manejando a la perfección la situación sin ayuda de Shelby—verás, Caroline, ¿verdad? —Caroline asintió—verás Caroline, tu hermana ha sido de gran ayuda para mí y gracias a ella es que no he regresado a casa.

—Ay, qué lindo—chilló Caroline, con los ojos brillantes. Shelby y Evan arquearon las cejas— ¿y qué haces aquí? ¿Shelby te avisó dónde estaría?

—Ella me prestó su auto y vine a devolvérselo.

—Shelby, el escarabajo estaba en casa cuando salimos, ¿no? —se volvió a ella con perplejidad en el rostro.

—Sí—respondieron Shelby y Evan al unísono.

—Aunque no comprendo una cosa—terció Evan, claramente perturbado por Egon— ¿Cómo fue que te lo prestó, si Shelby estaba con nosotros? —lo miró con desconfianza y repulsión.

—No tengo por qué darte explicaciones—gruñó él a la defensiva, enseñándole los dientes como un felino amenazado y Shelby se dio cuenta de que ya era hora de hablar.

—Evan, yo me entiendo con Douglas—repuso enseguida Shelby, se levantó de un salto de la silla y se colocó en medio de Egon y de Evan como una barrera. Una barrera demasiado débil, a decir verdad—él me habló un día antes y yo le dejé las llaves de mi auto escondidas detrás de una maceta. Fin.

—Eso explica todo—añadió Caroline confundida. Sacudió la cabeza y suspiró—en unos minutos nos vamos, Shelby.

—Si me permites, Caroline—interpuso Egon, agarrando la cintura de Shelby de una manera comprometedora, haciéndole dar un respingo y agitando su corazón—pretendo llevar a casa a Shelby, pero antes invitarla a cenar.

El rostro de Caroline se iluminó de corazones imaginarios y asintió sin pensarlo, dejando perplejo a su novio. Incluso a Shelby.

—Por supuesto que sí, tienen mi bendición para ir—canturreó—también tienes la bendición para casarse si así lo desean.

—Princesa, ¿Qué demonios? —titubeó Evan, con asombro— ¿Estás consciente que este sujeto puede tomarlo muy en serio e incluso robar a tu hermana?

Shelby dejó escapar una carcajada y Egon le regaló una sonrisa torcida a Evan, tratando de decirle: No te atreverías ni si quiera a acatar las órdenes de tu corazón porque eres un cobarde. Egon sí acataría las órdenes de su corazón, claro, si al menos pudiera sentir amor por alguien. Es más, ni si quiera estaba seguro si podría algún día poder amar o sentir algún tipo de sentimiento hacia una persona. Así que no era su caso.

—Douglas no se atrevería, ¿verdad? —agregó Shelby, jocosamente, mientras le acariciaba el anillo de la mano que Egon tenía alrededor de su cintura para darle más realismo. Él asintió—solo somos amigos.

—Lo que sea—sentenció Caroline con seriedad—pueden irse, no se preocupen. Tampoco le diré a papá ni a mamá, pero quiero que regreses a mi hermanita a las doce en punto; ni un minuto más, ni un minuto menos. ¿Okey?

Llegando a ese acuerdo, Shelby se separó de Egon unos minutos en lo que se despedía de los padres de Kevin y de él. Le sorprendía ver que ahora había conseguido un nuevo amigo algunos años menor que ella, pero con una inteligencia súper elevada. Hacer nuevos amigos en un funeral no era para verse todos los días. Se despidió cortésmente de los padres de Kevin y luego fue a buscarlo, ya que cuando había sido la charla de Evan con Egon, él se había retirado de su lugar en busca de un sitio aislado donde seguir deprimiéndose. Lo encontró sentado debajo de un árbol con la cabeza recargada en la corteza y los ojos cerrados, de los cuales lágrimas llenas de tristeza fluían de ellos hasta deslizarse por sus rosadas mejillas y perderse en su cuello. Con algo de pena, tomó asiento junto a él, siendo presa de los ojos amenazantes de Egon en la lejanía. La estaba esperando en el escarabajo a una cierta distancia, pero su mirada le traspasaba la piel, así que lo ignoró. Era de noche y ya había parado de llover. Kevin estaba lleno de barro hasta el cabello, pero parecía no importarle.

Dark Beauty © Libro 1. (TERMINADA)Where stories live. Discover now