—Tal vez serás , Egon, el único que logre salvarme de mi misma—murmuró. Pero sus párpados le resultaron pesados, que le impidió seguir despierta. Y de pronto, el sonido del timbre la sobresaltó, pero continuó sumida en un suave sueño en el que solo estaba la cara de ese chico peligroso.

«Egon Peitz» [HORAS ATRÁS]

—Si hablamos de idiotas sin cerebro, creo que tú serías el rey de todos ellos—le había gritado Gale en cuanto corrió después de haber asesinado al bastardo que estaba con esa chica.

—Cuida tus malditas palabras, imbécil—en un ágil movimiento logró inmovilizarlo contra la fría pared de un callejón. Le torció el brazo hacia atrás, donde sostenía un arma y lo sujetó del cuello, presionándoselo con fuerza. Gale apretó los ojos e intentó respirar sin éxito—eres un viejo, pero a mí se me respeta. No sabes lo bueno que soy en mi trabajo—gruñó y lo liberó segundos después. Gale, por su parte, cayó al suelo agarrándose la garganta y sintiendo un ardor espantoso que le provocó toser. Aspiró bocanadas de aire con desesperación.

—No es necesario que me trates de esa manera. Estoy ayudándote.

—Nadie te pidió ayuda.

—Tu jefe me envió porque sabía que no podrías salir por tu cuenta de la cárcel.

—¿Estás desafiándome? —le envió una mirada furtiva que le caló los huesos a Gale.

—No...

—Así me gusta. Y cierra la boca, ¿okey? Necesito aclarar mis ideas.

—Pero...

—¿Qué dijiste? —achicó los ojos y le apuntó con el arma que Gale había tirado al suelo después de asfixiarlo—cuanto doy una maldita orden debes obedecerme, de lo contrario... —esbozó una sonrisa siniestra, y el pobre hombre, que días atrás lo había ayudado y tratado como a un hijo, se sintió por primera vez amenazado. Y muy asustado—... te mueres.

Jaló el gatillo sin dejar de sonreír. No le importó ver que su único aliado de confianza se desvanecía al suelo con una bala incrustada en su ojo izquierdo. Egon guardó el arma y arrastró a Gale a través del callejón sin salida. Reunió todas sus fuerzas y lo cargó hasta depositarlo en un contenedor de basura lo bastante amplio. Escudriñó todo a su alrededor, echó a correr en dirección contraria y comenzó su búsqueda de aquella chica universitaria. Si no le fallaba su memoria, había escuchado que ella se quedaría durante unos días más en Austria, por lo que tenía el tiempo contado para lograr localizarla. Si quería llegar con su jefe y rendirle cuentas del por qué había asesinado a su fiel consejero, Gale, tenía que llevarle una ofrenda de paz. ¿Y qué mejor que una buena y guapa ofrenda llamada Shelby Cash? Después de todo, ella confiaría en él después de haberle salvado la puñetera vida. Al conocer la ciudad como la palma de su mano, se dirigió hacia los diferentes hoteles en los que creyó posible que estuviese hospedada. Pero no sin antes cambiarse de ropa. Estaba complacido de que al menos Gale le proporcionó una breve cantidad de dinero para viajar, y se metió en una boutique de ropa de segunda mano para hombres. Y al entrar, como siempre ocurría, no pudo evitar ser el centro de atención de las encargadas del lugar, quienes se riñeron unos segundos para decidir quién lo atendería, pero al final de cuentas, Egon lanzó un gruñido de irritación y se encaminó para buscar ropa él solo. Se deshizo de su asquerosa ropa de reo y la intercambió por unos Jeans azules, una playera blanca cuello "V" y una chaqueta negra que le hacía lucir atractivo. Cualquier persona que lo mirase, iba a pensar que se trataba de un joven adinerado y de buena familia con algunos golpes en el rostro. Los zapatos que le habían dado en la cárcel no estaban tan mal, por lo que decidió no comprar otros. Lanzó el dinero exacto a los pies de la encargada más guapa y guiñándole seductoramente el ojo, abandonó el local, dejando a la chica ruborizada. Preguntó en aproximadamente seis hoteles acerca del paradero de Shelby Cash en el que no obtuvo ninguna respuesta positiva. Recorrió varias calles, varios barrios y no lograba localizarla; hasta que pensó que tal vez ella se encontraba hospedada en el hotel que estaba cerca del aeropuerto. Se reprendió mentalmente por no haberlo pensado antes. Cuando llegó, corrió hasta plantarse frente a la recepcionista, que estaba ocupada limándose las uñas como para prestarle atención.

Dark Beauty © Libro 1. (TERMINADA)Where stories live. Discover now