Capítulo 48

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"La mente es tan poderosa que, en ocasiones, , de tal forma que el interés cambia de romántico a obsesivo, y lo que comenzó como sana preocupación por el otro, se convierte en una relación que resulta tan adictiva como la heroína."

Sentía un espantoso dolor de cabeza. Coloco sus manos sobre la cabeza y comenzó a abrir los ojos lentamente. Todo estaba borroso y oscuro, únicamente escuchaba el sonido de un motor. Cuando por fin logro aclarar su visión se dio cuenta que se encontraba en la parte trasera de un auto. De su auto.

— ¿Qué está pasando? — Hablo en una voz débil y algo ronca.

Morgan miro por el retrovisor y se maldijo a si misma al verla despertar, pero no dijo nada.

Camila trato de incorporarse, pero le dolía terriblemente la cabeza.

— ¿Qué paso? — Se preguntó a si misma tratando de recordar. Lo último que recordaba era que estaba en la mesa esperando a Morgan, pensando en las palabras que utilizaría para decirle la verdad.

Levanto un poco la cabeza y entrecerró un poco los ojos para lograr ver al conductor. Abrió los ojos enormemente al ver a Morgan.

— ¿Morgan?

—Mantente quieta que tienes un enorme golpe en la cabeza. —Dijo mirando por el retrovisor.

Camila toco nuevamente su cabeza, paso sus dedos entre su cabello y al retirarlos se mancharon de un rojo carmesí. Comenzó a ponerse paranoica.

— ¿Q-que me paso? — Dijo con la voz cortada. —Me...me duele la cabeza y... y, estoy sangrando.

Morgan volteo rápidamente con preocupación.

"Mierda" Pensó.

—Tienes que calmarte ¿vale? Ya casi llegamos.

—Me duele. — El dolor era cada vez más intenso, al estar inconsciente no podía sentirlo, pero ahora que estaba despierta se volvía cada vez más insoportable.

Morgan tomo con fuerza el volante y fijo la mirada hacia el frente apretando la quijada. Trataba de no escuchar a Camila y seguir con su camino, no quería detenerse estaba a tan poco de llegar a su destino.

Camila se retorcía de dolor, Morgan dio un fuerte golpe al volante haciendo que el claxon sonara y se detuvo haciéndose a un lado del camino. Todo estaba oscuro y solitario.

Abrió la puerta y salió de ahí para después abrir la del asiento trasero. Movió con delicadeza a Camila ayudándole a incorporarse, después entro y se sentó a su lado sosteniéndola con cuidado.

Camila se sentía débil, mareada y sentía que en cualquier momento el dolor la haría desmayar.

— ¿Puedes aguantar hasta que lleguemos? — Camila estaba entrecerrando los ojos. Negó con la cabeza.

Morgan apretó los labios. Tomo la bolsa que se encontraba en el asiento del copiloto y comenzó a inspeccionar su interior. Comenzó a sacar varias cajas de pastillas, leyó cada una y cuando por fin encontró la correcta, saco una pastilla.

—Toma esto. —Le coloco la pastilla en la mano. — Te ayudara a disminuir el dolor.

Camila inmediatamente obedeció, no se tomó la molestia siquiera de preguntar lo que era, simplemente la trago.

Bastaron tan solo pocos minutos para que Camila cerrara los ojos. Morgan la acomodo en el asiento de tal forma que pudiera estar acostada. Al ver como la sangre de la cabeza de Camila no disminuía, comenzó a alterarse y se apresuró por volver al asiento del conductor y continuar con su camino, esta vez, aumentando más la velocidad.

Comenzó a bajar la velocidad en el momento en que llego a su destino. Era una casa de playa apartado de todo. Era linda, pero se encontraba abandonada, necesitaba muchos arreglos.

Morgan se apresuró por cargar a Camila entre sus brazos y llevarla adentro de la casa. La casa llevaba años abandonada, pero tenía muebles, eran muebles "nuevos" que se encontraban cubiertos con sábanas blancas. Llevo a Camila al segundo piso y entro a una habitación. Era la habitación principal. Con mucha delicadeza la recostó en la cama, Camila comenzó a soltar pequeños quejidos.

—Shh... está bien, ya llegamos.

Rápidamente regreso al auto y abrió la cajuela sacando un par de bolsas de supermercado. Se había detenido en una tienda para comprar algunas cuantas cosas. Las llevo hasta donde Camila y saco un par de vendas dejándolas a un lado de la cama.

—Tengo que curarte la herida Camz, necesito que te levantes un poco, debes ayudarme.

Camila estaba somnolienta, no lograba hacer lo que Morgan le decía. Por lo que la ojiverde la levanto un poco recargando su espalda en el respaldo de la cama.

Saco una botella con agua y coloco un poco en un paño. Después lo llevo hasta la herida de Camila y con suma delicadeza comenzó a limpiarla.

Camila soltaba pequeños quejidos de dolor, lo que hacía que Morgan se detuviera. Cuando finalmente la limpio, coloco una especie de pomada sobre la herida. No era profunda, era una pequeña cortada de alrededor de dos centímetros, pero eso había causado que toda el área se inflamara. Coloco las vendas alrededor de su cabeza, y después nuevamente la volvió a recostar en la cama dejando un tierno beso en su frente.

El móvil de Camila comenzó a vibrar, Morgan trato de buscarlo y finalmente lo encontró en uno de los bolsillos de Camila. Al tomarlo vio una llamada entrante de Lauren. Inmediatamente colgó y se dirigió a la bandeja de mensajes.

Camila: No me llames ni me busques más, me di cuenta de lo que quiero y tú no eres lo que quiero.

Segundos después recibió una respuesta.

Lauren: ¿Qué estás diciendo? ¿Es una broma?

Camila: No bromeo, Lauren. Déjame en paz.

Lauren comenzó a llamar nuevamente al móvil. Morgan volvió a ignorar la llamada.

Lauren: ¡Respóndeme que no te creo nada!

Camila: Adiós Lauren, nos vemos en otra vida.

Lauren: ¡Mierda Camila! ¡¿Qué sucede?! ¿Morgan te está obligando a decir esto?

Morgan decidió no responder más, dejo el móvil a un lado y después se subió a la cama a un lado de Camila apoyando su codo en la cama. Miraba la manera en la que dormía y en como a veces hacía gestos de dolor. Comenzó a acariciar su mejilla suavemente.

"¿Cómo es que llegue hasta aquí?" Se preguntó a sí misma.

¿Cuándo fue que la locura comenzó a ganarle? ¿En qué momento las cosas se volvieron de esta manera?

Ella no quería golpear a Camila, no quería hacerlo, estaba arrepentida. Lo estaba de verdad.

Después de tanta culpa y pensamientos que cruzaban por su mente, se quedó dormida a un lado de Camila.

— ¡Camila! ¡Camila! — Se escucharon unos gritos a lo lejos. Morgan comenzó a despertar tras escucharlos. Miro a su lado y estaba Camila durmiendo serenamente.

— ¡Camila! — Gritaron de nuevo pero esta vez dando golpes a la puerta.

Esa voz le era tan familiar. Era Lauren. Ella estaba ahí. 

Amor Clandestino | CamrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora