Capítulo 38

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El sábado por la mañana Camila había despertado más temprano de lo normal. Al ser fin de semana se permitía a si misma dormir un poco más. Pero ese día decidió levantarse antes y dirigirse al hospital en el que Lauren se encontraba.

Finalmente había terminado de leer el libro que su mejor amiga le había regalado. No le fue de mucha ayuda en realidad, ese libro no iba a decirle lo que debía o no debía hacer.

Abrió su armario y saco los dos vestidos de novia que se encontraban ahí. Coloco el suyo sobre la cama y el de Lauren lo abrazo fuertemente como si estuviera aferrándose a él. Fue inevitable que las lágrimas salieran. Ella ya no quería sentir ese gran dolor que la atormentaba cada día, no quería vivir en la soledad ni en la espera de algo que tal vez nunca sucedería.

Se odiaba a si misma por sentir lo que estaba sintiendo por Morgan, no se comparaba en lo absoluto por lo que sentía por Lauren, pero si era feliz ¿Qué más daba? Ella merecía ser feliz, su vida se basaba básicamente en la perdida y la perdida era terriblemente dolorosa.

Tomo su móvil y reprodujo una canción. Comenzó a moverse a pasos lentos aun abrazando el vestido, imaginando que a quien abrazaba era a Lauren. Se movía al ritmo de la canción cerrando los ojos, creando en su mente la escena del baile que nunca sucedió.

Quería poder sentirla una última vez, quería un primer y último baile. Comenzó a sentir como si ella realmente estuviera ahí tomándola de la cintura y guiándola en ese baile que le correspondía a las dos. Sintió incluso, como una corriente de aire acariciaba su mejilla, imagino que quien la acariciaba era Lauren. Pero al abrir los ojos su fantasía termino. Cayó al suelo de rodillas aun con el vestido entre sus brazos y comenzó a llorar, llorar porque Lauren no estaba, porque tal vez nunca lo estaría y hasta ahora lo comprendía.

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Camila llego al hospital. Antes de llegar, se había detenido en una iglesia para dejar los vestidos como donativo, tal vez alguien pudiera usarlos. Además, ella necesitaba desprenderse de eso.

Entro a la habitación de Lauren y comenzó a llorar como hace tanto no lo hacía al entrar ahí. Se sentó a un lado de ella y tomo su pálida piel.

—He estado aquí todos los días durante casi quince años. He estado aquí con la esperanza de que despiertes y me vuelvas a llamar mi amor, con la esperanza de ver tus ojos y la forma en la que me mirabas. Lauren, ha pasado tanto tiempo que comencé a perder la esperanza. No puedo simplemente estar aquí y verte envejecer al mismo tiempo que yo envejezco. Desearía con todas mis fuerzas que esto fuera un sueño. No quiero olvidarte, estoy segura de que no lo hare, pero debo aprender a vivir sin ti. — Se acercó hasta sus labios y dejo un tierno beso en ellos evitando que un par de lágrimas cayeran sobre las mejillas de Lauren. — Te amo, pero debo dejarte ir. — La admiro una última vez y sin detener las lágrimas, salió de ahí con la intención de no regresar nunca más.

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Por la tarde Camila paso por una tienda de disfraces para comprar una máscara de carnaval que pudiera cubrir su rostro por completo. Opto por elegir una máscara blanca con los labios pintados de un rojo potente y un antifaz dorado.

Eso sería perfecto para ocultar su identidad y poder asistir al baile para cumplir con su promesa.

Llego a casa alrededor de las cinco de la tarde y comenzó a arreglarse para el baile de esa noche. Se colocó una ligera capa de maquillaje que hacían resaltar sus ojos. Eligio un vestido blanco con dorado que le llegaba hasta los talones y combinaba a la perfección con la máscara que había elegido.

Se miró en el espejo cerciorándose de que su elección había sido la correcta.

Observo aquel anillo que aun llevaba en su dedo. Era el único recuerdo que le quedaba de Lauren y aun no estaba lista para desprenderse de él. Llevo su mano hasta sus labios y dejo un beso sobre el anillo.

Amor Clandestino | CamrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora