Capítulo 36

315 30 4
                                    

— ¿Así que la has besado? — Le pregunto Lauren muy decepcionada.

—Estoy confundida. — Respondió Camila evitando ver a Lauren a los ojos.

— ¿Tienes sentimientos por ella? — Camila no respondió ante eso. — Tomare tu silencio como un sí.

—No ha sido mi culpa, es su culpa por mirarme de la forma en la que lo hace. Me mira como si fuera lo más bello que sus ojos hayan visto...

— ¿Te mira como yo? — Le pregunto inmediatamente.

—Me mira con amor.

— ¿Y yo no lo hago?

—No me has mirado durante casi 15 años. Me dijiste que no me volverías a dejar y lo hiciste. —Respondió con los ojos cristalinos y un nudo en la garganta.

—Tú me prometiste que siempre serias mía.

—Y hasta ahora lo he cumplido.

—Pero las promesas se rompen ¿no es así?

—Tú rompiste la tuya.

—Sigo aquí, Camz...

Camila despertó con la sensación de haber estado llorando, una vez más había soñado a Lauren. Ella se sentía culpable, pero no podía evitar lo que estaba sintiendo. Morgan había quitado una parte de ese vacío que sentía, comenzaba a sentirse más viva. No estaba feliz por eso, le daba miedo sentir lo que estaba sintiendo. Un solo beso puede darte la respuesta a muchas preguntas. Lamentablemente, Camila había obtenido la respuesta que más temía.

Se movió, y a su lado sintió a Morgan. Había dormido a su lado por si la menor la necesitaba. Se giró un poco para poder verla mejor. Creía que era aún más hermosa estando dormida, parecía un ángel. Comenzó a inspeccionar cada detalle de su rostro. Si, era como si estuviera con Lauren, pero ella tenía en claro que no se trataba de ella. Eran sentimientos diferentes lo que sentía por madre e hija, pero ambos se trataban de uno mismo, amor.

— ¡Tengo un jodido dolor de cabeza! — Exclamo Morgan al abrir los ojos y coloco rápidamente ambas manos en su cabeza. No recordaba lo que había pasado la noche anterior ni el porqué de su maldito dolor de cabeza. Cuando trato de incorporarse se dio cuenta que no se encontraba en su cama. Era una habitación linda, no muy grande, pero acogedora. Por supuesto, en ningún momento decidió voltear hacia donde Camila.

—Buenos días. — Hablo Camila con una voz dulce. Morgan se sobresaltó y cayó al suelo.

— ¿Qué estás haciendo aquí? — Le pregunto mientras se levantaba y se sentaba en la cama.

— Esta es mi casa.

—Entonces ¿Qué estoy haciendo yo aquí?

— ¿No recuerdas nada de lo que sucedió ayer? — Morgan lo pensó un poco, trataba de recordar algo pero absolutamente nada aparecía en su mente, por lo que negó con la cabeza.

—Espera ¿Qué es lo que hacía en tu cama? ¿Es que acaso tu y yo... ¡Oh por Dios!

— ¿Qué? ¡No! No ha sucedido nada, puedes tranquilizarte. — Morgan exhaló un gran suspiro de alivio.

—Me hubiera odiado tanto si hubiéramos tenido algo y no lo recordara. — Al escuchar sus propias palabras se sorprendió por lo dicho. Camila simplemente se sonrojo. — Mierda, no, yo no quise decir eso.

—Hey, está bien...

—No, no lo está. Ahora pensaras que en serio quiero deshacerme de mi madre para estar contigo.

Amor Clandestino | CamrenOnde as histórias ganham vida. Descobre agora