Capítulo 34

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Cuando Camila abandono la habitación de Lauren para dar mayor privacidad a madre e hija, Morgan cerró la puerta por dentro, se acero a su madre sentándose junto a ella, con el dorso de su mano acaricio la pálida y fría piel de Lauren. Una sonrisa apareció en el rostro de la chica pero no era una sonrisa cualquiera, había maldad en ella, miro el cuerpo inconsciente de su madre y rio.

—Que ironía de la vida madre, luchaste por estar con Camila y mira como terminaste, postrada en una cama sin poder siquiera abrir los ojos. — Limpio una lagrima que corría por sus mejillas, quería sentir algo pero la ausencia de su madre y la obsesión que sentía por Camila le impedía amarla, miro de pies a cabeza a su madre percatándose de lo similares que eran, como dos gotas de agua, pensó.

— Lo siento mamá, es hora de acabar con tu sufrimiento y el de Camila, no te preocupes por ella, la cuidare mejor que tú. — Deposito un beso en la frente de su madre y cubrió su cabeza con la almohada no sin antes desconectar los aparatos para que nadie llegara y pudiera salvarla, el plan se había consumado, Lauren había muerto, ahora Camila seria suya.

— ¡No! — Grito Camila despertando de golpe. Todo había sido un sueño, pero se había sentido tan real. Rápidamente se levantó del sofá en el que se encontraba, pues se había quedado dormida en la sala de espera. Se dirigió a toda prisa a la habitación de Lauren y encontró la puerta cerrada, eso le aterro, pues cuando ella salió la había dejado abierta. La abrió rápidamente y se encontró a Morgan sentada a un lado de Lauren. Morgan se asustó al ver a Camila, pues la vio muy alterada.

—Hey, Camz ¿Estas bien? — Se levantó y se dirigió hacia ella preocupada. Camila la miraba con terror, pero no decía nada. — ¿Qué sucede?

—Ya es tarde. Tienes que marcharte. —Morgan arqueo una ceja un poco confundida.

— ¿Segura que está todo bien?

—Si. — Respondió de manera cortante.

—De acuerdo... —Dijo no muy convencida, ella conocía a Camila y sabía que algo no estaba bien. — ¿Quieres que te lleve a casa?

—No, pediré un taxi.

Morgan no entendía el repentino cambio de Camila, hace tan solo unas horas ella estaba bien. Se quedó ahí durante un momento esperando a que Camila dijera algo más, pero no lo hizo, así que se despidió de ella y se marchó lo más confundida posible.

Al día siguiente, Morgan llego a la escuela en su motocicleta. Como si fuera planeado, Camila acababa de llegar. Dejo su motocicleta y se bajó de ella para acercarse a la castaña. Pero en cuanto Camila vio que Morgan se acercaba comenzó a caminar a paso rápido para evitarla. Algo no estaba bien.

Morgan entro a la escuela y se dirigió a sus clases, hasta que llegó la hora de ver a Camila. Ella quería pensar que la extraña actitud de Camila eran cosas suyas, tal vez ella no la había visto en el estacionamiento. No encontraba una razón por la que Camila estuviera evitándola, pero cuando llego hasta la oficina de Camila se dio cuenta que nada era cosa suya, Camila realmente estaba evitándola.

—Jauregui ¿Cierto? — Le pregunto Becky al verla.

—Sí, tengo cita con la consejera estudiantil.

—La Señorita Cabello hoy no podrá atenderla, me pidió que la disculpara.

— ¿Qué? — Exclamo sorprendida, eso había confirmado sus sospechas. Camila la estaba evitando. — ¿Ella está bien?

—Sí, ella está bien, solo me dijo que no podría atenderla el día de hoy.

Morgan se retiró de ahí pensando en lo que había hecho para que Camila tomara esa actitud. Regreso al resto de sus clases, pero en ninguna pudo concentrarse pues se encontraba pensando en Camila.

—Lau ¿estás bien? — Le pregunto Lucy a Morgan.

— ¿Qué? Si Lo estoy.

—Haz estado distraída toda la clase, ¿segura que estas bien? —Morgan asintió, pues si hablaba estaría mintiendo. Ella no estaba bien, la actitud de Camila no la ponían bien.

Al terminar la clases Morgan salió en busca de Camila, ella estaba a punto de subirse a su auto, al parecer este ya le funcionaba.

— ¡Hey! — Le grito mientras caminaba hacia ella. Camila rápidamente se subió a su auto, pero Morgan logro alcanzarla antes de que arrancara. — ¿Por qué me estas evitando? ¿Hice algo malo?

—No te he estado evitando. — Le respondió si ni siquiera mirarla a los ojos.

—Claro que me has estado evitando, incluso cancelaste nuestra cita para no verme.

—Tenía cosas que hacer.

—No, Camila, algo te pasa. Dime que es lo que sucede.

—No sucede nada ¿de acuerdo? — Coloco las llaves y encendió el auto, pero Morgan entro por la ventanilla y las quito. — Dame las llaves.

—No te las daré hasta que me digas lo que está sucediendo.

—Dame las llaves. — Coloco su mano cerca de ella esperando por recibir las llaves.

—He dicho que no te las daré hasta que me digas lo que sucede.

—¡Dame las malditas llaves! — Le exigió ya enojada. Era la primera vez que Morgan la veía de esa forma.

— ¡Joder Camila! ¿Qué demonios sucede?

— ¡¿Qué sucede?! ¡Eso dímelo tú! ¿Por qué demonios te has estado acercando a mí? ¿Qué es lo que pretendes Morgan? ¿Quieres que desconecten a Lauren para poder quedarte conmigo? ¿Crees que voy a caer rendida a tus pies porque eres igual a tu madre? —Hizo una pequeña pausa sin esperar alguna respuesta. — Estas equivocada, puedes ser idéntica a ella, pero nunca serás Lauren... Ahora dame las malditas llaves.

Morgan sintió como si algo dentro de ella se hubiera roto. Eso realmente le había dolido. Ella no era Lauren, eso lo sabía, nunca lo seria.

¿Cómo es que alguien puede hacerte sentir en las nubes y también puede hacerte sentir como la peor persona del universo?

Lauren le entrego las llaves sin decir ni una sola palabra. ¿Qué es lo que podía decir? Camila ya había dicho lo suficiente. ¿Cómo había sido capaz de creer que Morgan le haría daño a su propia madre? Camila tomo las llaves y se marchó.

Cuando Camila se fue, Morgan se dio cuenta que varias personas habían presenciado aquella escena. Ella estaba destruida por dentro, quería llorar, pero no se lo permitía.

— ¿Qué es lo que sucedió ahí? — Le pregunto Lucy al acercarse a ella. Morgan no respondió, simplemente tomo su labio inferior con el superior para evitar romper en llanto y se encogió de hombros. 

Amor Clandestino | CamrenWhere stories live. Discover now