Capítulo 40

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—Cariño ¿A quién miras? — Le pregunto Morgan a Camila al ver que la castaña estaba un tanto distraída.

"A tu madre" Pensó, pero no lo dijo.

—A nadie. — Dijo con una triste sonrisa.

Era tanto dolor el que Lauren sentía, que se marchó de ahí, haciendo creer a Camila que definitivamente se trataba de una alucinación.

—No parecía como si no estuvieras viendo a nadie. — La tomo de la mano y dejo un beso en su mejilla. — Lucy me ha hablado de un lugar donde venden las mejores alitas ¿quieres que vayamos ahí?

Solo había un lugar con las mejores alitas en todo Miami.

—Quiero pizza ¿podemos comer pizza? — No quería ir a aquel lugar que le recordaba a Lauren, aunque a decir verdad, todos los lugares le recordaban a ella.

—Lo que tú quieras me parece bien. — Le respondió con una sonrisa.

El tiempo pasaba demasiado rápido, Camila no podía creer que hace quince años fue el día que se suponía sería el mejor de su vida pero que por obvias razones resulto ser el peor.

Ya no pensaba tanto a Lauren como antes, aunque en algunas ocasiones esta se cruzaba involuntariamente en su mente y una que otra ocasión, la soñaba despierta, como aquel día en el parque.

Ese día, el aniversario de la boda que nunca ocurrió, quería tomárselo para sí misma, le dijo a Morgan que tenía algunas cosas que hacer, pero la verdad es que solo quería ir a la playa y distraerse un poco. Saber que se trataba de "ese" día le dolía tanto.

Morgan era absolutamente buena hija. Ese día decidió ir a visitar a su madre al hospital.

Había ido tan solo una vez con Camila y no había tenido la oportunidad de ir de nuevo. Pero ese día aprovecho que no vería a su novia para ir con Lauren.

Al llegar a la habitación que le correspondía a su madre se sorprendió tan solo un poco al verla vacía.

"Tal vez me he equivocado." Pensó, solo había ido una vez y culpaba a su mala memoria por no recordar la habitación correcta.

Se dirigió a recepción para preguntar la habitación de su madre.

—Hola. — Dijo Morgan a la enfermera de turno. — Vengo a ver a Lauren Jauregui, es mi madre. ¿Me podría decir el número de habitación en el que se encuentra?

—Claro, un segundo. — La enfermera comenzó a teclear en la computadora algunos datos y después miro a la joven. — La señora Jauregui ya no se encuentra internada en el hospital.

— ¿Qué? — Comenzó a entrarle pánico. ¿Y si le había pasado algo a su madre? ¿Y si murió? No, eso no podía ser, las malas noticias vuelan. — Pero... pero ella estaba aquí.

—Aquí tengo que la paciente Lauren Jauregui fue dada de alta hace más de un mes.

Morgan tuvo que sostenerse del escritorio para no caer ante la impresión.

— ¿Qué ha dicho? — Seguramente había escuchado mal.

—Que su madre ya no está en este hospital.

—Oh. Gr...gracias.

Debería estar feliz, su madre de quien la separaron hace tanto tiempo había despertado.

Pero ella no estaba feliz. Estaba aterrada. Le preocupaba Camila, pero más que nada, le preocupaba que la alejaran de ella.

Un momento ¿Y si Camila lo sabía?

Rápidamente tomo su móvil y marco el número de su novia.

Un tono. Dos tonos. Tres tonos. No respondía.

Amor Clandestino | CamrenWhere stories live. Discover now