🌿C.8: Llamada❄️

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🌿 Llamada ❄️

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Ahora estaban en un bar al que acudían bastante, Ouroboros se llamaba, como la serpiente que se traga su propia cola, es más, dentro del lugar había una gran pintura con una imagen vieja del famoso animal.
Bebían amenamente y el momento tenso que habían tenido ya no existía.
El barman se les acercó de mala gana, era el mismo sujeto que había tratado mal a Matthias en aquel antro-galpón donde ambos se conocieron, le entregó una nota a Jim, este la hizo correr hasta las manos del menor.

— ¿Qué es esto? — preguntó intrigado al ver que era una dirección con fecha y hora.

— Es el nuevo trabajo de tu mamá — seguido a esto tomó un largo trago a su botella intentando que su buena acción no pareciera la gran cosa.

— No es mi madre, pero... Gracias, Jimmy — le dedicó una sonrisa tan radiante que incomodó al punk, no estaba acostumbrado a que le dieran gracias, y menos de un rostro tan dulce.

— No es la gran cosa, aunque estará cómoda y tranquila. Es para cuidar a los hijos de uno de mis empleados y si los cría como a ti, el trabajo será magnifico.

— ¿Te acabas de dar cuenta de lo homosexual que sonaste, cierto?
— bromeó Matt tomándolo por sorpresa y logrando que se atragantara con su propia cerveza. Acto seguido, bañó al menor con lo que le quedaba en la botella —. ¡No! ¿¡Qué haces!? ¡Jim!

— ¡Esto es por molestarme, solo quería ser atento contigo, tú grandísimo imbécil! — rió Kai al tiempo que le golpeaba las costillas sin consideración.

— ¡Igual sonó homosexual! ¿Te estás enamorando de mí, jefe?

— ¡Cállate!

Si no fuera porque Jimmy era casi un rey, probablemente los habrían corrido del lugar.
Todo era diversión y tonterías hasta que el teléfono sonó causando un incómodo eco en el decadente lugar. El barman se acercó al aparato, alzó la bocina y emitiendo gruñidos cortos le indicó con un ligero gesto a Jim que la llamada era para él. El semblante le cambió de golpe, lucía herido. Antes de atender miró a Matt y se sinceró de la nada, como si lo necesitara.

— Esta llamada es de mi hermana, tengo una triste historia con ella y me disculpo de antemano por lo idiota que estaré después de hablarle — sin más, cogió el teléfono y lo arrastró hasta un rincón del lugar donde habló cohibido un buen rato.

Desde lejos el menor intentó leer las expresiones de su amigo, tristeza y dolor fue todo lo que vio aunque este hacía un evidente esfuerzo por ocultarlo. Y tal como lo dijo, el resto de la noche no volvió a ser el mismo.
Al llegar a casa, subió al quinto piso y Matt no lo vio hasta el otro día.
La curiosidad le obligó a preguntarle a Adalia, que no dudó en revelar un par de detalles. Kai y su hermana habían sido separados de pequeños, ella vivía en America ahora y cada luna nueva del mes lo llamaba al mismo bar, se ponían al día y nuevamente esperaban casi un mes para hablarse. Resultaba que la muchacha vivía con la madre del contrabandista (dato que sorprendió a Matt sobremanera, pues creía que él era huérfano), la mujer era una bastarda (a palabras de Ada) y había abandonado al muchacho a su suerte antes de huir de Alemania sin él cuando Kai tan solo tenía once años.
El rubio sintió que el pecho se le apretaba mientras volvía a su habitación compartida, juzgaba todo el tiempo a Jim por su forma irresponsable y desconfiada de ser, sin embargo, no era del todo su culpa, con un pasado así era difícil volver a confiar en alguien. Se prometió ser más comprensivo con el punk, era lo mínimo que podía hacer.
Y vaya que si lo cumplió, pues ni en un millón de años habría imaginado lo que le esperaba oculto entre sombras y velos.

El Brujo y El Muro: Fuera del espejo (libro 1)Where stories live. Discover now