❄️C.4: Corteza de árbol❄️

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❄️ Corteza de árbol ❄️

❄️

Al rato escucho cómo hierve el agua en la tetera, solo un momento después pone sobre mis manos una taza de madera sin asa que contiene un líquido caliente verde oscuro que huele amargo y sabe peor. Le espeto que quiere envenenarme, él me guiña un ojo divertido, termino de tragarme el maldito té y me quedo echado sobre su cama con sus gatos sobre mí, agradablemente en unos minutos el malestar comienza a desaparecer despejando mi cabeza para mi grata sorpresa. El rey se ve distinto ahora, menos caótico, está tan concentrado en su labor que no se ha percatado de mi mirada fija en él ni cómo lo analizo, todos tienen razón en algo, es un enigma. Ahora solo tiene ojos para deshojar con cuidado las plantas en su bandeja, una vez que tiene una buena cantidad las envuelve una a una en papel y luego las guarda en frascos de vidrio, no entiendo la utilidad del ritual que está haciendo, pero con lo poco que lo conozco probablemente si pregunto no me contestará, así que me salto el proceso y no digo nada.
Estando un poco más repuesto me levanto estirando los brazos, me acerco a Jim, que no ha dicho nada ni ha prestado atención a nada más que a sus hierbas.

- Gracias por todo, Jimmy - las palabras salen solas de mi boca.

- Bah. No hay de qué - dice sin mirarme mientras corta unas ramas a lo largo con un cuchillo de piedra que se ve antiquísimo-. Mientras no entregues mi ubicación a nadie estaremos a mano - agrega sin interés.

- Jimmy, ¿hay alguna forma en la que pueda devolverte este favor?
¿Ayudarte en algo? ¿No estoy molestando, verdad? Porque puedo irme de inmediato si quieres - no quiero molestar, ya bastante es que me haya salvado el culo en el galpón y que me trajera a su casa a pasar la noche.

- Si me molestaras ya te habría echado, chico - sigue en lo suyo un momento y luego me gano su atención -. Pero no me molestaría que mientras hago esto prepararas el desayuno - me pide alegremente.
Resulta que son las dos de la tarde y el descarado me pide desayuno.

Usar su cocina a leña resulta fácil aunque lento en un principio, termino cocinando un omelette con queso y carne de sus provisiones, también hago café. Para cuando sirvo todo sobre su mesa, él está sacando cuentas en una libreta negra, detiene lo que hace al oler la comida y espanta a un par de gatos que intentan aprovechar el momento para robarle su parte.
No puedo evitar compararlo con sus gatos, no le veo diferencia con el resto de los felinos en la habitación, sus gestos elegantes y dominantes solo reflejan su extrema similitud con ellos. Sonrío al verlo probar su parte del desayuno.

- ¡Oh, por los dioses! Cocinas de puta madre, eh - me elogia al probar su parte. No demora mucho en tragarse fascinado el resto y por fin puedo definir el color de sus ojos, son castaños como la corteza de los árboles en verano.

El Brujo y El Muro: Fuera del espejo (libro 1)Where stories live. Discover now