🌿C.1: Aburrimiento🌿

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🌿 Aburrimiento 🌿

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Era un día de enero, frío como el trono del diablo. Estaba tragándome una botella de vodka con azúcar (porque yo le echo azúcar a todo, a TODO), aunque era un bien casi sagrado y muy caro, era el lujo que siempre me daba. El ambiente era animado, estaba en un improvisado bar con música en vivo bajo un galpón abandonado, no muy cerca de la ciudad pues no queríamos a la "policía popular" encima de nosotros demasiado pronto. Normalmente yo conseguía los tragos para estas fiestas clandestinas, así que, al llegar me coronaban casi como el rey del lugar. Medio mundo me adulaba y la otra mitad me envidiaba, como si llevar una vida cansado de todo fuera algo envidiable.

Hago un rápido recuento mental de cómo llegué aquí, hace un par de horas estaba afuera del galpón a medio podrir con un frío que calaba los huesos, arrastraba mis pies con tedio, detrás de mí estaba uno de mis repartidores en un camión disfrazado de recolector de escombros, le hago una seña y comienza a descargar las cajas llenas de botellas de alcohol más algunos otros suministros, suspiro algo amargado, me preparo para ponerme una máscara de mentiras sobre el rostro y fingir que sigo siendo un puto rey rebelde y decadente. Al entrar por el ruinoso portón el organizador me saluda con vehemencia para luego halagarme hasta casi proponerme chupármela y todo por una rebaja en los precios acordados. Escupo al suelo con una sonrisa en la cara, le prometo una caja de whisky gratis para la próxima si me paga a tiempo, puedo ver cómo se le tuerce el rostro en desagrado, no obstante lo fuerza a sonreírme amablemente. Me propone que me quede con la esperanza de que rechace la invitación, le sonrío de medio lado y aprovechando que soy más alto que él le golpeó el hombro amistosamente mientras le agradezco el gesto, finalmente paso por su lado saludando a gritos a la poca gente que está reuniéndose cerca de la banda que acaba de terminar de equiparse. El ratonil organizador me odia, es un homofóbico hijo de perra, yo llevo a cuestas una reputación de "caótico bisexual" desde hace un par de años por culpa de un malentendido que me vale verga aclarar... bueno, tan malentendido no es, la verdad. Simplemente me encanta que aunque le moleste sigo siendo su mejor proveedor de alcohol, sin olvidar que los chicos que vienen a desahogarse de este opresor pedazo del país no son todos muy heterosexuales que digamos, pero traen dinero e información con ellos, y si algo se vende bien aquí es el conocimiento que las calles pueden acumular. Pocas veces me arriesgo a vender información, si un día me diera por ser un informante y entregara todo lo que sé, me haría tan rico y sería tan buscado que faltarían vidas para saciar la venganza de los que me querrían muerto.

La banda ya va en el sexto tema, el lugar se va llenando, tocan distintos tributos en inglés de artistas que tenemos prohibidos escuchar, lo hacen bastante bien. Siempre quise tocar algún instrumento, aunque tristemente no se me da ninguno. Sonrío amargamente, debo dejar de desmerecer mis habilidades, sé tocar melodías con otros componentes, lástima que nadie lo sepa.

Ya llevo un tercio de la botella de vodka y a pesar de ser temprano ya estoy aburrido. No hay mal peor que estar aburrido todo el tiempo, es deprimente, todo pierde sabor y color, todo se apaga y la verdad ya me estoy hartando, quiero irme a casa pero Isabella luce tan animada bailando a mi lado.

El Brujo y El Muro: Fuera del espejo (libro 1)Where stories live. Discover now