🌿C.8: Tres❄️

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🌿 Tres ❄️

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Está demás decir que Jim no le dijo nada. Matt, molesto, tampoco quería hablarle pero Kari necesitaba trabajo, así que hizo de tripas corazón y le relató un resumen mediocre. Omitió todo lo que tuviera que ver con sus padres o información de ellos, fue algo tan simple como un: “hoy me encontré con Kari, es la mujer que me crió y no la veía hace ya casi dos años. Necesita trabajo, ¿puedes ayudarme a encontrarle uno sin que se entere que trabajo para un mafioso como tú?”. Kai disfrutó cada palabra y rió pidiendo detalles, Matthias le pagó con la misma moneda aclarándole que no tenían la confianza necesaria para contarle su pasado, después de todo, el punk tampoco le había revelado mucho del suyo. El pelirrojo se llevó la mano al pecho fingiendo estar dolido.

— Siento mucho lo de recién — suspiró arrepentido, el menor.

— ¿Lo de espiarme?

— Sí, lo siento — caminaban por una calle algo concurrida, aunque gracias a la apariencia del chico caótico todos preferían hacerse a un lado.

— ¿Cómo me encontraste? ¿Me seguiste todo el día?

— No eres tan importante en mi agenda, vanidoso — espetó Matt volviendo a su acostumbrada forma de ser con él: arisco y serio, pues alguien de los dos debía verse adulto y responsable.

— ¿Y entonces?

— Te encontré porque seguí a un gato que creí que era Ares, pero no creo que lo fuera, estamos muy lejos de casa.

— Espera — se detuvo en plena calle al tiempo que sacaba un pedazo de cuerda de un bolsillo para amarrarse el cabello rojizo en una coleta baja —. ¿Era igual a Ares? ¿O era Ares?

— ¿Qué? No lo sé.

— Vamos, chico. Intenta recordarlo — a Matt le extrañó la situación, no era algo importante, no podía ser Ares a menos que el gato tomara un taxi.

— No puede haber sido Ares, Jim. Estamos DEMASIADO lejos de casa. ¿Por qué siempre eres tan raro?

Kai pareció ignorarlo por un par de segundos, estaba hurgando en sus bolsillos con urgencia hasta que de pronto sacó de uno de ellos un minúsculo frasco con forma de lágrima invertida, se lo entregó en las manos exigiéndole usarlo. El frasco colgaba de una delgada cadena plateada para usarlo como collar, y dentro de él (y gracias a la luz de la calle) el ojiverde vio lo que parecía ser un pequeño cristal púrpura rodeado de pedacitos de musgo.

— Jimmy, ¿qué mierda es esto y porqué tengo que usarlo?

— Es un regalo mío para ti, y como no eres una perra malagradecida, lo usarás.

— No me dirás nada más, ¿verdad?

— No hagas preguntas y no recibirás...

— ...Mentiras.

— ¡Exacto, chico! — sonrió plenamente Kai, Matt se puso encima aquel extraño amuleto suspirando pesadamente.

Para animarlo, el desastroso contrabandista le cruzó su brazo sobre los hombros y le fue hablando de trivialidades mientras el rubio no paraba de preguntarse si algún día ese extraño sujeto a su lado dejaría caer sus máscaras.

El Brujo y El Muro: Fuera del espejo (libro 1)Where stories live. Discover now