❄️C.7: Miedo❄️

5 2 0
                                    

❄️ Miedo ❄️

❄️

El día no transcurre tan aprisa como quiero, así que saldré a pasear o a ver a los chicos, me levanto de la cama de mala gana para comenzar a calentar el baño, al hacerlo me mareo tan fuerte que termino de rodillas tosiendo con una extraña sensación encima. Al entrar al cuarto de baño luego de un rato noto que aún no está muy cálido que digamos, espero impaciente cuando la tos vuelve con odio. Llevo un par de días cometiendo la peor negligencia de la vida, sé que estoy peor, sé que debería ir a un médico, mas el miedo a que me den una fecha de caducidad es demasiado grande, también está el asunto de estar tan molesto con Jim todo el tiempo que menos ganas me dan de preguntarle si Sara puede atenderme también. Me desgasto rápido, el pecho me duele cada día un poco más al respirar. Sonrío amargo, me parezco bastante al puto punk, terco e irresponsable. La tos empeora, mi pecho duele aún más y siento que con cada espasmo mi garganta se desgarra.
Algo no va bien.
Me llevo una mano a la boca y con la otra me golpeo el pecho en un vago intento de parar el sufrimiento, desde ese maldito sótano que esto está peor. Logro controlarme lo suficiente para respirar, pero al apartar mi mano de la cara, el terror comienza. Estoy sangrando. Estoy tosiendo sangre.
Un miedo primigenio y visceral se apodera de mí, la puta y perra tos vuelve, con ella la sangre comienza a escapar de mi boca para caer en mi ropa. Mi mente intenta convencerme de que quizás es la herida en mi encía, pero esa herida ya está curada, esta sangre la escupo desde las entrañas. Tengo miedo. Tengo tanto miedo que entro en pánico, me debato entre salir a pedir ayuda o quedarme quieto, aunque no puedo pedir ayuda, el baño e incluso yo tengo serias salpicaduras de mi propia sangre, mi venenosa sangre, no quiero arriesgar a Lorena a estar cerca mío, y sé que ella es la más cercana a este lugar. Intento tranquilizarme, mas no puedo, estoy sangrando, maldición. Las lágrimas se escapan de mis ojos con terror, la respiración me falla y el cuerpo me duele por completo. Caigo de rodillas. No quiero morir, solo tengo diecinueve años. ¡Esto no es justo! Escucho a uno de los hermosos gatos de Jim arañar la puerta, ellos nunca lo hacen. Escupo más sangre entre tos y espasmos de dolor, gimoteo y lloro. Tengo miedo. Quiero gritar. Esto no es justo. Quiero respirar. El dolor es simplemente insostenible, me dejo caer al helado suelo y como un retorcido milagro la tos se va. El miedo no.
La vida se me escapa, mis manos están salpicadas de sangre, lágrimas y saliva, la habitación y mi ropa también. El terror ahora es una mano invisible que me ahoga y me hace sentir como un condenado a la horca.
Nunca hice nada malo, esto es tan cruel. Si dios existe es un sádico hijo de perra, un bastardo que debería arder en el mismo infierno que creó para todos los que no quieren ser sus perras. Mi puta familia es religiosa, los mismos hipócritas que rezan frente a un hombre condenado y crucificado bañado en su propia sangre y sufriendo por la eternidad, esos mismos malos intentos de humanos me maltrataron, me exiliaron. Dios no existe, pero la muerte... oh, esa bastarda si que es real y quiere cogerme pronto. Maldición, ¡maldición! No me quiero morir, no ahora.
Ahora por fin me siento en casa, ahora por fin siento que pertenezco a algún lado. No... las lágrimas amargas no paran y la verdad no sé qué hacer... no quiero desaparecer.
Tengo demasiado miedo.

El Brujo y El Muro: Fuera del espejo (libro 1)Where stories live. Discover now