❄️C.7: Música❄️

7 2 0
                                    

❄️ Música ❄️

❄️

— ¿Cómo que “no”? — me guardé todas las ganas de golpearlo.

— Matt, estuve a punto de lograr que te mataran — y como siempre que me lo dice, evita mi mirada con vergüenza.

— Jim, esa mierda fue hace días.

— Pero aún no lo supero, lo siento. No es no — lo dice tajante, no quiere dar su brazo a torcer.

— ¿Y cómo se supone que trabajaré para ti si no me dejas trabajar?
— me cruzo de brazos molesto. Al hacerlo noto que he bajado aún más de peso. Ya llevo días sintiéndome débil y la tos ha empeorado. Culpo al sótano inundado donde me tuvieron secuestrado.

— Matt, no quiero discutirlo hoy.

— Mire, su majestad — lo digo cargado de ironía, él se incomoda —. Te doy hasta hoy a la medianoche para que sigas con esta pendejada, mañana volverás a ser el maldito punk decadente de siempre, no esta versión condescendiente que me está cabreando de más, ¿ok?

Jimmy se larga sin despedirse. Por mi lado me debato entre seguir molesto y cocinar algo para mí o echarme a dormir, porque aunque ya voy para las doce horas de sueño siempre estoy agotado. Decido comer.
El contrabandista ha estado sintiéndose tan culpable por mi secuestro que me siento ahogado de tanto mimo. No me ha dejado ir a trabajar aunque le cuenta a todo el mundo cómo lo salvé del Gordo Dan. Además no sé de qué se preocupa tanto, ese bastardo se colgó en su prisión, por lo que rumorean todos se mató porque no podía soportar vivir recordando la “verdadera cara de Jim” que según él era el diablo en persona y no sé qué más, a mí me da igual. Ese infame había trabajado para Jim por muchos años, hasta que decidió independizarse, sus negocios no prosperaron y comenzó a deberle mucho dinero a un mafioso anónimo que como pago le exigió la cabeza de “el Mago”.
Sonrío al recordar todo lo que me ha sucedido en estos meses, cuando alguien comentaba que la vida daba muchas vueltas nunca le tomé el peso y ahora estoy metido en este submundo, viviendo tan aprisa como sus habitantes. Recuerdo a Thomas y vuelve el malestar, ese tonto también anda disculpándose conmigo por el maldito secuestro... si tan solo me animara a contarles que no es lo peor que he vivido, ¿dejarían de ser tan condescendientes o comenzaría la verdadera lástima?

La olla está burbujeando. Logro por fin traer de vuelta a la vida la maldita radio casetera, no coge ninguna señal de radio, pero los cassette suenan bien. Creí que estarían llenos de música estridente y rockera, mas descubro un mix casero de bandas que gracias a los Tigres pude apreciar y disfrutar, la cinta parte con David Bowie cantando y ronroneando cómo ha estado apagando el fuego con gasolina. Me felicito a mí mismo, no he olvidado nada del inglés que me obligaron a aprender desde pequeño, del español no creo que pueda decir lo mismo y el francés lo olvidé de inmediato, nunca se me dio. Los gatos a mi alrededor parecen disfrutar tanto como yo de la música, lanzo un par de leños al fuego mientras les canto. Estos felinos siempre me alegran, en especial Ares con su enormidad y su pelo negro y largo.

El Brujo y El Muro: Fuera del espejo (libro 1)Où les histoires vivent. Découvrez maintenant