Capítulo 120

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Vicenta:
Cuando ya iban a ser casi las diez de la noche, Daniel me saca del lugar donde estaba la fiesta y me lleva a un jardín donde hay cierto número de flores blancas.

—¿Qué hacemos aquí?—le pregunto riéndome, mientras con una mano intento levantarme un poco la falda del vestido que se está ensuciando.

—Vamos a bailar, sin que nadie nos mire, que sea nuestro momento, que nadie más se entere de esto, que este recuerdo sea solo tuyo y mío casi casi como una especie de secreto de amor entre ambos—dice mientras me tomaba por la cintura.

—Bueno, vamos bailando poligringo, pero pégate más a mi, y vamos lento—le digo mientras acerco su cuerpo al mío.

—Déjame pongo la pista—dice mientras reproduce una canción de piano en su celular.

Nos balanceamos unos al ritmo del otro lentamente mientras disfrutamos de la música, nuestras narices se rozan y el contacto visual no se pierde, yo me dedico a ver el color de sus ojos, que en este momento son verdes claro, pasa el tiempo y poco a poco nuestras respiraciones se vuelven más lentas.

—Daniel, hoy te ves muy guapo, me gusta como se marca la vena de tu cuello, y lo bonito que sonríes—digo, mientras una de mis manos sube a su cuello, nos quedamos viendo para luego unir nuestros labios en un beso intenso, en donde la pasión se desborda, siento como su mano se posiciona en mi cuello mientras la mía se coloca en su nuca y nuestros cuerpos se pegan.

—Creo que está haciendo mucho calor por acá—dice Daniel dejando un lento beso en mi cuello.

—¿Tú crees? Pero si aún esto está frío—le respondo yo mientras paso mis manos por su rostro, delineando su perfil lentamente—yo creo que aún puede subir más—le digo mientras hago que mis manos aprieten más mi cintura.

—¿De verdad deseas quedarte aquí? No hablo de a mi lado, hablo de quedarnos aquí escondidos, porque yo planeaba escaparme y que nadie se entere, bueno ósea le dije a Rosario, pero de ahí nadie más lo sabrá, es casi casi.

—Como secuestrar a la novia de la boda, como que eres un ladrón—le digo mientras uno nuestros rostros de forma que nuestras narices se rozan de lado a lado.

—Puedo ser de todo con tal de que me sigas la corriente de seguirme y no dejarme nunca amor mío—dice mientras paso una mano por su mejilla.

—Entonces vamos que quiero ver a donde me llevarás señor misterio—le digo mientras tomo su mano y la beso lentamente.

—Vamos a la moto entonces—dice tomando mi mano y empezando a caminar hacia el parqueadero.

—¿Motocicleta? ¿estas bromeando? Daniel estamos vestidos para casarnos es decir todo el mundo en la carretera se va a estar fijando en nosotros ya verás nos harán fotos y toda la cosa—digo algo avergonzada y riéndome de imaginarme la escena.

—Amor, nadie nos va reconocer, ¿ok? tranquila, que vamos a ir con casco y haremos esta mini locura porque aún estamos jóvenes, y podemos hacer cosas locas—dice Daniel mientras se ríe.

—Ah bueno señor juventud y locura ¿qué tan largo será el recorrido?—digo sonriendo mientras abrazo a Daniel.

—No preguntes, solo súbete a la moto y vamos rápido a vivir un poco más—dice mientras me tiende un caso de color blanco.

Me coloco en el asiento, y cierro los ojos antes de arrancar aunque paso un poco preocupada de que mi vestido no se rompa en el camino lo cual hace que nos ríamos con Daniel, apoyo mi cara a su espalda mientras vamos subiendo una especie de colina llena de vegetación que mientras más sube se ve el paisaje de la ciudad, cuando ya es casi de noche paramos en una casa que tiene una arquitectura muy rústica, en donde se usa mucho la madera y adornos con flores.

Lo que el Desierto Unió [Señora Acero: La Coyote]Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ