Capítulo 35

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Vicenta:
Abrumada por mis recuerdos, salgo de mi habitación y me sirvo un vaso de agua que bebo con rapidez para concentrarme en algo, pero no lo consigo; mi mente parece estar en las nubes.

—Vicenta, ¿qué pasa?—me pregunta Stefan algo preocupado—¿no puedes dormir?

—No, pero creo que con un calmante lo resuelvo—le respondo articulando una sonrisa falsa que oculta mi cansancio.

—¿Estás bien?—insiste.

—No es nada—respondo nerviosa—solo estaba pensando en las cosas de la vida.

—Lo extrañas, ¿verdad?—me pregunta, adivinando más o menos lo que me pasa.

—Un poco—le digo desviando mi mirada—pero pues eso ya es imposible, no tiene vuelta atrás y la verdad es que aquí contigo me siento bien, me siento a salvo, sé que quieres a mi hija y me quieres a mí—doy un profundo suspiro—¡estoy tan confundida!—pongo las manos en mis caderas y cierro mis ojos mientras un puchero escapa de mi boca.

De repente, siento algo que honestamente no vi venir: las manos de Stefan agarran mis mejillas y sus labios se pegan a los míos. Con sus dedos, acaricia mis mejillas mientras su lengua entra en mi boca. ¿Nos estamos besando? Eso parece. Me quedo paralizada, ¿esto está bien? ¿Esto está mal? ¿Se supone que hagamos esto? No lo sé, solo sé que el beso se termina, dejándome con aún más dudas en mi cabeza.

—Perdón—me dice Stefan al darse cuenta de lo que hizo y se ve realmente arrepentido y es triste pensar que todos terminan arrepentidos por besarme—No sé qué me pasó. Sé que amas a otro y ni siquiera sé por qué lo hice.

Cubre su rostro con sus manos y empieza a dar vueltas en el mismo lugar. Entonces escucho un grito, ahogado por su garganta, salir de su boca. Sé que hace eso cuando se siente culpable y miserable y no puedo permitir que se sienta así, seria muy ingrato de mi parte. Entonces lo envuelvo en un abrazo lleno de cariño, y no sé si algo más.

—Tú Eres un gran hombre—le digo derramando dos lágrimas y me separo un poco, haciendo que me mire a los ojos—y lo mio con Daniel es imposible, pero aún no me siento lista para decidir qué hacer, ¿me explico? No sé si quiero...

—Lo sé—me dice, ya más calmado—necesitas tiempo para olvidar y volver a abrir tu corazón. Yo te esperaré.

—Stefan, ¿eso fue una confesión?

—Siendo sincero, sí, lo fue, porque yo siento cosas por ti, cosas que no sentía antes, pero no quiero que te sientas presionada por esto. Hasta que tu corazón se aclare, olvida que esta conversación sucedió.

—¿Seguro que estás bien con eso?

—Lo estoy—me regala una sonrisa y besa mi frente—hasta mañana, chica ruda.

—Hasta mañana, risitos de oro—le digo sonriéndole de vuelta.

Me voy de regreso a mi cuarto y me meto en mi cama, pero ahora puedo dormir menos. Se me juntan los sentimientos por Daniel, y la incertidumbre de no saber ¿qué fue lo que sentí en ese beso con Stefan? Definitivamente, necesito ese calmante. Me tomo una pastilla que me ayuda a quedarme dormida.

Amanece y me levanto. Miro por mi ventana y no veo el carro de Stefan, creo que ya se fue a trabajar. Paso todo el día con mi hija, pero no puedo dejar de pensar en Daniel, pero no es en mi "deseo" de volver con él, sino en la idea de que debo olvidarlo. Entonces recuerdo ese beso de a noche entre Stefan y yo, que aparece como una respuesta en mi mente: debo abrirme a un nuevo amor para poder olvidarme del viejo. No sé si tenga algún tipo de lógica, pero en mi mente, parece ser lo mejor, lo más racional. Son las 8:30 de la noche y duermo a mi hija. Entonces, preparo la mesa lo más bonita que puedo y bajo un poco las luces. Entonces, veo entrar al invitado de honor, quien viene vestido de civil, como usualmente anda ya que es un agente, pero en cubierto.

—¿Y esto?—me pregunta confundido, pero con un atisbo de sonrisa en su rostro.

—Pues creo que te lo debía—le digo regalándole una sonrisa—a noche de nos quedó algo pendiente por hablar y digamos que me tomaste por sorpresa.

—No quería presionarte para nada—me dice apenado.

—No lo hiciste, de verdad.

Entonces mira a su alrededor y sonríe, entonces me mira a mí y veo demasiada ternura en sus ojos.

—No tenías que hacer todo esto—me dice con la felicidad dibujada en su rostro.

¿Será esa felicidad la clave de la mía?

—¿Me vas a despreciar la cena?—bromeo haciendo un puchero.

Entonces lo veo caminar hacia mí con una amplia sonrisa en su rostro y acaricia una de mis mejillas, mientras deja un suave beso en la otra.

—Te quedó hermoso—susurra cerca de mi oído y luego, se sienta en una de las sillas de la mesa—¡Vamos! Que se enfría la comida y no podemos desperdiciar este manjar que hiciste.

—Bueno.

Me siento en la otra silla y cenamos tranquilamente. Stefan está algo tímido y eso me pone un poco tensa. Es ahora o nunca; siento que si no doy este paso hoy, no volveré a tener el valor de darlo nunca más. Me levanto de la mesa con los trastes en la mano y vamos juntos a lavarlos. En el proceso, siento que su brazo roza el mío y por instinto, lo miro y noto que lleva rápido mirándome, como si estuviese esperando el permiso para algo más...

—¿Qué esperas?—le pregunto con una sonrisa.

—¿Para qué?—me pregunta confundido.

Como dije, es ahora o nunca. Sin pensar, agarro sus mejillas rápidamente y pegó nuestras bocas en un tierno beso que él frena de repente.

—No—me dice nervioso—no tienes que hacer esto, de verdad.

—Sé que no tengo que hacerlo, pero es lo que quiero hacer.

—¿Segura?

—Mira, no te voy a mentir, todavía siento cosas por Daniel, pero tengo que sacármelo de la cabeza ya, y entender que no lo puedo volver a ver. Y no pienses que voy a estar contigo pensando en alguien más porque no es así porque yo he empezado a sentir cosas por ti, aunque aún no las defina.

—Ya... y si pudieras elegir a uno de los dos para estar con él el resto de tu vida, quitando todo lo que te separa de Daniel, ¿a quién elegirías?

—Creo que será mejor si me haces esa pregunta dentro de un tiempo, Stef, por ahora, lo único que sé es que tú me quieres y que necesito reconstruir todo lo que Daniel derrumbó sin querer, ¿me ayudas?

—¡Claro! ¿Cariño?—me pregunta sin saber cuál es la forma correcta de llamarme y eso me parece muy tierno.

Lo que el Desierto Unió [Señora Acero: La Coyote]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora