Capítulo 64

67 5 0
                                    

Vicenta:
—Y no sabes lo orgullosa que estoy yo de ti—le digo cerca de su oído y siento que me aprieta como si quisiera absorberme para nunca más perderme y me parece demasiado tierno.

Ahora que me necesita, estaré para él.

Después de lo que, quizás, fueron horas, escucho que alguien tose, pero no de verdad, es la tos peor fingida que he escuchado en mi vida. Me separo de Daniel y volteamos a ver y nos llevamos tremenda sorpresa.

Hoy no estoy para que me provoquen, y creo que Daniel tampoco.

—¿Y tú qué haces aquí mija?—le digo molesta, sé que su presencia le hace mal a Daniel, y lo sé porque lo veo muy alterado tan solo de verla y la mira como si la quisiera matar—Qué no te quedó todo bien claro la última vez que hablamos o vienes por unos madrazos?—me le acerco bruscamente, pero sin salirme del lado de Daniel—Tú dime.

Me pongo en modo de defensa, pero lista para lanzar un ataque si es necesario. Por mi familia mato y por mi familia muero, y aunque me costó mucho aceptarlo, Daniel es mi familia.

—Amor, tranquila—me dice Daniel agarrándome del brazo—no vale la pena que te metas en un problema por culpa de esta.

Sé que tiene razón y que debo pensar en mi hija, pero esta mujer, me saca de quicio. Indira empieza a fingir que está sorprendida y en ese momento, entra Brown, quien nos mira molesto y empiezo a temer por la reacción de Daniel.

—¿Qué está pasando aquí, Philips?—le pregunta Brown bastante molesto.

—Nada, jefe—dice Indira, también enojada—lo que está pasando es que Philips acaba de joder el trato que hicimos con él, y todo por culpa de esta mujercita—me señala con su dedo.

¿Quién chingados se cree?

Daniel:
¡Hasta aquí llegó el abuso de poder! Vicenta y mi hija son lo único que me queda y lo que más amo y me importa en este mundo. Las voy a defender a capa y espada como sea y de quien sea, ya veré cómo sobrevivimos sin este maldito trabajo, supongo que alguien me ha de aceptar, aunque sea como jardinero o yo que sé. No es un buen momento para venir a provocarnos. Siento que la rabia empieza a hacer que mi sangre hierva en mis venas y simplemente, exploto.

—¡Ya estoy HARTO de que le echen la culpa a Vicenta de todo lo que pasa!—les grito furioso—Ella también es una persona como ustedes y como yo, ella también siente ¿saben? La tratan como si fuera la basura que tengo que sacar de mi vida, pero ¡ya se chingaron los dos!

—Philips, no puedes hablar así a tus jefes—me regaña como si aún fuera mi superior.

Este par de desgraciados aún no lo entienden: se les acabó el control sobre mi vida. Suelto una risita sarcástica y halo a Vicenta suavemente, haciéndola retroceder dos pasos y volver al lado de mi cama. Ella mira hacia un costado del suelo, como si se sintiera culpable por esto y eso me parte el alma, pero me da más fuerzas para atacar a mis ex jefes porque como dicen por ahí, no hay mejor defensa que el ataque.

—¿Mis jefes?—pregunto con ironía en mi tono de voz—¿Que no le dijeron a Vicenta que si ella se me acercaba, me echaban del ICE?

—Si—me responde Brown—pero tú no has decidido aún, vinimos a escuchar tu decisión porque esta mujer no puede decidir por ti—entonces mira a Vicenta—de hecho, ni siquiera debería estar aquí—entonces, le grita—¡SAL!

Vicenta:
No puedo seguir aguantando esta humillación y no le puedo pedir a Daniel que me elija por encima de su carrera, así que me dispongo a salir de la habitación, pero antes de que pueda dar un paso, siento que Daniel me agarra del brazo y me hala, haciéndome quedar justo al lado de él. A este punto, él ya está sentado en su cama y agarra mi mano fuerte.

—No, mi amor—me dice mirándome a los ojos y veo demasiada fuerza en ellos, jamás lo había visto con una mirada tan potente—yo ya me cansé de que estos controlen mi vida, la tuya y de paso, la de nuestra hija. Me cansé de darles el gusto, así que de aquí no sales—entonces los mira a ellos con demasiada rabia—y ustedes dos, vayan buscando un reemplazo para mi puesto porque no pienso regresar al ICE.

—Seguramente—dice Indira mirándome con odio—esta zorra te está metiendo ideas en la cabeza, ¿no? Porque ella fue la que nos dijo que te despidiéramos. Dime, Philips, ¿en serio vas a abandonar tu carrera por seguir cogiéndotela?

No usé esas palabras exactas, pero más o menos, algo así les dije y lo quieren usar en mi contra. El temor de que Daniel me rechace por querer decidir por él, se apodera de mí y lo miro, ya con lágrimas en mis ojos. Él me mira y veo mucho coraje, pero sé que no es hacia mí. Entonces, decido defenderme.

—Un momento señora—le digo a Indira, conteniéndome—yo nunca les pedí que lo corrieran.

—Y si así fue—dice Daniel—pues me leyó la mente. Ya lo saben: despídanme o renuncio, pero no quiero volver a verlos. Ya me arruinaron la vida lo suficiente, y si se me vuelven a cruzar en el camino, respetan a mi mujer.

Ellos se van de la habitación, dejando así el aire completamente limpio para poder respirar. Entonces, los brazos de Daniel me envuelven en el más tierno y reconfortante abrazo que jamás me ha dado.

—¿Nosotros contra el mundo?—me pregunta haciéndome un puchero.

—Nosotros contra el mundo—le reafirmo con una sonrisa y dejo un suave beso en su boca.

Media hora después...

Llega Sánchez y yo me voy para la casa a ver e mi pequeña. Paso un rato con ella y con Chayo, mientras le cuento todo lo que pasó hoy. Para mí sorpresa, Vicky desarrolló un lazo muy especial con Daniel. A pesar del poco tiempo que estuvo bajo su cuidado, no hay un día que no escuche su vocecita preguntarme: "¿Y Danny?" "¿Cuándo viene Danny?" Yo siempre le respondo que pronto, pero hoy pude darle una respuesta más certera: le dije que en siete días lo iba a ver. No me atrevo a llevarla al hospital porque no quiero ponerla en peligro en el camino. Sánchez ya logró conseguirme una identidad falsa para Daniel, otra para Vicky, y otra para mí. De hecho, la renta del apartamento está a nombre mío, con mi identidad falsa. Le doy de comer a Vicky y la duermo. Chayo se ha pasado el día mirándome como si me quisiera decir algo.

—Chenta—me dice Rosario algo tímida—No sé si este sea el mejor momento para darte esto—me muestra un sobre blanco—pero te lo mandó Stefan.

—¿Qué es?—pregunto tomando el sobre en mis manos.

—Son los papeles del divorcio—me dice y veo dudas en su mirada—si de verdad quieres separarte de él, Chava vendrá mañana para recoger estos papeles y entregarlos al juzgado, pero tú tienes que firmarlos.

—Ok—le digo un poco incómoda, mientras abro el sobre—Ahora mismo los leo y los firmo.

Terminó de abrir el sobre y veo que, a demás de los papeles del divorcio, hay una carta de Stefan.

Lo que el Desierto Unió [Señora Acero: La Coyote]Where stories live. Discover now