-¡La casa se quema! ¡Las cosas, los muebles, los recuerdos! -Chillaba Clover.
-¡Mi colección de novelas eróticas! -Gritó Geralt.
Todos voltearon a verlo ante ese comentario, pero en cuanto él se dio cuenta de que lo miraban fingió que nada pasó.
La cabaña de Clover ardía en llamas, el crepitar de la madera era como un grito de agonía de aquella vivienda que no quería desaparecer, pero las lenguas de fuego implacables lamían cada centímetro disponible, emitiendo un calor abrazador como un pequeño infierno, el humo se elevaba hacia los cielos como una ofrenda a la tragedia, en una nube oscura iluminada sólo por las chispas que escapaban del fuego en una fugaz existencia.
Clover horrorizada se llevó las manos a la boca para ahogar un grito desesperado, su hogar, sus cosas, sus recuerdos de años de desvanecían en una tormenta anaranjada, lo había perdido todo. En el lugar, varios vecinos junto a sus pokémon de agua luchaban para apagar el incendio y evitar que se extendiera, si alcanzaba a alguno de los árboles aledaños podría iniciarse un incendio forestal y las consecuencias serían catastróficas.
Shell rápidamente liberó a su golduck para que ayudara en la tarea de extinguir las llamas, cada chorro de agua contaba. En tanto, Clover divisó a algunos de los pokémon de su casa reunidos en un círculo, abrazados entre ellos mientras una vecina intentaba calmarlos.
-¡Miranda que pasó! ¡Donde está mi marido!
-No sé qué pasó, vimos que había humo y que parecía venir desde tu casa, vinimos a ver y nos encontramos con que se estaba incendiando, alcanzamos a ver también a unos magmortar cerca y poco después salió tu marido bastante mal.
-¡Víctor! ¡Qué pasó con él! ¡Donde está!
-En cuanto se sintió algo mejor, se metió en la casa de nuevo a rescatar a los pokémon que no lograron salir.
-Víctor... -Sollozaba Clover.
De entre las llamas, de pronto surgió un hombre corpulento, llevaba entre sus brazos a una pareja de swablu, caminaba con paso vacilante, respirando con dificultad, no alcanzó a avanzar mucho más antes de desplomarse en el suelo. Su esposa y su hijo al verlo, corrieron a socorrerlo, aunque no era mucho lo que podían hacer por él.
-¡Papá!
-¡Víctor!
-¡Swablu! (¡Maestro!).
Lo levantaron como pudieron, aquel hombre pesaba bastante, los demás chicos se acercaron también. El señor Braun se veía muy mal, parecía estar inconsciente, pero en cuanto se recuperó un poco trató de ponerse en pie por sí mismo y de regresar dentro de la casa.
-¡Víctor no! ¡Qué haces!
-Aún falta el pikachu... cof cof.
-¿¡Que!? ¿¡Demon se quedó adentro!? -Gritó Gray alarmado- Debo salvarlo -se disponía a entrar pero fue detenido por Blue quien lo agarró de la ropa.
-¡Um umbreon umbreon um um! (¡No maestro es peligroso!).
-¡Pero no puedo dejar a Demon ahí!
-¿Pero qué pasó aquí? -Dijo una voz a sus espaldas.
Todos voltearon a ver y se encontraron con un hombre alto, de aspecto elegante, tenía los cabellos celestes, largos lisos y sueltos, el rostro alargado, con expresión seria y unos ojos pardos, fríos como el hielo.
-¡Clovis! -Gritó Clover al borde de las lágrimas corriendo a abrazar a aquel hombre.
-¿Quién es? -Preguntó Gray.
-Mi tío directo, el hermano de mi mamá -contestó Geralt notoriamente molesto, apretó las manos tan fuerte que parecía que se haría daño.
-¿Clover estás bien? ¿Te pasó algo? ¿Qué pasó? ¿Por qué se quema tu casa?
-No sé, yo recién acabo de llegar, no tengo idea de qué pasó ¡Ay Clovis! ¡Víctor! Mi pobre Víctor-sollozaba.
Clovis se acercó a su cuñado mirándolo con desprecio, sin duda alguna no sentía nada de simpatía por él, ni siquiera se molestaba en ocultarlo. Sin hacer caso al mal estado en el que se encontraba el señor Braum, preguntó de forma dura y muy poco cortés.
-Haber, habla ¿Qué pasó aquí?
-¡A mi padre no le vienes a hablar así me oyes! ¡Y tampoco está en condiciones de contestar! ¡Mejor lárgate viejo!
-¡Geralt esa no es forma de hablarle a tu tío! -Le gritó Clover algo histérica.
-¡Para lo que me importa que sea mi tío!
-Mf no te molestes Clover, si es hijo de este, es obvio que no puede salir nada bueno.
-¡Clovis! ¡Tú tampoco hables mal de mi familia! ¡Eso no te lo aguanto! -Un par de lágrimas de desesperación asomaron de los ojos de la mujer.
Gray ya veía que estaban en una especie de conflicto familiar, uno en el que ellos poco y nada tenían que ver, además de ser una situación muy desagradable, estaba haciendo que perdieran valioso tiempo para salvar a Demon, así que antes de que fuera tarde decidió intervenir.
-¡Pero bueno este no es momento de pelear! ¡Demon está atrapado en el incendio y hay que salvarlo! -Clovis dirigió sus fríos ojos hacia él y lo miró con interés.
-Tú debes ser Gray, el famoso "héroe oscuro"-estas palabras le dolieron al muchacho como un puñal, no era ningún héroe pero no tenía tiempo de dar explicaciones- Así que tienes a tu pikachu atrapado, bueno, supongo que tendré que salvarlo ya que el "héroe" es incapaz de ayudar a su propio pokémon -sin duda Clovis era un tipo bastante complicado, en eso sacó una pokebola- ¡Noah sal!
De la pokebola salió un alegre wooper, quien miraba a todos con una amable sonrisa, la cual contrastaba en gran medida con la frialdad de su entrenador.
-Noah, dentro de la casa hay un pikachu atrapado, ve y sálvalo.
-Woop woop (A la orden).
Resultaba sorprendente que ese pequeño pokémon fuera capaz de rescatar a alguien, pero parecía tener mucha confianza en sí mismo, en ningún momento vaciló a la hora de acercarse a la ardiente vivienda, pero eso sí, este wooper no era tonto, antes de entrar hizo un poco de lodo y se cubrió con él para protegerse, solo entonces se dispuso a cumplir su misión.
Dentro de la casa todo eran llamas, el techo caía a pedazos y los muebles ya eran carbón, el calor sofocante distorsionaba la visión dándole a todo un aspecto de pesadilla. Por fortuna para Noah, la casa tenía sólo un piso y no era demasiado grande, no tardó en encontrar su objetivo. En lo que antes fuera la sala de música, se encontraba un pikachu tan negro como la madera carbonizada y con un par de ojos rojos como la sangre. El ingenuo wooper pensó que la piel del pikachu se había quemado y que el humo le había irritado los ojos y que a esto se debía su aspecto tan tétrico. A sus ojos se veía tan mal que pensó que ya estaba muerto.
-¿Wooper wooper? (¿Estás vivo?).
-Pika pika (Lo estoy).
-¡Wopper! (Perfecto) woop wooper wooo (Ven conmigo te sacaré de aquí).
-Pikachu chuuu pika pika (No puedo, si me muevo el libro se quemará).
El wooper miró con más atención al pikachu y se dio cuenta de que estaba echado encima de un libro. Al parecer aquel pikachu podía haber salido por su cuenta, pero se quedó para proteger aquel texto, estaba utilizando su propio cuerpo como escudo protector, si era capaz de arriesgar su vida de esa manera por aquel objeto, era obvio que no se iría de ahí sin él. Noah comenzó a pensar en la forma de sacar a aquel testarudo pikachu y a su libro a salvo, lo estuvo meditando hasta que se le ocurrió una idea.
Cerró los ojos para concentrarse y se preparó para realizar un ataque de puño dinámico. Wooper era un pokémon que carecía de brazos, sólo tenía patas traseras, por lo tanto su puño dinámico era más bien una patada dinámica. Una vez listo, corrió hacia pikachu y lo pateó con todas sus fuerzas lanzándolo despedido junto a su libro, pero era tal la fuerza que tenía su ataque que al chocar contra la pared de por sí ya debilitada, esta se rompió y Demon salió disparado hacia el exterior, aterrizando estrepitosamente en el suelo, salió arrastrado unos metros antes de detenerse.
Gray corrió preocupado a ver como se encontraba Demon, a pesar de todo el pokémon parecía encontrarse bien, pero extremadamente confundido pues el movimiento puño dinámico causa confusión. Fue por esto que Gray recibió un par de ataques eléctricos mientras revisaba a su pikachu, el cual sujetaba firmemente el libro como si de un tesoro se tratara, para Gray era un libro muy importante pero no tanto como para arriesgar la vida por él, pero comprendió que para Demon podía significar algo más, pues la música secreta que estaba codificada dentro, podía tener una pista de su antigua entrenadora y por algo así era capaz de darlo todo.
Ya todos se encontraban a salvo, pero faltaba mucho para que la cabaña terminara de consumirse, y las flamas parecían estar en su momento más ardiente, comenzaba a soplar algo de brisa y esto amenazaba con extender el fuego hacia los árboles cercanos, todos daban lo mejor para que esto no sucediera, pero la situación era peligrosa. De pronto Gray lanzó un grito escalofriante, todos lo miraron preguntándose que pasaba y encontraron al muchacho sentado en el suelo temblando incontrolablemente, su rostro reflejaba terror, frente a él había un hypno.
Pero este hypno poco y nada tenía que ver con Amadeus, de hecho era una hembra, cosa más que evidente por el enorme lazo rosa que llevaba en la cabeza, además su rostro no reflejaba ni un ápice de maldad, se podría decir que parecía una criatura bastante inocente, pero Gray simplemente no podía aguantar la vista de un hypno y se paralizaba del miedo. De todos modos la hypno no mostraba el más mínimo interés por él, estaba muy ocupada cargando una enorme cantidad de agua utilizando sus poderes psíquicos. Encima de ella se podía ver flotando una enorme masa de agua, parecía ser la suficiente para apagar definitivamente el incendio, pero el esfuerzo de cargar esto era mucho y se notaba, a la pokémon se le hacía complicado cargar toda esa agua y su caminar era lento.
-¡Lily! -Exclamó Clover, la hypno le pertenecía a ella.
Lily finalmente logró ponerse frente a la casa y entonces soltó su preciado cargamento, el agua cayó como una cascada ahogando las llamas y terminando con ese incendio de pesadilla de una vez por todas, dejando al humo como único protagonista de la escena. Clover corrió a abrazar a su pokémon, esta la recibió algo preocupada, podía sentir que su entrenadora no estaba bien, ambas eran muy unidas, de hecho Lily había sido su primer pokémon. Aquella pobre mujer que se había mantenido firme en todo momento, simplemente ya no pudo más, habían sido demasiados golpes en muy poco tiempo, así, entre los brazos de su pokémon se puso a llorar.
De pronto Clover sintió que unos fuertes brazos la rodearon y reconoció el tacto de su marido. Podría pensarse que con lo sensible que era él también estaría llorando, pero no, si era su mujer la que necesitaba desahogarse, él estaría ahí, firme para contenerla prestando su hombro y todo su apoyo, ya tendría tiempo de llorar cuando ella se hubiera dormido. Todos los demás fueron también a consolarla, menos Gray quien no podía acercarse a la hypno por el miedo que le tenía, pero Blue, Demon y July se quedaron con él.
El incendio de la casa había sido un desastre, no quedó nada, lo perdieron todo, con suerte se salvó la pequeña huerta que tenían y algunas piedras preciosas que no alcanzaron a arder y servirían para reponerse. pero lo malo era que el incendio había ocurrido en la peor época posible, estaban en otoño, próximamente invierno, ya hacía mucho frío y sin un hogar en el cual cobijarse sin duda sería un problema.
Uno de los vecinos accedió a prestarles techo por algunos días mientras se las arreglaban, el único problema era que en ese momento eran demasiadas personas: El matrimonio, más su hijo, más los tres invitados, más July. Clovis no contaba, pues él se estaba hospedando en una posada cercana. De todos modos Gray y las chicas se irían pronto para no estorbar, ya habían cumplido la misión que se les había encargado, averiguar de dónde Noxor había sacado los artefactos de exorcismo, de hecho habían averiguado muchas más cosas de las previstas.
Aquella noche cenaron todos juntos con la familia anfitriona, y dispusieron que el señor Braum y su esposa dormirían en el cuarto de invitados, los muchachos dormirían en el granero junto con las milktank. A las chicas no les gustó mucho la idea, pero Geralt las convenció de que era cómodo y además divertido. Cuando pequeño, él solía ir de visita a esa casa para jugar con su amigo Ítalo y a veces se quedaban a dormir en el granero, en otras ocasiones se juntaban un grupo de chicos ahí y hacían reuniones secretas que en realidad para nadie eran un secreto.
Como era de esperarse, todos querían saber qué había pasado, como había iniciado el incendio, entonces le señor Braum comenzó a contar lo ocurrido.
-Bueno, ustedes se fueron a buscar a Clover ¿Recuerdan? Entonces yo me quedé en casa con los pokémon muy nervioso, tenía un mal presentimiento y por lo que me contaron ustedes parece que mi mal presentimiento era correcto. Ay Clover mi vida, lamento no haber estado ahí para ayudarte.
-Victor no te preocupes, tú no sabías nada, nadie esperaba que algo como esto ocurriera, pero no hablemos de eso, sigue contando que pasó.
-Bueno bueno, pues, como decía estaba muy nervioso y no hallaba qué hacer para distraerme, entonces se me ocurrió avanzar con la decodificación de la canción del libro de Gray. Ah si, algunos de los aquí presentes no saben qué es eso, este libro que está acá -tomó la enciclopedia pokémon de Gray, estaba en bastante buen estado pero a pesar de los cuidados de Demon se chamuscó un poco- tiene escrita música adentro, pero está en clave, entonces yo me estaba encargando de pasar la música al pentagrama para hacerla más fácil de leer. Trabajé en eso toda la tarde, me sirvió para no pensar en mis preocupaciones y la verdad trabajé con tanto empeño que terminé de pasarla por completo, aunque para cuando terminé ya se había hecho de noche, pero igual me alegré, trabajé muy duro para lograrlo.
Y ahí estaba, la partitura de aquella misteriosa canción, como supondrán lo primero que hice fue tocar aquella pieza para ver como sonaba completa. Ya había tocado algunos trozos sueltos antes, pero esta era la primera vez que sonaría entera de principio a fin. Entonces tomé mi violín y comencé a tocar, era una especie de canción de cuna algo siniestra, aún así no me extrañé demasiado.
La tragedia ocurrió cuando terminé de tocar la canción, apenas sonó la última nota se escuchó una gran explosión en la entrada de la casa. Me levanté para ver que era y me encontré con dos magmortar, por Arceus les juro que me asusté mucho, esos magmortar no se veían muy... Normales, tenían los ojos como idos, como esa mirada que tienen los pokémon que están siendo controlados por espíritus malignos. Si Clover, todavía me acuerdo de la primera vez que viniste aquí para realizar un exorcismo, esas miradas muertas nunca se me han borrado de la cabeza. Bueno sigo, Los magmortar corrieron hacia donde estaba yo, me hice a un lado y estos pasaron de largo, no querían nada conmigo, ellos simplemente entraron al cuarto de música así como si nada.
Dentro del cuarto estaban Demon y algunos otros pokémon, pero los magmortar los ignoraron, tampoco estaban interesados en ellos, fue entonces que con sus lanzallamas comenzaron a quemar mis papeles, mis partituras, mis libros de música, quemaron todo aquello que tuviera un pentagrama escrito ¡Fue horrible! El trabajo de años acabado en un instante.
Una vez terminaron se fueron, luego de eso el fuego comenzó a extenderse. Claro, mi casa era de madera, muy combustible, y aunque los magmortar sólo querían quemar mi música, no se molestaron en apagar las cenizas. Así pronto ardieron los muebles, el piso ¡Todo! Yo no sabía qué hacer, lo primero que se me ocurrió fue salir a pedir ayuda, pero como que no estaba pensando muy bien en ese momento, luego al volver con gente me acordé de los pokémon, unos pocos salieron por su cuenta pero otros se quedaron dentro demasiado asustados para salir. Además de que algunos estaban en sus pokebolas, fue entonces que me lancé a rescatarlos, luego llegaron ustedes y ya saben lo demás.
-Es un relato en verdad curioso -dijo Don Julio, el dueño de casa.
-Con que llegaron un par de magmortar con signos de estar siendo controlados -dijo Clover- al parecer alguien no quiere que esa canción suene. Por algo quemaron todo lo que tuviera un pentagrama escrito, supongo que también se quemó la partitura de la canción del libro.
-Por supuesto, no se salvó nada.
-En circunstancias normales, eso sería suficiente para destruir una pieza musical, pero en este caso aún está la canción codificada en el libro, de modo que aún puedes escribirla de nuevo
-Pues si.
-La persona que codificó aquella canción sabía lo que hacía. Hay alguien que quiere destruir esa pieza de la faz de la tierra y hay otra persona que quiere salvarla. A los magmortar les ordenaron destruir todo lo que tuviera algo que ver con música, pero a nadie se le ocurrió que habría música escrita en este libro también, sobre todo porque está en clave, era el camuflaje perfecto, así, pasara lo que pasara, sobreviviría.
-¿Pero qué tendrá de especial la música de este libro? -Preguntó Gray.
-No lo sé Gray -dijo Víctor- pero te puedo decir que es una canción bastante especial, nunca escuché algo parecido, hasta se podría decir que tenía un algo... Sobrenatural, no sé cómo explicarlo. Y a todo esto ¿Cómo obtuviste este libro?
-Me lo regalaron el día que salí de viaje. Don Marcus se lo compró a un vendedor ambulante, pensó que me sería útil, pero en ese momento no sabía nada de todo esto.
-Claro, mmm... Creo que escribiré la canción de nuevo, por supuesto no la pienso tocar, tal vez debamos memorizarla, puede ser útil en algún momento.
-Pero... -Reflexionó July- Que ese libro llegara a tus manos ¿Fue pura casualidad? Te llegó de regalo porque sí y se lo compraron a un vendedor ambulante. Ese tipo que se lo vendió a ese tal Marcus ¿Lo vendió para protegerlo o para deshacerse de él? Como que parece algo peligroso, a cualquiera que toque esa música le queman la casa.
-Tienes razón... Rayos... Como si no tuviera suficientes problemas ya, ahora además de todo tengo que lidiar con una canción maldita, pero tampoco puedo pasarle el libro a alguien, si otra persona recibe esto sin saber nada de su secreto también puede terminar con la casa quemada.
-Y además de eso recuerda que este libro viene del futuro -dijo Carmín.
-¿Del futuro? -Exclamaron todos aquellos que no sabían nada de esto.
-Si, la fecha de impresión es de dentro de 7 años.
-Eso es muy extraño.
-Suponemos que alguien viajó en el tiempo para dejarlo aquí, es posible con celebi.
-Alguien vino a tirar a esta época un objeto tan peligroso que además puede interferir en el curso del tiempo de manera devastadora ¿¡Pero qué rayos está pasando aquí!?
-No se -dijo Gray apesadumbrado- pero mi destino ya está atado a ese libro, sea por el azar o lo que sea, estoy obligado a cargar con la responsabilidad de cuidarlo y de descubrir el secreto que oculta.