En ciudad Lunar

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Ciudad Lunar era una de las pocas ciudades de la región zero en las que habían edificios de más de dos pisos de altura, contaba también con otras construcciones típicas de las urbes en desarrollo como cines,  multi tiendas y autobuses, pero aún así, no era una ciudad demasiado grande, de hecho se podía llegar a cualquier parte caminando en un tiempo razonable. 

La razón del desarrollo de este lugar, era su cercanía con la frontera de la región, a pocas horas de camino se encontraba el río del atardecer donde se podía tomar un barco para salir al mundo. Todos los entrenadores que deseaban salir a conquistar fama, participar en ligas pokémon, concursos o cualquier otra cosa, obligatoriamente debían pasar por Ciudad Lunar, por esto, en este lugar se encontraba el único centro pokémon de toda la región.

 En las afueras de la ciudad, como un recordatorio de los orígenes del lugar, había una vieja torre de madera, era un atractivo turístico y cada cierto tiempo se le hacía una mantención por lo que se encontraba en bastante buen estado, la mayoría de los visitantes pasaban nada más por fuera debido a su aspecto siniestro y al hecho de que un gran número de pokémon fantasmas habitaban el lugar. Según los datos que Gray y Carmín lograron tomar de algunos testigos, el pikachu negro que buscaban se había resguardado en la torre abandonada, planeaban dirigirse ahí en la brevedad pero decidieron tomar un descanso y un helado antes de partir.

 Gray quien venía de un lugar pequeño con apenas una tienda para toda la población, le llamó mucho la atención todo el comercio y la actividad que había en las calles, y por sobre todo, que hubiera una tienda especializada en la venta de jugos y helados. Carmín le invitó una gran copa de chocolate a Gray y otra a Blue (tuvo que hacerlo, el pokémon amenazó con empezar un berrinche si no le daban a probar helado), con la esperanza de que eso lo animara a hablar un poco más, pero no sirvió de mucho, se sentaron en una mesita de la heladería que estaba afuera de la tiendita y durante casi 10 minutos no cruzaron palabra.

 Carmín se sentía bastante incómoda con la situación, miraba a Gray quien parecía bastante feliz con su helado, pero si hubiera sido más observadora, se hubiera dado cuenta de que aunque el muchacho parecía tranquilo, en realidad estaba bastante tenso, había sentido la presencia de un pokémon fantasma en los alrededores y le preocupaba que asustara a Carmín.

 De pronto Gray lo vio, se trataba de un Haunter, este se apareció detrás de la muchacha moviendo suavemente su coleta sin que esta se diera cuenta. Cuando se aburrió de jugar con el cabello de Carmín sacó su enorme lengua, parecía que iba a darle un lengüetazo, probablemente era sólo una broma inocente para él, pero para un humano podía ser algo grave. Gray estaba todavía decidiendo qué hacer cuando Carmín sin previo aviso se dio vuelta y agarró al Haunter por la lengua.

 -No es buena idea hacer eso, te aseguro que no es gracioso, no lo vuelvas a intentar o si no yo misma me encargaré de que nunca más lo vuelvas a hacer. 

La expresión de Carmín era seria y bastante dura, incluso aterradora. El haunter asintió asustado y se desvaneció en la nada.

 -Estos pokémon fantasmas, creen que pueden pasar a llevar a todo el mundo y además piensan que son graciosos, que lo vuelva a pillar yo y se las verá conmigo. ¿Oye por qué me miras así?

 Gray se había quedado con la boca abierta, no esperaba esa reacción, ahora comenzaba a creer que de verdad estaba frente a una exorcista pokémon. De todos modos recuperó la compostura y terminó su helado, Carmín era algo más lenta y se tardaría un poco más en tomárselo. El muchacho se quedó pensativo un momento y de la nada empezó a hablar.

 -Yo solía trabajar en la única tienda de Ciudad Crepúsculo, así que conocía a todo el mundo pues todos iban a comprar ahí. De entre toda la gente que se pasaba por la tienda había una chica que me gustaba, no soy muy bueno con las palabras pero me esforzaba por conversar un rato con ella cada vez que la veía. A ella le gustaba mucho el helado, a menudo le invitaba uno, creo que de ahí nació mi gusto por los helados. Don Marcus, el dueño de la tienda que era como un padre para mí siempre me aconsejaba, un día me animó a salir con ella, me dio un rato libre en la tienda y me obsequió un par de helados para que compartiéramos, recuerdo que eran de chocolate. Fuimos a la plaza y nos sentamos a charlar de cualquier cosa, todo iba muy bien, nuestros rostros comenzaron a acercarse poco a poco... Ese iba a ser mi primer beso....Pudo serlo si no hubiera sido por un duskull que se puso en medio, terminamos besando al duskull. Yo estaba molesto, pero ella estaba aterrorizada, los duskull no son pokémon muy bonitos la verdad, pero la cosa empeoró cuando comenzaron a aparecer muchos más pokémon fantasmas alrededor, creo que lo único que querían era hacerse amigos de esa chica tan cercana a mí, pero ella se asustó mucho y salió corriendo. Aún recuerdo las últimas palabras que me dijo "por eso me dijeron que no me acercara a ti, niño fantasma", eso me dolió, nunca más fue a la tienda y cada vez que me veía se alejaba. Al tiempo después se consiguió un novio que la defendía de los pokémon fantasmas. Ella se fue, pero el gusto por los helados quedó, de todos modos ya no pienso en ella.

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