Día de Batallas

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-¡Toma esto! ¡Y esto! ¡Y esto!

Carmín estaba furiosa, lanzaba poderosas patadas que su Gallade bloqueaba o esquivaba con habilidad. La castaña le dijo a su pokémon que eso era un entrenamiento de defensa, pero Jim sabía que era una excusa, podía leer sus sentimientos, simplemente quería patear algo para descargar su ira. El pokémon bloqueaba cada ataque con maestría y con bastante miedo también, cuando su entrenadora se enojaba era aterradora, Jim se alegraba mucho de que fuera una humana y no un pokémon, de lo contrario quizás no podría bloquear semejantes golpes. 

Mientras el pokemon seguía entrenado, no dejaba de preguntarse qué era lo que le había pasado  a la muchacha que la había puesto en ese estado.

La razón por la que Carmín estaba furiosa, era por lo que había pasado el día anterior, ni siquiera una noche de sueño fue suficiente para calmar su ira. Había estado tan feliz, recordaba aquel dulce momento, flotando en el cielo sobre una nube de drifloon, bajo las estrellas, observando la danza de amor de los volbeat y los illumise, junto a la persona que más le gustaba. Recordaba la escena con claridad, casi podía ver los ojos negros de aceituna de Gray, casi podía sentir los nervios, la emoción, recordaba cada detalle del momento en que se confesó... Y también recordaba el desastroso resultado... 

-¡Gray tú me gustas!

-¿Eh? ¿En serio?

-¡Sí! ¡Me gustas mucho!

-Vaya me siento alagado...  -Se sonrojó un poco y guardó silencio.

-Y bien.

-¿Y bien qué?

-Que me contestas.

-¿Eh? Ah eso... Pues si... también me gustas -Los ojos de Carmín se abrieron de par en par, brillaban de emoción, sus sentimientos eran correspondidos- me agradas bastante. Sí, a pesar de tus cosas raras me caes bien, eres una buena amiga, la verdad mi primera amiga, por eso te aprecio mucho... Ug... Me siento un poco incómodo, se me hace difícil expresar mis sentimientos, pero parece que a las chicas les encantan estas cosas de decir cuánto quieren a sus amigos, las niñas del orfanato siempre andaban con "hola amigo, te quiero amigo, te quiero amiga"....¿Oye que te pasa? -El deslumbrante rostro de Carmín se había vuelto sombrío y ostentaba una fiera mirada asesina.

-¡AAAAAAAAAAAH!  ¡TE ODIO! 

Carmín recordaba esto y le hervía la sangre. Se había esforzado tanto por superar los nervios y confesarse, pero ese idiota no se había dado cuenta de que se le estaban confesando ¿Cómo era posible? Podría ser por aquellos detalles del lenguaje que dan para doble interpretación, decir me gustas puede ser lo mismo que me agradas, tal vez para él, ese "me gustas" no era muy diferente de decir me gusta el helado o el verano, si hubiera usado otra palabra más potente como "te amo" quizás hubiera entendido. Por desgracia había gastado todo su valor en aquella confesión y ya no se sentía capaz de hacerlo nuevamente.

Tras aquella sesión de ejercicio con Jim, se sentía algo más calmada pero no del todo. Decidió que lo que le faltaba era una buena batalla pokémon, así que fue a retar a Shell a un duelo.

Era habitual que las chicas batallaran y siempre era Carmín quien perdía, pues Shell era una dura contrincante, estricta, estratégica y muy seria. El lado bueno era que tras luchar y perder, uno nunca se sentía humillado con ella, pues trataba a sus oponentes con respeto y tomaba cada batalla muy en serio, sin importar lo débil que fuera su rival. 

Shell aceptó el reto de Carmín y dispusieron las reglas del combate. Serían batallas normales, cada quien usaría dos pokémon y no habría relevos, la primera que derrotara a los pokémon de la contrincante ganaría, Geralt sería el juez. Shell decidió que su primer pokémon sería medicham, y Carmín llamó a su gallade.  En términos técnicos era un combate bastante parejo, ambos eran pokémon tipo psíquico lucha y a decir verdad, el nivel de Jim casi alcanzaba el de medicham. Pero aquí la gran diferencia recaía en la experiencia de sus entrenadoras. Geralt dio inicio al combate. 

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