Conversando con Clover

1.5K 124 14
                                    

Aquella mañana Gray fue despertado por un espectáculo poco usual, sintió que unas manos frías y duras lo remecían. Algo molesto, abrió sus ojos y se encontró con un par de diamantes observándolo, era su sableye quien lo despertaba.

-Sableye, pero que pasa que me despiertas a esta hora -dijo restregándose los ojos.

-En realidad es bastante tarde -dijo Geralt a su lado asustándolo por la sorpresa de su aparición.

-No me gusta levantarme temprano -lo miró molesto.

-Sable (Gray ) sableye sableye sable sable saaaaaableye (Si se levanta le daré una sorpresa).

Más por curiosidad que por la ilusión de recibir una sorpresa, Gray se levantó, aunque no de muy buena gana. Cuando estuvo listo se acercó a su pokémon para ver la famosa "sorpresa". La pokémon estaba lista para recibirlo, tenía un par de montones de paja, uno en cada mano y la famosa sorpresa consistía en otro de sus famosos bailes. 

Agitando los montones de paja como si fueran un par de pompones, realizó una danza bastante parecida a las coreografías de las porristas, que terminó con un mortal hacia atrás y un aterrizaje con las piernas abiertas. Para ser una sableye era bastante ágil y flexible. 

-Oh que gran sorpresa, gracias -dijo Gray con expresión de sueño, a lo que su sableye respondió agitando sus pompones de paja.

-¿Sable sableye? (¿De verdad le gustó?) sableye sable saaaa sableye sable sable sableye (porque sólo estaba bromeando, estaba aburrida y decidí despertarlo).

-¿Con que era una broma? -Gray la fulminó con la mirada y el chico pecoso comenzó a reírse.

-Parece que a tu pokémon le gusta fastidiar, es todo un encanto.

-Si... Es tan encantadora que le voy a poner Geraldine.

-Geraldine... ¡Oye! ¿Acaso esa es una indirecta hacia mí?

-¿Indirecta? Claro que no, es una directa. 

Mientras tanto, la sableye seguía bailando alegremente, hasta que sintió que algo caía detrás suyo. Se agachó a ver que era y encontró que había perdido las tres piedras de su espalda al mismo tiempo, se tocó por detrás y sintió las nuevas joyas que comenzaban asomar en su piel. Miró los tres cristales que yacían a sus pies y decidió dárselos a su entrenador, para ella eran solo desperdicios inservibles, pero sabía que los humanos valoraban esas rocas brillantes. Gray recibió aquellas piedritas sin poder creerlo, aquello sí que era una sorpresa, observó el valioso regalo y tras pensarlo un poco decidió dárselo a Geralt .

-¿Pero por qué me das esto a mí? Estas piedras se le cayeron a tu sableye, son tuyas.

-Creo que a ti y a tu familia le serán más útiles, acaban de perderlo todo, necesitaran toda la ayuda posible.

-Pero son tres piedras que se le han caído al mismo tiempo a tu sableye, eso significa que... Ah, tú no sables nada, cierto, dáselas a mi mamá, ella sabrá que hacer. 

Ya era la mañana después del terrible incendio de la noche anterior, los dueños de casa ya habían tenido tiempo de llorar sus cosas y de reponerse del impacto de haberlo perdido todo, no les quedaba más que comenzar a reconstruir su hogar,  por suerte no estaban solos en esto, contaban con muy buenos amigos, los vecinos hicieron una colecta para ayudarlos y prontamente, en cuanto quitaran los escombros que habían quedado, iniciarían las obras para armar la nueva casa. 

Pero antes de eso, había un asunto importante que debían tratar. No había sido coincidencia que Clovis, el hermano de Clover apareciera aquella noche, lo habían enviado desde la aldea de Carmín para enterarse de la situación de la misión que les habían encargado a los chicos, también para entregar algunas noticias sobre sucesos importantes que habían ocurrido. Por todo esto, aquella mañana a primera hora del día, aquel frío hombre de cabellos celestes, se presentó en la casa donde se estaban hospedando para hablar con su hermana y con los chicos. 

Pokemon la Región ZeroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora