Sentimientos de Pokémon

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A decir verdad Sivir ya le había contado a su abuela que había llegado un muchacho a la ciudad que parecía tratarse de su hermano, pero que aún debía confirmarlo. La anciana en cuanto le presentaron a Gray lo abrazó con emoción, pero a él se le hizo un poco incómodo esto, aunque se trataba de su familia, para él era una perfecta desconocida, pero se esforzó por ser amable y corresponder a su cariño, charló un rato con ella tratando de mantener la calma pues estaba muy nervioso, finalmente terminó la conversación de forma algo brusca y se retiró a un lugar solitario, pero Sivir quiso seguirlo.

-Gray ¿Qué pasó? De pronto te fuiste sin mayores explicaciones ¿Dijimos algo malo?

-Lo siento, es que… Es algo un poco difícil para mí, de por si no soy muy sociable y además me he pasado la vida solo y que de pronto me digan que tengo familia, una familia que ni siquiera recuerdo, no es como que pueda recibirla con los brazos abiertos inmediatamente, no soy ese tipo de persona cariñosa y efusiva, creo que me tomará algo de tiempo asimilarlo, espero no haber sido demasiado grosero con la abuela, luego me disculparé

-Tranquilo, la abuela es muy lista y seguro que te entiende –De pronto a Gray se le pasó una idea por la mente

-Sivir, aunque tú y yo no nos hallamos criado juntos, de alguna forma podríamos considerarnos como personas cercanas ¿Cierto?

-Supongo que sí, compartimos una buena porción de ADN jajaja, pero hablando en serio, ya se ve a simple vista que tenemos caracteres muy distintos pero creo que a pesar de eso podemos llevarnos bien, tenemos… Como decirlo, una especie de conexión especial

-¿Tú crees?

-Claro, de todas las personas con las que he bailado con nadie lo he hecho como contigo, fue increíble y eso que ni ensayamos pero como que sabíamos exactamente como movernos, como si tuviéramos contacto síquico, tienes talento, aunque podría decirse que lo llevas en la sangre, la abuelita dice que papá era muy buen bailarín, él y mamá causaban admiración en todas las fiestas.

-Así que papá y mamá bailaban bien y yo heredé eso –dijo con una sonrisa –Sivir, yo quisiera darte algo –dijo al tiempo que sacaba un pequeño objeto de su chaqueta, era uno de los colgantes de Clover, específicamente el que tenía un zafiro –Quiero que recibas este colgante, tiene un significado muy especial y está destinado a la muchacha más cercana a mí.

-¡Qué lindo! ¡Me encanta! ¡Gracias! –Dijo abrazando a su hermano –De verdad que es un colgante muy bonito, je je, cuando mis amigas lo vean me preguntarán de donde la saqué y  yo les diré ¡Este es único! Es un regalo de mi hermano y no existe otro igual. ¿Lo hiciste tú?

-¿Yo? No, no sé hacer esas cosas, lo hizo la mamá de un amigo

-¿La mamá de un amigo? Qué raro –De pronto puso una sonrisa pícara –Tal vez la mamá de tu amigo te lo dio para que se lo regalaras a la chica que te gusta –Gray se sonrojó con este comentario –Si es así yo no debería tenerlo, deberías dárselo a la chica que te gusta –El rostro de Gray se ensombreció ante este comentario -¿Qué pasa? ¿Dije algo malo?

Gray no encontró razón para ocultarle el problema que había tenido con Carmín, además de que quería desahogarse, así que se decidió a explicarle la situación, incluyendo la leyenda de los tres colgantes y el malentendido que se había formado por culpa de ello, por supuesto todo desde su punto de vista.

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