Debido a la agitada noche que tuvieron con el extravío de Carmín, al día siguiente todos se levantaron agotados, pero no por esto evitaron las tareas diarias que debían hacer, aunque Gray Shell y Carmín eran invitados también cooperaron en estas labores. De todos modos no tenían nada más que hacer, así que trabajaron todos juntos y al ser tantas manos ayudando todo salió bastante rápido.
La tarde la tuvieron libre, por lo que cada quién tuvo tiempo de dedicarse a lo que quisiera. Así el señor Braum se puso a trabajar en algunas piezas musicales que estaba componiendo y en la decodificación de la canción secreta del libro de Gray, Carmín se dedicó a jugar con su nuevo pokémon y a intentar enseñarle algún ataque, Geralt y Shell fueron a pasear por ahí y Gray se dedicó a practicar con la flauta.
Sentado con la espalda apoyada en un árbol, el joven del sombrero deslizaba sus dedos por el instrumento, sacando sonidos inseguros aunque bastante bien encaminados, cada tanto equivocaba la nota y Blue que lo acompañaba se lo hacía notar aullando como perro a la luna, esto lo frustraba bastante pero también lo hacía intentarlo con más ganas. En verdad estaba interesado en aprender música y hasta donde había escuchado la flauta es uno de los instrumentos más fáciles de aprender, no podía fallar con eso.
-Le pones bastante empeño -dijo una voz junto a él, el muchacho volteó y pudo ver a Shell que lo observaba con interés- ¿Puedo acompañarte?
-Supongo. -La joven se sentó a su lado ligeramente apegada, ante esto Gray se alejó un poco mirándola con recelo.
-Oye, no es necesario que hagas eso, no te voy a atacar ni nada.
-Claro.
-Lo digo en serio, desde que tuvimos esa conversación el otro día he cambiado, prometo no volver a acosarte.
-¿SI? -la joven asintió.
Gray la miró a los ojos, ya la había visto mentir y por ello también sabía ahora como era cuando decía la verdad, así que le creyó y regresó a donde estaba arrimándose a su lado.
-Je... Cuando te acosaba te mantenías lejos y ahora que no lo hago te tomas confianzas y te apegas a mi lado, eres bastante gracioso.
-Lo siento -Gray se puso rojo y nuevamente tomó distancia.
-Ya ya, si no es tan grave. No necesitas ponerte así jaja -Le quitó su sombrero y comenzó a revolverle el pelo- Creo que a tu manera eres bastante lindo.
-Deja de hacer eso. Y no soy lindo, los hombres no son lindos .
Shell reía divertida por esta ocurrencia. Gray al parecer tenía lo que ella llamaba "tonto orgullo de hombre" y eso hacía que le dieran más ganas de molestarlo. Pronto sumó su otra mano a la tarea de revolverle el pelo. El pálido muchacho trataba de apartarla, se inclinó hacia atrás tratando de evitar las manos de Shell, hasta perdió el equilibrio y cayó de espaldas. Como Shell estaba inclinada y apoyada ligeramente en él, también perdió el equilibrio y cayó encima suyo. Tras unos momentos Shell se levantó un poco y sus rostros quedaron a escasos centímetros, ante la vista de los intensos ojos negros de Gray comenzó a sentir mariposas en el estómago y calor en el rostro.
-¡Um umbreon um umbreon! (¡Vamos maestro usted puede!).
-¡Blue cállate! -Gray se puso colorado como un tomate.
-¿Qué dijo? -Preguntó Shell preocupada.
-Nada que necesites saber -dijo apartando la vista- y ¿No que ya no me ibas a acosar más?
-¡Esto no es acoso! ¡Fue un accidente! -Shell se incorporó rápidamente muy avergonzada.
-¿Con que así se llama ahora? -Gray también se sentó.
Ambos muchachos yacían sentados ahora con sus espaldas apoyadas contra el árbol, no se atrevían a mirarse a la cara, ni tampoco a dirigirse la palabra, por lo que siguió un incómodo silencio. En las cercanías comenzó a sonar un violín, tocaba una melodía cálida y acogedora, parecía una canción apropiada para la estación, expresaba el sentimiento de la naturaleza en su estado tranquilo y apacible, somnoliento y cambiante como el otoño. Un arpegio te hacía sentir el color rojo de las hojas, cayendo mecidas por el viento y como si la naturaleza respondiera a este canto, sopló una suave brisa que despojó a los árboles de algunas de sus hojas depositándolas sobre las cabezas de los muchachos.
-Que bonita melodía -dijo Gray- ¿El señor Braum está tocando?
-No, este es el estilo de Geralt, ese muchacho es digno hijo de un músico, casi un genio. Si no hubiera nacido en estas tierras tan abandonadas, yo creo que ya estaría tocando en una orquesta. La mayoría del tiempo parece un chiquillo molestoso, con una lengua más afilada que el aguijón de un beedrill, pero cuando comienza a tocar verdaderamente se transforma.
Luego de estas palabras siguió otro prolongado silencio. La música del violín adquirió ahora un tono romántico aún más calmado, el ambiente pareció transformarse una vez más. Blue se echó complacido y relajado y comenzó a agitar la cola al ritmo del violín. Gray por su parte si estaba cómodo o no, no lo demostró, se dedicó a mirar las hojas caer impasible. En cambio Shell estaba muy nerviosa, el cosquilleo que sentía en el estómago había aumentado, su corazón latía agitado y jugueteaba con sus manos sin saber qué hacer. Ella ya conocía esta sensación y estaba sorprendida, nunca creyó que volvería a sentir aquello.
Al igual que cuando era más joven, sentía las mismas cosas que en su adolescencia, el nerviosismo, la emoción, la ilusión, quizás la única diferencia es que ahora era capaz de pensar con más claridad que en aquel tiempo. En ese momento quería decir algo, pero no sabía qué, el silencio la estaba atormentando, era curioso, Gray siempre había sido callado, pero nunca le había molestado como ahora. Deseaba desesperadamente decir algo, lo que fuera, quería acercarse a él, pero no sabía muy bien cómo, entonces lo miró y de la forma más natural del mundo dijo:
-Gray tienes la cabeza llena de hojas -él volteó a verla.
-Tú también -dijo mientras se sacudía la cabeza.
-Espera, tienes una atorada por ahí, deja quitártela.
Shell se acercó, extendió su mano y quitó la hoja delicadamente, miró al joven a los ojos y no pudo evitar sonrojarse, estaban muy cerca el uno del otro ¿Porqué sus labios de pronto parecían tan tentadores? Blue los miraba expectante moviendo la cola a todo dar. Se miraban intensamente, el momento se congeló por segundos interminables hasta que algo los interrumpió.
-¿Munna? (¿Hola?).
Voltearon y ahí estaba la Munna de Carmín, mirándolos con sus ojillos curiosos. De pronto la criatura tomó aire y se infló, luego espiró dos nubes pequeñas y compactas que impactaron cada una en la cara de uno de los muchachos, entonces estos comenzaron a sentirse adormilados.
-¿Qué pasó? De pronto me siento somnolienta.
-Parece que Nunu aprendió bostezo, vamos a dormirnos.
No habían terminado de pronunciar estas palabras cuando cayeron dormidos, en eso apareció Carmín caminando triunfante seguida de su espeon.
-¡Ja, toma eso! Bien hecho Nunu, no creas que te dejaré a Gray tan fácil -dijo Carmín mirando a Shell.
-Umbreon um
-¿Te estás quejando de algo? -Carmín miró a Blue con dureza- Nunu, usa bostezo.
La munna obedeció alegremente y no tardó en dormir a Blue, se sentía tan contenta con su nueva habilidad, se sentía poderosa y quería seguir durmiendo gente. Entonces lanzó más bostezos, uno de los cuales le acertó a Adelle quien se quedó dormida junto a Blue. Ya estaba mirando a Carmín y comenzaba a inflarse de nuevo cuando ella advirtió esto y sacó su pokebola regresando a su pokémon.
-Pequeña traviesa -dijo la ojiverde a su pokebola con cariño- Y ahora, Shell, recibirás tu castigo-sacó un marcador y comenzó a rayarle la cara a su rival de amores, una vez satisfecha se retiró con aire triunfal.
Cuando Carmín se fue, el sonido del violín finalmente cesó, Geralt se presentó en la escena con su instrumento en las manos, vio a todos los durmientes y lanzó un suspiro.
-Oh vaya, y yo que me esforcé tanto por crear un ambiente romántico. Así que si era verdad que a Carmín le gustaba Gray, esto va a ser muy divertido -miró el rostro rayado de Shell quien ostentaba una impactante ceja única, unos bigotes y un lunar gigante- ji ji ji, esa Carmín, es toda una lindura, sí señor, esto va a ser muy divertido... Ummm... Debería despertar a Shell para que se lave la cara... Mejor No.
Rato después los durmientes despertaron, pero en realidad fue Blue el primero en despertar. El pokémon se estiró somnoliento cuando se dio cuenta de que había alguien al lado suyo. Se alegró tanto cuando vio a Adelle junto a él, pues pensó que ella había ido a posarse voluntariamente ahí y comenzó a lamerla cariñosamente, esto despertó a la espeon bastante molesta y lo saludó con un potente cola de hierro. El estruendo fue el que terminó por arrancar a los muchachos del mundo de los sueños.
Al abrir los ojos Gray vio la cara rayada de Shell y no pudo evitar estallar en carcajadas, ella lo miró confundida hasta que le explicó lo que pasaba. Podría haberse molestado pero ya había aprendido a reírse de sí misma y se lo tomó con humor, simplemente fue a lavarse la cara sin preocuparse demasiado, Gray la acompañó.
-Seguro que esta fue una travesura de Carmín -dijo Gray- me alegra que seas tan relajada, cualquier otra podría haberse molestado.
-No me voy a enojar por una broma de niños, además, si con esto he podido ver tu linda sonrisa me siento satisfecha.
Gray se sonrojó un poco y sonrió tímidamente, mientras en las cercanías una furiosa Carmín los espiaba con mirada sombría.
Luego de un rato Gray y Shell se separaron, era la hora en la que ella entrenaba a sus pokémon, era una mujer metódica y disciplinada, los horarios eran sagrados, así que él se quedó viéndola alejarse. Se sonrió pensando en lo mucho que había cambiado, de una acosadora fastidiosa había pasado a ser una muchacha bastante agradable, así silbando alegremente a paso lento regresó a la cabaña. Al entrar lo primero que vio fue a Carmín quien lo miraba con reproche.
-¡AAAAAAAAAAAAH! ¡TE ODIO! -Le gritó.
Dicho esto lo empujó y salió corriendo. El peligris se quedó mirándola perplejo sin comprender ¿Qué rayos pasaba con ella? En eso Geralt quien comprendía la situación perfectamente, pero no tenía intención de arreglar malos entendidos se acercó.
-No te preocupes, es normal, no por nada dicen que las mujeres son complicadas, seguro que está con el periodo o algo así.
-¿Con el que?
-El periodo, no me vas a decir que no sabes lo que es eso -Gray negó con la cabeza- ¿No lo sabes? En verdad sabes muy poco de las mujeres - esbozó una sonrisa maliciosa- Bueno pues deja que te explique...
Ya estaba oscureciendo, Carmín caminaba sola en el bosque no demasiado lejos de la cabaña, se sentía molesta, deprimida e impotente. Gray parecía llevarse muy bien con Shell y esto la llenaba de rabia, ella quería mucho a ese chico, estaba enamorada y dispuesta a pelear por él, pero se sentía insignificante en comparación a Shell ¿Cómo iba a competir con ella? Era mayor, más madura, más hermosa, si hasta era mejor entrenadora pokémon, era superior en todo. Trataba de animarse y pensar ¿Qué tenía ella de mejor que Shell? En su opinión nada, en lo único que era buena era en ser exorcista pokémon, pero eso no parecía ser algo que atrajera muchos hombres. Estaba sumergida en estos oscuros pensamientos cuando un pokémon le salió al paso.
Era un Drifloon, un pokémon tipo aire fantasma, bastante semejante a un globo aerostático. La castaña lo miró con curiosidad ¿Qué hacía un drifloon volando a tan baja altura solo?
El último punto no tardó en responderse, porque de pronto apareció otro drifloon, el pokémon no estaba sólo, de hecho, aparecieron más drifloon hasta formar un buen montón. Carmín ya los miraba sospechosamente, iba a sacar a uno de sus pokémon cuando los fantasmas se le lanzaron encima y la levantaron en el aire. Ella gritó alarmada por esta conducta, los drifloon se elevaron con ella encima rápidamente hasta llegar a una altura considerable, la chica se tapó los ojos aterrada, no le tenía miedo a las alturas pero estar ahí en esas condiciones no era seguro. Si los pokémon la soltaban podía morir o cuando menos, quedar con todos los huesos quebrados. Fue entonces cuando una voz la tranquilizó.
-Carmín.
Ella abrió los ojos y vio a Gray, estaba sentado sobre una nube de drifloon igual a la suya, tal vez un poco más grande porque era más pesado y se necesitaban más pokémon para elevarlo.
-Gray... Que... ¿Qué pasa aquí? ¿Por qué los drifloon nos elevaron hasta acá arriba?
-Yo les pedí que lo hicieran.
-¿Qué? ¿Por qué? ¿Es que acaso quieres matarnos?
-Claro que no, cálmate. -La nube de drifloon de Gray se acercó a la de Carmín fusionándose en una sola- Esto es perfectamente seguro, te lo prometo, llevo años en esto.
-De... ¿De verdad? -Agarró nerviosa el brazo del muchacho- Porque yo no me siento muy segura aquí.
-Si, de verdad. Hace tiempo que hago esto, de hecho la primera vez que lo hice fue cuando era pequeño, fue justamente en otoño.
En el orfanato habían organizado una actividad para los niños, era una cacería del tesoro. Nos dividieron en dos equipos y competiríamos por quien lo encontraba primero, todos estábamos muy emocionados, incluso yo, pero eso fue al principio. Me asignaron un equipo obligatoriamente, pero la verdad los niños no querían estar conmigo, me tenían miedo y el constante temor que me tenían les impedía concentrarse y avanzar con la búsqueda. Así que fastidiado me alejé de ellos y convoqué a todos los pokémon fantasmas que pude para que me ayudaran a buscar el tesoro, lo encontraría yo sólo. En fin, habían bastantes pistas por el camino, no me costó demasiado y encontrar el cofre antes que nadie. Entonces cuando lo abrí, vi que estaba lleno de dulces, eran más de los que jamás podría soñar, me sentí feliz, al principio, pero luego me di cuenta que no tenía mucha gracia, eran demasiados dulces para una persona. Entonces me di cuenta que el objetivo del juego era el trabajo en equipo, al final, al encontrar el tesoro la idea era compartir el botín con tus compañeros, incluso con los del equipo perdedor. En ese momento me sentí tan solo, me deprimí mucho, no tomé nada y me fui de ahí.
Anduve vagando sólo durante bastante rato, hasta que me cansé y me puse a llorar. No soy un llorón pero la situación lo ameritaba. Bueno, fue entonces cuando se acercaron unos drifloon y queriendo animarme me rodearon y me elevaron en el cielo. Fue divertido, todo era tan pequeño, las casitas los árboles, y las estrellas se veían tan cerca, entonces de pronto vi algo muy hermoso, y eso es lo mismo que puedes ver ahora en esa dirección...
Gray apuntó y Carmín siguió su dedo con la mirada, fue entonces que vio un enorme conjunto de luces muy brillantes revoloteando entre las copas de los árboles, danzaban formando bellas coreografías y múltiples figuras. La chica quedó impresionada.
-Gray... Es... Hermoso ¿Qué son?
-Son pokémon, aunque no lo creas. Son bolveat e illumise, unos pokémon insecto que brillan y bailan en su cortejo, hace tiempo atrás vi una imagen como esta, me sentía tan deprimido, tan mal, pero todo pareció desvanecerse al ver su baile. Si en aquel momento a mí me animó tanto, supuse que a ti también te podría ayudar, hoy te veías bastante mal y pensé que lo necesitabas.
-Tú ¿Hiciste esto porque estabas preocupado por mí?
-Claro, estabas tan decaída y extraña, me preocupaste bastante -Carmín estaba al borde de las lágrimas por la emoción, Gray había hecho algo tan lindo por ella porque estaba preocupado- Y Geralt dijo que cuando las mujeres están con el periodo se ponen muy sensibles y complicadas, por eso hay que ser amables y lindos con ellas ¡Ah si! -Sacó de un bolsillo una barra de chocolate-También dijo que esto ayuda ¿Chocolate?
-Ge... ¿Geralt dijo eso? -Con esto las ilusiones de Carmín se desvanecieron. La pobre se sentía avergonzada e incómoda. Seguro que esto fue otra de las bromas pesadas de Geralt- ¿Y no te dijo también que a las mujeres no nos gusta hablar de estas cosas con los hombres?
-¿Eh? No eso no lo dijo, de hecho me dijo lo contrario ¿Te hice sentir incómoda? Lo siento, no se mucho de las mujeres.
Carmín dio un suspiro. Era sincero, no podía enojarse con él, así que le quitó el chocolate de las manos y le dio una mordida, por lo menos Geralt si tuvo razón en lo de que el chocolate levanta el ánimo, pero de todos modos decidió aprovechar la situación.
-Gray abrázame.
-¿Qué? ¿Es necesario?
-A las mujeres con el periodo les gustan los abrazos.
Gray algo incómodo accedió y abrió sus brazos donde la recibió, se quedó examinándola con sus profundos ojos negros, esto hizo a Carmín estremecerse ligeramente, le gustaban esos ojos, le gustaban mucho, le hacían pensar en una aceituna ¿Sabrían sus besos a aceituna? Eran ideas locas que pasaban por su mente mientras posaba su cabeza en su pecho. La calidez de su cuerpo la relajaba, el momento era tan perfecto, tan romántico, aunque no sabía si para él sería lo mismo. De sus labios quería escapar una confesión, pero su mente trataba de acallarla, su corazón gritaba por desahogarse, entonces los nervios se apoderaron de su estómago, mil pensamientos recorrieron por su mente pero sólo uno quedó "Debes decirlo", y aunque estaba muy nerviosa, supo que si no lo decía lo lamentaría por siempre
-Gray...
-¿Si?
-Gray tú...
Las palabras quedaron estancadas en su garganta negándose a salir, él seguía mirándola con atención pero su mensaje tardó demasiado y perdió el interés. Carmín se maldijo por su cobardía y se decidió a gritarlo.
-¡Gray tú me gustas!