/Instituto Konoha/Curso/
Respiró profundo antes de abrir la puerta del salón.
La presencia de Hiro en la entrada provocó sobresalto en todos y tomaron asiento ya que su actitud serena, luego de lo que había pasado con Naruto, Sakura y Sasuke, no podía ser tan seca. Trató en lo posible no mirar a Tobi directamente a los ojos, pero que su banca estuviera junto a la de él no se lo iba a facilitar en absoluto.
— ¡Mira! —Exclamó Tobi en su dirección con una sonrisa amplia cuando tomó siento. —Todos aquí son geniales. Me dieron los apuntes porque creen que soy cool por haber derrotado a Sasuke.
Hiro contempló el rostro de Tobi. No comprendía cómo esa actitud infantil ocultaba una parte tan horrible y manipuladora. Las chicas que escucharon sus palabras murmuraron entre ellas, pero no le dieron importancia ya que se perdieron en ese rostro casi perfecto.
—Sasuke-kun no le da importancia a esas cosas. —Respondió Hiro mientras buscaba un libro en su mochila. Tobi congeló la sonrisa, frunció el ceño y con oscuridad en la mirada estiró la mano hacia el brazo de Hiro...
La mandíbula de todos en el salón cayó al unísono cuando Tobi tiró del brazo de Hiro para robarle un beso en los labios.
Lo único que tenía delante eran las negras pupilas sin brillo de Tobi. Podía sentir el fuerte apretón en la muñeca y esos cálidos labios sobre los suyos. Tobi dio un pequeño guiño y Hiro reaccionó para empujarlo fuera de su vista y de su espacio personal. Un tenue rubor invadió sus mejillas y continuó con los párpados muy abiertos, reprochándose lo inútil que fue al bajar tan estúpidamente la guardia sabiendo a quién tenía a sólo unos centímetros.
—¿Qué pasa aquí? ¿Acaso el nuevo es... ya sabes, del otro bando? —murmuró uno de los chicos.
—¡¿Paso lo que acabo de ver?! —Exclamó una chica.
—Si es una broma, escogió a la persona equivocada. —Indicó alguien más.
—¡No puede ser, no puede ser! —susurró en un grito ahogado otra muchacha del salón.
Tobi sonrió de medio lado y se aproximó ligeramente a ese dulce Hiro sonrojado para murmurar: —La regla que te di implica que estés de mi lado todo el tiempo, entendido. —El sutil rubor desapareció ante el sadismo de sus ojos. —Si vuelves a romperla, tendré que darte otro beso... pero en otra parte. —Tobi bajó la mirada hacia su pecho e inconscientemente llevó las manos al torso. El docente entró al salón y pidió a la clase que ordene las bancas alrededor del salón antes de iniciar, por lo que aquello salvó a Hiro de que el curso completo vea su reacción. Él se puso de pie de forma automática, perdido en lo que había sucedido, Tobi aprovechó no sólo para tomar su banca sino de la de él, y las colocó una junto a la otra.
Tobi se sentó y llevó las manos tras la nuca para reposar la cabeza mientras el resto salía del shock con rapidez.
—No lo vayan a malinterpretar. ¡A mí me gustan las chicas! —Expresó con esa coqueta sonrisa que calmó a las muchachas, he hizo creer a los muchachos que fue sólo una pesada broma, pero que igual les provocó un escalofrío; incluyendo a Hiro.
Él caminó hasta su puesto todavía con la mente hundida en ese grave error...
/Instituto Konoha/Final de clases/
El maestro Yamato se levantó, el líder de la clase pidió a sus compañeros que reverencien por respeto y entonces el nombre del muchacho Uzumaki se volvió a pronunciar después de tantas horas. — ¿Alguno me puede decir dónde está Naruto? —Todos se miraron de forma discreta entre ellos para permanecer en silencio. —Alguien dígale que si continúa faltando a mi clase va a reprobar el año. Que tengan un buen día, jóvenes.
Cuando el maestro dejó el salón, Tobi se puso de pie al igual que los demás. Miró a Hiro antes de salir sin decir ni una sola palabra, pero la silenciosa presencia de Tobi no fue indiferente para Hiro; quien al mirar de forma fugaz que ese muchacho ya no estaba en el salon liberó un gran suspiro de alivio. Hiro llevó la mirada al puesto de Sakura y recordó el golpe que recibió, después contempló la silla de Naruto quien había terminado con un brazo quebrado por lo que fue trasladado al hospital de inmediato.
La cara de Tobi se impregnó en su mente y entonces el beso le hizo sentir náuseas.
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En la entrada principal, un grupo de muchachas del salón sonreían y cuchicheaban entre ellas con las mejillas ruborizadas. Una de ellas exclamó: —¡Ahí viene! —Entonces el quinteto de acorazonadas chicas trató de interrumpir el camino de Tobi con sonrisas coquetas y tímidas. Todas tenían un discurso difuso en la mente para invitarlo a tomar algo y ver quién de ellas conseguía llamar su atención, pero al estar a menos de un brazo de distancia, Tobi cambió. Su mirada simplona se convirtió en algo espeluznante, algo gélido, que provocó un escalofrío en cada una, evitando que dieran un paso más en su dirección.
Él continuó con su paso de hielo, dejándolas confundidas y ligeramente asustadas. Entre ellas se preguntaron con la mirada si alguna había visto la misma reacción y que, tal vez, él no era un chico tan cool como se había mostrado; sin embargo al verlo caminar hasta el único y costoso auto deportivo rojo, la actitud de Tobi fue olvidada.
Los chicos, por su parte, al verlo subir al auto pensaron que si dejaba esa actitud presumida y altanera podía ser un excelente elemento para la pandilla, pero la silueta de Sasuke a unos metros cerró sus bocas y no dudaron en dar una marcada reverencia de respeto como antiguo líder. Eso a Sasuke no le importó, tenía su mente en otra parte. No podía quitarse de la cabeza el tipo de conversación que ese infeliz tuvo con Hiro. ¿Qué fue lo que le dijo para que crea que es "interesante"? ¿Qué tipo de amenaza le habrá hecho para que Hiro diga una mentira?
El claxon de un auto lo sacó de sus pensamientos.
Sasuke volteó sólo para amargarse más con la maldita sonrisa de Tobi en su auto alejándose del colegio como si fuera un jodido ganador.
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La enfermera la dejó ir luego de insistir que podía moverse por sí sola en busca de su mochila, pero cuando logró abandonar la enfermería fue al curso de Sasuke sólo para darse cuenta que ya estaba vacío y la soledad mezclada con la amargura de saber que su presentimiento se hizo realidad cambió su humor.
—Sakura-san... —expresó Hiro detrás de ella con la mochila colgando de un lado y del otro su bolso.
Ella volteó con una pequeña chispa de felicidad al saber que él nunca la dejaba sola. Quiso sonreír y agradecer que pensara en ella como una verdadera amiga, pero la realidad que mostró fue muy distinta. Trató de detenerse para no herirlo, pero una vez que abrió la boca no pudo parar.
— ¿Te quedaste porque sabía que Sasuke no me esperaría? ¡Acaso no me creíste! —Espetó con el ceño fruncido.
Él no le respondió y bajó la mirada levemente apenado.
Aquello sólo la enfureció más. ¿Por qué era así? Con el resto no mostraba emociones, pero con ella dejaba a un lado esa frialdad y terminaba enseñándole, la mayor parte del tiempo, lástima. ¡Por qué! ¡Ella no merecía su lástima! Sólo porque Sasuke lo aprecie más no significaba que podía mostrarle compasión. ¡Quién se creía! Apretó la mandíbula y levantó el brazo... Segundos después sólo estaba la marca de su mano en la cara de Hiro y el ardor en la palma.
— ¡Hoy te irás en bus! ¡No quiero verte! ¡DÉJAME SOLA!
Dio media vuelta para disimular el dolor en la mano y la mejilla —causado por abrir la boca para gritar—, pero fue en ese momento en el que la ira desapareció y se dio cuenta de lo que había hecho. Se había sobrepasado. Hiro no tenía la culpa. Que Sasuke no la haya esperado después de clases no era para darle una cachetada. No se merecía sus gritos. Hiro siempre había sido así de amable con ella; estuviera o no la presencia de Sasuke cerca. Tenía que girar y disculparse. Su mente le decía que debía hacerlo, pero los celos en su corazón le arrebataron el control de su cuerpo y permaneció quieta y en silencio en dirección al salón. Cuando los pasos desaparecieron en el pasillo y se halló acompañada sólo con el sonido de su respiración, dio media vuelta.
"¿Por qué tú sí puedes estar cerca de él y no yo? ¿Por qué?" Se dijo a sí misma antes de bajar camino a la limosina.
/Hospital/Tarde/
La mirada de su madre estaba puesta en el doctor, pero el sudor frío bajaba de la frente del adulto con la bata. — ¿Y bien? —dijo Kushina con los brazos cruzados emanando una densa aura rojiza.
—Y... ¿Y bien qué, señora Uzumaki? —respondió el doctor con los nervios a flor de piel.
Kushina abrió la boca y ambos hombres cerraron los ojos a espera de un grito que nunca llegó. Ambos abrieron un ojo al mismo tiempo sólo para darse cuenta que ella sólo suspiró con mucho pesar.
—Así como está, ¿puedo llevarlo al extranjero?
— ¿¡Qué?! —exclamó Naruto, quien rápidamente se cubrió la boca con medio gesto de dolor por intentar usar el brazo enyesado. La mirada de su madre le provocó un intenso escalofrío que estremeció su cuerpo por completo y le provocó un intenso dolor en el costado, donde tenía dos costillas rotas.
—Tengo que trabajar en el extranjero por un tiempo; poco más de ocho semanas para ser exacta. No tengo familia con quien dejarlo así que necesito que diga que me puedo llevar a este dolor de cabeza conmigo. —expresó con el ceño fruncido y las manos en las caderas.
—Pues, verá, señora Uzumaki. En su estado, un viaje largo podría...
— ¡No voy a ninguna parte, de veras! —reclamó el muchacho en la camilla tragándose todo el miedo posible que le provocaba la actitud de su madre a poco menos de un metro. El doctor se dio cuenta que el valor del chico era de admirar para tener a una madre tan aterradora.
— ¡EEEHH! —Gritó la pelirroja acercándose a la camilla, levantó el brazo para darle un golpe en la cabeza, pero lo dejó a medio camino al ver las vendas y golpes en su hijo. Aunque del regaño no se iba a salvar. — ¡Quién te crees, niño ingrato!
— ¡N-No soy un niño, mamá!
— ¡A, no! ¡Y entonces por qué tengo que cuidarte, dime! ¡Por qué te peleaste! ¡Si no eres un niño, entonces qué, eh!
— ¡Yo no me quiero ir, de veras!
— ¡Y yo no quiero ver a mi hijo llegar a casa en una camilla, ya sabes! ¡Acaso me quieres matar de tristeza! ¡Si estuviera tu padre...! Pues... Creo que... —La ira de Kushina desapareció tan rápido que el doctor dio un brinco cuando ella giró en su dirección. —¿Usted tiene hijos? ¡Sí, usted, quién más! —Agregó al ver que el hombre volteó para asegurarse si le preguntaba a él o alguien más.
— ¡No! Disculpe... No, no tengo.
—No importa. ¿Qué haría con un hijo como este —señaló a Naruto con molestia— si llega una vez por semana herido?
—Enviarlo... ¿a una correccional?
— ¡No tan drástico, ya sabe! —La ira volvió a emerger en su aura y rostro, giró en dirección al muchacho en la camilla y ambos continuaron discutiendo a viva voz; el doctor aprovechó para dar pasos silenciosos rumbo a la puerta y pedir un par de calmantes... inyectables para que surtan efecto lo más pronto posible.
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Besos y abrazos en papel... :3