/Distrito Tamana/Instituto Konoha/jueves/07h51/
El auto de los Haruno se parquea en la entrada y de él descienden Sakura, Hiro y Sasuke; ya con su uniforme y mochila. Sakura se aproxima a Hiro y le susurra— ¿Podrías dejarnos a solas? —acepta moviendo ligeramente su cabeza. En la entrada contempla al rubio y acelera el paso para no toparse con él, pero Naruto se da cuenta que Sasuke llega en el auto de la pelirrosa. Va tras él con un nudo de molestia en el pecho. Arruga la frente, corre y lo detiene del hombro. Hiro suspira y voltea tranquilo sólo para toparse con un enfadado Uzumaki— ¿Por qué llegan juntos? —comenta entre dientes luego de soltar su hombro.
— Buen día, Naruto-kun. —saluda por educación.
— Responde.
— Sasuke-kun se quedó a dormir en la casa por petición de Sakura-san. —da la vuelta y continúa hacia el salón.
— ¡Oe, oe! —se coloca delante para cerrar el paso— ¿Du... Durmió en...? —algo le decía que la respuesta no sería de su agrado.
— Durmió en mi habitación, porque ambos somos hombres. —lo sujeta del brazo creyendo que escuchó mal— Me lastimas, Naruto-kun. —se suelta de agarre y acomoda su traje; prosigue con el trayecto a su salón.
Naruto permanece estático en plena entrada mientras la sangre quemaba el interior de sus venas. Pensar que Sasuke durmió en la misma habitación de Hiro, ¡quizá la misma cama!, lo ponía cada vez más alterado— (¡Hiro-chan es mío-dattebayo!) —golpea su mano contra el puño de la otra.
Sasuke observa a la distancia que Naruto actúa extraño cuando está a solas con su protegido, en pequeña medida le disgustaba un poco, pero no le da más importancia creyendo que el idiota de Naruto siempre ha sido raro.
Camina hacia el salón y Sakura lo alcanza— ¿Está bien para ti venir luego de lo que pasó anoche? —pregunta por mero respeto, esperando que analizara por sí misma que Hiro también necesitaba descansar de su torpe actitud.
— ¡Sí! —responde con una sonrisa; él rodó los ojos y continuó rumbo a su salón— ¡Espera! —ella camina a su lado— ME gustaría que me ayudes.
— No.
— Pero... —medita bien lo que le quiere decir— ¡Si me ayudas, también beneficiará a Hiro! —él la miró de soslayo.
— ¿De qué hablas?
— Yo... —sus ojos dibujan un claro recuerdo de dolor— Yo me siento segura a tu lado y... y lo que pasó anoche no es más que un borrón si está junto a mí. —levanta la mirada— Si me traes a clases por un tiempo, sé que lo olvidaré pronto.
— ¡tsk!
— A-además de que, si me traes, sería un momento de paz para que Hiro también se calme. —ella entristece un poco— Sé que si me mira, recuerda y no quiero que se torture de esa manera.
— Y si mejor voy por Hiro... —Sakura se sorprendió un poco.
— ¡No! —reacciona de golpe y vuelve a respirar— Digo... a mí no me molesta, pero si mi tío se entera que me voy sola podría castigarle y...
En cierta medida tenía razón, pero no sólo era Iruka, ella no quería quedar fuera de los planes y le molestaba que Hiro fuera más cercano que ella.
— Sólo tres veces a la semana. —comenta indiferente. Ella salta de alegría y sus ojos brillan— Si eres una molestia te dejaré botada por el camino, no me importa dónde. —Sakura no le da importancia al resto de palabras. La hacía inmensamente feliz, saber que estaría a solas con Sasuke tres veces a la semana. Ambos se separan en la entrada del colegio.
/Tercero C/08h00/
La puerta se abre lentamente y una extraña bruma anaranjada burbujeante que todos notan por un momento antes de seguir con sus pláticas; sabiendo que el Uzumaki sufría más cambios de humor que una mujer embarazada.
Hiro no quería darle la importancia que le plasmaba Naruto a la conversación en la entrada del colegio, pero no pudo evitar mirar cuando escuchó un estridente grito por parte del rubio mandando a callar a todos en el salón al ver lo felices que estaban en sus vidas— Naruto-kun... —se levantó cuando este se encontraba a unos paso de su puesto, pero la mirada de odio que le dirigió calló junto a sus palabras: — La orden también para ti. —Hiro volvió a tomar asiento, pero la extraña mirada sin brillo lo mantuvo alerta todo el tiempo.
/Baños/Hora libre/
Hiro se había acostumbrado a usar los inodoros del baño ubicado detrás del gimnasio; sitio que casi nunca tenía visitas. Donde podía descansar unos breves minutos de todo el bullicio del salón y de sus pensamientos en ciertos días. Lugar donde también se duchaba y cambiaba después de extenuantes prácticas de deportes.
Mientras lavaba las manos, escucha la puerta abrirse y la indiscutible silueta del rubio entrar; decide ignorar que está allí y prefiere terminar su aseo. Seca su manos con un pedazo de papel y antes de que pudiera salir Naruto lo toma de la muñeca y lo obliga a entrar a un cubículo; acorralándolo en una esquina.
— Suficiente, Naruto-kun.
— ¡No! —su mirada seguía perdida y vacía.
— No quisiera lastimarte.
— ¡Bien! —expresa mientras coloca los brazos a ambos lados de la cabeza de Hiro— ¡Mátame, de veras! ¡Sólo así te dejaré en paz! —Hiro lo mira a los ojos con un dejo de culpa por todo el sufrimiento que le causa al pobre chico delante de su rostro.
En esas meditaciones, con la guardia baja, Naruto tomó su rostro con fuerza y lo besó. Naruto creía que si ambos se unian de una manera más profunda, Hiro ya no tendría en mente el ignorarlo y así podría sólo verlo a él... porque para él ya no era lo que decía ser desde que se había enterado de su secreto.
Pero para Hiro no era más que un acto forzoso que rompía con su espíritu femenino al ser profanado sin su consentimiento por segunda ocasión. Jamás creyó que le afectara de esa manera y antes de que durara más tiempo lo empujó y sus ojos se tornaron cristalinos ante tal falta de consideración y respeto.
El rubio notó las ganas de llorar que contenía en su interior.
Él la había echo llorar.
Sus ojos recobraron el brillo que tanto lo caracterizaba y no pudo pronunciar palabra alguna ante lo que habían provocado sus celos.
Hiro se sentía devastado, un acto tan simple como un beso forzoso había roto su muralla de hielo y eso sólo lo sumía en una gran falla; prohibida de mostrar a cualquiera. Su parte femenina afloraba de nuevo frente a un chico y no lo tenía permitido... Era un desastre como guardaespaldas.
Lo vuelve a empujar para abrirse paso y salir de su vista lo más pronto posible, pero él la detiene por impulso sosteniéndola del brazo.
Ya no pudo soportarlo más y las lagrimas empezaron a rodar.
— No más... Naruto-kun. —intenta recuperar la compostura intachable que se le enseñó desde pequeña— Ya no quiero... lastimarte más. —el rubio la suelta de a poco mientras su corazón se comprime en su pecho— Yo... yo debo ser un chico y... y si tú actúas de esa manera sólo dificultas mi trabajo y... y haces que te lastime de nuevo. —intenta secar sus lágrimas pero no pueden parar— Yo... No sabes lo difícil que se ha vuelto actuar así ahora que... que... conozco a Sasuke-kun... —sus mejillas se tornaron rojas por el llanto y, lamentablemente, Naruto comprendió que el corazón de ella ya estaba ocupado por alguien más...
La abrazó sin pensarlo y ella no lo detuvo.
Porque él era el único que sabía su verdadero ser y por más que quería ocultarlo, no pudo. Ella le permitió consolarla por un momento para desahogarse y poder regresar esa parte, la verdadera, a la oscuridad en lo profundo de su mente y corazón.
— Lo lamento... Hiro-chan. —su cabello desprendía un sutil aroma de lavanda— No volveré a portarme así de idiota contigo. —la aparta con cuidado y logra percibir aquella delicada flor entre sus manos.
Se veía tan frágil con sus ojos cubiertos en lágrimas.
Hiro lo mira por un segundo y luego se aparta por completo. respira un par de veces y seca sus ojos— No, Naruto-kun. Yo lamento hacer que pases por todo esto. —baja la mirada por un leve momento y cuando la levanta parecía tener levantada esa muralla de nuevo; más gruesa y alta que la anterior— No volverá a pasar y si haces algo en mi contra me veré forzado a golpearte.
Da la vuelta y Naruto lo detiene del brazo. Hiro suspira y comprende que por más amigo que puedan ser, debe ser brusco para que ninguno resulte afectado por más tiempo.
—No puedo aceptar tus sentimientos, Naruto-kun.
—Eso no importa, sólo quédate a mi lado. —Hiro aparta la mano de su hombro y lo mira con frialdad.
—Adiós, Naruto-kun. —y lo golpea en el estómago con tal fuerza, que lo envía contra la pared sin aire en los pulmones.
— E... esto no... c-cambiará lo... cof ...lo que... si-ento por... ti...
Hiro se marcha del lugar sin si quiera voltear; ignorándolo completamente.
La soledad y el vacío de su indiferencia lo atormentan en la lejanía de ese lugar y lo único que puede hace es golpear el suelo con rabia e impotencia ante lo que siente y no es correspondido. Los azulados ojos del rubio derramaban amargas gotas saladas en aquel oscuro cuarto al final del instituto.
Besos y abrazos en papel... :3