/Academia Konoha/Entrada principal/Mañana/
Al día siguiente, Naruto e Ine se toparon en la entrada principal. Un saludo amistoso entre ambos, como de costumbre, y esa bella paz fue rota por los alaridos de Toneri.
— ¡Naruto-senpai! ¡Naruto-senpai! —llegó corriendo con una sonrisa de oreja a oreja, moviendo uno de sus brazos, mientras el otro sujetaba la correa de su mochila en la espalda.
— No estoy para soportar idiotas. —masticó con el cejo fruncido cuando se detuvo frente a los dos— ¡Vete, demonios!
— ¡Qué cruel~ Naruto-senpai~! —manifestó de forma melódica realizando un puchero por unos segundos, luego cambió su rostro a uno lleno de respeto al fijarse en la chica. — Buen día, Ine-senpai. —expresó de forma cortés; ella se comportó indiferente.
— ¡No porque seas amigo de Hiro-chan ahora puedes hablarnos así, entiendes! ¡Maldición!
— ¡Hablaré con quien yo quiera si con ello consigo respuestas! —replicó sin una pizca de temor, ambos muchachos lanzaban chispas. Ine se sorprendió y, casi, con un tono dulce e inocente se dirigió a Toneri.
— ¿Respuestas? —él aclaró la garganta. Su semblante cambió a uno completamente reflexivo y respetable; nada común en él. Otorgó una mirada corta a Ine, para fijarse de lleno en los ojos azules de Naruto.
— ¿Qué saben de Hiro-senpai?
La preocupación en sus palabras era tan notoria como la mirada en Sasuke; quien apareció a paso lento desde el estacionamiento. Naruto ignoró la pregunta del muchacho con pesar antes de que llegara a oídos de su amigo. Le entristecía no saber nada, pero le dolía ver a Sasuke en ese estado y no poder ayudarlo. Sasuke actuaba más distante de lo acostumbrado desde la pérdida de Hiro.
Naruto corrió hacia él, Ine se acercó a paso lento dejando a Toneri con los cachetes inflados por haber sido ignorado.
— ¡Sasuke! —no reaccionó al llamado a pesar de haber escuchado con claridad— Hoy habrá una reunión en el club de la avenida principal; a eso de las nueve. —Naruto continuó con el mensaje, pero Sasuke estaba ido y su amigo no lo culpaba. Con una actitud así era mejor no incordiar; cosa que a Ine no tomó en cuenta.
— ¡Hey! —bloqueó su andar— ¿Tan triste por un perro perdido? —Naruto abrió los párpados y Toneri se acercó a escuchar; sin que Sasuke notara su presencia— ¡Te ves tan mal como cuando ocurrió el accidente! —Sasuke levantó la mirada sólo para expresar odio por sus palabras— Nunca debes olvidar a Ino. ¡Nunca! —expresó en regaños sin apartar sus verdes ojos de la mirada aterradora de Sasuke.
Ese tema era prohibido para quienes conocían de ello. El si quiera mencionarlo... ¡Debía abstenerse a las consecuencias!
— No estoy de humor. —masculló sin dejar de mirarla— No vuelvas a acercarte a mí o la próxima vez lo lamentarás. —El odio y la amenaza en el aire que rodeaba a Sasuke la hizo retroceder sin más reclamos. Naruto se preocupó por ella, pero no se metió... ¡Ella siempre buscaba bronca con Sasuke!
— Te dejaré tranquilo... sólo por hoy. —manifestó antes de que Sasuke continuara el camino a su salón. Él bufó hastiado y vio cómo Sasuke se alejaba más y más de ella haciendo pequeño su corazón con cada pisada. Miró a Naruto levemente afligida. — Perdona, —comenzó a caminar hacia el lado opuesto para ir a clases— pero hoy no iré a la reunión. —manifestó.
Ya con una buena distancia entre ambos, ella sonrió de forma burlona— ¡Ta~ra~do~! —Naruto terminó con el ceño fruncido.
— ¿Dejas que te diga "tarado"? —preguntó de manera satírico.
— ¡YA NO ME SIGAS, MALDITA SEA! —levantó el puño en señal de amenaza y Toneri salió corriendo, riéndose por haber enfurecido al zorro demonio.
/Distrito Tamana/Club nocturno/Noche/
Tenía tantas venas brotadas en su frente que su rosto adoptó una forma grotesca y espeluznante. Sus dientes rechinaban como las tablas del suelo en una vieja construcción y sus dedos golpeteaban la mesa cada vez más rápido y sonoro, pero todo ese ruido se perdía en el ambiente y su aspecto demoníaco no perturbaba en lo absoluto a la persona del otro lado en la mesa. ¡Tenía los nervios de punta! Cada cierto tiempo dejaba de chirriar la mandíbula para expresar maldiciones por haber llegado temprano por primera vez a una reunión.
— ¡Oooh!
Su acompañante tenía la cara ruborizada por el atuendo de las camareras. Fingía cerrar los ojos cada vez que una se acercaba demasiado a su puesto, pero abría los dedos para espiar cada detalle de sus exuberantes pechos, contorneadas piernas y cinturas delgadas. Era la primera vez que visitaba un lugar de esos y, aunque ambos eran menores de edad, la entrada era pública la mayor parte del tiempo.
— ¡Lárgate antes de que lleguen los demás! —Naruto se contenía ¡bastante! para no mandarlo al demonio. Era como si la presencia de Toneri fuera una dura prueba de tolerancia y paciencia... Valores que carecía.
Una de las camareras se acercó con una gaseosa simple —sin alcohol—, Toneri la tomó y agradeció con algo de vergüenza por la belleza de la muchacha. Dio un sorbo, suspiró con gusto y, por fin, se dignó a mirar a Naruto.
— De ninguna manera.
— ¡Te daré la paliza que merecías esa vez si no te vas! —masticó enervado. No quería formar un escándalo y arruinar la reunión por su explosivo comportamiento. — ¡De veras!
— Ya dije que no. —bebió otro poco de manera infantil; generando un fastidioso sonido lo que sacó otro par más de venas. — Si me voy estarías aburrido, bueno, —elevó un poco los hombros— más de lo que ya eres.
¡ESA! ¡Esa era gota que derramó el vaso! No soportaría más su altanería. No dejaría que lo sacara más de quicio. Se levantó del asiento golpeando la mesa con la mano abierta mientras la otra se volvía un puño y su rostro se convertía en un feroz criatura del infierno. Por su parte, Toneri ignoraba su transformación; examinaba el lugar con notoria curiosidad en sus ojos.
Recorrió cada mesa con paciencia por lo llamativo de las cabelleras en algunos de los clientes hasta que sus ojos se detuvieron en la mesa de la esquina más lejana al lugar donde se encontraba. Sus párpados se abrieron de par en par al divisar un grupo pequeño de hombres, riendo y bromeando de forma ruda. Aquellas pupilas color hielo se enfocaron sólo en uno de ellos que reía con gozo mientras sujetaba una cerveza. Golpeó la mesa con el vaso, regando un poco de líquido, y se levantó de la silla como resorte, utilizando las manos como apoyo.
— ¡ES ÉL! —gritó sin apartar los ojos del sujeto —tenía una expresión de terror—, levantó la mano y lo señaló sin dudarlo un sólo segundo.
— ¿Qué? —atraído por la curiosidad y la pálida —más pálida— expresión del entrometido, Naruto detuvo el golpe y giró.
— E-es... ¡Es el hombre de tatuajes rojos en las mejillas! —la mano que lo señalaba comenzó a temblar por la mezcla de miedo y rabia— ¡Él fue quien se llevó a Hiro-senpai!
¡Sí! ¡Sin duda era la descripción del ex-líder de los Colmillo sobre colmillo! La ira lo embargó como un balde de agua fría, tronó sus dedos y el enfado hacia Toneri desapareció. Dio un paso en la dirección señalada dispuesto a obtener algunas respuestas; a golpes si ese imbécil se negaba. Quedó congelado cuando sus pupilas se posaron en sus acompañantes. Pestañeó un par de veces para comprobar que sus ojos no le estaban mintiendo. Sí... Junto al secuestrador de Hiro se hallaba sentado un hombre de cabello gris oscuro lacio, el flequillo ocultaba su ojo derecho, labios pintados de negro y pupilas pequeñas que causaban intimidación; ¡incluso desde esa distancia!
— E-esos... —Toneri miró a Naruto al percibir un cambio drástico en su voz— ¡Esos son yakuza! —gritó casi sin voz y la misma sensación asfixiante y acuosa que tenía a Naruto prisionero, también hizo presa de él.
.
Los Yakuza... Estaban en un escalón completamente diferente.
Era normal entre pandillas conseguir reputación para poder ser tomados en cuenta por las filas de la mafia japonesa. Si dicha pandilla acrecentaba el nombre de su banda en poco tiempo los miembros yakuza hacían presencia para contratar a los más fuerte de dicho grupo; por lo general el líder y sus hombres de confianza. Pero ese mundo no era al cual aspiraban los grupos juveniles estúpidos, en gran parte sólo buscaban dar golpes para demostrar fuerza, crecer en hombría o liberar estrés.
No...
La mafia llegaba al punto de ocultar personas sin dejar rastro, amenazar a tu familia, o actos muchos más sangrientos si negabas su invitación.
.
El sonido de una silla en su mesa los hizo brincar del pánico, saliendo del trance. A un costado de ambos, dando la espalda a los mafiosos, apareció Sasuke con un rostro mohíno. Se fijó en Toneri, adoptó una actitud distante y desagradable. — ¿Quién demonios es este? —preguntó con frialdad y molestia a su amigo.
La presencia de Sasuke causó en las piernas de Toneri una languidez que lo regresó a la silla. Nunca había cruzado palabras directamente con él y su aura era estremecedora. Como respuesta automática a la mirada de disgusto del Uchiha, levantó la mano una vez más para señalar la mesa de la esquina.
— ¡Ahí está el sujeto que secuestró a senpai! —Naruto actuó tarde, no pudo cerrarle la bocota a tiempo, pero igual lo castigó dando un fuerte golpe en la cabeza por su nula falta de buen juicio. La expresión de Sasuke cambió por completo al observa a Kiba. Entrecerró sus ojos, apretó la mandíbula y se levantó de la mesa, su amigo lo detuvo del hombro sabiendo lo que pensaba hacer.
— ¡No, Sasuke! —Intentar calmarlo era la única buena idea que cruzó su cabeza, pero— ¡Son yakuza! —fue una pérdida de tiempo.
Sasuke lo empujó y Naruto regresó a la silla con brusquedad. Caminó por entre las mesas de los clientes que disfrutaban el ambiente sin saber que dentro de unos segundos todo se iría al infierno. ¡CRASH! La botella que Kiba sujetaba terminó en el suelo; alcohol y vidrios esparcidos en el suelo. El sonido silenció a cada persona dentro del lugar.
— ¡Con un demonio, mocoso! —ladró iracundo— ¡Tan grande te crees que ya no respetas a tus mayores!
— ¡Dónde está! —Rabia, preocupación, culpa, angustia... Todo se reflejó en su mirada. — ¡Dónde está Hiro!
Kiba quedó estupefacto por el nombre que llegó a su oídos. Olvidó su cerveza derramada y poco le importaba crear un escándalo dentro del club.
— Es tu amigo, ¿no? —dijo de forma sonriente y molesta— Si estas así, significa que no lo ves desde hace... ¿Cuánto? ¿15 días? —Apretó la mandíbula y los puños. Sentía la sangre fluir como lava por sus venas.
— ¡Dime dónde está, maldito!
Levantó la mano y movió su índice de un lado a otro. Una marcada sonrisa de diversión se dibujó con desafío en su rostro. Se puso de pie y adoptó una posición de ataque. Los cuatro sujetos que lo acompañaban en la mesa terminaron sus bebidas y bocadillos antes de retirarse; sabían que Kiba buscaba pleito incluso para cruzar palabras tontas. Le gustaba pelear hubiera o no ingerido alcohol. Se despidieron con la mirada; los clientes casi no respiraban por la tensión en el ambiente.
— ¡No lo vas a ayudar! —exclamó Toneri preocupado mientras sus ojos viajaban del rostro asesino de Sasuke al de Naruto mientras mordisqueaba sus uñas.
— No. —respondió atento y serio— Sólo si es necesario entraré. Por el momento, esperemos. —ambos fijaron sus ojos en lo que parecía se convertiría en una lucha grotesca.
¡Y así inició!
Una patada frontal de Sasuke, siempre manteniendo la serenidad en combate, fue esquivada con velocidad y elegancia por parte de Kiba. Luego un puño que impactó en una silla. Después otro golpe en dirección a sus costillas... Kiba arqueó la espalda hacia un costado y manoteó con suavidad el brazo del Sasuke; como si todo eso fuera un juego de niños. ¿Lo estaba tratando como un juguete? ¡Más rabia, más odio! No permitía que nadie tomara a broma un combate, ¡y menos aún si era ese malnacido!
Contempló una abertura y llevó allí su pierna con un patada lateral para quitar esa maldita sonrisa de su rostro. Pero fue inútil, Kiba la bloqueó con ambos brazos y con una rapidez impresionante, tanto para él como para los demás, agarró su pierna colocando la mano por encima de la rodilla y la otra por debajo. Sasuke cesó el movimiento. Naruto y Toneri sabían que con un movimiento rápido podría lastimarlo de gravedad.
— Te mueves un centímetro y la partiré en dos.
— No me importa. —Vio como la ira había provocado un fallo en sus cálculos y había terminado en una llave por parte del contrincante. Respiró lento y profundo para recuperar la calma, pero ello no enfriaba su sangre. Kiba parpadeó incrédulo por su comentario tan despreocupado. — Quiero saber el paradero de Hiro. —acotó con calma sin dejar de sonar altanero.
Kiba lo soltó y sonrió con simpatía.
— La última vez que lo vi, estaba en la entrada del Yamagakaisei. —respondió colocando las manos dentro de su chaqueta mientras caminaba rumbo a la puerta para alcanzar a sus compañeros.
Sin pensarlo otro segundo más, y dejando a Naruto y Toneri con la palabra en la boca —a la distancia que se hallaban no lograron escuchar la conversación—, Sasuke corrió a la moto y arrancó a toda la potencia.
Besos y abrazos en papel... :3