Cuidaré de ti

By NuriaOrtiz

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Hace algún tiempo, mientras escribia otra de mis novelas, Te amo, Bradley, me llego la Inspiración De Una nue... More

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Necesidad
Fin
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¿Hacia la felicidad?
El peligro de la locura
Sin arrepentimientos
Antes de...
¡No mueras!
Un poco de esperanza
¡Ya llegan!
Familia
Epílogo
¡NUEVA NOVELA!

Olvidar es lo mejor

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By NuriaOrtiz



Una semana podía resultar tan larga como un año si la situación que atravesaban, era la propicia para ello. Y en esos momento, estaba claro que no era algo que ocurriera a diario, o al menos ellos no estaban habituados a permanecer vigilantes hacia una persona a la que querían y que aun estaba recuperándose de un ataque que no iba dirigido hacia el, pero que como el héroe real que era, sufrió por el bien de otros. Sean ya había salido de cuidados intensivos, lo que era un descanso en si mismo. Sin embargo, a pesar de que era una buena noticia, a veces no todo era un camino de rosas. Desde el ataque y los posteriores días en los cuales todos permanecían con el corazón en un puño por la salud del hombre, Emma pasó por diversos estados de ánimo que no hicieron nada por mejorar. Tanto estrés y ansiedad crearon a una Emma que nadie reconocía, pero que todos entendían.

Y a causa de ello, las mellizas amenazaban con llegar mucho antes de la fecha. Contracciones y malestar, invadían a la futura mama sin darle descanso alguno. La visita obligada al medico, les revelo que solo eran contracciones a causa del cansancio y el estrés que Emma estaba experimentando en esos momentos, pero que todo estaba bien. Las niñas aun no estaban en camino, así que lo único que ella tenía que hacer por el bien de las pequeñas y por el suyo propio, era tranquilizarse. Lo pasado, pasado estaba y ya no había vuelta de hoja. Sean estaba recuperándose bastante bien, y nadie le había echado la culpa, que ella misma se imponía, por lo sucedido, así que podía imaginarse el revoltijo emocional que su chica estaba experimentando, pero no era capaz de hacer nada para solucionarlo, mas que nada por que ella no le daba la oportunidad.

Aun así, intentaba por todos los medios hacerle olvidar esa experiencia tan traumática para ella, con la única finalidad de que todo volviera a la normalidad alrededor de la futura mama. Quería que Emma estuviese bien sin importar cuanto le costase, y aunque no era fácil, luchaba día a día contra ella, para alcanzar un pequeño logro cada vez que intentaba avanzar y se topaba de lleno con la negativa de la futura y gruñona futura mama. Comprendía sus sentimientos, pues el paso por ellos en su momento, pero no podían volver en el tiempo y arreglar las cosas tal y como a ella le hubiese gustado que salieran. El destino marco para ellos ese camino y si resulto ser así, tenia que haber un por qué.

Sin embargo, terca como Emma era, no le entraba en la cabeza que las cosas sucedieran de ese modo. Pero no importaba. Sabia que lograría su cometido de arrancar a la futura mama de ese estado en el que se había sumergido, aunque tuviera que tirar de ella mientras pataleaba, no importaba, pero aquello había llegado a su fin.

La casa estaba vacía, ya que Sean aun permanecía hospitalizado y Kyle no se separaba de su lado por mucho que el guardaespaldas intento persuadirlo de que fuese a casa a descansar. Estaba claro que la terquedad era hereditaria y contagiosa, pues tanto uno como el otro, estaban demostrando ser tajantes y obstinados con lo que querían e iban a hacer, sin importar cuantas veces les pidieran los demás que cambiaran. Emma y Kyle parecían haber salido del mismo ovulo, solo por su cabezonería extrema.

Recorrieron los pasillos de la casa, respiro hondo unas cuantas veces sabiendo que iba a enfrentarse a un dragón escupe fuego con el que dormía cada día. Emma estaba irritable y gruñona y no era buena idea cruzar ante sus ojos, por que era capaz de escupir veneno si se lo proponía. Las hormonas y todo el asunto con Sean hicieron de su hermosa chica una bestia bastante peligrosa, pero aquello tenia solución.

El morro frío y húmedo de turco toco su mano, en un silencioso gesto de apoyo, así que palmeo suavemente la cabeza del animal con una pequeña sonrisa.

--Gracias compañero, lo necesito.

Incorporándose en toda su estatura, se ofreció a si mismo un gesto de apoyo y se acerco a la guarida del dragón. La habitación de las niñas supuso para Emma un lugar en el cual refugiarse de todo y todos y se pasaba las horas completas entre esas cuatro paredes, cambiando las cosas de un lugar a otro, para luego volverlas a su sitio original. Era como un laberinto de movimientos que acababan siempre en la casilla de salida, sin importar cuantas vueltas diera. Las pocas cosas que adornaba el lugar lo hacia mas frustrante para ella, pues no había mucho a lo que echarle mano, pero tampoco tenia animo para salir y comprar. Era todo bastante depresivo, pero sin tener depresión. Era raro y tenía que acabar.

Apoyando la punta de los dedos sobre la puerta de madera, agudizo el oído. Suaves y amortiguados pasos revelaban que el dragón estaba en su cueva.

Empujo la puerta y espero a que Emma se percatara de que había invadido su territorio. Probablemente lo saludaría con un largo y tajante silencio, mientras lo observaba desde el otro lado de la estancia, avisándole que seria mejor que no se acercara. Ya había estado en esa misma situación un par de veces, así que sabía a lo que se enfrentaba. Así que se apoyo en el marco de la puerta y espero.

Tras un largo silencio, ella finalmente hablo.

--¿Qué?

--¿Cuánto tiempo va a durar esto?

--¿Qué es esto?

--Tu aislamiento.

--Eso es algo que no te incumbe, Noah.

Escuchar esas palabras de boca de la persona que amaba, dolía como una patada en las pelotas, pero comprendía por que había respondido eso. La persona con la que estaba hablando no era la Emma que el conocía, si no una inmersa en un mundo de culpa del que no podía salir sola.

--Siento sacarte de tu mundo de yupi, cielo, pero si me incumbe. Eres mi mujer, y la madre de mis hijas, estoy preocupado por ti y estoy harto de verte encerrada escupiendo veneno y malas miradas, así que estaría encantado de sacarte de este muro de mierda que has creado para alejarte del mundo.

--¡Tu no entiendes por lo que estoy pasando!

--Claro que lo entiendo. Yo estuve ahí mientras lo apuñalaban. Estuve mientras lo atendían en la calle y en la ambulancia. Fui mas consciente que ninguno de lo mal que estaba, y me culpe, por que ese cuchillo iba dirigido a mi. Pero ¿sabes que? Tengo la firme certeza de que Sean no me culpa, como no te culpa a ti. Y encerrarte aquí, aislándote de un mundo que el ha hecho seguro para ti, es un insulto hacia la persona que te salvo.

--El sabia que si yo me movía, Bobby atacaría y aun así... aun así ¡me mando a la clínica! ¿Por qué? ¿Por qué no pudo esperar a que la policía llegara? Había gente a nuestro alrededor, podrían haber llamado.

Era tan fácil responder a ello, y le parecía tan increíble que ella no lo supiera aun, que se vio obligado a decirlo. Emma estaba emocionada y enfadada. Al borde del llanto, su voz era un ahogado y ronco sonido que le rompía el corazón.

--Por que quería asegurarse de que las niñas y tú estuvieseis a salvo.

--¡Es un idiota!

--Eso no te lo discuto. Pero se agradecida con ese idiota por que nos ha regalado una vida tranquila. La tuya, la de nuestras hijas y la mía. Creo que es merecedor de que le agradezcas ese regalo, viviéndola y no escondiéndote.

El tiempo entre ellos quedo en suspenso, a la espera de una respuesta por parte de Emma, quien en esos momentos había comenzado a llorar, dejando que las lagrimas limpiaran siete días de angustia y miedo, estrés y ansiedad, que acumulo dentro de su pecho, hasta que ya no pudo mas. Llorar le ayudaría a librarse de todo y empezar de nuevo, así que dejo que lo hiciera en tranquilidad, sin embargo, escucharla llorar, fue demasiado para el y su determinación de darle su espacio, acabo por los suelos cuando cruzo la habitación y acuno entre sus brazos. Habían estado compartiendo cama todos esos días, sin embargo era como si ella no estuviese realmente allí, así que ahora que finalmente podía abrazarla y sentirla de verdad, respiro con alivio mientras ella mojaba su pecho con sus lágrimas.

Poco a poco los minutos pasaron, permitiendo que todas esas lágrimas que ella derramada, fuesen recogidas por la tela sobre la que se apoya. Su pecho estaba empapado, pero no le importaba. Si llorar la hacia sentir mejor, que llorara todo el tiempo que quisiera, el no iba a ir a ninguna parte.

Fue un largo tiempo después cuando finalmente Emma se alejo. No podía ver su rostro, pero gracias a la familiaridad del movimiento, acuno la cara de su chica y seco sus ojos con cuidado, acariciando bajo las pestañas y las suaves mejillas, para limpiar los ríos de lágrimas que había derramado.

--¿Mejor?

Ella simplemente asintió, con su rostro encerrado entre sus manos, pudo sentir como lo miraba. Estaba tan acostumbrado a esa sensación que le provocaba, que disfruto de ella por un momento.

--Sin importar como te sientas, háblalo. Conmigo, con Alisa... ¡da igual! Pero habla con alguien. Te hará sentir mejor y...

--¿Y eso me lo dices tu, señor isla?

Se vio en la necesidad de apretar los labios, pues no podía rebatir aquello.

--No vas a perdonarme aquello ¿verdad?

--Te perdone hace tiempo, pero eso no quiere decir que lo haya olvidado.

--Olvídalo. Por favor ¡Olvídalo!

Imploro, consiguiendo una pequeña risa que resonó dentro de su pecho como una melodía mágica. Hablar las cosas solucionaba muchos malentendidos, y aunque ellos no estaban pasando por ninguno, estaba claro que durante esa semana necesitaron hablar de cómo se estaban sintiendo cada uno y no lo hicieron, eso repercutió en Emma y los llevo a esa situación en la que ella acabo encerrada en casa, en la habitación que estaba preparando para las mellizas. Por suerte, aunque era una mujer terca, también era fácil llegar a ella. Si le costo una semana, fue por su propia culpa, cegado por la creencia de que ella necesitaba un poco mas de tiempo para interiorizar todo.

Y aunque no fue tan rápido como le hubiese gustado, pues esa semana resulto ser bastante infernal para todos, las cosas iban a ir volviendo a su cauce poco a poco. Todos necesitaban que lo hicieran, pues la fecha de entrega estaba cada vez mas cerca y tenía muy claro que nadie podía decirle a una par de mellizas revoltosas, que no era el momento adecuado para nacer. Presentía que iban a ser igual de tercas que Emma y el mismo, así que era un sendero imposible de transitar. Y dado que el camino se iba haciendo mas corto con cada día que pasaba, tenían que estar tranquilos para su llegada.

Pero en ese momento, Emma era su mayor prioridad, pues no podía hacer nada por las mellizas, hasta que estas no llegasen a sus vidas. Y aun así, Emma era la luz más brillante en su propio y oscuro cielo.

***

--No voy a ir a ningún lado, Kyle.

Sentado en una pequeña butaca reclinable a un lado de su cama, los ojos verdes del chico se alzaron con una mirada confusa bajo sus cejas arqueadas. Tenía marcas de cansancio y unas pronunciadas ojeras, pero el chico nunca iba marcharse, sin embargo, no podía dejar de intentarlo. El era el único que podía lograr que el monstruito se marchara de allí durante unas horas, para descansar.

--¿Qué?

--No tengo planes de salir corriendo de este lugar, así que puedes irte a casa de Noah y descansar tranquilamente.

--¿Y eso a que viene?

--A que estas echo una mierda, amigo.

--Estoy bien, así que déjame estudiar. Logan me ha mandado los apuntes de mis ultimas clases.

Ya habían sido muchas las veces que lo mando a casa, tras despertarse, pero en ninguna de esas ocasiones, pudo lograrlo. Kyle era persistentemente terco, y tenia muy clara su idea de no abandonar su lado hasta que el saliese a pie del hospital. Sin embargo, aun le quedaban un par de días por delante, en los que tendría que aguantar estar encerrado en aquella habitación. Y aunque estaba impaciente por salir de allí, estaba comportándose como era debido por Kyle, pues en más de una ocasión, tuvo la tentación de pedir el alta voluntaria.

No soportaba los hospitales y verse obligado a permanecer en uno, sin la posibilidad de moverse de entre las cuatro paredes que formaban su habitación, era una mierda, pero por amor y bajo chantaje, uno hace lo que sea. Kyle lo tenia bien cogido por sus pelotas, y el chico no iba a soltar el agarre hasta que los médicos le diesen la patada en el culo que tanto estaba anhelando. Gracias a Dios, quedaba muy poco para eso. El estaba listo para ofrecer sus posaderas a cualquier pie que quisiera patearlas, con el único fin de salir de allí como alma que lleva al diablo, y así llevarse a Kyle con el. Pues tenia muy claro que en cuanto fuese libre, regresaría a casa con Noah y Emma y dormiría placidamente en su cama, con su monstruito al lado, obligándolo a descansar todas esas horas que no estaba descansando en la actualidad.

--¿Vas a poder pasar de curso?

--Si.

--¿Seguro?

  Kyle hizo un ruidito con su garganta que respondía a su pregunta, sin embargo no levanto su mirada del portatil del que se ayudaba.  

--Eres un empollón muy mono.

--Deja de meterte conmigo, idiota con complejo de héroe. Cállate. Estoy estudiando.

Sonriendo ampliamente, lo miro en silencio durante un buen rato, hasta que el alzo sus ojos. Sabía que estaba interrumpiendo sus estudios, pero amaba picarle y escuchar su voz. Un poco de atención por su parte, no iba a hacerle daño.

--¿Qué?

--Dame un beso.

--No.

--¿Por qué?

--Por que no me dejas estudiar, así que se un buen chico y guarda silencio. Cuando termine, te daré un beso.

--Pero quiero mi beso ahora.

--¡Ah, Dios! Eres muy pesado.

Exclamo, dejando a un lado el portátil, se puso en pie y se inclino sobre el.

--¿Me prometes que si te beso, vas a dejar que estudie tranquilamente?

--Mmm... ¿Quizás?

Cuando Kyle entorno los ojos listo para echarse atrás, el levanto su mano hasta la nuca del chico y lo empujo suavemente hacia su boca. Fue un beso tierno de perdón, seguido por otro mucho mas duro y necesitado. Entre su herida y el extremo cuidado que ponía Kyle para no hacerle daño, el contacto entre ellos estaba bastante limitado, volviéndolo aun mas ansioso de lo que ya era, hacia Kyle.

Con un corto jadeo, los ojos de Kyle brillaron sobre el cuando lo miro.

--¿Contento?

--Por ahora.

Kyle sonrío, dándole un piquito en los labios, antes de retirarse.

--Ahora se bueno. Necesito estudiar.

--Vale. Pero mi silencio requiere de un pago.

Su monstruito lo miro con los ojos entornados, metió su mano bajo la manta que lo cubría y pellizco su muslo en venganza.

--Si no te callas, voy a amordazarte.

--¿Y luego vas a darme unas nalgadas?

Dejándolo por imposible, Kyle no contesto a su burla, bajo la cabeza con una sonrisa en los labios y comenzó de nuevo a estudiar en completo silencio, ignorando el echo de que el aun lo observaba. Y a pesar de que podría ponerse los cascos para que el no pudiera interrumpirlo, había optado por no usarlos, por si el necesitaba algo de ayuda para moverse hasta el baño.

Pese a su juventud, Kyle era una fuerza en la que apoyarse. A veces era comparable a la fuerza que poseía un tornado, pues sin importar aquello que tuviese por delante, seguía avanzando sin mirar atrás. Y eso le gustaba.

Su monstruito le había demostrado que podía contar con el en cualquier momento, sin importar lo difícil que fuese la situación, el estaría ahí. Era un pilar al que podía aferrarse, sin miedo a que este se derrumbase bajo su peso. Pero mas que nada, Kyle era su seguro de vida, por que no había nadie en el mundo que pudiera llegar a el como su chico lo hacia.

Por eso, cuando cerró los ojos con el único propósito de dejarlo estudiar en paz, sonrío al sentir la suave caricia de unos dedos sobre su brazo. Y es que no había nada mejor que sentir que la persona que amas esta ahí, para dejar que el sueño invadiera tu mente hasta caer en la inconsciencia del descanso. Kyle estaba a su lado, podía sentirlo en la piel, en su corazón, así que podía relajarse y dormir para arremeter con el único propósito que tenia en esos momentos, que era recuperarse y salir.

***

Con una pequeña sonrisa y las cejas arqueadas, miro por un segundo el semblante dormido de Sean. Finalmente el terco guardaespaldas había caído rendido de sueño, y es que a pesar de que no podía ir a ninguna parte, se despertaba temprano solo para dar por saco. En su caso, le gustaba molestarle mientras estaba estudiando, aunque no ponía mucho ímpetu en ello, se entretenía interrumpiéndolo solo por el placer de recibir un beso.

Todo aquello era normal, pues Sean era como una bestia salvaje al que habían enjaulado. Si pudiera moverse libremente sin que ninguna de las enfermeras piase detrás de el para que volases a la cama, el hombre se habría recorrido el hospital hasta sabérselo de memoria, pero con tal de no toparse con las amables mujeres que se interponían entre su libertad y el, retrocedía y permanecía quieto y a la espera de recibir ese ansiado alta por el que todos aguardaban.

Y es que la herida que Sean tenia en el abdomen, estaba muy bien. Su recuperación estaba siendo rápida y sin contratiempos, así que todos tenían muy claro que el hombre saldría de allí tarde o temprano, sin embargo no era lo suficientemente rápido para el guardaespaldas.

Ahora que ya había pasado una semana desde que Sean abrió los ojos, recordar todo el drama pasado era como beberse un vaso de cianuro. Ardiente y doloroso. Toda la angustia sufrida, aun era un recuerdo retumbante en su cabeza, pues no fue nada fácil aguantar la espera de esos días en los que la incertidumbre viajaba con el en cada paso dado en los pasillos que recorría para serenarse. Sean era un deseo lejano y a la vez muy cercano al que no podía echar el guante, por que nadie se lo permitía. Estaba ahí, peor el no podía llegar a su lado, hasta que abrió los ojos y lo subieron a planta, donde recibió la habitación que en esos momentos aun ocupaba. Sin embargo, se podía decir que todo eso era agua pasada. De hecho, cuanto antes lo olvidaran mejor.

--Sube.

Susurro Sean, echándose hacia un lado en la cama. Al mirar al hombre, comprobó que tenia los ojos entornados por el sueño, mientras le hacia hueco a su lado.

--No puedo.

--Sube.

Por una vez en esos días, se iba a dar el lujo de obtener aquello que mas deseaba en el segundo siguiente a quererlo, y en esos momentos, nada mas recibir esa tentadora oferta, sintió como su cuerpo se ponía en pie antes de haber decidido hacerlo. Poco a poco se subió a la cama y abrazo a Sean con cuidado.

--Si... esto es mucho mejor.

Murmuro el hombre desde su cuello. Y es que, aunque el no durmiera a causa de la felicidad que lo embargaba por ser capaz de sostener a Sean por primera vez en semanas, no le importaba, pues tenia aquello que mas quería. A Sean.

_______________________

Hola a tod@s!

¿Como os va? Hace mucho... Muchísimo que no paso por aquí y como algunas de vosotras ya sabréis, ha sido necesario el parón. 

He vuelto con un nuevo capitulo, con ideas para una nueva novela y con muchas ganas de terminar Cuidare de ti y dar pie a El Corazón de Sean, (de quien os debo un extra de san valentin, lo que quiere decir que no voy atrasada, sino que ya me he saltado un par de años, en fin, lo tendréis, o haré un nuevo extra, el que me pidáis como compensación) Podréis reclamarlo en Facebook, que es donde es mas fácil pillarme.

Espero que os vaya todo muy bien. Os doy las gracias por el apoyo que siempre me brindáis sin importar que! 

Así que muchas gracias. Muchos besos y espero que tengáis un buen día (noche)

OS QUIERO!!

P.D Si alguna de vosotras me ha mandado una solicitud de amistad en Face, por favor, reenviarla y mandar un mensajito para que sepa que sois mis Brujís de Wattpad. 

GRACIAS POR TODO

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