Cuidaré de ti

Von NuriaOrtiz

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Hace algún tiempo, mientras escribia otra de mis novelas, Te amo, Bradley, me llego la Inspiración De Una nue... Mehr

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Fin
¡Picnic!
¿Hacia la felicidad?
El peligro de la locura
Sin arrepentimientos
Antes de...
Un poco de esperanza
Olvidar es lo mejor
¡Ya llegan!
Familia
Epílogo
¡NUEVA NOVELA!

¡No mueras!

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Von NuriaOrtiz


Alarmada la voz de la enfermera que controlaba los signos vitales del paciente por arma blanca, puso a todos en movimiento con un alarmante aviso.

--¡Esta entrando en paro!

La maldición que sigo a esas palabras, provino de su propia boca mientras se ponía a la altura del pecho del hombre tendido sobre la camilla con una abundante hemorragia abdominal por culpa de un cuchillo que había encontrado su hogar en los intestinos del tipo. Pese a la brevedad de los paramédicos a la hora de ir a buscarlo y atenderlo en la medida de sus posibilidades, la situación no era nada buena para aquel hombre.

--¡Palas!

Grito, con el corazón acelerado por la adrenalina del momento, proporcionando el voltaje y el suministro de medicina que debían inocular en la VIA conectada a su brazo, mientras ella apretaba los dientes ante la impotencia que a veces sentía por no poder hacer entrar en razón a un cuerpo tan fuerte como el de aquel hombretón. Débil por la perdida de sangre, con un corazón que parecía querer darse por vencido, las oportunidades que se presentaban para el eran muy escasas, pero no imposibles. Si hacia bien su trabajo y el cooperaba lo suficiente para salir con vida de aquel quirófano, tenia todas consigo de que el paciente sobreviviría. Pero si el no luchaba, por mucho que ella hiciera, nadie conseguiría sacarlo con vida de aquella sala completamente equipada para ayudarlo a vivir. Sin embargo, ella no perecería sin luchar y aunque fuese en contra de la voluntad de aquel hombre, lograría llévalo de vuelta al camino representado por la luminosa luz de la vida.

--¡Fuera!

El choque eléctrico que corrió a través del cuerpo del paciente hizo que se arqueara y colapsara de nuevo contra la camilla, con un golpe seco que le era demasiado familiar. Con los ojos puestos en el monitor conectado a su pecho, ella rezo por ver signos de mejora, pero su único resultado fueron una única y plana línea anunciada por un constante pitido.

--¡Otra vez!

--¡Fuera!

Grito el responsable de las palas.

El sudor perlo su frente. No oía nada más que el fuerte latido de su corazón, cuando miro de nuevo el monitor y maldijo.

--¡Una vez mas!

--Doctora...

--¡Una vez mas!

Dijo sin más, taladrando con su mirada a su compañera, se negó en rotundo a darse por vencida.

Se acerco a la cabeza del hombre y se inclino sobre el.

--No vas a morirte en mi mesa ¿me has oído? Me niego. Eres un hombre fuerte, así que ten huevos y vive tu vida, maldita sea.

La siguiente descarga fue un punto muerto en su vida, pues durante unos segundos vio como la línea que marcaba la vida de aquel hombre, seguía plana. Espero. Y espero un poco mas hasta que... Un pequeño y tímido latido apareció en el monitor, anunciando las ganas de vivir de un hombre que casi había tomado por perdido.

Con una sonrisa tras la mascarilla, regreso al abdomen del paciente y clavo sus ojos por unos segundos sobre el monitor. La duda parecía haber desaparecido del corazón del hombre, así que estaba segura de que podría terminar la operación sin necesidad de recurrir a medidas tan desesperadas para mantenerlo con vida. A partir de ese momento, el mismo se encargaría de sobrevivir.

***

Apostados en la sala de espera, se mantenían vigilantes ante cualquiera que pudiera salir y darles la pizca de información que esperaban con tanta ansiedad. El estado de Sean seguían siendo un secreto para ellos, pues a pesar del personal al que emboscaron, buscando saber algo de su amigo, nadie sabia nada. Nadie decía nada. Eso los ponía en la situación de imaginar como iban las cosas, y nada bueno podía salir de eso cuando su mente estaba tan fragmentada debido a la incertidumbre y el miedo. Había tantos escenarios por los que podían pasar sin quererlo, que tenían miedo de pensar, aunque su mente trabajaba por si sola y le regalaba alguna que otra imagen que le provocaría pesadillas para el resto de su vida.

Así que lo único que podían hacer, era esperar. Una interminable espera que se alargaba sin parar y sin dar señales de terminar, los atormentaba con cada tic tac de reloj que pasaba y se alejaba de ellos, como un coche a toda velocidad, perdiéndose en la lejanía como si nunca hubiese existido previamente.

Comenzaba a sentirse cansada y adormecida. Las mellizas pateaban con fuerza y sus energías eran interminables, pero la suya no lo era. Y todo el estrés sufrido por los acontecimientos a los que la empujó Bobby, habían acabado con ella. Rendida, se mantenía recostada contra Noah, apoyando la cabeza en su hombro.

La sala de urgencias en la que estaban era un hervidero de gente, pero ellos tres se mantenían tan silenciosos que la gente llegaba a mirarlos de forma extraña. Muchas de esas miradas tenían que ver con toda la sangre que cubría la ropa de Noah, pero no importaba. Aquella curiosidad morbosa por saber que les ocurría, la irritaba, pero no tenía energías suficientes para mandarlos a la mierda.

Un suave pitido, seguido del rápido movimiento de Alisa, le hizo mirar hacia su amiga. La mujer tenía la vista en la iluminada pantalla de su teléfono móvil, y una profunda mueca de preocupación cubría sus rasgos.

--¿Qué pasa?

Pregunto, alzando levemente la voz para que la mujer la escuchara, fue recompensada con un encuentro de miradas que le hizo arquear las cejas.

--Kyle ha llegado. Me ha pedido que vaya fuera para buscarlo.

Noah se removió, apoyando su mejilla en la cima de su cabeza, carraspeo un poco para aclarar una voz que salio inusualmente suave.

--Yo iré. Dile que le espero en la entrada de urgencias.

--¿Seguro?

--Si.

Su tono decidido dejaba claro que no iba a permitir otra situación que no fuese la de el yendo a buscar a su hermano, dando la cara por lo que había ocurrido y recibiendo todo lo que Kyle tuviera para arrojarle. Ambos se sentían culpables por la situación de Sean y nadie iba a quitarles esa sensación, salvo el mismo Sean. Y por el camino que iban, eso iba a ser bastante difícil de conseguir. Pero no perdería la esperanza. Creía en la fuerza de su amigo y guardaespaldas, y le daría un voto de confianza.

Incorporándose un poco, miro el rostro serio de su chico y sintió un nudo en la garganta. La culpabilidad que cubría sus rasgos, así como el dolor y la desesperación, hablaban por si solos de cómo se sentía ese enorme hombre, respecto a Sean. Todos tenían en gran estima al guardaespaldas, lo querían como amigo y hermano, y saber que estaba luchando por su supervivencia, era como tener un par de manos alrededor del cuello, apretando, privándoles de ese oxigeno tan necesario, pues la angustia de saber el por que estaba allí, los carcomía.

Sean demostró ser un héroe al salvarle las vidas a ella y a sus hijas, pero ¿a que precio?

Besando suavemente su frente, Noah se puso en pie. Turco lo siguió, manteniendo el contacto con su dueño, se pego a su pierna y espero a que este diese cualquier orden que tuviese que cumplir. Con una voz forzada, Noah dio la orden pertinente al perro lazarillo y este comenzó a moverse.

Viendo como Noah se alejaba, apretó sus manos en dos puños y respiro hondo. Aquello estaba siendo una lenta y dura tortura, pero iban a pasar por ella para llegar al final de ese tenebroso camino que Bobby había creado para ellos. Sobrepasaría ese bache y se reirían de ello mas adelante, cuando Sean estuviese cien por cien recuperado y cuando todo volviese a la normalidad que una única y demente persona, les había arrebatado.

--No sabía que tuvieseis una conexión tan fuerte con tu guardaespaldas.

--Sean se ha convertido en un gran amigo y un hermano para mi y Noah.

--¿Y Kyle? ¿Qué pinta el en esto?

--Son novios.

La sorpresa convirtió el rostro de Alisa en una mascara cómica de la cual no podía reírse. Sabia que aquella noticia pillaba a la mujer de sorpresa, pero no le importaba. Los padres y hermanos de Kyle ya sabían sobre la relación que su hijo y hermano pequeño mantenía con el guardaespaldas que Noah contrato para ella, y todos estaban bien con ello, así que no creía que en ese punto, Alisa fuese a juzgarlos. Por otra parte, los McCarter eran gente muy amable y tolerante.

El silencio que inicio Alisa lo rompió la mujer, con un repetido asentimiento.

--Hacen buena pareja.

--Y se quieren mucho, así que...

--¿Es por eso que Noah ha ido a buscarlo?

--Se siente tan culpable como yo por lo que ha ocurrido y quiere ofrecerse en bandeja ante Kyle. No importa lo que su hermano pequeño quiera, el hará cualquier cosa.

--Kyle no...

--Lo se, pero la necesidad de remedir una pequeña parte de lo que hemos hecho, es tan fuerte que incluso yo estoy luchando contra mi misma para no ir y hacer lo mismo que Noah.

Alisa la miro con ojos tristes y no era para menos. Aquello ocurrió por su culpa, pues ella era la única con enemigos en Kentucky. Esa única persona en contra de ella y su felicidad, fue la causante de todo aquel dolor, y si ofrecerse para saciar el dolor de Kyle, le daba un mínimo alivio de lo que sentía, lo haría a pesar de que su cuñado era un hombre sin malicia alguna. Estaba segura de que el encuentro entre Noah y Kyle, no seria lo que su chico esperaba, pues lo único que iba a recibir por parte de su hermano pequeño, seria un sermón como el que le había dado a ella durante la única llamada que habían tenido ese día.

--Se ve que es un tipo fuerte, así que saldrá de esta. Darle un poco de tiempo para que se ponga las pilas y lo veréis dentro de nada totalmente recuperado.

Ella no dijo nada ante las palabras de Alisa, por que aunque sabia que Sean era un hombre muy fuerte, tanto física como mentalmente, no sabia el alcance de sus heridas, ni la gravedad que las envolvía, sin embargo fue capaz de ver el charco de sangre que dejo su cuerpo cuando los paramédicos se lo llevaron al hospital junto a Noah, y fue capaz de ver la sangre que mancha la ropa de su chico. Solo necesitaba sumar dos más y dos, y le daría la cifra exacta para llegar al temido presentimiento que le rondaba la mente. Aquello era grave y no saldría de ello con un poco de esparadrapo. Así que no solo valía la fuerza que Sean demostrara tener, había muchas mas cosas implicadas en su recuperación.

***

Un vuelo en medio de un cuadro de angustia y miedo no era nada aconsejable par un hombre que encontraba alivio en el movimiento, sin embargo era el único modo de llegar cuanto antes al lado de Sean. Y por eso, una vez tomo asiento en el lugar que le correspondía, se coloco los cascos y cerro los ojos, esperando a que aquel vuelo terminara cuanto antes... y por suerte ya había acabado.

El taxi que tomo fuera del aeropuerto fue eficaz al llevarlo frente al hospital en el cual Sean estaba. No sabia nada del hombre y eso estaba a punto de volverlo loco, pero tenia que aguantar un poco para buscar la información que necesitaba. Contactar con Alisa fue la mejor solución que encontró para llegar al lugar adecuado, sin embargo, una vez puso un pie en la calle, lo primero que vio fue a Noah.

En el momento que sus ojos recorrieron el enorme cuerpo de su hermano mayor, un sudor frío cubrió su piel y su cuerpo comenzó a temblar mientras las lagrimas se deslizaban libres sobre su cara, ante la angustia que sintió al ver tanta sangre impregnando la ropa de su hermano. ¿Todo aquello era de Sean?

--¿Esta todo bien, señor?

--Si... si, lo esta.

Susurro, entregándole en efectivo el conteo de la carrera, se echo al hombro la mochila que había llevado consigo con un poco de ropa y hecho a andar. Noah no podía ver como se aproximaba y permaneció estoico mientras el se acercaba, mirándolo de arriba abajo, comprobando la cantidad de sangre que su ropa había absorbido, junto a la mano vendada y el rostro desfigurado por la pena y la angustia.

El maldito guardaespaldas se había echo un hueco en el corazón de su hermano y cuñada, y el dolor que estaba experimentando en esos momentos, era casi tan alto como el suyo. Por eso, dio los últimos pasos hacia Noah y lo abrazo. Su hermano se sorprendió, pero respondió el abrazo con una fuerza inusual. Su voz rota fue como un mazazo sobre su pecho, mientras susurraba pequeñas palabras con angustia.

--Lo siento... lo siento mucho, Kyle... Lo siento...

Escuchar esa disculpa con esa voz tan rota, lo llevo por un camino que no quería transitar, pero sabia por que se disculpaba. Emma dijo las mismas palabras horas antes y él tenia la misma contestación para su hermano.

--¿Eres idiota? No tienes que disculparte por nada. Sean ha hecho lo que creía que era mejor. Él sabia de lo que era capaz con tal de salvar a Emma y a las niñas, así que no tienes que disculparte. Si se puso en medio de ese cuchillo, fue por que quiso proteger a una de las personas mas importantes para el.

--Emma también lo quiere mucho.

--Lo se.

Susurro, alejándose un paso de su hermano, se paso una mano por los ojos y miro el rostro de Noah. No podía culpar a aquella pareja, por que conocía los sentimientos de Sean por ellos, y los de ellos por el. Ellos estaban tan destrozados como el, por culpa de lo ocurrido, y aunque se podía llegar a ver como algo sucedido por culpa del trabajo de Sean, nadie tenia mas culpa que el hijo de puta que portaba el cuchillo y una mente enferma. Si no fuese por el, nadie hubiese estado en peligro, por lo tanto, nadie hubiese salido herido.

--¿Emma se ha ido a casa?

--No, esta en la sala de espera. Dice que no se va a mover del hospital hasta saber como esta Sean. Vamos, te llevare allí.

Caminando junto a su hermano, paso a través de las puertas de urgencias y respiro hondo una vez más. Finalmente estaba allí.

--¿Sabéis algo de...?

La negativa de su hermano le hizo apretar los dientes con desesperación, mientras subía las escaleras que los llevo a una segunda planta que les dio la bienvenida con dos maquinas expendedoras, una planta y dos puertas con los dibujos de un hombre y una mujer, anunciando los cuartos de baño que podían usar. Y de todas las filas de sillas, solo hubo una que le intereso. Una preciosa y demacrada embarazada mantenía sus ojos sobre la prominente curva de su barriga, mientras sus pequeñas manos se deslizaban sobre ella, hasta que sintió su mirada y alzo sus ojos, volviéndose brillantes a causa de las lagrimas.

--Si empiezas a disculparte, haré que te echen del hospital ¿esta claro?

Ella asintió fervientemente, mordiéndose en labio inferior para contener el llanto, se puso de pie y lo abrazo en cuanto estuvo a su alcance. Solo había una persona que llego a comprobar en primera persona como fallaron sus fuerzas durante la llamada que tuvo con Emma, sin embargo se sentía bien abrazar a alguien que estaba dándole vida a dos pequeñas niñas, aunque la energía que caracterizaba a la joven mama, parecía haber sido drenada. Todos estaban igual. Manteniéndose en un estado general de miedo e impaciencia, aguardando a un pequeño respiro en forma de información que no parecía llegar nunca.

Y ahora que estaba allí, tan cerca de Sean como podía, haría lo único que le estaba permitido hacer durante esos momentos; esperar. Una larga y agónica espera, que los consumiría y atormentaría, pero que llegaría a su fin cuando el doctor que estaba tratando a Sean en esos momentos, hiciera acto de presencia y les contase la situación del hombre. En ese entonces, y hasta que el saliera de aquel lugar, permanecería a su lado sin importar el numero de días que tuviese que pasar.

***

Había perdido la cuenta de las veces que le pidieron por todos los medios que se fuese a casa. Todos pasaron por el momento, intentando negociar con ella, algo innegociable, pues se negaba a dejar el hospital hasta saber como estaba Sean y sin importar el tiempo que eso llevase, permanecería allí atenta a cualquier noticia que quisieran brindarle. Pues salvo por la vez que salio a comer acompañada de Alisa, no había dejarse su puesto, y no iba a conformarse con una llamada telefónica, porque estar en casa y a la espera, seria mucho peor a pesar de que no había diferencia y que su propio cuerpo le pedía un descanso de la tensión que flotaba entre ellos. Sin embargo, su conciencia no le permitía ese descanso por mucho que lo necesitase.

Con los ojos cerrados, apoyo la cabeza en el hombro de Noah, evitando el lado herido de su chico, entrelazo sus dedos juntos y suspiro. Tras su llegada e intercambiar unas pocas palabras, Kyle se sumió en un silencio sepulcral, acompañado por Noah, quien solo hablaba para pedirle que se fuese a casa o para ofrecerle algo de beber o comer cuando ella se negaba a irse de allí. Todos iban a mantenerse al lado de Sean y Kyle, y ella no iba a hacer una excepción solo por estar embarazada. Estaba siendo cuidadosa consigo misma, así que no había razones para que se marchase a pesar de que Noah quería que fuese a casa a descansar.

Quería estar allí cuando les diesen buenas o malas noticias. Quería ser un apoyo para las personas que se preocupaban por Sean y al mismo tiempo, quería ser apoyada. Estaban unidos por la misma persona, que en esos momentos estaba luchando por salir adelante con la ayuda de un grupo de profesionales que cuidaban de el, así que era justo que permanecieran juntos hasta que las noticias llegasen para calmar o destrozar sus corazones. Y si eso pasaba, estarían ahí para consolarse mutuamente.

***

Sin importar los años que pasaran, nunca iba a olvidar nada de lo que ocurrió durante el ataque. Los ruidos y voces, los olores, las sensaciones... todo estaba grabado a fuego en su mente, mientras su mano palpitaba por le dolor de una herida recibida para defenderse de un demente que termino por herir a alguien mas de una manera mucho mas grave. Sean se puso en el punto de mira de Bobby para salvarlo. Tenia muy claro que si recibió esa herida, fue para salvarlo a el y a Emma a pesar de que ella estaba a salvo en la clínica de maternidad. Sin embargo, el deber empujo a Sean a llevar aquello a ese extremo con tal de asegurarse de que nadie interrumpía nunca mas la vida que Emma había logrado construir junto a el.

Por eso y por todas las veces que protegió a Emma, el tenia una deuda muy grande con el hombre. Una que no sabía como saldar, pero que haría todo lo posible por pagar. Sean demostró una entereza inmensa al anteponer la vida de otra persona antes que la suya, y aunque en esos momentos el dolor por la incertidumbre era profundo como un acantilado, no iban a perder la esperanza de verlo vivo una vez mas. Si conocía bien al tipo, sabia que su cabezonería le ayudaría a salir de aquello. No importaba cuanto le llevase, el lo lograría. Era así de terco y todos conocían ese lado de Sean, a pesar de que no lo dejaba ver muy a menudo y que con las únicas personas que lo mostraba, era con los tres que aguardaban noticias suyas en esa sala de espera que parecían haber comprado, pues eran los únicos que seguían allí después de tantas horas. La gente llegaba y se iba, pero ellos seguían allí a la espera. Y no dejarían de hacerlo hasta saber que pasaba con Sean.

Moviéndose ligeramente en el asiento, hizo una mueca cuando su mano palpito con fuerza. Sentía la palma de la mano muy caliente y el dolor había ido en aumento a medida que las horas pasaban, sin embargo no le presto mucha mas atención de la necesaria. Ni siquiera se había tomado los medicamentos que le recetaron.

Pero aunque le dolía, no tenía la motivación ni la energía suficiente como para molestar en comer algo y tomarse las pastillas recetadas. En esos momentos su consciencia no era capaz de tolerar mucho más, pues tenía la sensación de que si intentaba algo más que esperar, su cabeza terminaría por explotar. No tenia muy claro por que tenia esa sensación, pero era tan real como el palpitante dolor de su mano, así que no iba a jugar con fuego. Dejaría las cosas tal y como estaban.

***

En una sala llena de gente hablando, la voz de una mujer se alzo por encima de las demás, llevando en sus palabras el apellido que todos esperaban oír en esa bulliciosa sala de espera.

--¿Los familiares del señor Jones?

Como si de un solo cerebro se tratase, los tres se levantaron con prontitud. Sus ojos puestos en una mujer afroamericana con un rostro serio y ojos inteligentes. El lenguaje corporal no revelaba nada, así que solo podían confiar en las palabras.

--¿Todos son familia?

--Si.

En esos momentos no importaba si estaban conectados por sangre o no, lo importante era como se sentían hacia el hombre que ella había estado tratando y la importancia de saber el estado en el cual se encontraba. Todo lo demás era secundario en esos momentos, pues sus mentes no podían tolerar mucho mas. Solo necesitaban saber como estaba Sean después de entrar por las puerta de urgencias, casi cinco horas atrás, pues durante todo ese tiempo, lo único que obtuvieron al preguntar por el, fueron respuestas evasivas o silencios mientras sus corazones se oprimían ante cada negativa. Ahora tenían la oportunidad de saber y no iban a desaprovecharla. Sobre todo Kyle, quien silencioso, no dejo de derramar lagrimas en todo el tiempo que llevaba allí. Era tan triste ver el dolor que estaba atravesando el jovial hombre, que tuvo que cerrar sus ojos para no caer en un hoyo de terror y tristeza al cual era arrastrada cada vez que las agujas del reloj marcaban una nueva hora olvidada... Aunque no olvidarían esas horas por lo que les restaba de vida, pues eran las mas angustiosas de sus vidas. Sin embargo, quería centrarse en lo que aquella mujer tenia que decir, pues a pesar de su rostro impasible, tenia noticias de Sean.

Entrelazando los dedos con Noah, aguardo a que las palabras se formaran en la garganta de aquella mujer tan seria. Y fue entonces cuando el alivio afloro dentro de su pecho como un brote tardío de rosa bajo una brillante y calida luz.

--Esta vivo, creo que eso es lo que querían oír.

Sus rodillas temblaron ante el alivio que experimento al oírla decir aquellas dos pequeñas e importantes palabras. Sean estaba vivo... pensó, ¡Vivo! Aun estaba con ellos, luchando por salir adelante. 

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