Cuidaré de ti

By NuriaOrtiz

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Hace algún tiempo, mientras escribia otra de mis novelas, Te amo, Bradley, me llego la Inspiración De Una nue... More

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¿Hacia la felicidad?
El peligro de la locura
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¡No mueras!
Un poco de esperanza
Olvidar es lo mejor
¡Ya llegan!
Familia
Epílogo
¡NUEVA NOVELA!

Sin arrepentimientos

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By NuriaOrtiz


Confiaba en sus habilidades y esperaba que la suerte estuviese de su lado ese día, pero no podía estar cien por cien seguro de ello. Su instinto, así como todos esos días en los que ese presentimiento lo siguió sin descanso en su día a día, le advertían que no podía asegurarse una victoria fácil, frente a aquel demente. Y por eso, mientras el cuchillo que sostenía en su mano, brillaba con malicia, el supo que tenia que actuar de una forma u otra, pues nadie iba a intervenir, al menos hasta que la policía hiciera acto de presencia, y dado que no escuchaba las sirenas del coche, estaba claro que no estaban en camino.

En esos momentos, eran únicamente Bobby y el.

Su vida estaba en riesgo, pero no tenia miedo. Era algo a lo que uno se acostumbraba una vez que comenzaba a trabajar como guardaespaldas. Mientras lo instruían, le dejaron bien claro que lo primordial era la vida de su protegido, no la suya. Y por eso mismo, era el quien estaba frente al maltratador y no Emma y sus niñas.

Aquella situación le recordaba por que estaba allí. Por que eligió seguir a Emma y no dejar su protección en manos de otro profesional, pues estaba seguro que no había nadie que pudiera cuidar de ella como el. Al menos sin contar a Noah, claro.

Y esa era otra... tenia que solucionar aquello antes de que el gran jefe llegara, o de lo contrario iba a meterse de lleno en una pelea con Bobby, para liberar toda esa rabia acumulada contra el hombre que una vez hace ya tanto tiempo, hizo tanto daño a su ser mas querido. No existía nadie en el mundo, que amara tanto a Emma como ese hombre. El pobre tipo había perdido la cabeza por ella y cualquier que pudiera compartir un poco de tiempo con la pareja lo sabia, pero ahora no era el momento de pensar en eso, sino que debía centrarse en la amenaza que aguardaba frente a el.

Todo el entrenamiento obtenido durante su formación, iba a ser realmente útil, después de todo. Aun así, no quería llegar a las manos si no era necesario.

--No es necesario llegar a esto, Bobby. Hay otras formas de arreglar las cosas.

--¿Eso crees? Le di todo a esa zorra ¡y me traiciono!

--Huyo para salvar su vida, es muy distinto.

--No lo es. Conmigo era feliz.

La locura brillaba en la mirada del tipo, advirtiéndole, así como el cuchillo que sostenía en una mano extrañamente firme, que razonar con el no iba a dar resultado.

A consecuencia de ello, su pulso se acelero. El corazón retumbaba dentro de su pecho, la adrenalina corría rápidamente a lo largo de sus venas. Estaba preparándose para una confrontación con Bobby. Y era muy consciente de ello. Su intento de negociar con el, se había quedado en eso, un intento.

Con el cuerpo tenso, respiro con hondura, manteniendo una estrecha mirada sobre el agresor. La calle estaba silenciosa. Sentía distintas miradas sobre el, pero la que mas quemaba, era la que tenia en su espalda. Emma debía de estar justo ahí, y aunque le gustaría gritarle que se escondiera un buen lugar, no podía hacerlo. Si quitaba la vista de Bobby, su vida seria tragada por la acera que tenia a sus pies, convirtiendo el cemento gris en un cuadro rojo.

A pesar del frío, el sudor comenzó a cubrir su piel bajo la ropa, a la espera del primer movimiento de Bobby. El tipo parecía dudar, calibrando en medio de su locura, las posibilidades de asestar un golpe tan certero que le permitiera la ventaja de hacer lo que quisiera después, y probablemente, podría haberlo hecho si el no fuese un tipo con entrenamiento en defensa.

--¿Por qué no te quitas de ahí? A la única que quiero es a ella.

--Lo siento, chico, tendrás que pasar por encima de mi para llegar a Emma.

--Oh... ¿Es así?

--Si.

--De acuerdo...

Bobby se encogió de hombros con una indiferencia que no mostró cuando se abalanzo, lanzando un grito, corrió hacia el con el cuchillo por delante, mostrando una expresión de odio y disgusto que no le paso desapercibida, pese a su necesidad de controlar el arma en primer lugar.

A su espalda, escucho el grito amortiguado de Emma.

Fintando hacia su derecha, esquivo el primer golpe de Bobby, escuchando el gruñido de frustración que atravesó los labios abiertos del tipo, cuando se lanzo una vez mas hacia el. El brazo iba de un lado a otro, cortando el aire frente a el, intento rebanarle el abdomen una y otra vez, mientras el retrocedía buscando el mejor momento para actuar.

--¿Estas es la protección que le das? Solo estas huyendo de mi.

Ignoro sus palabras, centrado en la brillante y peligrosa arma que bailaba frente a el, relamiéndose con el deseo de probar su sangre. Aquello no era la escena ensayada de una película de acción, era la vida real. Si Bobby conseguía asestar un golpe con aquella navaja, podía despedirse de la vida en el instante que sintiera la fría hoja, atravesar su carne.

--¡Vamos! ¿Vas a seguir huyendo?

La locura afinada gracias a la frustración, haciendo un coctel perfecto dentro del cráneo de aquel tipo. Su oportunidad estaba a la vuelta de la esquina, lo sabia. Lo podía percibir y por eso espero.

Bobby freno en seco y clavo sus ojos en un punto tras el. Una lenta sonrisa lleno su rostro de maldad y diversión. Sus movimientos fueron demasiado rápidos, negándole la posibilidad de saber que tramaba. Pasando en una desenfrenada carrera por su lado, la voz de Bobby se alzo con locura a su espalda.

--¡Tu te la llevaste!

Girando con rapidez, clavo su mirada en la espalda de Bobby y maldijo antes de echar a correr el también. ¿Cómo infiernos se había llegado tan lejos en tan poco tiempo? No podía permitir que aquel encuentro ocurriese. Emma no se lo perdonaría en la vida, si Noah sufría algún daño por culpa de mierdi-Bobby.

--¡Noah aparta!

Grito, observando como la mujer a su lado, ante la amenaza que se cernía sobre ellos en una loca carrera, tiraba del hombre hacia un lado para evitar el ataque de Bobby, mientras su rostro se inundaba de miedo y lagrimas. Sin embargo, no fue suficiente. Bobby se recupero rápido y lanzo un nuevo ataque. Los instintos de Noah despertaron al notar la amenaza, obligándole a moverse. Envolviendo una mano alrededor de la afilada hoja, hizo una mueca de dolor. Su mano comenzó a sangrar copiosamente, debido a que sus ojos le impidieron ver donde estaba el peligro, demostrando ser un idiota por no irse de allí junto a la mujer. Y por eso mismo, cuando consiguió que sus ojos conectaran con la chica en cuestión, lanzo un fuerte y contundente grito.

--¡Llévatelo!

El eco de su voz reverbero a través de toda la calle, mientras el daba la ultima zancada antes de lanzarse sobre la espalda de Bobby. Con un golpe seco, sus cuerpos fueron recibidos por el frío cemento de la acera, que acogió su peso y sus alientos con el perverso placer de un psicópata ante una presa. Aturdido por el golpe y dolor de un hombro dislocado, rodó lejos de Bobby mientras parpadeaba, llegando a ver como la sangre manchaba un trozo de concreto a unos centímetros de su cabeza. Era la sangre de Noah, que manaba en abundancia de su mano derecha.

--Vas a pagar esto.

Mascullo Bobby, mientras se levantaba poco a poco del suelo. Colocándose sobre sus manos y rodillas, lo miro con odio.

Gracias a la caída, su brazo izquierdo era inservible. Eso era una nueva ventaja para Bobby, y estaba claro que iba a hacer uso de ella en cuanto la notara.

A lo lejos, podía oír la voz de Noah discutir con... Alisa, ¿verdad? Si... Alisa. La mujer intentaba frenar el ímpetu del gran jefe, aunque no debía de ser fácil para ella, parar a un tren de carga como Noah, con un cuerpo tan pequeño.

--¿Crees que es un buen momento para que prestes atención a otros? Estoy a punto de matarte.

Sonriendo con ligereza, se levanto con lentitud, mientras su hombro gritaba de dolor.

--Mátame... No me importa, si ellos dos pueden vivir. Y lo harán. Por que te llevare conmigo, si hace falta.

Bobby se rió.

--Ya estas muerto.

Su sentencia fue un acierto, que no previno y que fue incapaz de parar cuando Bobby embistió contra el. El beso del acero frío contra su vientre, fue como el recordatorio de una mala noticia, mientras la sangre, caliente y densa, resbalaba hacia abajo por su cuerpo. Pero fue lo que necesito para tenerlo cerca. Era su momento para acabarlo todo.

--Disfruta tu estancia en el infierno.

Murmuro en medio del abrumador silencio que llenaba sus oídos, alzando su brazo lo lanzo tan fuerte y rápido como pudo contra la garganta de Bobby. Hundiendo la nuez de Adam, escucho el chasquido propicio a un hueso roto. Los ojos del chico se abrieron como platos, mientras su garganta era incapaz de suministrar aire hacia sus pulmones. Llevándose la mano a la garganta en un intento desesperado por solucionar un problema que no tenia solución.

Bobby se desplomo hacia atrás, cayendo inerte contra el suelo tras unos segundos de agónica desesperación, a la vez que el se arrodillaba y llevaba una mano a su vientre. La sangre resbalaba sobre sus dedos, manando de una herida que era difícil de taponar.

--¡Sean!

Al mirar a Noah sonrío ligeramente, mientras el jefazo se acercaba a el con la ayuda de Turco y Alisa, quien hablaba apresuradamente a su teléfono móvil. Había cumplido su promesa. Y no se arrepentía de ello, aunque le hubiese gustado ver a Kyle una última vez. Aun así, estaba tranquilo con el hecho de que Emma y Noah podrían criar a sus hijas sin ningún tipo de peligro que las acechase. Emma era libre.

--Hey, jefe...

--Sean...

--¿Me harías un favor?

Pregunto, ignorando el doloroso tono con el que Noah pronuncio su nombre, al mismo tiempo en el que el hombre lo acostaba con cuidado sobre la acera. Se quito la chaqueta y la coloco sobre su cuerpo, usando sus dedos para saber donde estaba el arma, envolvió la tela alrededor del chucillo y presiono. La sangre que salía caliente de su cuerpo, comenzaba a enfriarse una vez descendía hacia el suelo, creando un charco bajo su cuerpo, burlándose cruelmente de el.

--Llama a Kyle.

El silencio que siguió a sus palabras, fue roto por un rotundo y sentido grito.

--¡No vas a morir! ¿Me oyes? No vas a morir. Solo... sigue respirando, maldita sea.

--Llámalo... por favor.

Noah sacudió la cabeza un par de veces, mientras presionaba aun mas fuerte sobre el. Fue entonces cuando escucho la voz de Alisa. Miro a la mujer, quien sostenía el móvil con dedos temblorosos. La pantalla ilumino su rostro inundado en lagrimas, antes de llevarse el aparato al oído y clavar sus ojos grises en el.

--Hi Kyle... Oye... Hay alguien que quiere hablar contigo.

Alisa coloco el teléfono en su oído, y el se lo agradeció.

--¿Hola?

--Monstruito...

--¡Sean! ¿Por qué no me llamas desde tu teléfono?

La voz de su chico alivio el dolor que taladraba su cuerpo hasta cegar su vista. La sangre seguía manando de la herida, y aunque Noah ejercía presión sobre esta, el flujo de vida seguía escapándose sin misericordia.

--Sabes que te amo ¿verdad?

--... Si, lo se. ¿Qué pasa, Sean?

--Nada... solo quería oírte.

--Sean...

A lo lejos, podía oír el sonido de una ambulancia mientras se acercaba, acompañada por la sirena de la policía. Pero aunque debería centrarse en el mismo, no podía. Sus sentidos se estaban apagando poco a poco, y lo único que quería en esos momentos, era escuchar la voz de Kyle una vez más. Quizás fuese su última vez.

--Háblame, Kyle.

--¿Qué esta pasando, Sean? Tu voz... ¿y eso? ¿Es una ambulancia? ¿Qué...?

La ambulancia freno a un lado del pequeño grupo que creaban Noah, Alisa y el, dándole la pista que Kyle necesitaba para llegar a una conclusión inevitable.

--Dime que no te ha pasado nada. ¿Sean? Por favor, dime...

--Esta bien, señor, déjenos trabajar sobre el.

Sus palabras fueron cortadas por la voz de los paramédicos. Lo ultimo que pudo escuchar por parte de Kyle, fue la pronunciación angustiosa de su nombre, mientras Noah y Alisa eran empujados a un lado. Fue entonces cuando todo se volvió repentinamente negro.

***

--No, no, no, no... ¡No! Por favor...

Suplico, aterrado por las posibilidades que cruzaban su mente, mientras caminaba a paso vivo hacia su casa. Sus dedos temblaban sobre la pantalla táctil de su teléfono, bailando sobre el número de su prima. Presiono sobre el, colocándose el móvil en el oído, aguardando a que la familiar voz de Alisa le contestara, grito con desesperación cuando su llamada llego al buzón de voz.

--¡Contesta maldita sea!

La gente a su alrededor lo miro como si le faltase un tornillo, pero ese no era el problema. Debió sospechar que Sean estaba en problemas, desde el mismo momento en el que escucho su apagada voz, mientras lo llamaba desde el teléfono de su prima Alisa. Algo no marchaba bien, pero no era capaz de ponerse en contacto con ellos, por mucho que lo intentara. Y por eso mismo, iba a coger un maldito avión esa misma noche para ir a verlo con sus propios ojos.

Su corazón latía con desmedida fuerza, mientras su mente conjuraba un millar de escenarios distintos. No tener noticias sobre lo que ocurría, era lo peor que podía pasarle, cuando estaba tan lejos de la persona que amaba. Aun más, si era consciente de que Sean estaba mal.

En esos momentos, su prioridad era llegar a su lado. No le importaba nada más.

***

--Ve a buscar a Emma.

Pidió, apostado a unos metros de Sean, escuchando como los paramédicos hablaban unos con otros mientras trabajaban sobre Sean. No era capaz de ver cual era la condición del guardaespaldas, pero no debía ser buena si tenía un cuchillo clavado en el vientre. La sangre que brotaba de la herida y se filtraba a través de su chaqueta, inundo sus manos, cubriéndolas con su calidez. .

Alisa apoyo una mano en su hombro antes de agarrar su muñeca y examinar su mano.

--Estas herido.

--No importa. Ve a por ella, por favor.

Conocía bien la terquedad que caracterizaba a las mujeres McCarter, sin importar si llegaban al mundo como tal o adquirían el apellido mediante un matrimonio, ellas nacían o aprendían el arte de la terquedad para ser capaces de gobernar sobre la propia de los hombres McCarter. En esos momentos, Alisa hizo acopio de ello, permaneciendo a su lado, hasta que envolvió su mano con lo que debía de ser un pañuelo.

Una mano calida y pequeña, se apoyo con cuidado sobre su cabeza.

--Si se llevan a Sean antes de que vuelva con Emma, intenta ir con ellos ¿de acuerdo?

A pesar de haberla oído, no fue capaz de responder, solo dio un corto asentimiento mientras sentía como Alisa se alejaba de ellos. Los paramédicos aun estaban trabajando sobre Sean, parecían tener dificultades para estabilizar al hombre. Las voces apremiantes y los distintos ruidos que provenían de su dirección, lo estaban poniendo de los nervios, a causa de la incertidumbre y miedo a lo desconocido

--Busca a Emma, Turco.

El animal obedeció, abandonado la posición a su lado.

En medio de aquella soledad, no pudo evitar que su mente pensara en ello, y se pregunto si aquello fue culpa suya. Su incapacidad para ayudar a Sean, ¿fue la causante de que el hombre estuviese gravemente herido? No podía negar que fue incapaz de ver que ocurría cuando escucho la voz del guardaespaldas, gritándole que se apartara, aun así, supo que su presentimiento, ese que lo empujo a llegar cuanto antes al lado de Emma, era real. A veces las cosas iban bien y luego se torcían para darte una patada en el culo. En esos momentos, ellos estaban experimentando ese giro drástico de los acontecimientos, donde la vuelta de tuerca hacia la realidad, había sido dada bajo el dolor de saber que una persona querida, estaba luchando por su vida.

--¡Bien! Nos lo llevamos.

Alzando la cabeza, hizo el intento de ponerse en pie, sintiendo como todos los músculos de su cuerpo protestaban por la tensión, mientras su corazón aun zumbaba descontroladamente dentro de su pecho a causa de la adrenalina que no había sido capaz de expulsar.

--Nos llevamos al señor Jones al Hospital Richmond Medical Center... ¿Señor esta herido?

--Ocúpense de el.

--Hemos podido estabilizar al señor Jones... ¿Por qué no viene con nosotros y lo atendemos a usted también?

Seria una buena idea seguir las instrucciones de Alisa el medico que hablaba con el, aun así, se sintió un poco reticente dejar a Emma sola en un momento como ese. Necesitaba estar a su lado y calmarla, pero era muy consciente que en su estado actual, no era bueno para ello. Tembloroso y cubierto de sangre, no era algo que una mujer embarazada pudiera tolerar muy bien después de haber sufrido el mal trago de encontrarse con su maltratador, una vez mas. Sin embargo, esa seria la ultima. Las voces de la policía le delataron que Bobby estaba muerto sobre el concreto. Sean había acabado con el.

Por eso, se puso en pie y dejo que el medico lo guiara hacia la ambulancia. Una vez dentro y acomodado en un asiento lateral, estiro su mano buena hasta colocarla sobre Sean. Sus dedos tocaron el brazo del tipo, y allí se quedaron durante el viaje.

***

Atravesando la puerta de urgencias del hospital Richmond Medical Center, Alisa y ella se acercaron al mostrador. Se sentía temblorosa y asustada, mientras esperaba a que la mujer al otro lado de escritorio, la ayudase. Los ojos profesionales de aquella mujer, no hicieron nada por ayudar a su miedo, pero era la única que podía darle la información que necesitaba en esos momentos.

Noah no estaba cuando ellas se acercaron al lugar de los hechos, donde encontró un charco de sangre y muchas envolturas estériles de los paramédicos. La policía aun estaba allí y aunque intentaron detenerla para que diera su versión de los hechos, ella ignoro al colectivo uniformados y monto en el coche de Alisa, junto a Turco. Estaba claro que tendría que presentar una declaración, pero ese no era el momento para hacerlo. Sean estaba gravemente herido, y todo era culpa suya. Si el no fuese su guardaespaldas...

El lugar parecía abarrotado de gente que entraba y salía por las puertas de urgencias, luciendo adoloridos o cansados a partes iguales, mientras ella entraban, siendo recibidas por un golpe de calor del conducto de ventilación al atravesar las puertas. El leve bullicio, y el ligero olor a desinfectante que llenaba su nariz, le hicieron tambalearse durante un segundo. Al ver su vacilación, Alisa la rodeo con un brazo, mientras Turco se colocaba a su costado, caminando tranquilamente a su lado como un silencioso apoyo.

Sus ojos captaron la recepción y no dudo un segundo al acercarse.

--¿Qué puedo hacer por vosotras?

Pregunto la mujer al otro lado del escritorio. Mirando la plaquita que adornaba su pecho, supo que se llamaba Tammy, a pesar de que no le importaba en esos momentos.

--Han... han traído a dos hombres hace poco... Sean Jones y Noah McCarter ¿Dónde puedo encontrarlos?

--¿Son familiares?

--Mi novio y mi guardaespaldas.

Durante una fracción de segundo, la sorpresa brillo en los ojos de Tammy, y lo entendía. No debía ser algo muy común que la gente preguntara por un guardaespaldas. Aun así, ella miro su ordenador durante un segundo y asintió.

--Ahora mismo los están atendiendo ¿Por qué no toma asiento y le avisamos en cuanto terminen?

--¿Puedo ir con ellos?

--No, lo siento.

Afligida ante la negativa, y con un nudo de emociones en la garganta, miro a Alisa cuando esta apoyo una mano en su hombro, obligándola a mirarla antes de que ella insistiera un poco mas hacia la recepcionista. Acompañada por Alisa y Turco, fueron alejándola de la recepción. La sala de espera estaba llena de gente, que pacientemente esperaba noticias de las personas que estaban al otro lado de la puerta que los separaba de ellos, mientras dejaban que le tiempo pasase mirando sus teléfonos móviles o comprando cosas en la maquina expendedora que adornaba una de las paredes. Tomando asiento en las incomodas sillas de plástico, se reclino contra el respaldo y deslizo una mano arriba y abajo sobre su barriga. Las pequeñas estaban inusualmente tranquilas, como si supieran que ella no podía aguantar mucho mas en esos momentos, otorgándole un periodo de paz tan necesitado.

--¿Estas bien?

Era una pregunta común en todo tipo de situaciones, pero en esos momentos, no era algo que quisiera responder. Tenia miedo de lo que pudiese ocurrirle a Sean. Tampoco tenia noticias de Noah, quien se había marchado en la ambulancia junto a Sean. Por otra parte, ver toda esa cantidad de sangre manchando la acera de la calle, fue un shock. ¡Allí había demasiada sangre! Lo que le hacia preguntarse como de grave era la herida de Sean. Todo aquello había ocurrido por que estaba protegiéndola, así que... la culpabilidad latía bajo su piel, atormentándola poco a poco mientras los minutos pasaban y ella seguía inmersa en la ignorancia de no saber que pasaba.

Cayendo en la cuenta de algo, saco su teléfono móvil y busco el nombre de un contacto en particular. Al ver las cuatro letras que conformaban ese nombre tan especial, pulso sobre este y se llevo el aparato al oído. Los pitidos fueron breves hasta que Kyle contesto al teléfono.

--¿Qué le ha pasado a Sean?

La voz de Kyle sonaba angustiosa y ronca, como si hubiese llorado mucho después de la llamada que Sean le había echo antes de caer inconsciente, según le había dicho Alisa.

--Le... Le han apuñalado.

--¡¿Qué?!

--Lo siento, Kyle... lo siento mucho, esto es mi culpa.

--¿Tu culpa?

--Si no hubiese estado protegiéndome, no habría resultado herido.

Un denso silencio invadió la línea. Le estaba dando una noticia horrible a alguien al que apreciaba y quería tanto, no era justo que por su culpa la pareja de aquel hombre, estuviese en peligro. Ella los quería con locura, pero debió dejar ir a Sean cuando tuvo la oportunidad. Atarlo a ella, había traído unas consecuencias que nadie esperaba que sucedieran.

--Eres estúpida, Emma.

--Lo siento...

--Lo eres, por que no conoces los sentimientos de Sean. A el no le importaba dar su vida por ti y las niñas y tu estas despreciando ese gesto en estos momentos.

--¡No lo hago, pero...!

--Voy a coger un avión, de hecho estoy en el aeropuerto. Dime en que hospital estáis.

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