Cuidaré de ti

By NuriaOrtiz

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Hace algún tiempo, mientras escribia otra de mis novelas, Te amo, Bradley, me llego la Inspiración De Una nue... More

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Fin
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¿Hacia la felicidad?
Sin arrepentimientos
Antes de...
¡No mueras!
Un poco de esperanza
Olvidar es lo mejor
¡Ya llegan!
Familia
Epílogo
¡NUEVA NOVELA!

El peligro de la locura

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By NuriaOrtiz


Sintiéndose tembloroso de pies a cabeza, salio de la joyería en la que acababa de comprar el anillo de compromiso que pensaba entregarle a Emma cuando clavase una rodilla frente a ella y desnudara su corazón un poco mas de lo que ya lo había echo, acogió con gusto una bocanada de aire frío, que expandió sus pulmones con alivio y ayudo a tranquilizar la sensación gelatinosa que invadía sus piernas, mientras caminaba por la acera de la calle en compañía de Alisa.

El bolsillo de su pantalón tenia un peso agradable, allí donde ocultaba la cajita con la joya, y es que no sabia muy bien donde ocultarlo por el momento, a pesar de que nada mas llegar a casa, tendría que hacerlo, o de lo contrario Emma daría con el en un abrir y cerrar de ojos. Tenia miedo de que todo se desmoronara por no saber como ocultar algo tan importante, pero si llegaba a ser necesario, le pediría ayuda a Sean, una vez mas. Después de todo, el hombre ya debía de estar acostumbrado a echarle una mano.

--¿Cuándo vas a pedírselo?

Pregunto Alisa, caminando a su lado con el brazo enlazado como una pareja de novios. Turco ocupaba el otro lado, guiándolo en medio de una calle ruidosa y ajetreada.

--Aun no lo se. Pronto, espero.

--Cobarde.

--¿Qué quieres que haga? No puedo lanzarme a la piscina sin saber si hay agua ¿no crees?

--Pero si la hay ¿verdad? Emma no diría que no. Si no lo haces nada mas llegar a casa, es por que tienes miedo.

--Un poco, pero después de todo... voy a entregarle todo lo que tengo.

Su piel comenzó a cosquillear bajo la intensa mirada de su prima, y debió darse cuenta de que era el preludio a un ataque físico, pero no llego a tiempo. Los dedos de la mujer se cerraron con saña sobre un pedazo de la piel de su cintura y lo retorció en un pellizco que no merecía.

--¡Hey! ¿A que viene eso?

--Creí que te ayudaría a dejar de ser tan tonto, pero veo que no a funcionado... ¿quieres que lo haga mas fuerte?

Soltando su brazo del agarre de Alisa, empujo a su prima lejos de el. Escucho su risa, pero el solo le frunció el ceño, mientras sobaba el punto de dolor que había creado de un momento para otro.

--Voy a decirte esto, por que parece que no eres capaz de verlo.

--Muy graciosa.

--Tú, querido y estupido primo mío, ya le has entregado todo lo que tienes a Emma, y ella te ha aceptado.

--Pero nunca se lo he dicho con palabras.

--De verdad que a veces dudo de tu inteligencia.

Con un bajo gruñido hacia la molesta mujer que eligió para ayudarse a si mismo en la elección del anillo, intento ignorarla mientras caminaba hacia el lugar donde habían dejado atrás el coche en el que llegaron a la ciudad. Sin embargo, la voz de Alisa lo siguió.

--Deja de insultarme.

--Pues no seas tan tonto. Puede que no le dijeras con palabras que eras suyo, pero te aseguro que ella ya lo sabe. ¿Cómo no va a saberlo, si te ama con locura, Noah?

--Lo se ¿vale? Pero es muy distinto al exponerlo todo en palabras, mientras estas arrodillado ante ella con el corazón en un puño esperando su respuesta.

Tenia muy claro que la incertidumbre de los segundos que ella tardara en contestar, podía costarle la vida. Aun no se había declarado y estaba nervioso solo por llevar el anillo encima ¿Cuál seria su estado una vez la puesta en escena comenzara? Si ella decía que no, ¿Qué iba a hacer? Sabía que lo amaba, pero quizás fuese muy pronto para ella. Nunca hablaron sobre el matrimonio, y aunque amaría tenerla como esposa, era muy consciente de que no podía tener todo lo que quería. Si ella decía que no, debía aceptarlo. A pesar de que seria devastador.

--Como sea... ¿Donde esta ella ahora?

--Tenia cita prenatal. Iban a hacerle una ecografía.

--¿Vamos?

--Dijo que me llamaría para que pudiera escuchar los latidos de las niñas.

Contesto mientras negaba con la cabeza para responder a su preguntar. ¿Qué sentido tenia decirle que no podía acompañarla y derepente presentarse en escena? Si hacia eso, iban a haber muchas preguntas que no podría responder sin mentirle de nuevo, y el era de la creencia de una vez y no más. Ya era bastante complicado sobrellevar el malestar que le creo la primera mentira de ese día, como para añadir un puñado más a la lista. Su estomago terminaría reventando debido a la culpa.

A medida que se iban acercando al coche de Alisa, sintió la necesidad de pasarse la mano por el pecho una y otra vez. La persistente sensación de nerviosismo no cedía, del mismo modo que tampoco lo hacia el temblor que invadía sus manos y piernas. Era extraño, pero no del todo raro, pues acababa de dar un paso gigante que determinaría su estado civil en cuestión de unas pocas horas. Fuese una respuesta o la otra, el no dejaría de pensar en ella como la mujer de su vida, así que no tendría por que estar tan nervioso... tan sumamente inquieto. Esperaba que el tiempo le ayudara a calmarse, y así poder ofrecerle una pedida de mano del modo en el que quería. Por el momento no tenia nada pensado, pero estaba seguro de que las ideas llegarían en algún punto de los siguientes días.

Mientras algunas ideas cruzaban su mente, el sonido de su teléfono Móvil le hizo sonreír. Alcanzo el aparato que sonaba con insistencia desde su bolsillo, y se lo llevo al oído mientras descolgaba la llamada. Sabia quien era.

Lo primero que recibió como saludo, fue el rítmico y acelerado latido de sus hijas. Ambas niñas poseían unos corazones fuertes, que tronaban con velocidad al otro lado de la línea telefónica.

--¿Por qué sonríes como un bobo?

Arqueando una ceja hacia Alisa, agarro a su prima del brazo y la arrastro mas cerca, mientras ponía el manos libres. Los corazones de sus mellizas llenaron el hueco entre ellos, consiguiendo un suspiro enternecido por parte de la alocada mujer que lo acompañaba.

--Estas enamorado de esas niñas ¿Eh?

--Todo es culpa de Emma. Me trajo engañado a una ecografía, donde me entrego una imagen impresa en 3D de las niñas.

--¿En serio?

--Si.

--Muy bien hecho, Em.

Alabo Alisa, con una sonrisa en su voz. Lo hizo bien, si, por que gracias a ello el estaba locamente enamorado de sus mellizas. Se sentía conectado a ellas gracias a la música que tocaba para ellas y a las horas que se pasaba acariciando la barriga en la cual crecían, mientras el les hablaba. Así que básicamente se preguntaba bastante a menudo, si cuando nacieran, el se convertiría en el tonto que era en esos momentos, solo por la presencia de sus hijas. Y probablemente la respuesta fuese afirmativa, pero no podía luchar contra ello. Emma jugo muy bien sus cartas, y en esos momentos, aunque seguía creyendo que ella la pieza fundamental de su vida, sus hijas no estaban en un segundo plano, por que ahora compartían pantalla con la preciosa madre que las salvaguardaba con su propio cuerpo.

Repentinamente la voz de Emma invadió la línea.

--Noah, tenemos un problema, cariño.

--¿Cuál?

Pregunto, preocupado al instante por las tres mujeres de su vida.

--La patada en el culo que te vas a llevar por mentirme... ¡Estas con Alisa, traidor!

--No... ella ha venido de visita, Emma. Y...

--¿En serio? Puedo oír el sonido del tráfico, Noah.

--Tiene buen oído ¿eh?

Rió Alisa, picándolo un poco al saber que estaba mintiendo como un bellaco y que básicamente lo tenia en su poder. Entorno sus ojos tras las oscuras gafas que los ocultaban y giro la cabeza hacia la divertida mujer que se alejaba de el, para no caer en las garras de las represalias entre primos.

--Me ha arrastrado a la ciudad. Quería comprarle a Mike una cazadora nueva y me ha pedido ser su modelo. Tenemos más o menos la misma talla.

Alisa susurro un "mentiroso" muy acertado y el sintió como la lengua le quemaba por culpa de la mentira, pero ya no había vuelta atrás. Tenia que añadir una nueva mentira a la lista en la que apunto esa mañana, la que soltó antes de que ella se marchara junto a Sean a la cita prenatal. Apretando los dientes, se paso una mano por la nuca y rezo por que ella no intentara matarlo después de aquello.

--Oh... Esta bien.

--¿Quieres que vaya? Estamos a unos diez minutos de la clínica.

--Vale. Cómprame un heladito, de camino.

--¿De que sabor?

Fue imposible para el no soltar una pequeña risilla, pues con el paso de los meses, el gusto por el dulce de Emma había salido por los aires hasta el punto de tener que restringírselos y esconderlos en lo alto del armario de la cocina, para que no llegara a ellos. Aun así, de vez en cuando se daba el capricho de comer algo dulce.

--Caramelo y vainilla.

--Estamos en camino.

--¡No te comas mi helado!

--No lo haré. Ahora nos vemos.

--De acuerdo... ¡pero no te comas mi helado, Noah!

--¡Que no!

Contesto con una sonora carcajada, antes de colgar la llamada. Sonaba muy animada y para nada enfadada por el hecho de haberlo pillado en una mentirijilla, que intento cubrir tan buen como pudo. Ahora solo le quedaba fingir durante un poco mas de tiempo, para darle a su mente la oportunidad de pensar en algo bueno para la pedida de mano. Aunque en realidad, a veces no importaba cuantas veces se pensaras las cosas, lo que llegaba de manera improvisada y que salía directamente del corazón sin necesidad de ensañarlo una y mil veces, era lo mejor que tenia uno para ofrecerle a esa persona especial con la que pensaba compartir su día a día por el resto de su vida. Y ese era su caso, así que... ¿Planificación o improvisación? Esa era la gran pregunta que tenia que responder.

***

La felicidad que había experimentado durante todo el proceso de la ecografía y la llamada a Noah mientras los latidos de sus hijas sonaba de fondo, fue rápidamente extinguida con solo poner un pie fuera de la clínica. En ese momento, supo que las cosas ese día iban a complicarse.

Sus ojos captaron la presencia silenciosa de Bobby, mientras la miraba de arriba abajo con locura en sus ojos y una sonrisa desdeñosa, le dejo claro que aquello no tenia nada que ver con los anteriores encuentros con el. Sean salio justo detrás de ella, escuchando las primeras palabras de Bobby.

--Hola, pequeña zorra.

Sean se movió con suavidad, tirando de ella, la oculto con su cuerpo cuando los ojos de Bobby la recorrieron una ves mas. Su cuerpo tembló a causa del desequilibrio que podía percibir en esa mirada. El miedo barrio a través de ella, cuando se dio cuenta de que algo no iba bien con el, y era muy consciente de ello. Tenía la misma mirada que poseía antaño cuando la buscaba tras una borrachera, para acribillarla a golpes. Sus ojos brillaban y mientras Sean agarraba su brazo y tiraba de ella para ocultarla con su propio cuerpo, la malicia en su mirada se hizo aun más grande.

--Veo que te has traído a uno de tus chulos, pero bueno... No estoy interesado en eso. He visto que estas preñada y he querido venir a ver si era verdad. Dime... ¿Cuál de los dos te hizo el bombo?

--¿Por qué no das media vuelta y regresas por donde has venido, Bobby?

El tono calmado de Sean, fue el indicativo perfecto de que aquello no pintaba bien para ellos. Bobby parecía haberse ahogado en locura

--No estoy hablando contigo, sino con la zorrita que tienes detrás. Vamos, Emma... contesta.

Ante su silencio, la voz de Bobby se hizo más fuerte.

--¡Contesta!

--Contéstale Emma.

Susurro Sean, sin moverse de su posición.

Su garganta estaba cerrada a causa del miedo. No le salían las palabras y por más que formulo una y otra ves lo que quería decir con los labios, no fue capaz de hacer que sonido pasara a través de ellos. Era imposible para ella. Todos los recuerdos que creía borrados, regresaron con fuerza. Sabia de lo que Bobby era capaz. Conocía sus métodos. Era consciente de lo mucho que disfrutaba haciéndole daño.

Con la mirada clavada en la espalda de Sean, ahogo un grito cuando sus ojos conectaron con los de Bobby por una fracción de segundo, en el momento que este se inclino hacia un lado para poder verla. Ante su reacción, Bobby se carcajeo.

--Eso es. Recuerda, pequeña Emma. Trae esos maravillosos recuerdos a tu memoria y tiembla. Sabes que eso me encanta.

Si, lo sabia sin necesidad de que el se lo dijese. Su cuerpo estaba paralizado. Hacia mucho tiempo que no se sentía así. El amor de Noah había curado todas sus heridas y el miedo fue disminuyendo a medida que pasaba el tiempo, y la compañía de Noah y Sean se hacia mas fuerte a su alrededor. Primero uno... luego el otro. Ambos fueron de gran ayuda para su recuperación, pues Noah curo su corazón y su alma y Sean su confianza para salir al exterior. Con ellos a su lado era mucho más fácil enfrentarse a cualquier cosa. Pero en esos momentos, aunque tenia una pared de músculo frente a ella que pararía cualquier tipo de ataque en su contra, le falta la presencia mas esencial de su vida; Noah.

Soltando un suspiro ante su silencio, Bobby chasqueo la lengua mientras se enderezaba. Un aura de amenaza acaricio su piel cuando una vez mas, busco sus ojos a través de Sean.

--No esta bien que me rehúyas con todo lo que hemos pasado, Emma.

--Bobby... Hey, Bobby. No queremos problemas ¿de acuerdo?

Intervino Sean con voz tranquila. Sin embargo, el lenguaje de su cuerpo, desvelaba que estaba preparado para una confrontación física si era necesario. Aun así, Bobby ignoro la postura de protección y alerta que mantenía Sean.

--Si, lo se. Pero yo si. Esa zorra me traiciono. Grito para que la policía pudiera encontrarla, aun cuando yo le dije que no lo hiciera ¿no decías que me amabas? ¿Qué clase de amor era ese, eh, perra?

--Contéstale, Emma.

Dijo una vez mas Sean. Ella clavo su mirada en el suelo, intentando encontrar una manera de hacer que el miedo le permitiera hablar. Tragando saliva, envolvió con sus brazos el abultado vientre donde estaban sus pequeñas y respiro hondo.

--Me... obligabas decirlo.

--¿Qué?

--Me ordenabas... decirte que te amaba. Pero no lo hacia.

--Mientes.

--No.

--¡Por supuesto que mientes! Te escapaste conmigo ¿no lo recuerdas?

--Y fue un error.

Sus palabras no hicieron nada por mejorar la situación, mas bien la empeoro.

--Esto se esta poniendo feo, Em.

La voz suave de Sean le hizo alzar la cabeza y mirar por un lado de su enorme cuerpo hacia la amenaza que era Bobby en esos momentos. Su maltratador iba y venia de un lado para otro, con los ojos desenfocados por la locura, mientras formulaba una retahíla de murmullos, como si discutiera consigo mismo. Aquel comportamiento era el de un hombre enfermo o excesivamente drogado.

--Quiero que retrocedas muy poco a poco y entres en la clínica. Dile a la recepcionista que llame a la policía y no salgas ocurra lo que ocurra ¿de acuerdo?

--Pero...

--No puedo centrarme en el, si se que estas desprotegida y que en cualquier momento puede llegar a ti.

--Sean...

--Ve, Em. Muy despacito.

No quería dejarlo solo cuando Bobby parecía estar tan fuera de si. Estaba segura de que Sean sabia defenderse, y que era un experto en su trabajo, pero la sensación en la boca de su estomago no la dejaba tranquila mientras obedecía lo que su querido guardaespaldas le había ordenado. Dando pequeños pasos, fue retrocediendo poco a poco hasta que las puertas de la clínica tocaron su espalda. Empujo la puerta con suavidad, intentando hacer el menor ruido posible, no queriendo atraer la atención de Bobby sobre ella. Sin embargo, no todo podía salir bien ¿verdad?

La puerta chirrío, y los ojos de Bobby la atraparon, inmovilizándola con su mirada, mientras su cuerpo se enardecía de rabia.

--¡¿Dónde crees que vas, zorra?!

***

Solo habían pasado unos minutos desde que hablo con Emma, pero a medida que se iban acercando al lugar en el cual iban a encontrarse con ella y Sean, una extraña sensación comenzó a presionar el centro de su pecho, urgiéndole a caminar mas rápido sobre la acera, arrastrando consigo a Alisa, que no comprendía muy bien a que venia el cambio de ritmo, sin embargo su cuerpo no era capaz de frenarse a si mismo.

Con ambas manos ocupadas, apretó los dedos en torno al asa que lo conectaba a Turco y maldijo. Llevaba meses completos teniendo esa misma sensación, pero ese día era excesivamente fuerte. No tenía nada que ver con ese mal sabor de boca, o la sensación de protección que nacía hacia Emma cuando estaban por la ciudad. Aquello estaba a un nivel completamente distinto y eso lo asustaba. ¿Qué ocurría para que su propio cuerpo gritara de esa manera?

Más rápido... por favor, más rápido. Rogó en silencio, sintiendo como el aire que entraba a través de sus fosas nasales, no alimentaba a sus pulmones.

--¿Qué pasa?

Sin tener una respuesta para esa pregunta, sacudió la cabeza en negativa y siguió su camino, sin importándole si Alisa lo seguía o no, pero si sabiendo una única cosa, y era que tenia que llegar cuanto antes al lado de Emma.

***

Rara vez se equivocaba. Debió hacer caso a ese presentimiento que llevaba tanto tiempo dándole la lata, y del cual nunca pudo deshacerse. Ahora estaba pagando las consecuencias de no ser más precavido, aun sabiendo que tenía en sus manos las vidas de tres personas. Emma y sus niñas tenían que salir indemnes de aquel encuentro, aunque eso le costase la vida. No creía que Bobby fuera tan audaz como para hacer algo demasiado arriesgado, pero el tipo que tenia enfrente no era el mismo gilipollas de ego inflado que se habían topado antes.

Debió desconfiar de todo en el mismo momento en el cual lo pillo observando a la pareja mientras estos paseaban tranquilamente por la calle. Escondido, observando en silencio a la mujer a la cual destrozo en mil pedazos y su pareja. Aquel comportamiento no era normal, pero dado que el tipo nunca hizo un movimiento decisivo sobre ellos, lo dejo pasar. Un gran error. Sus ojos eran muy distintos del hombre que una vez freno de un golpe, pese a que su rostro fuera el mismo. El brillo que alumbraba aquella mirada, era el brillo de la locura. Nada bueno podía salir de un tipo al que la cordura abandono a su suerte.

A eso se le sumaba el rencor que sentía por Emma y Noah. Y al hecho de que ahora Bobby sabia que la diana de su odio, estaba embarazada de otro hombre... La situación era un desastre.

Sus órdenes hacia Emma eran claras y fáciles de cumplir, pero a veces el destino tenia una jugarreta esperando por ti a la vuelta de la esquina y en esos momentos, cuando mas ayuda necesitaban, nadie se la daba. La puerta que conduciría a Emma hacia la libertad y la seguridad, protesto con un ruidoso chirrido cuando la mujer quiso abrirla para resguardarse tras ella, alertando la atención de Bobby, quien inmediatamente miro en su dirección, percatándose de los planes de la embarazada.

--¡¿Dónde crees que vas, zorra?!

Las furiosas palabras lograron el objetivo que buscaban al paralizar a Emma. No le hizo falta girarse para mirar a Emma, pues sabía que la mujer estaba aterrorizada. Abrumada por todos esos recuerdos parecían haber revivido todo el miedo y terror que sintió una vez al lado de Bobby, manifestándose en ese momento cuando mas necesitaba de una mente tranquila para poder salir adelante de cualquier situación que le impusiera el mal nacido que una vez le hizo tanto daño. El por su parte, iba a hacer todo lo posible por conseguir que ella no tuviera que vérselas a solas con Bobby.

Su único objetivo en esos momentos, era mantener a Emma segura y para ello, movió una vez mas su cuerpo, abarcando todo el campo visual de Bobby, mantuvo una posición de defensa desde un principio, aun así, tenia el presentimiento de que debería de cambiarla pronto, por una de ataque. Conocía sus posibilidades y sabia que saldría vencedor de aquel encuentro, pero existían muchas cosas que podían salir mal y era muy consciente de ello. Por eso mismo, no podía bajar la guardia hasta que supiera que Emma y las niñas que llevaba dentro, estaban a salvo. Y sabia que no lo estarían hasta que no estuviesen resguardadas dentro de la clínica, donde podía pedir ayuda y ser protegida.

Por un momento, el tiempo pareció detenerse cuando los ojos de Bobby hicieron contacto con los de Emma, pasando a través de el, dejando en pause el paso del tiempo, obligándole a contener la respiración, aguardando un estallido por parte de aquel tipo con la mente dispersa y llena de malicia. Estaba listo para parar con su propio cuerpo el ataque del gilipollas, pues no podían estar en pause para siempre.

Rompiendo el trance del tiempo, respiro hondo y alzo la voz para la dar la única orden que Emma debía seguir en esos momentos y que llevaría aquella situación a un nuevo nivel.

--¡Entra en la clínica, Emma!

Su voz pareció despertar a la chica pues, ahogando un sollozo, empujo la puerta y entro, al mismo tiempo que Bobby comenzaba a acercarse poco a poco a el. No había mucha distancia entre ellos, pero aquel maldito sabia como mantener el suspenso en el aire. El tipo cobarde que una vez conoció, era el mismo hombre que tenia frente a el. No conocía el motivo por el cual Bobby había cambiado tanto en tan poco tiempo, peor eso no era lo importante en esos momentos. Debía centrarse y solucionar el problema que se presentaba ante el con esos ojos locos y vacíos que tantas desgracias habían ocasionado en distintas personas a lo largo de la vida. Bobby había caído en un trance de maldad y desolación y nadie podía alcanzarlo en el, aunque hubiese alguien que lo apreciara lo suficiente para arriesgar su pellejo por el tipo. El no era uno de esos tipos y lo único que iba a hacer era proteger a las personas que tenia a su cargo. Emma y sus niñas eran lo único que tenían que salir indemne de aquel encuentro. Lo demás le daba igual.

Ante la amenaza que suponía Bobby mientras se acercaba adapto su postura a una de ataque. Si el tipo quería jugar, jugarían.

--No vas a llegar a ella, Bobby.

--¿Quieres aportar?

--Como quieras... Pero te aseguro que no pondrás un solo dedo sobre Emma.

Su instinto de supervivencia y protección, llamearon dentro de su pecho, cuando sus palabras no fueron bien acogidas. Un diabólico destello plateado llamo su atención hacia la mano derecha de Bobby. El tipo sostenía un cuchillo, con la firmeza de un loco. Fue entonces, cuando supo que esas palabras que dijo en su momento, podían cumplirse. Y para bien o para mal, era lo correcto. El debía proteger a Emma y sus niñas.

El brillo del cuchillo destello ante sus ojos, avisándole de lo peligroso que era y de lo mucho que ansiaba su sangre. La locura nublaba la mirada de Bobby, haciéndole muy consciente de que el peligro era absolutamente real para el. Aquello no se solucionaría con un par de puñetazos para noquearlo e inmovilizarlo.

Se alegro de que Emma estuviese a resguardo de la maldad que portaba Bobby, pues algo gritaba dentro de su cabeza. Estaba claro que su pensamiento era hacer tanto daño como pudiera, y en realidad casi lo consigue.

Ahora estaba en sus manos, que todo aquello se solucionase

_____________________________

Hola chicas.

Finalmente he encontrado el camino que la novela debía seguir, al menos así lo creo. Me ha costado mucho centrarme en escribir por motivos personales, que no deberían afectaros en absoluto, pero que debido a la forma en la que soy, lo ha hecho. Y lo siento. Soy consciente de que con cada nueva actualización, siempre esperáis un nuevo capitulo cuanto antes, pero no he sido capaz de hacerlo, sobre todo estos últimos meses, a pesar de que tuve un momento que subí dos o tres capítulos seguidos.

Dado que creo que merecéis una explicación, aquí va. Tres meses atrás (hablo de la época de últimos de Noviembre, Diciembre, Enero y primeros de Febrero)  llego la visita de mi abuela a casa. Ella se iba a quedar durante una temporada, pasando con nosotros las navidades, pero ella y yo nunca hemos congeniado. NUNCA. Así que para mi, tenerla en casa suponía un gran estrés, por que no me dejaba descansar. 

A los dos meses, llego mi hermano y sus hijos. Que decir, que no estoy acostumbrada a los gritos, los golpes y demás, y supuso otra carga mas de estrés. Para rematar esto, mi perro, que es el niño de mis ojos, lo pasa falta con los ruidos, así que... fue duro para mi no convertirme en hannibal lecter, pero bueno. 

A finales de Enero, mi abuela falleció en casa. En mi casa. Fue duro ver a mi madre y hermano tan mal, (como ya he dicho, yo no tenia relación con ella, por lo tanto y debido a la personalidad que he sacado de mi padre, fui como una piedra, pero tampoco podía desmoronarme aunque quisiera, para no hacérselo mas difícil a mi madre) Añadamos a todo esto, la situación en casa, que no esta siendo fácil, y tenéis un cóctel molov que me tiene de los nervios. Escribo dependiendo de mis emociones y mi humor, así que espero, al contaros esto, que comprendáis un poco por que no he podido subir capítulos tan seguido.

Tengo pendiente el capitulo extra de Sean y Kyle, y lo tendréis, os lo juro. Pero dejarme que me centre en terminar esta novela, primero, por favor. Se que hace un mes que no subo sobre esa pareja y me duele mucho, pero no puedo centrarme en ello.

No os cuento esto para dar pena, ni mucho menos, cada uno tiene sus propios problemas, pero sentía que debía explicarme. 

Si habéis leído hasta aquí, gracias. Por todo. Siempre estáis ahí y cuando estoy decaída, leo vuestros comentarios, y me animo.

Por último, deciros que ya estoy escribiendo la continuación, y que espero no tardar tanto como con este.

Una vez mas... GRACIAS. 

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