Cuidaré de ti

بواسطة NuriaOrtiz

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Hace algún tiempo, mientras escribia otra de mis novelas, Te amo, Bradley, me llego la Inspiración De Una nue... المزيد

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¡No mueras!
Un poco de esperanza
Olvidar es lo mejor
¡Ya llegan!
Familia
Epílogo
¡NUEVA NOVELA!

Bienvenida a Richmond

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بواسطة NuriaOrtiz


Con las manos temblorosas y el corazón agitado por la emoción que bullía dentro de su cuerpo, se acercaba rápidamente a la salida de los pasajeros del vuelo en el que viajaba su madre. Sentía la poderosa y protectora presencia de Sean a su espalda, dejándole saber sin necesidad de palabras que estaba ahí para cuidar de ella en todo momento, aunque ella se olvidara que necesitaba ser cuidada.

Pero en esos momentos, no podía centrarse en otra cosa que no fuese su madre. Estaba allí, a unos pocos metros de ella, frenética en su intento de acercarse y fracasando por culpa del gentío que se agolpaba en la salida, intentando recibir a sus seres queridos o conocidos. Ella no era la única con esos sentimientos que la anegaban.

Estirando el cuello en un punto donde perdió a su madre de vista, escucho el suspiro de Sean a su espalda. La mano del hombre se cerró en torno a su brazo y tiro de ella hacia un espacio sin gente, al lado de una columna. La miro seriamente con esos ojos verdes tan intensos y le señalo la cara con un dedo.

--Quieta aquí. Voy a por tu madre.

Ante sus palabras, sintió como se iluminaba como un árbol del navidad, así que asintió fervientemente, aceptando su ayuda para reencontrarse con la mujer que le dio la vida y a la que llevaba tanto tiempo esperando volver a ver. Ese deseo estaba a punto de cumplirse gracias a un hombre maravilloso que una vez más le demostraba lo mucho que la amaba. No sabía de dónde venía el impulso por traer a su madre, pero se lo agradecería toda la vida.

Necesitaba disculparse con su madre cara a cara, y pedirle perdón por no ver qué clase de hombre era Bobby, pese a que ella se lo aviso una y mil veces. Sin embargo, como la descerebrada enamorada que era, un amor que no le llegaba ni a la suela de los zapatos a lo que sentía ahora por Noah, no le hizo ni el mas mínimo caso y se marcho con él, hacia una vida de cautiverio y golpes. Si hubiese abierto sus orejas antes de dar el paso e irse, no habría pasado por nada eso durante esos tres largos años, pero al pensar en ello, creía que de ese modo tampoco hubiese conocido a Noah y su familia. ¿El destino habría puesto en su camino a alguno de los McCarter? Ella veía ese encuentro como una luz de ayuda en su tormentoso camino, así que si no hubiese pasado por ello... no hubiese tenido esa ayuda que tanto necesito, y que finalmente recibió.

Pero dejando atrás esos pensamientos, se centro en como Sean serpenteaba entre una persona u otra, apartándolas con su enorme cuerpo para hacerse sitio y camino hacia la pequeña mujer que la buscaba con la mirada. Sabiendo que su guardaespaldas no dejaría que nada malo le pasara a su madre, desvió la mirada durante un momento hacia el hombre que había dejado atrás y sonrió. Solo verlo, la tranquilizaba. Noah se había retirado hacia un lugar un poco más seguro y menos céntrico, con su permanente y adorable ayudante de cuatro patas. Para alguien que no lo conociera, dirían fácilmente que aquel hermoso hombre estaba tranquilo, pero la realidad era otra muy distinta. Se sentía seguro en los lugares bulliciosos, pero no eran de su agrado en absoluto. Esa fue una de las principales razones, por las que se mudaron a un rancho en Richmond. La naturaleza y los animales, conseguían un efecto relajante en el hombre y aunque no estaba disfrutando de esa vida tanto como debería, era innegable que estaba mucho más tranquilo que cuando Vivian en Boston. Echaban de menos a Carmen y John, y a los gemelos, quienes cada cierto tiempo eran llevados a la casa para que sus pobres y cansados padres tuvieran un poco de tiempo para ellos. Mark, el desvergonzado hermano de Noah, quien se paseaba casi en cueros por los pasillos de la casa. Y no se olvidaba de su querida suegra. Roxanne era un torbellino con forma humana. Ver a Noah y a Roxanne interactuar entre ellos como madre e hijo, era muy divertido. Pero Noah no estaba a gusto en Boston y por eso se mudaron. Y al verlo de lejos, con ese aire imponente que tenia, y el inmenso cuerpo tenso por la variedad infinita de ruidos a su alrededor, supo que hicieron lo correcto.

--¡Emma! ¡¡Emma! Oh Dios mío... Al fin.

Grito su madre, atrayendo su atención del hombre a ella, la miro con los ojos abiertos como pelotas y lloro. Las lágrimas se deslizaron sin aviso alguno por su rostro, anunciando el alivio y la alegría que sentía al poder ver a su madre de nuevo.

Dando los últimos pasos que las separaban, abrazo a la mujer que le dio la vida, con una fuerza inesperada. Hipo contra su hombro, y mojo la camiseta que cubría su delgado cuerpo. No se equivocaba al pensar que su madre había adelgazado por culpa de la incertidumbre de su paradero.

--Lo siento, mama. Lo siento...

--Deja eso de una vez. Eso se quedo atrás en el mismo momento en el que me llamaste.

Sorbiendo por la nariz, intento mirar el rostro de su madre, pero esta no le permitió alejarse. Frotando su espalda como cuando era niña, su madre la sostuvo con fuerza contra su cuerpo, meciéndose suavemente. Ella abrió sus ojos y miro a su alrededor. Sean permanecía a su lado, inamovible como un muro de acero. Modulo con sus labios un sentido ·gracias" y sonrió cuando él le guiño un ojo.

Su relación se había fortalecido mucho. Eran como hermanos, o como deberían de ser una pareja de hermanos. El la veía como esa hermana que perdió a causa de un maltratador, y ella lo veía como una pieza importante de su vida, por ser una de las personas que le daba seguridad cuando la necesitaba.

Echándose hacia atrás, Sharon acuno su cara con ambas manos y sonrió.

--¡Qué guapa estas! Y que embarazada.

--He asumido que voy a ponerme como un hipopótamo de grande, pero amo a mis mellizas.

--Tú nunca lo haces fácil ¿Eh?

--También fue una sorpresa para nosotros, mama. Solo íbamos a por uno.

Sean se rio disimuladamente a espaldas de su madre. Entornando los ojos hacia el guardaespaldas, hecho un rápido y avergonzado vistazo a la mujer que la observaba con una sonrisa.

--Ya veo... Aun no me creo que te tenga aquí delante después de tanto tiempo sin saber de ti.

Bajando la mirada, sintió una familiar opresión en el pecho. Era la culpa por no haberla escuchado y hacer así que se pasara esos últimos años, rezando por saber de ella.

--Mama yo... Lo...

--Si vuelves a decir "lo siento" me voy a enfadar.

--Pero...

--Lo importante es que estas bien. Porque lo estas ¿Verdad?

--Si.

--Entonces eso es lo único que me importa.

Con una pequeña sonrisa, miro de nuevo a Sharon. Agarro sus manos, queriendo sentir el familiar tacto de su madre, y respiro hondo. Ya podía relajarse. Estaban juntas y nadie las alejaría. Ella era libre para ver y hablar con su madre tanto como quisiera, y ese conocimiento, la tranquilizo. Era algo que sabía, pero que a veces tenía que recordarse a sí misma. Noah la empujaba a agarrarse a esa libertad y disfrutar de ella como le placiese.

--Bueno... ¿He de suponer que él es Noah?

Pregunto su madre, señalando con un pulgar sobre su hombro a Sean. Este abrió sus ojos y se carcajeo. Colocándose en un ángulo donde su madre pudiera verlo, sonrió ampliamente hacia la mujer.

--Soy su guardaespaldas, Sean. Si buscar al jefazo, esta allí mismo.

Ella no necesito guiar para saber donde estaba Noah. Sus ojos lo encontraron en un segundo. Sin importar cuantas veces lo mirase, sentía como permanecía embobada, contemplando al hermoso hombre con el que estaba a punto de formar una familia. Erguido en toda su estatura, con esas sexys, pero a la vez odiadas, gafas puestas y su atractivo rostro, el era un hombre magnifico. Pero no solo el exterior era admirable, su interior era mucho mejor.

Sintiendo la mirada de su madre, desvió sus ojos de Noah hacia ella. Parecía muy sorprendida, así que ella se adelanto a sus palabras.

--Si, es ciego, pero...

--Eso no es lo que me sorprende. Nunca había visto esa mirada en tus ojos, Emma. Cuando mirabas a Bobby, no brillaban así.

--Al conocer a Noah pude saber lo que era realmente el amor. Puedo decir que es la primera vez que me enamoro.

Su madre asintió despacio y miro hacia Sean.

--¿Siempre tiene esa carilla de tonta enamorada?

--¡Mama!

--Cada día, señora. Son empalagosos, hasta el punto de producir caries.

--¡Sean, no digas eso!

--¿Por qué? Es verdad.

--Voy a matarte.

Ante su carcajada, ella entorno los ojos y jugó su mejor baza.

--¿Quieres que le cuente a Kyle como te burlas de mi?

Ante el nombre del hermano pequeño de Noah, el gran y malo guardaespaldas se calló. Frunciendo los labios, le dio una torva mirada malhumorada. El se rio, complacida de conocer el punto débil del hombretón.

--¿Quién es Kyle?

--Mi novio.

Suspiro Sean. Sharon sonrió, mirando de uno a otro. Parecía feliz de ver la relación que había entre ellos. No se equivocaba al pensar que ella creía que el asunto de guardaespaldas, era algo muy serio y frio. Y al conocer a Sean y como era todo entre ellos, parecía mucho más contenta con eso, a pesar de saber que era por su propia seguridad.

--Entonces... ¿Me presentas a Noah?

Ella asintió con efusividad, haciendo reír a ambos. Agarro la mano de su madre y tiro de ella en dirección a Noah. En cuanto turco la vio acercarse, sus orejas se alzaron y su cola comenzó a danzar de un lado para otro con alegría. El fiel lazarillo era demasiado adorable.

Nada más entrar en el rango de Noah, una pequeña sonrisa acudió a sus labios, cuando le ofreció una mano. Al tomarla, se vio arrastrada suavemente hacia su cálido cuerpo, dejando atrás a su madre y Sean.

--¿Ve lo que digo? Empalagosos. Espero que tenga seguro dental, señora Brynn.

--No estoy segura de que cubra tantas visitas.

Entornado los ojos hacia ambos, los señalo con un dedo.

--Os lo estáis pasando muy bien a mi costa ¿Eh?

Su madre se rio con soltura, y Sean la acompaño, mientras Noah besaba su cabeza y la abrazaba para calmarla. Estar cerca de él le ayudaba, así que ignoro al par cómico que tenia al lado y se acurruco durante un momento en el pecho de Noah, sintiendo como no solo ella disfrutaba de la cercanía del hombre. Sus mellizas comenzaron a moverse, saludando una vez más a su papa.

Cuando su padre suspiro, intentando serenarse, la miro de reojo al verla acercarse.

--¿Nos presentas?

--El es Noah. Noah, ella es mi mama, Sharon.

--No hagas pucheros.

Se rio su madre, pellizcándole un moflete, antes de dirigir su atención hacia Noah.

--Es un placer conocerte al fin, Noah. Gracias por la invitación.

--No fue nada, señora Brynn. Es un placer tenerla aquí, bienvenida a Richmond.

--Gracias.

Tenía la certeza de que Noah se ganaría a su madre en un abrir y cerrar de ojos, así que la relación yerno/suegra no le preocupaba en absoluto. Sabía que su madre podría tener algún pero, sin embargo eso sería únicamente debido a su experiencia anterior. La relación con Bobby no solo la marco a ella, sino también a su madre, quien paso por efectos como la preocupación, el nerviosismo y la impotencia. Esos eran sentimientos que podía dejar atrás, gracias a que ella ya estaba completa y absolutamente bien. Se había enamorado por primera vez de un hombre maravilloso e iba a ser madre de unas preciosas mellizas. Todo marchaba bien. No debía preocuparse por cosas que ya no tenían nada que ver con ellas. Y tal y como su madre dijo, la etapa de Bobby se había quedado atrás, era hora de que ambas dieran un paso hacia delante y dejaran de pensar en ello, pues ya no hacía falta.

--¿Le gustaría ir directamente a casa para descansar?

--Si. Ha sido un largo viaje.

Noah asintió, dándole la respectiva orden a turco se puso en movimiento hacia la salida del aeropuerto. Ella se mantuvo a su lado, agarrada a su mano libre, iba en compañía de su madre, quien parecía entretenida con la conversación de Sean. No había necesidad de acaparar a su madre, porque nadie iba a arrebatársela, así que se tranquilizo y dejo que hablara con Sean o Noah, quien contestaba sus preguntas con mucha educación.

Fue un paseíllo corto hasta la salida que les daba paso al parking donde habían dejado la camioneta, pero fue uno que hacía mucho tiempo que necesitaba hacer. La presencia de tres de las personas más importantes de su vida, le mecían en un mar de tranquilidad y felicidad que, aunque lo había estado experimentando, no fue total hasta que no tuvo a su madre en la ecuación.

***

No negaría el hecho de que se sorprendió cuando conoció a Noah y vio que era ciego. No esperaba encontrarse con un chicarrón como el teniendo una debilidad de esa magnitud, pero observarlo ir y venir por la casa durante los pocos días que llevaba en el rancho, se dio cuenta de que su ceguera no le afectaba en lo mas mínimo. De hecho, había aprendido en muy pocas horas, que una vez pisaba un terreno que conocía, turco pasaba de ser un perro lazarillo a una simple y adorable mascota. El animal se pasaba el día al lado de su dueño, sin importar donde estuviese. Haba camas de perro por todos los lados en la casa.

Pero eso no era lo único que había podido observar durante esos días. El amor que Noah sentía por Emma, era de tal magnitud que a veces se sentía abrumada y tenía que apartar la mirada. El chico sentía devoción por Emma, siempre preocupado por la futura mama, procuraba mantenerla tan quieta como podía, pero al fracasar miserablemente en su intento, se rendía ante la energía desmedida de la mujer que portaba a sus hijas. Resultaba gracioso verlos juntos, porque si bien era cierto, tal y como Sean dijo, que eran empalagosos hasta producir caries, lo que había entre ellos era mucho más que dulce amor. Su relación se basaba en mucho más que eso. Y eso le encantaba.

Por otro lado, era la primera vez en su vida que veía la mirada de Emma brillar tanto como cuando estar cerca de Noah o simplemente hablaba del chico. Su relación no era dañina, como lo fue la de Bobby. Lo que había entre Noah y Emma era totalmente distinto, y un millón de veces más bonito.

Si así era la vida de Emma, día a día, ella no dudaría en entregarle la mano a Noah, pero aun quería conocerlo un poco más antes de entregarle a su única y hermosa hija. Aunque no le importaba como fuese con el mundo, siempre y cuando con ella fuese bueno.

Apoyando la barbilla sobre su mano, observo el ir y venir de una cantaría Emma. El abultado vientre de sus mellizas y la incomodidad del peso, no le restaban ánimo para hacer todo aquello que quisiera durante el día, aunque se tomaba una larga siesta por las tardes, y descansaba cada cierto tiempo sus pobres pies, ella mantenía el ánimo.

--¿Siempre lo haces todo tu sola?

--No. Sean y Noah, me ayudan.

--¿Noah?

Su hija la miro por encima del hombro, con unas sonrisilla en los labios.

--El suele hacer la cama de nuestro cuarto, recoge un poco el baño y si hay pocos cacharros, los friega. No es muy fan del lavavajillas, pero con todos los que somos durante las comidas, era necesario comprar uno. Es muy apañado.

--¿Y la comida?

--Siempre la hago yo.

--¿Por qué no te ayudan? ¿Noah no puede por su ceguera?

--No puede, por que no le dejo. Tanto uno como el otro, son un desastre en la cocina, y si les dejo meter mano en ella, me paso dos horas recolocándolo todo.

Soltando una corta carcajada, disfruto al conocer esos pequeños detalles de la vida cotidiana de su hija. La voz de Emma destilaba orgullo cuando hablaba de las facultades y habilidades de Noah, sin importar cuán importantes o simples fueran.

--Así que aparte de ir a recoger visitas ¿No salís a citas?

--Claro que sí. Aunque no tantas como quisiéramos. No podemos ir solos a la ciudad, así que cuando vamos a tener una cita, solemos montar a caballo y pasar unas horas fuera. El rancho es seguro, pero aun así tenemos que llevar Walkies, solo por si acaso.

--¿Cuál es el motivo por el cual no podéis ir a la ciudad?

Ante su pregunta, Emma se removió un poco. La miro de reojo y suspiro.

--Bobby vive en Richmond. Tiene una orden de alejamiento, pero se la salta en cuanto nos ve. Para evitar eso, a no ser que salga con Sean, permanezco en el rancho.

--No es justo que vivas encerrada.

--No lo hago. Puede que te de esa impresión, mama, pero tengo libertad para ir y venir a mi antojo. Solo tengo que decirle a Sean que nos vamos. O a Corey.

Ella había conocido al fornido hombre, un día después de su llegada. Al parecer Noah lo contrato cuando el chico llamo a su puerta en busca de cualquier puesto de trabajo, y Sean al verlo, lo puso como un segundo guardaespaldas, en caso de que lo necesitara. Aun así, Corey hacía más trabajo de vaquero de que protector.

Le gustaría hablar de cosas más alegres, pero quería saber cuál era el estado de Emma, frente a todo lo ocurrido. Y a pesar de que fue ella quien le pidió que olvidara todo, ella misma no era capaz de hacerlo del todo.

--¿Aun tienes miedo?

Emma tapo una inmensa olla con un agradable y rico aroma a salsa de carne y se dio la vuelta con un trapo de cocina en las manos. Tomo asiento en una de las sillas de madera al lado de la suya y la miro directamente a los ojos.

--Tuve mucho miedo durante un tiempo. De hecho, cuando conocí a Noah, estaba tan asustada de los hombres, que apenas le hable.

--¿Entonces como...?

--El me dio mi espacio. Dejo que me acostumbrara a él y nunca me impuso su presencia. Luego comenzamos a hablar normalmente. Conocí a sus hermanos, y me fui habituando una vez más a los hombres. No sé cómo explicarlo del todo bien, simplemente puedo decirte que a medida que pasaba más tiempo con Noah, menos miedo tenia de él.

--Y entonces te enamoraste.

--Si. Comenzamos poco a poco, conociéndonos algo más, pero cuanto más lo conocía, mas aumentaban mis sentimientos por él.

--¿Nunca fue un pero para ti su ceguera?

--Sus ojos no implican quien es, mama.

Con una sonrisilla en los labios, observo a su hija con atención. Había madurado mucho en ese tiempo que ella no la había visto. Creció hasta convertirse en una mujer hecha y derecha, que había rehecho su vida, luchando contra sus miedos y que ahora iba a ser madre con un buen hombre. No podía pedir más.

--Has crecido mucho.

--¡Mama! Sé que estoy gorda, pero no hace falta que me lo digas.

--¿En qué quedamos sobre eso, Emma?

Ninguna de las dos lo escucho acercarse. Su hija abrió sus ojos como platos al oír la voz de Noah. Ella hecho un rápido vistazo al chico y sonrió, al ver el ceño fruncido que lucía tras sus oscuras gafas. Los dedos de Emma tamborilearon sobre la mesa de madera, antes de que sus ojos se desplazaran hacia el hombre que ocupaba la entrada de la cocina con su enorme cuerpo.

--¿Y bien?

--Que no estoy gorda.

--Exacto. No lo estas.

--Parezco una vaca, que no es lo mismo.

Un sutil gruñido llego a sus oídos, sorprendiéndola cuando Emma simplemente se rio.

--Está bien. Soy consciente del tamaño que estoy adquiriendo por las niñas, pero no me importan los kilos de más.

--Vas a ser una preciosa mama.

Mirando al chico, arqueo una ceja con diversión.

--Tienes mucha labia, Noah.

--Solo digo las cosas tal y como son, señora Brynn.

Le gustaba Noah, por su franqueza y simpleza. No se comía la cabeza para intentar alejar los pensamientos de Emma sobre los cambios de su cuerpo, él le demostraba con palabras, y acciones, lo hermosa que era. Y su hija se sentía bien con ello, así que no iba a preocuparse por nada, simplemente disfrutaría de la interacción de esos dos.

--Venia a hacer una invitación.

--Te escuchamos.

--¿Sabe montar a caballo, señora?

--Lamentablemente, no.

Al mirar a Emma, vio la amplia sonrisa que lucía sus labios.

--¿Tu sabes, Em?

--Si, pero prefiero ir con Noah.

--La temporada de calor se está acabando, así que ¿Por qué no tenemos un picnic con los vaqueros? Las pozas quedan cerca y tenemos mucho prado donde asentarnos.

--Noah, quiero ir ¡Vamos!

El chico se rio alegremente, acercándose a Emma con facilidad, se inclino hacia ella hasta que sus labios besaron sutilmente la cima de su cabeza.

--¿Quieres que te ayude a preparar algo de picar?

--¡Ni hablar! Largo. Fuera de la cocina, destructor del orden.

Emma empujo a Noah, señalándolo con un acusador dedo mientras él se alejaba riéndose y con las manos en alto.

--¿Entonces qué hago?

--Prepara los manteles.

Acercándose de nuevo a Emma, la rodeo con los brazos y la beso en los labios. Su hija se sonrojo, pero no se alejo a pesar de que ella estaba allí observándolos. No estaban dando ningún show, era algo muy tierno lo que uno le profesaba al otro, así que ella no se quejo ni dijo nada. Estaba segura de que estaban moderándose mucho por culpa de su presencia, así que no le haría más difícil el camino a ninguno de los dos.

Sabía que tenía suerte de poder ver a Emma tan feliz. Ese chico trabajaba para que así fuese, y cada día, le sacaba una sonrisa sin importar que. Ellos eran, lo que la gente conocía, una pareja perfecta. Se complementaban el uno al otro. Y solo necesito esos pocos días, para saber que Noah era una apuesta segura para Emma. Así que... ¿Qué más podía pedirle al chico?

_____________________________________

Hola a todas Brujís!

Espero que estéis teniendo un inicio de año fabuloso. No pude deciros !Feliz año nuevo! Pero aunque, como con todo, llego tarde, os deseo lo mejor.

Gracias por vuestros buenos deseos!

Os traigo este nuevo capitulo, que aunque bastante Light, nos va acercando al punto que queremos. El final se acerca inexorablemente, aunque a decir verdad aun no se cuantos capítulos quedan jaja. 

Paréntesis de publicidad jaja (    https://www.amazon.es/Mi-soldado-comienzo-Nuria-Ortiz-ebook/dp/B01MT0TP7T   

2016 me dio la oportunidad de cumplir uno de mis grandes sueños, así que como la mama gallina emocionada por sus polluelos que soy, os dejo arriba el link hacia Amazon, por si aun no habéis adquirido la historia de amor entre Alexander e Itizar. 

El próximo, que es la segunda mitad, esta ya a nada de salir. El lunes estará ya a vuestra disposición. Me hace mucha ilusión compartirlo con vosotras, ya que muchas estuvisteis ahí durante la etapa en la que actualizaba la novela, apoyándome. Otras sois nuevas...

¡¡Es cierto!! Bienvenidas nuevas Brujís!! He visto que hay gente nueva por aquí, así que os doy la bienvenida, a este mundo de brujería, donde siempre, o casi siempre, adivináis lo que va a ocurrir en la novela. 

Gracias por todo el apoyo dado y sin mas palabras, me despido, que me enrollo como las persianas.

Os quiero!!

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