¡Muy bien Emma, lo tuyo es la sutileza! Pensó al ver la expresión de sorpresa que predominaba en el rostro de Noah.
Quieta ante él era capaz de apreciar la quietud que envolvía el cuerpo de Noah ante ella. Observándolo, fijo sus ojos en el amplio pecho, asegurándose en silencio de que el hombre petrificado ante ella, respiraba. Y lo hacía. Los pectorales de Noah subían y bajaban con cada acompasada respiración, manteniendo con vida el latido que había tras aquellos hinchados músculos, sin embargo no parecía ser capaz de reaccionar de algún modo a la noticia que le había dado.
Cambiando su peso de un pie a otro, paseo su mirada por los alrededores, captando la sorpresa que predominaba los rasgos de su guardaespaldas, quien la miraba con la boca abierta y los ojos como platos. Con una trémula sonrisilla dejo que sus ojos viajasen de nuevo hacia el apuesto rostro de su novio y suspiro. Si estaba así solo con saber que estaba embarazada, como iba a darle la segunda noticia bomba que le había soltado el Dr. Scott.
--Bueno... ¿Qué...?
Sin tiempo a formular el resto de su pregunta, se vio envuelta por unos gruesos y cálidos brazos, que la atrajeron con suavidad contra un fuerte pecho que la cobijo. Acurrucada contra el cuerpo de Noah, rodeo la cintura del hombre y miro hacia arriba durante la fracción de segundo que él le permitió antes de tapar su visión con su cuello.
--Los dos estáis bien ¿Verdad?
Asintiendo contra la garganta de Noah, froto su espalda y beso la piel de su cuello. Intento alejarse un poco de él para darle el segundo bombazo, pero Noah se lo impidió, ciñendo un poco más fuerte sus brazos, la mantuvo presa contra su cuerpo.
Quiero ver sus ojos, pensó cuando las palabras se acumularon en su garganta, dispuestas a salir e informar a Noah de algo más.
Luchando contra el agarre del hombre, suspiro con rendición cuando el no cedió ni un ápice.
--Hay algo más.
Susurro. El cuerpo de Noah se tenso al instante, creyendo que ocurría algo con el embarazo. Y en realidad... si ocurría.
--¿Qué pasa? Me has dicho que estáis bien.
--Lo estamos, pero...
--¿Pero...?
Apoyando las palmas de sus manos contra el pecho de Noah, empujo suavemente dejándole claro que quería un poco de espacio. Él lo dio, soltando a regañadientes su control, inclino la cabeza hacia abajo como si pudiera verla. Acunando el rostro de él con las manos, acaricio sus mejillas y sonrió.
--Son dos.
--¿Qué?
El ahogado susurro le dio fuerza para formular las palabras que sacarían de cualquier tipo de duda al futuro papa de sus pequeños.
--Dos. Estoy embarazada de mellizos.
El inmenso cuerpo de Noah tembló y se balanceo. Asustada, miro a Sean quien parecía haber entrado en un trance similar al que Noah había experimentado poco antes y bufo.
--¡Sean!
Su guardaespaldas parpadeo, prestando atención a lo que ocurría. Captando el modo en el que ella sujetaba a Noah, mientras este se ponía más cada vez más pálido, le dio una pista bastante clara de lo que ocurría. Saltando hacia ellos, uso sus brazos para estabilizar a su jefe, mientras la miraba por un momento como si le hubiesen crecido dos cabezas.
--Está bien, voy a meterlo en el coche. ¿Por qué no vas a por una botella de agua? Creo que aquí el hombretón necesita un poco de aire extra, lejos de la futura mama.
Si... ella también lo creía. Observando las maniobras de Sean mientras conseguía meter a Noah en la parte trasera del coche, ella se mordió el labio con nerviosismo. Girando sobre sus pies, se encamino hacia un bar cercano para comprar una botella de agua y volvió sobre sus pasos. Sean estaba a un lado de la puerta abierta de la camioneta, mientras Noah permanecía sentado con las piernas por fuera del coche. Acercándose a ellos, cogió la botella de agua fría y la coloco con suavidad contra la mejilla de su chico.
--Noah... ¿Estás bien?
--Bien.
Murmuro con un ligero asentimiento, cogiendo distraídamente la botella que ella presionaba contra su piel. Parecía un poco aturdido.
Mirando de reojo a Sean, arqueo las cejas buscando respuesta, pero el solo se encogió de hombros con una cálida sonrisa en los labios. Su mano voló hacia su barriga, apoyando su gran palma sobre los pequeños que crecían dentro de ella.
--Dale un poco de tiempo. Es normal que este así, si se acaba de enterar que va a ser padre por partida doble.
--Lo sé. Yo tampoco me lo creía cuando el doctor me lo dijo.
--Entonces dale un momento para que reinicie y se centre.
Con un corto asentimiento, se movió hasta ocupar el lado de Sean, quien la abrazo durante un momento.
--Felicidades, por cierto.
--Gracias.
Sabía que era una noticia impactante. Ellos habían estado buscando un bebe y de pronto se encontraban con dos, pero no esperaba que Noah entrada en ese estado casi catatónico, al oír las noticias. Mirándolo de reojo, comprobó que el seguía igual, así que se cobijo en el costado de Sean para asimilar por si misma aquella impactante noticia. Iba a ser mama de dos bebes que llegarían en unos cuantos meses y para los que no estaba preparada, pero si muy ilusionada. Aun estaba un poco en shock al saber que serian mellizos, pero la felicidad que fluía por sus venas en esos momentos, era demasiado potente. Dos bebes implicaban mucha más responsabilidad y tiempo, pero sin duda alguna sería mucho más gratificante. Pensaba que les llevaría unos años llenar la casa de risas y carreras, pero estaba claro que de un solo embarazo había apartado esa posibilidad de un solo plumazo.
Tendrían que formar un equipo mucho más unido y engrasado que el que formaban en esos momentos, y Noah debería aprender a desenvolverse en el cuidado de los niños. Necesitaría su ayuda y como el papa que era, no iba a librarse de noches en vela, cambio de pañales y demás quehaceres.
La mano de Noah se movió con un poco de nerviosismo ante él, buscándola en medio de su ceguera, intentando guiarse únicamente por el tacto. Cerrando sus dedos en torno a la muñeca del hombre, se movió hacia él y lo observo. Noah tiro de ella, enlazando su cintura con su brazo libre, la envolvió con suavidad y hundió su rostro en su cuello.
--¡Dios, Emma! Estoy tan feliz.
Su cuerpo temblaba contra el de ella, lleno de distintas emociones que luchaban por sobresalir, pero que sin embargo debían coexistir por que la noticia de su embarazo las había creado para ello.
--Dos bebes. ¡Dos! Va ser una locura.
Murmuro Noah contra su piel.
--Bueno... Queríamos llenar la casa de risas ¿No? Hemos adelantado el trabajo de unos años a solo un embarazo.
Su chico se rio, echándose hacia atrás, alzo sus manos para acunar su rostro mientras sonreía.
--Gracias por convertirme en un futuro papa, Em.
--De nada. Es un trabajo en conjunto.
Al mirar a Noah, comprobó que parecía mucho más tranquilo y lucido que minutos antes, cuando estaba tan impactando por saber que serian mellizos, que no había sabido cómo reaccionar a ello. Ahora sin embargo, lucía una amplia sonrisa en los llenos labios, y estaba segura que tras las oscuras gafas que ocultaban sus ojos de hielo, había un brillo increíble por la noticia de saberse un futuro papa. Le hubiese gustado decirle sobre el embarazo mientras el no llevase puestas las gafas, pero conocía el desagrado que le producía a Noah mostrar sus ojos ciegos en público, así que no hizo ningún movimiento por ese camino. Tenía años por delante para ver como brillaban en el momento exacto en el cual le dijera que volvería a ser papa. Estaba claro que no iba a experimentar un solo embarazo, si la decisión dependía de ella.
Besando los labios de Noah, rodeo el cuello del hombro con los brazos y sonrió.
--¿Alguna idea de cómo dar la noticia?
La voz de Sean interrumpió cualquier intento de contestación por parte de Noah. Aplacando la conversación con contundencia, dejando claro su punto en cuanto abrió la boca.
--Bien, ahora que el cerebro de Noah vuelve a funcionar, pongamos en marcha. Odio los hospitales y vosotros podéis pensar en algo dentro del coche.
Noah gruño algo sobre Sean, pero fue tan bajo que ni siquiera ella que estaba tan cerca de sus labios, pudo escucharlo. Con el cuerpo tenso, Noah la soltó el tiempo justo para acomodarse en el interior de la camioneta, extendiendo su brazo para que se acomodara contra su costado, él la rodeo con rapidez en cuanto la tuvo cerca. Presiono un beso en la cima de su cabeza y con su mano libre, apoyo su mano sobre su vientre, buscando el lugar en el cual descansaban sus pequeños.
Con una sonrisa en los labios y mientras Sean arrancaba y los sacaba de allí, ella empujo la gran mano de Noah hacia abajo, posicionándola un poco más cerca de donde ellos estaban en realidad.
Les esperaban muchos momentos de incertidumbre mientras aprendían como ser padres con los dos bebes que estaban en camino, pero nadie podía negarle que sería una autentica aventura.
***
Dos... Iba a ser padre de dos bebes al mismo tiempo y aunque habían pasado unas pocas horas desde que Emma se lo comunico frente a urgencias, a las puertas del hospital que le confirmaron algo que él ya sospechaba, pero que no esperaba que fuese por partida doble, era incapaz de asimilar del todo la noticia.
Mellizos. Era decirse... Dos bebes al mismo tiempo a los que tendrían que cuidar y proteger, y para lo que no estaban preparados pero si entusiasmados. No creía que nadie estuviese preparado para ser padre de uno, mucho menos de dos. Iba a ser un paseo bastante movidito y en el cual tendría que hincar codos y ayudar en todo aquello que pudiera y aprendiera. La responsabilidad no era únicamente de Emma.
Aun tenían que pensar como comunicarle a la familia la llegada de dos nuevos integrantes, pero por ahora lo mantendrían para sí mismos puesto que querían un momento para asimilarlo por su propia cuenta y hacerse a la idea de que tendrían dos hijos en cuestión de unos cuantos meses.
Algo que el seguía sin poder creerse.
Pensando en ello, era incapaz de encontrar la respuesta a una pregunta... ¿Por qué a pesar de estar muy feliz por la noticia del embarazo de Emma, no era capaz de dejarse llevar por el momento? Había algo que se lo impedía. ¿Un presentimiento? ¿Una sensación? No estaba del todo seguro, pero algo le decía que no festejase tan pronto aquel momento, porque había algo cociéndose para ellos. Y no eran los bebes.
Sentado en el porche trasero de su casa, se paso una mano por el rostro y suspiro al cielo. Estaba preocupado. La sensación que tenía en el pecho le impedía disfrutar el cien por cien del momento, y lo impulsaba a ser cauteloso. No sabía de qué, pero tenía que serlo.
La puerta a sus espaldas se abrió y cerro, mientras unos amortiguados pasos se situaron detrás de él. Emma se arrodillo a su espalda, rodeándolo con los brazos, apoyo la barbilla en su hombro.
--¿Qué te tiene tan pensativo?
Recostándose un poco contra el cálido cuerpo de Emma, inclino la cabeza hacia un lado para atrapar el rostro de su chica. No quería preocuparla innecesariamente. Con que uno de los dos tuviese esa extraña sensación, era más que suficiente. Y aunque no quería mentirle, no tenía más remedio que hacerlo.
--Nada. Solo sigo impactado por que vayamos a ser padres de mellizos.
--Es una locura ¿Verdad? Pero creo que es un buen momento. Nos hemos asentado en Kentucky y el rancho está listo para darle la bienvenida a un par de revoltosos niños. Sera divertido. Agotador, pero divertido.
Eso espero, cariño, pensó al incorporarse un poco. Rodeando la pequeña muñeca de Emma con los dedos, tiro suavemente de ella para que se moviera.
--Ven aquí.
Susurro, haciéndole hueco entre sus piernas, espero a que Emma tomara asiento en escalón que tenía delante. Sin importar cuando le costase, haría hasta lo imposible por mantener a Emma alejada de cualquier tipo de peligro. Pondría sobre aviso a Sean, pidiéndole que mantuviera una vigilancia extra en ella, con tal de evitar que algo pudiera pasarle a ella o a los pequeños. En esos momentos, tenía miedo de que algo pudiese trucar la felicidad que los embargaba por la noticia del embarazo, pero lucharía contra ello con todo lo que tenía.
Ciñendo sus brazos alrededor de ella, apoyo su barbilla en la cima de la cabeza femenina y en silencio, imploro por que los dejasen ser felices. No hacían daño a nadie, solo querían vivir en paz en su casa, rodeados por los animales y la gente que querían. Pero estaba claro que al destino, a veces, eso le daba igual. Y cuando tenía algo planeado para ti, te lo entregaba con una sonrisa en los labios, esperando que aceptases su obsequio, aunque no lo quisieras. Sin embargo, te hacia aprender, de una manera u otra. Esperaba que no les hiciera aprender nada por las malas.
Besando la sien de Emma, suspiro contra la suave piel mientras acunaba con ambas manos el vientre de su chica. Aquella barriga iría creciendo con el paso de las semanas para albergar dos vidas en dos pequeños cuerpos. Tenía unas ganas locas de poder sentir como el embarazo iba tomando forma física.
Intentando distraerse de los pensamientos que circulaban libremente por su mente, pregunto.
--¿Has pensado en algo para decirles a todos que estamos embarazados?
--Aun no.
--¿Quieres hacer una fiesta? Algo así como una barbacoa, y coronarlo todo con un pastel donde dijese que estamos esperando dos bebes.
--Eso sería genial para la familia que tenemos aquí, pero ¿Y tus padres?
--Una llamada.
--¡Eso es muy soso! E injusto.
--Emma, cielo, no tienes que preocuparte por lo justo o lo injusto en esto. Ahora mismo mis tíos son los que están más cerca de nosotros, así que hagamos esa barbacoa y llamemos a mis padres. Ellos estarán más que encantados de estar aquí cuando la fecha importante se acerque.
--Pero no me parece bien.
Besando suavemente la oreja de su chica, presiono su mejilla contra la sien de ella y asintió. No podía ganar.
--Está bien, Em. Hazlo como desees.
--¿Seguro?
--Si.
--¡Bien! Mañana llamare a Mami para encargarle las galletitas. Tendremos que hacer una compra enorme para la barbacoa y...
--¿Haremos la barbacoa?
Pregunto antes de que ella terminara de hablar. Emma se giro parcialmente hacia él, acunando con una mano su mejilla, su chica beso suavemente sus labios.
--Claro que sí. Es una gran idea.
Con una ceja arqueada, suspiro y sonrió. Alejar su mente de ese presentimiento que lo embargaba, distrayéndose en el camino con otras cosas y acciones, le ayudaría a relajarse alrededor de la futura mama. Ella no tenia por que conocer esa mala sensación y aunque sabía que tenía el derecho de conocerla, no quería preocuparla. Hasta que ese sentimiento desapareciera, mantendría a Emma ajena a el tanto como pudiera. Pegarse una sonrisa en los labios, nunca se le había dado mal debido a su anterior trabajo. SI lo había echo durante años, podría hacerlo durante unos pocos meses más.
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Buenas!!
Aquí tenéis la continuación. Creo que lo que ocurre ahí arriba os ha pillado un poco de sorpresa jaja.
Las cosas buenas van a ir llegando. Romance. Drama. ¿Tragedia?... Tengo varias cosas en mente que no son fáciles de escribir, así que si tardo un poco mas, lo lamento. Os mantendré informadas por mi pagina de escritora, tal y como he ido haciendo con estos capítulos y con el pequeño adelanto del primer capitulo de la novela de Sean y Kyle.
Solo queria avisaros. Gracias por todo y nos leemos.
Gracias y muchos besos!!