Emori que había saltado de la cama al escuchar el grito se dirigió rápidamente al balcón asomándose viendo el cuerpo de la chica que junto con Murphy había liberado de una de las jaulas de la Jauría. Sus ojos se abrieron de par en par y su mirada rápidamente se dirigió hacia la planta de arriba viendo el cuerpo de Clarke asomado con la mano aún extendida hacia el vacío.
No tenía ni idea de lo que había pasado allí pero dudaba mucho de que Clarke la hubiese empujado.
Murphy que salía del baño en ese momento se la quedo viendo asomada al balcón.
—¿Qué ha sido ese ruido?
Emori que continuaba mirando el cuerpo en la explanada y como algunos guardias de Heda salían rápidamente al paso para acercarse parpadeó lentamente.
—Ha sido esa chica, Starlette.
Murphy que pareció confuso al no saber a qué se referia se dirigió a ella asomándose a la terraza al llegar a su lado viendo abajo a los hombres acercarse al cuerpo sin vida rodeado de sangre y se le cortó la respiración.
—Oh dios...
Emori que se apartó de la terraza se dirigió nuevamente dentro no queriendo ver nada más allí fuera.
Murphy que no podía apartar sus ojos de ella escuchó llanto y al levantar la vista hacia la planta de arriba vio el cuerpo de Clarke asomado sobre el roto borde de la balconada y mucho más arriba a Roan, Príncipe de Azgeda asomado a unos pocas plantas de ella. Su mirada puesta en Clarke y una apacible expresión en su rostro, Lexa, la Heda de los Trece Clanes llegaba corriendo a su lado en aquellos momentos y al asomarse sus ojos se abrieron de pura impresión antes de retirarse de allí y desaparecer de su vista.
Satisfecho de si mismo Roan parecía estarse deleitando ante el sufrimiento de Clarke y cuando sus ojos se movieron desde lo alto su mirada se encontró con la de Murphy.
Mucha más gente comenzaba a asomarse alertadas por el ruido y algunos ahogados gritos.
Esa de ahí podía haber sido Clarke, no pudo evitar pensar Murphy con pesar. La gente reaccionaba de formas inesperadas ante un dolor muy intenso. La mente humana podía traicionar el cuerpo, y la pena podía torturar un alma hasta que no quedase nada de ella.
Esa muchacha de ahí podría haber sido Clarke pero por suerte, solo había sido ella.
Continuara...