El paso de las horas ha ido oscureciendo lentamente el cielo de Polis, que ha tomado en el camino a Octavia y a Bellamy. La capital de la Coalición mantienen su constante algarabía a esas horas mientras la tarde da paso al inicio de la noche. Tenderos y comerciantes cierran sus puestos poniendo fin a la rutina del día mientras que tabernas y posadas siguen abiertas y dispuestas a acoger más y más gente.
Las calles parecen tranquilas, mucho bullicio eso si pero ninguna trifulca ni contienda. Solo otra tarde noche normal en la extensa ciudad y sus cercanías.
Los cascos de los caballos golpean el duro suelo y marcan la tierra a su paso mientras que el bamboleo hace que Bellamy se sienta un poco exhausto. Octavia que le escucha suspirar mientras se aproximan por una de las calles a la Torre pone una cara.
—No tenías porque venir si no querías hacerlo, podrías haberte quedado en Arcadia —comentó ella mientras sujetaba las riendas a buen paso—. No tienes porque protegerme, Bellamy. Ya no soy ninguna niña.
—Prefiero asegurarme de que estés bien, he perdido a demasiada gente que me importa para arriesgarme a perderte a ti también —repuso Bellamy a caballo a su lado con la mirada puesta con cierta desconfianza en las calles.
Octavia que sintió una punzada de dolor atenazar su pecho bajo la mirada al caballo mientras avanzaban.
—A mi no me pasará nada, Bellamy. Estaré bien, ambos lo estaremos. Hemos llegado juntos hasta aquí, ¿no?
—Si, lo hemos hecho...
Octavia que en cuanto salió a la explanada palideció jaló de las riendas con tanta fuerza que el caballo no solo paró en seco sino que relinchó asustando al de Bellamy que levantó la mirada hacia ella rápidamente desconcertada.
—Octavia, ¿pero qué...?
Octavia que le ignoró con la mirada puesta a lo lejos apenas fue capaz de asimilar lo que sus ojos veían.
—Lincoln...—murmuró para si sin poder evitar que una pequeña y esperanzada sonrisa asomara a su rostro llena de impresión.
Bellamy que puso una expresión confusa cuando volvió la cabeza para seguir su mirada a los pies de la Torre su rostro cambió por completo. Bajando de una carreta cargada de más gente en la que le pareció ver más rostros familiares, Abigail tomaba tierra con ayuda de Lincoln mientras que Clarke estaba de pie junto a ella y junto a lo que parecía ser un pequeño chico.
Octavia que sacudió las riendas hizo que el caballo saliese disparado hacia allí y Bellamy no tuvo opción más que hacer lo mismo.
Murphy que ayudaba a bajar a Starlette junto a Emori de la carreta de los mercenarios escuchó los duros cascos aproximarse y cuando alzó la vista vio a Octavia detenerse en seco y bajar del caballó corriendo antes de lanzarse contra los brazos de Lincoln inesperadamente.
—¡Lincoln! —gritó ella entre lágrimas con una aliviada sonrisa al saberle a salvo, abrazándole con fuerza.
A Lincoln que su llegada le había llegado por sorpresa sintió su necesitado abrazo y al dirigir su mirada hacia el pequeño grupo que había llegado con él viendo los ojos de Clarke rehusar su mirada, cerro sus ojos y le correspondió tragando fuertemente.
—Creí que te había perdido para siempre —murmuró Octavia muy afectada sonriéndose de pura felicidad al haberle recuperado.
Bellamy que bajaba ya de su caballo el cual había detenido cerca del de Octavia se apresuró rápidamente a acercarse a Clarke rodeándola con sus brazos.
—¡Estás aquí! —dijo sin poder evitar cerrar sus ojos afectado al reencontrarse con ella. Clarke que apenas fue capaz de moverse y mucho menos de decir nada le sintió abrazarla con tanta fuerza que la respiración se le entrecortó—. Estás bien —susurro Bellamy al separarse tomando su cara viéndole la mejilla algo amoratada y el labio algo partido e hinchado—. Indra dijo que... oh gracias a dios...—dijo él volviéndola a abrazar con fuerza embargado por la emoción viendo tras ella a Abigail sonreirse tiernamente por la escena junto a los chicos que no conocía y junto a...
—¿Murphy? —preguntó Bellamy captando la atención de Octavia también que volvió la cabeza para verle.
—¿Qué hay, Bellamy? —saludó él incomodo por la situación alzando la mano en un escueto gesto de saludo.
—Abby —murmuró Bellamy al dejar a Clarke acercándose a ella para abrazarla también verdaderamente feliz de verla—. Me alegra que estés bien.
Octavia que se sonrió débilmente entre lágrimas se acercó a Clarke abrazándola con fuerza.
—No sabes lo mal que lo hemos pasado al pensar en que no volveríamos a veros, especialmente Bell —murmuró Octavia con una amarga sonrisa entre lágrimas de felicidad—. Gracias, gracias por volver...
Clarke que estaba demasiado abrumada en ese momento se retiró un poco en cuanto Octavia la soltó no queriendo más que marcharse de allí.
—Abby, estabamos tan preocupados por vosotros —dijo Octavia al abrazarla con fuerza ahora a ella—. ¿Estáis bien?
—Estamos bien, Octavia —se sonrió Abigail cansadamente alegrándose también de verla a ella y a Bellamy.
Bellamy que se acercó a Lincoln agarró su brazo en un gesto de hermandad, dándole un breve abrazó.
—Gracias por traerlas sanas y salvas, hermano. No podría soportar perder a alguien más de nuevo.
Lincoln que vio la honesta gratitud en sus ojos se avergonzó más aún por lo que había hecho y tan solo asintió imperceptiblemente apartando la mirada.
—No quisiese romper está escena tan emotiva pero me voy —anunció Emori dispuesta a subirse a la carreta con todo el botín que se había adjudicado de la Jauría. Las personas "defectuosas" como ella, no solían ser bienvenidas entre el resto.
—Espera, ¿te marchas? —se volvió Murphy al escucharla acercándose a ella.
Nylan que se acercó a Starlette instintivamente palideció al ver como nada menos que la Heda de los Trece Clanes aparecía en el umbral de la Torre.
Lexa que se aproximó regiamente al verles allí busco enseguida la mirada de Clarke la cual estaba ansiosa por ver más no la encontró. Clarke que no parecía Clarke en aquellos momentos tenía la mirada puesta en el suelo y parecía abrumada y se atrevería a decir algo atosigada.
—Clarke...
Clarke que apenas escuchó la voz levantó lentamente la mirada viendo a Lexa acercarse a ella sintió sus ojos llenarse de lágrimas ligeramente, Lexa que se quedó totalmente quieta al entrever eso. Se acercó a ella rodeándola con sus brazos en un gesto que tomó por sorpresa a todos.
—Sabía que no habías muerto, lo sabía...
Bellamy que estaba junto a Lincoln se las quedo viendo advirtiendo en ella esa predilección y se sintió un tanto fuera de lugar ante ellas.
—¿La niña está bien? —preguntó Abigail con preocupación al dar un paso hacia ella—. Veniamos para hacia Polis cuando nos atacaron, Clarke me explicó que estaba muy enferma, Emori ha recuperado las medicinas que nos robaron —dijo volviéndose hacia la carreta donde estaban sus viejas bolsas con algunas de ellas dentro.
—Halena se encuentra bien —dijo Lexa al separarse de Clarke dirigiendo la vista hacia la carreta y hacia Abigail—. La envenenaron pero el culpable ha pagado por ello.
Murphy que no entendía nada de lo que hablaban muy cerca de Emori hizo un gesto débil.
—¿Quienes son? —preguntó Lexa viendo a todas esas personas que no conocía, especialmente aquellos que parecían tan débiles y lastimados.
—Cautivos, prisioneros de la Jauría —contestó Emori desde lo alto de la carreta.
—¿La Jauría? —preguntó Lexa con desconcierto no reconociendo ese nombre de antes.
—Mercenarios, esclavistas, desertores...—pronunció Emori con un gesto—. Se ocultan en tus bosques, saquean tus pueblos y comercian con los que no se atreven a enfrentarse a ellos ni a interponerse en tu camino...
El rostro de la Heda de los Trece Clanes cambió súbitamente endureciendo su mirada antes de volverse hacia los guardias a lo lejos.
—¿Mercenarios en mis tierras?
—Heda... —pronunció uno de los jefes de su guardia.
Lexa que enfrentó a los guerreros señaló hacia el bosque.
—¡Reune al ejercito trikru! —ordenó ella con fiereza—. ¡Peinad cada tramo del bosque! ¡Traed ante mi a todo aquel que incumpla mi ley! ¡No se comerciará con personas en mis dominios!
—Pero Heda...
—¡Hacedlo! —ordenó ella con severidad y dureza imponiendo su voluntad.
¿Mercenarios en sus bosques? ¿Cómo es que ella no sabía nada? ¿Acaso sus hombres se lo habían ocultado? ¿Acaso participaban de ello?
Si se enteraba de que era así, todos los implicados pagarían por ello. Nadie iba a vender esclavos en sus tierras, nadie iba a hacer negocios tan sucios como aquellos. La esclavitud era algo del pasado, de Comandantes débiles y obsoletos que no debieron permitir nada de todo aquello en su momento.
Los Trece Clanes y todo aquellos que los componían debían ser libres para elegir, para decidir sobre sus vidas. Nadie les arrebataría eso, no después del esfuerzo que a ella y a sus predecesoras tanto les había costado.
—Así se hará, Heda —repuso el guardia comenzando a proferir ordenes a sus hombres para que reunieran a sus tropas.
Lexa que se volvió de nuevo hacia ellos intentó mantener la serenidad y la compostura a pesar de lo exasperada que estaba en aquellos momentos.
—Debéis estar exhaustos todos, por favor quedaos en Polis como mis invitados —pidió a Starlette, Nylan, Emori y Murphy ya que la delegación skyrku como Abigail, Lincoln, Octavia, Bellamy y por supuesto Clarke ya tenía un lugar en la Torre donde quedarse—. Ordenaré que dispongáis de todo lo que podáis necesitar. Os aseguro que no tenía constancia de que esto estuviese teniendo lugar en mis tierras, pero los culpables serán llevados a la justicia. Vuestro pesar no habrá sido en vano y prometo que todos pagarán por ello —juró solemnemente Lexa, Heda de los Trece Clanes y precursora de la paz.
Nada de esto quedaría impune, nada.
Continuara...