Cuidaré de ti

By NuriaOrtiz

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Hace algún tiempo, mientras escribia otra de mis novelas, Te amo, Bradley, me llego la Inspiración De Una nue... More

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¿Hacia la felicidad?
El peligro de la locura
Sin arrepentimientos
Antes de...
¡No mueras!
Un poco de esperanza
Olvidar es lo mejor
¡Ya llegan!
Familia
Epílogo
¡NUEVA NOVELA!

El Lago

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By NuriaOrtiz

Acompañando a su primo Garrett hacia los establos, el caminaba con paso seguro gracias a su inseparable perro guía. Turco había estado alrededor de los caballos durante unos años, y su reacción siempre fue buena. Los respetaba y mantenía una distancia prudencial, cuando él estaba sobre uno de ellos. Lo cual era bueno, porque el amaba a los potentes animales que le permitían una clase de libertad, distinta a la que Turco le proporcionaba. Con ellos podía correr por los prados, sentir la brisa en la cara y sonreír bajo el sol.

Su amor por los caballos, era innegable, pero quería que alguien más los amara.

Quería darle una sorpresa a Emma. Sus primos y tíos, le habían dicho que aunque ella trabajo en el rancho durante meses, siempre permaneció en la casa, el huerto y las pocas ocasiones en las que se aventuraba fuera, siempre miraba a los magníficos animales. El iba a subirla en uno de ellos y la llevaría por los campos de la propiedad. Harían una pequeña visita al lago, y regresarían para la hora de la comida.

Tenía un buen plan en mente, pero por el momento no podía hacerlo realidad. Necesitaba aprenderse el camino que quería recorrer con ella, para poder ir solos, o de lo contrario, tendrían que llevar una carabina. En ese caso sería Garrett, quien no pararía de atormentarlo durante todo el viaje.

Al llegar al corral, el olor del lugar se le hizo familiar.

Su tía los castigaba limpiando los cubiles de los animales, cuando se portaban mal. Y él era uno más allí, así que le tocaba limpiar y arreglar el lugar para los caballos, como a todos los demás.

Si había algo que amaba de sus tíos, era el modo en el que siempre lo trataron. Para ellos no era un debilucho chico ciego. Su tío se tomo su tiempo enseñándole el lugar, y el modo de trabajar en el rancho. No le importo que no pudiera ver, para el valía, siempre y cuando tuviera un cuerpo fuerte y ganas de aprender.

No podía decir que su infancia fue mala, porque no lo había sido. Pero si había algo que odiaba era las horas ociosas que pasaba en casa, después del colegio y natación. Su madre había sido muy protectora con él. Estaba claro que sus ojos eran inútiles, y que no podían ayudarlo en ciertas cosas, pero él no era un inútil. De pequeño quería vagar por el enorme jardín de la casa, divertirse con sus hermanos. Pero su madre le daba un rotundo no, y lo sentaba a leer en Braille a su lado. O a tocar piano. O hacer sus deberes. Ella nunca le permitió desarrollarse como un niño normal. El desarrollo su mente, pero su cuerpo podría haberse atrofiado, en lo que respectaba a su madre.

Si no hubiese sido por su padre, y por el apoyo y la unión con sus hermanos, el se hubiese vuelto loco. Gracias a su familia, sin incluir a su madre, el estaba bien. Se desarrollo como cualquier niño, e incluso salió victorioso de un enfrentamiento con su madre, sobre su seguridad. El pudo ser libre después de eso, al menos relativamente.

Goliat siempre estaba en el mismo corral. Dos desde la entrada y tres desde la parte del fondo. El animal permanecía en el medio, vigilando a todos de un lado y del otro.

Su compi Goliat era un purasangre, que al principio tenía muy mal carácter y no se dejaba montar por cualquier. Le costó dos semanas que el animal se le acercara. Un mes para confiar en él. Dos hasta que se dejo montar y alimentar. Fue duro, al principio. Goliat no confiaba en él, y era muy terco, y él era terco y pesado. Así que el animal desistió y se rindió, al ver que el no iba a dar su brazo a torcer. Desde entonces eran buenos amigos y siempre que iba a ver a sus tíos, encontraba un pequeño hueco para montarlo.

Llegando al cubil del purasangre, se acerco a la puerta y apoyo sus brazos en ella. Sonriendo cuando Goliat golpeo su brazo con la nariz.

--Hey, amigo ¿Cómo has estado?

Hablo con él, alargando su mano, buscándolo. Goliat golpeo su mano una vez, luego froto su cabeza contra la palma, saludándolo.

Rasco suavemente al animal, saludando a su viejo amigo.

Goliat era un semental, pero su tío lo mantenía en el establo de la familia y no en el de cría. Era un animal familiar, pese a que a veces era usado para preñar a alguna de las yeguas. Era un cumplidor nato, y según había oído, los potros que salían de la unión con Goliat, eran magníficos.

--Sácalo para ensillarlo.

Dijo su primo desde el puesto de su caballo. Un frisón negro.

Haciendo lo que su primo le había pedido, mantuvo a su compi al lado, acariciando el fuerte cuello del animal. Goliat cabeceaba, y de vez en cuando golpeaba su hombro con su cabeza. Llamando su atención, cuando él se distraía con algo. Amarro a Goliat y camino por el establo hacia la habitación de las sillas. Cogiendo las mantas y la silla de montar que si tío mantenía en un lugar especial, para que el pudiera encontrarlas con facilidad, salió y ensillo a su caballo. Todo el tiempo de práctica que su tío le dio de pequeño, le serbia para desenvolverse el solito alrededor de un caballo.

Garrett camino por su lado, y comprobó todo, asegurándose de que él no se iba a matar, al menos en ese viaje.

--¿Estás listo?

Le pregunto su a primo.

--Vámonos.

Concedió el hombre. El escucho el sonido de los cascos de frisón alejarse por el suelo de madera y él lo siguió junto con su purasangre. En cuanto sintió los rayos del sol en su cara, se giro hacia el caballo, se agarro y monto sobre con facilidad.

Sonrió, inclinándose ligeramente hacia delante para palmear un lado del cuello del caballo.

--Buen chico.

Susurro.

Sintió la cercanía de su primo, y giro la cabeza hacia la izquierda.

--Tienes una groupie.

Frunció el ceño, sin saber de lo que hablaba el loco de Garrett. Prácticamente, todos los que trabajaban allí eran hombres, salvo las amazonas que se habían quedado, por su amor a los animales y el modo de trabajo. Y ninguna de ellas, nunca, se había fijado en el. Así que estaba completamente perdido sobre lo que Garrett decía.

--Emma está en la valla, observando.

Sonriendo, y pese a que su plan era otro, guio a Goliat hacia la valla, siguiendo las indicaciones que su primo le susurro rápidamente. Le gustaría darle una gran sorpresa y llevarla por todo el lugar de sus tíos, para que viera lo que se había estado perdiendo, durante todos esos meses que estuvo allí. Pero no tenia por que esperar a aprenderse el recorrido, su primo Garrett, podía guiarlos.

--¿Emma?

Escucho el sonido de una garganta aclarándose, antes de que su suave voz llegara a él, un poco más delante de donde se encontraba.

--¿Si?

--¿Te apetece venir conmigo?

--¿Eh? ¿A dónde?

--Una vuelta en caballo, alrededor del lugar. No iremos muy lejos.

Ella ni siquiera se lo pensó.

--Oh no, no, no y no. Ni hablar.

Dijo ella con rotundidad. Estaba casi seguro de que estaba negando furiosamente con su cabeza, enfatizando esos rotundos no que le estaba dando.

--Venga, Em, será divertido.

--¿Estás loco? ¿El sol ha afectado a tu pobre y oficinista cabeza? No pienso ir subida en ese caballo.

Las carcajadas de los empleados y de parte de su primo, quien no estaba muy lejos, al parecer, no se hicieron esperar en cuanto la última palabra de la obstinada mujer salió de entre sus suaves labios.

--¿Qué tiene de malo mi caballo?

--¿Bromeas? Goliat tiro a un vaquero cuando lo intento montar. El hombre salió despedido por los aires.

--Es un poco quisquilloso con quien lo monta, pero estarás bien, estoy contigo.

Ella soltó una rápida risita.

--Gracias pero no, me gustan mis huesos intactos y preferiría seguir viva.

El frunció el ceño hacia la obstinada y terca mujer. Permitió que el caballo diera dos pasos hacia delante y lo freno. Sabía que estaba delante de ella, así que inclino su cabeza hacia abajo, como si pudiera mirar su hermoso rostro, a través de sus oscuras gafas.

--Confía en mí, no te arrepentirás del paseo.

--Esta muy alto y Goliat es muy terco.

Se rio suavemente, tendiéndole la mano.

--No tanto como tú. Vamos, Em. Sube.

Emma dudo durante un momento. Podía sentir su mirada en su rostro, y la inquietud de ella pasaba al caballo, pero lo tranquilizo. Si quería que ella subiera y lo acompañara en el paseo con Garrett, más le valía mantener bajo control a Goliat, de lo contrario nunca se acercaría de nuevo a un caballo, por muy manso que fuera.

Un largo suspiro después, acompaño el suave toque de una pequeña mano sobre la suya, aun extendida.

--Bien, si me mato, voy a culparte y te perseguiré como un fantasma, durante toda tu vida.

Soltando una carcajada, cerró los dedos en torno a su mano y tiro de ella. Emma trepo sobre la valla, y se agarro a su hombro, cuando llego a lo más alto. El se hizo hacia atrás en la silla de montar. Mantuvo su agarre sobre las riendas, soltó la mano de Emma y rodeo su cintura con el brazo. Fue un poco torpe hasta que monto, pero amo tenerla entre sus brazos en cuanto se asentó sobre la silla. La rodeo con los brazos, pego su pecho a su espalda y sonrió al sentirla completamente tensa, cuando Goliat se movió. El caballo protesto un poco, pero enseguida se calmo, aceptando el peso de Emma, y su presencia sobre él.

--¿Ves? Le gustas. Acarícialo, adora los mimos.

Emma se inclino hacia delante, supuso que acariciaría al caballo, como él le había dicho.

--Se un buen chico y no tires a la pobre Emma al suelo ¿Quieres? SI lo haces, no te daré chuches.

Negocio con Goliat. El se rio suavemente a su espalda, complacido con la relación que pudiera llegar a tener Emma con su caballo.

--¿Estáis listos o necesitáis mas tiempo?

Pregunto Garrett acercándose a ellos con su Frisón Tank.

--Lo estamos ¿No es así, Emma?

Ella se hizo hacia atrás, reclinándose contra él.

--Bien... estoy lista.

Sonrió un poco, cuando agarro las riendas con una mano y la otra la apoyo sobre el vientre de la mujer, empujando sus caderas más cerca de él. Estaba tensa y no confiaba mucho en su idea, pero el sabia que en cuanto salieran del rancho y se dirigieran hacia campo abierto, a los prados y las colinas, Emma iba a disfrutar del paso y olvidarse por completo que estaba sobre un metro setenta y cinco, caso uno ochenta de altura.

--Vamos, parejita.

Garrett grito unos metros por delante. Agitando las riendas del caballo, insto a Goliat a que se uniera a Tank, para salir del rancho. Tenían que pasar por un pequeño camino, que atravesaba una línea de arboles hasta llegar a un prado. Iban a hacer un buen y bonito paseo, al menos el siempre disfruto de ir a caballo alrededor de las tierras del rancho. No podía ver la belleza que había allí, pero podía sentirla y respirarla. Tenía un modo distinto de "ver" a su alrededor. Y en realidad, solo quería que Emma se lo pasara bien.

***

Le gustaría estar en otro tipo de posición, para poder aferrarse a algo solido, mientras Goliat galopaba suavemente a través de uno de los prados. El sol brillaba alto en el cielo, y hacia un calor de muerte, pero todo lo que había alrededor, era precioso. Todo era verde brillante, con puntos de color rojo, amarillo y purpura de las flores silvestres que crecían.

Hacia un buen y bonito día, pero no terminaba de relajarse montada sobre ese enorme y potente caballo. Era casi imposible, era demasiado consciente del poder que tenia Goliat, así que no conseguía relajarse ni un poquito. Aun teniendo los brazos de Noah alrededor de ella, y su ancho y cálido pecho contra su espalda, no hacía mucho efecto sobre ella.

El hombre a su espalda rio suavemente junto a su oído.

--Respira hondo, Em, destensa un poco.

Girando su cabeza ligeramente hacia atrás, miro por el rabillo del ojo a Noah.

--Voy a confesarte una cosa... ¡Odio las alturas!

Noah no dijo nada, pero ella podía sentir como su pecho temblaba contra su espalda, conteniendo su risa. Giro la cabeza y lo fulmino con la mirada, pese a que el hombre no podía verla.

--Ríete, ríete... ya me vengare por esto en algún momento.

Mascullo, consiguiendo así, que Noah soltara una estruendosa carcajada. Su enorme cuerpo vibrando pegado al suyo. Con los ojos entornados, hizo hacia atrás su brazo y pellizco la cintura del hombre. Podría haberlo hecho en sus brazos, pero no sería lo suficientemente doloroso.

El se quejo, encogiendo esa parte del cuerpo para alejarlo de sus dedos, riéndose aun.

El la rodeo con los brazos, apoyo su barbilla en su hombro y la apretó contra su pecho.

--No seas mala conmigo, Em.

--¿Yo? Eres tu quien se está burlando de mi.

Noah beso la línea de su mandíbula.

--Claro que no, yo nunca haría algo así.

Ella no contesto. Sabía que él nunca se burlaría de ella, pero aun así le gusto picarle. El suspiro contra su piel.

--¿Preferirías ir detrás?

No lo pensó. No le hacía falta.

--¡Sí! Por favor, déjame ir detrás.

Miro por encima de su hombro y lo vio sonreír suavemente.

--De acuerdo, pero desde ahí no podrás ver bien.

--Podre, te lo aseguro.

Noah asintió, tiro de las riendas hacia atrás y paro el avance de Goliat. Acto seguido lanzo un fuerte y duro silbido. A unos metros de ellos, Garrett giro la cabeza para observarlos.

--¿Qué pasa?

Grito Garrett, llevando a Tank hacia un lado para poder verlos sin tener que girar por completo su cabeza.

--Vamos a cambiar posiciones, espera un momento.

Grito Noah de vuelta. El soltó las riendas y con facilidad y elegancia, balanceando una de sus fuertes piernas sobre el ánima, desmonto de Goliat. Ella lo miro desde arriba, fascina por el modo en el que el sol besaba su piel, y creaba reflejos mucho más claros en su cabello rubio. Noah alzo los brazos hacia ella.

--Vamos, baja.

Confiaba plenamente en el, se dejo caer hacia sus manos, sintiendo como el agarraba firmemente su cintura. Ella apoyo sus manos en sus fuertes hombros, sintiendo la dureza del musculo bajo aquella lisa piel. La fue bajando poco a poco, su cuerpo pegado al de él. La fue deslizando hacia abajo, hasta que sus pies tocaron el suelo.

Durante un momento, todo lo que había alrededor de ellos se esfumo, dejándolos solos en aquella verde y brillante pradera. Mirando hacia arriba, hacia esas oscuras gafas que ocultaban unos preciosos ojos, ella sonrió alzando sus manos hacia su cara para...

Un fuerte grito los saco del mundo en el que se habían sumergido.

--¿Nos vamos o vais a seguir haciendo manitas?

Ella rodo sus ojos, al tiempo que el gruñía.

--Ya vamos, maldita sea.

Noah se inclino, y planto un rápido y duro beso sobre sus labios. Quizá el hombre no pudiera ver, pero parecía tener la idea exacta de donde se encontraba su boca para robarle un beso tras otro.

Subió sobre Goliat con extrema facilidad y se inclino hacia un lado, ofreciéndole una de sus manos.

--Dame la mano.

Ella lo hizo, y grito cuando el tiro de ella hacia arriba. Subió y monto. Se aferro a él y sonrió al escuchar su risa.

--¿Estas mejor ahí atrás?

--Mucho mejor.

Asintió ella contra su camiseta.

--Agárrate, voy a darle un poco de libertad a Goliat.

Rodeando la cintura del hombre, se pego a su espalda y respiro hondo el rico aroma que Noah desprendía. Con sus manos unidas sobre el abdomen del hombre sintió cada cuadradito de musculo bajo la tela de su camiseta. Ella estaba encantada con la nueva posición. Podía aferrarse a él cuando tenía miedo, y podía sentirlo bajo sus manos en cada momento. En definitiva, haber cambiado de posición, era algo que no lamentaba en absoluto.

Y tal y como había avisado, Noah guio a Goliat. El caballo corrió, pasando a su compañero Tank, disfrutando de la libertad dada por su jinete. Ella se aferro a Noah, escuchando la risa del hombre en el viento que zumbaba por sus orejas. Aunque no era mucho, dado que el inmenso cuerpo de Noah, paraba la mayor parte del aire. Giro su cabeza y miro hacia atrás. Garrett tenía una gran sonrisa en su rostro, mientras los perseguía.

Ella no entendía muy bien el placer de correr con los caballos, pero al parecer, ambos hombres, disfrutaban de ello.

Pasearon por una larga extensión que era solo pradera, subieron un par de colinas y terminaron en un precioso lago. A un lado de este había un gazebo y un par de enormes árboles. Uno de ellos se inclinaba hacia el lago. Pararon bajo el amparo de las frondosas ramas y bajaron.

En cuanto sus pies tocaron el suelo, sus piernas empezaron a temblar. Noah echo hacia atrás su cabeza, abrió sus brazos y respiro hondo. Ella lo observo, con una sonrisa en los labios. Parecía tan tranquilo y feliz rodeado por la naturaleza. Era fácil ver que el estaba cómodo con todo aquello que lo rodeaba. Aquello era familiar para él, era donde se había criado durante los veranos. Y le alegraba volver a casa.

Garrett se les unió, quitándose el sombrero de la cabeza, paso los dedos a través de su sudoroso cabello y respiro hondo, colgando el sombrero en la silla. El se movió hacia el lago, descalzándose con un par de patadas, se saco la camiseta sobre la cabeza y corrió hacia el árbol, salto y se agarro a una soga que colgaba de unas de las gruesas ramas. Se balanceo y se lanzo al agua con un jubiloso grito.

--¿Ya ha saltado?

Cerrando su boca, por el asombro, asintió. Recordó que el no podía verla y contesto.

--Si.

El sonrió, girándose hacia ella. Se quito las gafas y se las entrego.

--¿Las guardas?

--Claro.

Dijo sin entender que estaba haciendo. El hombre se inclino y desabrocho las botas de trabajo que llevaba, las pateo, se irguió y se quito su camiseta sobre la cabeza. Cuando toda aquella explosión de músculos quedo a la vista, ella fijo sus ojos en los amplios pectorales. Ella nunca había sido de ese tipo de mujer que se comía con los ojos a un hombre en forma, pero con Noah no podía evitarlo. Sus ojos simplemente se deslizaban sobre el cuerpo del hombre, admirando cada duro plano en su musculoso y definido cuerpo.

--Si quieres unirte a nosotros, adelante. ¿Sabes nadar?

--Si, se nadar, pero... ¿Qué piensas hacer?

El rio, dando un paso hacia ella, se inclino, enlazo su cintura con un brazo y bajo la cabeza para darle un tierno beso en los labios. Se retiro hacia atrás y sonrió antes de caminar hacia el gazebo.

--Siéntate en el gazebo si quieres. Es seguro dentro.

Llevaba una de sus manos extendidas hacia delante, para guiarse y en cuanto toco la madera, se dirigió hacia el árbol. Verlo andar sin la ayuda de su bastón o de Turco, era increíble. Iba un poco más inseguro, pero aun así, se movía con la facilidad de la familiaridad. Era como si se conociera el lugar como la palma de la mano, pero aun no confiara bien si todo seguía exactamente igual.

Noah rodeo el grueso tronco del árbol, y busco con la mano la soga. En cuanto la cuerda toco su palma, la agarro con ambas manos, se balanceo en ella y se lanzo al agua.

Ella rio al ver como disfrutaba. Al verlo, creyó ver al niño que jugaba con sus primos de pequeño.

El agua salpico cuando su enorme cuerpo choco contra la superficie.

Garrett nado hacia el lugar en el que su primo había caído y floto esperando a que emergiera. En el momento en que lo hizo, espero a que tomara una profunda respiración y acto seguido se lanzo hacia él, hundiéndolo hacia abajo.

Rio en el momento en el que Noah tomo venganza, haciendo lo mismo. Sin embargo, lo que más le gusto, fue el modo en el que Garrett ayudo a Noah a llegar a la orilla. Poniendo una mano sobre su hombro, guiándolo.

Había mucha camadería entre ellos. Era increíble verlos hacerse bromas, reír y comportarse como niños. Noah era completamente distinto cuando no tenía que ponerse un traje y una corbata, e ir a un trabajo de horas, que le daba la sensación que odiaba. El amaba el aire libre, los animales y el trabajo con sus manos. No era un chico de oficina, a su modo de ver, aunque estaba claro que no podía hacer mucho en un rancho, dado que sus ojos no podían guiarlo.

Cuando ambos hombres salieron, caminaron hacia ella con grandes sonrisas en sus rostros. El agua escurría desde lo alto de su cabeza, hacia abajo, en finos riachuelos que se perdían en la cinturilla de sus empapados vaqueros.

Ambos se dejaron caer en cuanto llegaron bajo la sombra de las ramas.

Los miro y se acerco a los caballos, buscando en las alforjas cualquier tipo de toalla que hubiesen cogido para aquel momento, pero no encontró nada, salvo dos botellas de agua de dos litros.

--No hay nada para secaros.

Murmuro rodeando a Goliat, para revisar de nuevo las alforjas del animal.

--No importa, cariño, no hace frio. ¡Ah! Dios, hacía años que no me sentía así.

Rio Noah tumbándose en el suelo de brillante césped. Subió sus brazos y los coloco detrás de su cabeza, usándolos de almohada. Mantenía los ojos cerrados, como a quien le da el sol, pero ella sabía que lo hacía para no revelar sus ojos ciegos a nadie. Supuso que ni siquiera los abría delante de su familia.

Aunque lo que más le sorprendió, y no fue a la única, fue el apelativo cariño que uso.

Garrett miro a su primo con las cejas enarcadas tan cerca de la línea de su pelo, que parecía que estaban a punto de desaparecer. En realidad no debería de estar tan sorprendido, ya que el había visto el modo en el que ellos dos se trataban y estaban alrededor. Incluso se había estado metiendo con ellos, cuando cambiaron posiciones sobre Goliat.

--Entonces... ¿Vais en serio?

Pregunto mirándola a ella y a Noah, simultáneamente.

Cuando los ojos grises de Garrett la miraron durante un largo rato, ella desvió la mirada, con las mejillas ardiendo. Nunca había estado mucho alrededor del hombre, y siempre que lo hacía, estaba más o menos oculta por Alisa, la señora Elena, e incluso Max, así que no tenía mucha relación con él.

--Eso no te incumbe, Gat.

Murmuro Noah, sin moverse un solo centímetro del suelo.

--¿Qué no me incumbe? Emma llego a mi casa, morada y rota, hermano. Ni siquiera toleraba la proximidad de ninguno de nosotros. Ni la de papa o Max. Yo vi el miedo en sus ojos, cuando nosotros discutíamos en casa o elevábamos la voz. Vi el modo en el que el cabrón de Bobby la dejo, así que no digas que no me incumbe.

Contesto Garrett con el ceño fruncido hacia Noah. Su fuerte voz, había bajado peligrosamente el tono, pero Noah no parecía intranquilo por ello. Mantuvo su postura y ni siquiera giro su cabeza hacia la voz de su primo, como normalmente hacia con ella.

Al mirar su rostro con detenimiento, pudo ver el modo en el que tensaba su mandíbula. Debía tener sus dientes fuertemente apretados. Su nariz se dilato, cuando hincho su pecho con una larga respiración.

Podía jurar que estaba contando mentalmente para controlarse.

--Solo te estoy diciendo que no te metas en medio de esto. Ella ahora está viviendo conmigo, así que...

--Di una vez más que no me incumbe, y voy a reventarte a palos.

Juro Garrett tensando su cuerpo por completo.

Noah se irguió a una posición de sentado, girando su cuerpo hacia su primo.

--¡Es que no lo es! No es asunto tuyo, maldita sea. Te agradezco que tu familia la cuidara cuando ella lo necesitaba, pero ahora no es así. Emma vive conmigo, bajo mi cuidado. Estas preguntando si vamos en serio, pero eso no te incumbe, por mucho que te moleste. Es algo personal, que no tenemos por qué decir. ¿Quieres saber cómo lo está haciendo? Adelante, pregúntale. Pero no esperes que te conteste algo personal. ¿Es que no piensas que ella podría sentirse incomoda con ese tipo de preguntas?

Ella esperaba que Garrett se lanzara a por Noah y empezaran una pelea, pero el vaquero no se movió. Tenso la mandíbula, apretó las manos en puños, pero permaneció sentado a menos de un metro de Noah.

Los ojos de Garrett viajaron hacia ella.

--¿Tu estas bien? ¿Te va bien en Boston? Sabes que si no es así, puedes volver aquí.

Fue un gesto muy dulce que se preocupara por ella, así que sentía la necesidad de calmarlo. Cuando llego al rancho y lo conoció, ella se asusto y grito. Pero ya no le tenía miedo. Y si ahora podía acercarse a los hombres grandes, era gracias a Noah.

Se sentó entre medio de ambos hombres. Alargo una mano y la apoyo sobre el tenso puño de Garrett.

--Estoy bien. Noah me ha ayudado a dar un paso tras otro en mi camino. Ya no te tengo miedo ¿Verdad? El y las visitas de sus hermanos, me han ayudado a seguir adelante. Ahora tengo un trabajo. Soy dependienta en una pastelería.

--Solo porque tú quieres.

Mascullo Noah a su espalda.

Ella sonrió, rodando sus ojos. Garrett sonrió.

--Tus postres siempre han sido increíbles.

Ella sonrió. El señor Lachlan y Garrett se peleaban por las galletas de canela, así que cada vez hacia una tanda de ellas, se agotaban en un santiamén.

Noah se movió detrás de ella. Giro su cabeza y lo miro. Había doblado sus piernas y apoyaba sus brazos sobre sus rodillas. Al verlo sonrió, y volteo rápidamente la cabeza, cuando Garrett le agarro la mano que aun tenia apoyada sobre la suya. Miro sus ojos grises como el acero y espero.

--Me alegro de que estés bien, Emma. Toda la casa se quedo un poco triste cuando te marchaste, pero si eso te ayudo, está bien. Nosotros solo queremos lo mejor para ti. Sé que me tienes miedo así que...

Ella negó con la cabeza, un poco emocionada de saber que era tan importante para la familia. Soltó su mano del agarre de Garrett e hizo algo que nunca había echo con el hombre. Se acerco a él y lo abrazo. Garrett se quedo quieto y tenso durante un momento, pero enseguida la envolvió en un apretado abrazo.

--Ya no tengo miedo. Noah me ha ayudado con eso.

Garrett froto su espalda suavemente durante un momento, antes de echarse hacia atrás y romper el abrazo. Ella lo miro y sonrió. El desvió sus ojos hacia Noah y frunció el ceño.

--Si le haces daño, vas a tener que vértelas conmigo.

Amenazo Garrett.

--No esperaría menos.

Concedió Noah.

Era muy dulce que Garrett quisiera protegerla. Ella nunca supo, hasta ahora, que fuese importante para él. Pero al parecer lo era, y era enternecedor, dado como reaccionaba ella cuando se le acercaba por accidente. O incluso cuando lo conoció. Pero ya no sentía miedo estando a su alrededor, y le gustaba ver que era un hombre protector y no un ogro como ella creía que era al verlo.

Girando su rostro, miro sobre su hombro a Noah y sonrió, agradeciéndole silenciosamente haberla sacado de ese pozo de miedo en el que estaba. Fue dulce y tierno. Cariñoso y comprensivo. Su mejor decisión fue aceptar la oferta de mudarse a la enorme casa de Noah, y conocer al hombre que la habitaba. Un hombre con un gran talento para el piano. Con una fácil sonrisa y una profunda voz. Él le ofreció una mano amiga, cuando más lo necesito. Noah se convirtió en su salvador. El era su héroe.

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