Dark Beauty © Libro 1. (TERMI...

By MiloHipster

1M 80.8K 7.4K

Dicen que los asesinos y criminales para que puedan ejercer su labor de asesinar o torturar, necesitan tener... More

Prólogo
01
02
03
04
05
06
07
08
09
10
11
12
13
14
15
16
17
#Nota
18
19
2O
21
22
23
#Nota II
24
25
26
27
28
29
30
31
32
33
34
35
36
#Nota III
37
38
39
40
41
42
43
44
45
46
47
48
49
50
51
52
53
54
55
#Nota IV
56
57
58
59
60
61
62
63
64
65
66
68
69
#Nota V
70
71
72
73
74
75
76
77
78
79
80
81
82
83
84
85
#Nota VI
#Nota VII
86
87
88
89
90
#Nota VIII
91
CAPÍTULO FINAL 92
Epílogo
Extra
Personajes
Aviso.
DEDICATORIA
RECOMENDACIÓN ;)
AGRADECIMIENTOS

67

8K 731 44
By MiloHipster

Egon asintió y dejó que Shelby le borrara las lágrimas a besos. Se dejó mimar por ella y ambos se tumbaron en la cama.

—¿Qué fue lo que realmente le pasó a Martha? —preguntó ella con cautela. Le dolía saber que jamás volvería a ver a esa anciana simpática nunca más. Y Egon se estremeció con la mirada perdida. Su rostro maltratado se ensombreció.

—Veníamos de regreso y nos interceptaron tres camionetas negras, obstruyéndonos el paso. Acabábamos de encaminarnos hacia acá, pero nos encontraron y eran muchos bastardos completamente armados. Ni si quiera me dio tiempo de retroceder porque ya nos estaban apuntando francotiradores desde las camionetas—explicó con los puños cerrados y su respiración se volvió dificultosa—el caso es, que nos rodearon y nos obligaron a bajar del Jetta bajo amenaza y obedecimos—suspiró—miré como Martha sacó el arma de su cintura y comenzaba a disparar genuinamente hacia todos, dándoles en la cabeza a la mayoría y pensé que teníamos una oportunidad, por lo que Austin y yo comenzamos a pelear cuerpo a cuerpo con ellos. Íbamos ganando, pero luego se unió una cuarta camioneta y de ella salieron otro sinfín de hombres armados que dispararon en dirección a Martha, cuando me di cuenta de lo que pasaba, corrí a ella, pero un estúpido me tecleó por detrás y caí aturdido. Miré todo negro por unos segundos, y tras recuperar los sentidos, divisé a Martha en manos de tres hombres, a los que alguna vez consideré buena compañía y me sonrieron al tiempo que la estampaban al suelo con dureza y ella me miraba horrorizada.

Shelby escuchaba asustada el relato de Egon y deseó poder evitar esa tragedia.

—La verdad es que todo pasó tan rápido que aún sigo desconcertado—continuó diciendo él, abatido—Martha nos gritó a Austin y a mí y cuando volvimos el rostro a ella, uno de los hombres le pateó la cara con brusquedad y yo gruñí encolerizado y me le fui encima a los sujetos; en eso Martha escupió sangre y me dijo con total calma: "TIENEN QUE SALIR DE AQUÍ, AHORA. NO IMPORTA LO QUE PASA, VÁYANSE" la miré con perplejidad y nos quedamos estáticos. Al igual los francotiradores, fruncieron el ceño sin entender. Entonces Martha logró liberar una mano y de su pecho sacó una granada. Por supuesto que todos retrocedieron, excepto yo. Quería salvarla, no quería que muriera.

Cerró los ojos con fuerza y siseó palabras en alemán que Shelby no pudo entender.

—No fue tu culpa...

—¡Sí lo fue! Ella fue lo suficiente valiente para lanzar la granada y sacrificarse por nosotros. Por mí—rugió—Austin fue el que condujo porque yo estaba paralizado. Explotaron tres camionetas y por poco nosotros también, pero el chico se las ingenió para sacarnos a toda velocidad de ahí.

—La culpa lo tiene el bastardo de tu ex jefe, Martha solamente salvó sus vidas. Tú no tuviste nada que ver—le recordó Shelby.

—No lo entiendes, ¿verdad? —la miró, herido—ella era lo más cercano a una madre y abuela que he tenido en tanto tiempo.

Shelby se mordió los labios y lo atrajo hacia su pecho donde el recargó su mejilla y sollozó entre temblores corporales, pero ella no dejó de abrazarlo y de susurrarle que todo estaba bien. Mientras tanto, en la siguiente habitación, Gabbe había recuperado la consciencia y forcejeaba en el suelo tratando de liberarse de las ataduras que Austin y Thomas le habían proporcionado. Incluso su boca estaba tapada con casi toda la cinta adhesiva y un calcetín sucio que Austin le metió adentro de su cavidad bucal solo para joderlo. Los ojos azules de Gabbe estaban muy abiertos y lanzaba gruñidos inaudibles.

—Te dije que Egon era un chico de cuidado—se burló Thomas, bebiéndose un poco de cerveza que había encontrado oculto en las cosas que Austin había llevado y Gabbe puso los ojos en blanco.

—Déjalo de molestar—le espetó Austin con los ojos en llamas—este bastado tiene suerte que Egon no me haya dado la orden de descuartizarlo en pequeños pedazos y dárselos a los perros.

Entonces Gabbe se contorsionó lo más que pudo y movió la mandíbula con demasiada fuerza de arriba abajo sin despegarle la mirada fría de encima al par de chicos. Fue tanta la agilidad con la que movió las mandíbulas que logró despegarse la cinta adhesiva y escupir el calcetín sucio a los pies de Thomas.

—¡Suéltenme! No quiero hacerles daño—amenazó con ira. Se retorció todo lo que pudo, pero fue imposible. Austin rio. Su rostro ya estaba limpio al igual que el resto de su ropa, se había limpiado y cambiado de ropa mientras miraba al chico. Y Thomas arqueó las cejas.

—¿Por qué quieres llevarte a Shelby? —interrogó Austin—si contestas con la verdad, te dejaremos ir.

—Sé que mienten, pero de todas maneras voy a decírselos—replicó Gabbe con aburrimiento—el padre de Shelby me envió por ella y yo solo recibo órdenes.

—¿El padre de Shelby? —preguntó Austin ceñudo y miró a Thomas, y este se encogió de hombros, perplejo.

—Sí, el padre de Shelby—canturreó Gabriel, orgulloso—Dorian Tyler, el mejor narcotraficante de Norteamérica.

La mandíbula inferior de Austin se desencajó de su cara por la sorpresa. Sus ojos verdes demostraron temor al ver a Gabbe, y Thomas chasqueó la lengua sin saber a qué se debía su reacción.

—Y ese idiota con el que están felizmente enmendando amistad, Egon Peitz—replicó con amargura el desconocido—trabaja para Marlon Blake, el enemigo del padre de Shelby.

—Ya sabemos para quién trabajaba Egon—repuso Austin a la defensiva—pero ya renunció y es por eso que quieren matarlo.

—¿Van a dejar que vengan por él y de paso los maten a todos ustedes? —siseó el chico de ojos azules, molesto y el par de jóvenes se quedó en silencio, meditando lo que acababa de decir, lo cual era cierto—yo solo quiero llevar a Shelby con su padre. No voy a permitir que le hagan daño—advirtió—vine a llevármela y no me iré de aquí sin ella.

—¿Trabajas para Dorian Tyler? —interrogó el gemelo.

—Sí.

—Eso no hará que te dejemos libre y te lleves a la novia de nuestro amigo—bufó Thomas, enfadado.

—¡Su padre la quiere de vuelta! No me la quiero llevar por mi cuenta, es mi maldito trabajo.

—El que tiene la última palabra aquí es Egon—afirmó Austin con irritabilidad—y puedes hacer diferentes trucos para escapar, pero mi arma estará encantada de meterte una bala en la cabeza o en uno de tus ojos azules mezquinos.

—Quiero hablar con el "líder"—Gabriel hizo una mueca de ironía—díganle que venga porque es urgente.

—¿Por qué crees que te vamos a obedecer?

—Porque si no lo hacen, en poco tiempo este lugar estará rodeado de hombres que trabajan para Tyler y no tendrán salida—esbozó una sonrisa—ya se dirigen hacia acá. Y no tendrán modo alguno de escapar.

—¿Acaso piensas ayudarnos o qué?

—No tengo motivo para matarlos—se encogió de hombros—además al que quiere muerto mi jefe es a Egon, no a ustedes.

—Supongo que no te has dado cuenta, niño bonito—carraspeó Austin—somos una familia y si matas a Egon, nos matas a todos.

—Bueno, los mataré a todos—repuso Gabbe, con los ojos en blanco—ahora díganle que quiero hablar con él.

—Tal vez deberíamos hacer lo que dice—aconsejó Thomas.

—Entonces ve y trae a Egon.

—Sin la chica—pidió Gabbe—ella no debe enterarse de nada.

—¿Por qué no?

—Porque su padre no quiere que se entere a lo que se dedica—gruñó en respuesta. Sin embargo, Thomas ya se encontraba saliendo al pasillo en busca de Egon y Austin tomó asiento frente a Gabbe— ¿puedo preguntarte algo? —el forastero se acomodó frente a él y Austin hizo una mueca.

—Si tu pregunta es estúpida, lo lamentarás.

—¿Por qué estás triste?

Los ojos de Austin se entornaron en su dirección y lo fulminó con odio.

—¿Qué te hace pensar que estoy triste?

—Oh, vamos. No sabes mentir—se burló Gabbe y se puso serio al instante—tu mirada sombría delata que estás muy triste y angustiado. Lo noté desde que te vi.

—No me interesan tus sermones psicológicos—espetó molesto, pero algo dentro de él se derrumbó.

—No es psicología, pero cualquier persona que pone atención a los pequeños detalles, se da cuenta que estás herido por dentro al igual que Egon Peitz—sentenció. Austin lo miró furtivamente con incertidumbre. ¿Cómo era que ese sujeto se había dado cuenta de muchas cosas en solo una hora y media de haberlos conocido? Aguardaron unos minutos más hasta que Egon ingresó a la estancia con una pierna cojeando. El choque de miradas entre Egon y Gabbe fueron como dos estrellas chocando entre sí. Negro contra azul eléctrico. Perfecta combinación para una explosión devastadora. La mandíbula de Egon estaba tensa y cerró la puerta de un golpe. Thomas no regresó con él, quizás optó por quedarse con Shelby, lo cual era perfecto. Austin se levantó como un resorte y puso al tanto a Egon de lo que había pasado en voz muy baja. Mientras tanto, Gabbe miraba la caminata de una hormiga a lo largo de su pierna con aburrimiento.

—¿Qué? —espetó Egon y se volvieron ambos hacia el chico, quién postró sus ojos azules en ellos— ¿cómo que Shelby es hija de Dorian Tyler?

Gabbe asintió, esbozando una sonrisa.

—Y yo trabajo para él y tengo órdenes de llevarla a casa.

—Ahora entiendo de donde te conocía, imbécil.

—Insúltame lo que quieras, pero Shelby Cash se irá conmigo antes de que comiencen a venir mis refuerzos y como le dije anteriormente tus dos amigos; si hacen lo que yo les digo, podrán escapar—dijo y su mirada se tornó más fría—excepto tú, Egon. Tyler te quiere muerto, pero no seré yo quién te asesine.

Egon le regaló una sonrisa torcida y negó con la cabeza, pero el gesto se esfumó al tiempo que se le iba encima a Gabbe, embistiéndolo a la pared y sujetándole el cuello con fuerza. El chico juntó las cejas, sosteniéndole la mirada sin ningún miedo, a pesar de que Egon amenazaba con partirle la tráquea.

—Eres muy valiente o eres muy idiota para no tenerme miedo—comentó el joven austríaco, y deslizó una mano hacia su pantalón de dónde sacó el subfusil de Gabbe y se la colocó debajo de la barbilla—si jalo del gatillo, tu vida se irá al carajo y seguiré con la mía.

—Hazlo. No me asusta morir—lo instó—pero tendrás una muerte peor que la mía.

—El padre de Shelby podrá ser el mejor narcotraficante del mundo y tú su mejor hombre; pero yo soy el mejor homicida de todo Europa y Asia, lo cual hace que sea mucho mejor todo, ¿no? Y, además, su hija está locamente enamorada de y haría cualquier cosa para defenderme; incluso morir en mi lugar.

—Créeme que lo sé. Ella te mira como si fueras quién enciende las estrellas del cielo cada noche, pero no eres más que un idiota sádico, psicópata y asesino.

—¿Y acaso no eres un asesino también tú? —le frotó la boquilla en la piel y Gabbe alzó más la barbilla.

—Lo soy—reconoció—pero me siento mal por ello. No estoy loco y lo he hecho por necesidad, y no voy a contarte mi vida. Solo deja que me lleve a la chica y te ayudaré a escapar sin ningún rasguño.

—No me voy a creer tu cuento—se preparó para dispararle por debajo de la mandíbula. Y de pronto, el sonido de muchos neumáticos derrapando los sobresaltó y Egon vio como Gabbe sonreía.

—Ya ha llegado mis refuerzos. Ríndete o mátame, pero de igual manera se llevarán a Shelby.

Egon masculló algo en alemán, claramente irritado y se levantó del suelo. Sin dejar de apuntarle, miró a Austin y este entornó los ojos.

—Trae a Shelby y a Thomas. Nos vamos ahora.

Austin salió como alma que lleva el diablo de ahí y Egon sujetó a Gabbe del cuello para ponerlo de pie. A pesar de estar lastimado, el joven austríaco tenía fuerzas para tener una pelea más, de ser necesario.

—Sé que no solamente te busca mi gente—comenzó a decir Gabbe, destrozando los nervios de Egon—sé que te busca la gente de tu jefe y te quiere muerto también. Tienes muchos enemigos, Peitz; así que deja que te ayude a escapar, siempre y cuando dejes a Shelby irse conmigo—los ojos de Egon se oscurecieron y golpeó la pared con el puño—a ella la van a matar si sigue a tu lado, ¿acaso quieres que muera por tu culpa?

—¡No!

—Entonces piénsalo. Yo puedo protegerla y entregársela a su propio padre sana y salva.

—No puedo confiar en ti.

—No te pido que lo hagas. Solo déjame salvar a tu novia y a la hija de mi jefe.

—¿Por qué debería creer que vas a ayudarme a escapar de aquí?

Numerosos disparos se escucharon fuera del hotel y Egon se estremeció. No tenía la suficiente fuerza para pelear con muchos hombres ese día.

—Te doy mi palabra de hombre a hombre—afirmó con seriedad el estúpido bastardo de ojos azules. Egon acercó su rostro al suyo con fiereza.

—Hecho, pero con una condición—aceptó, con los dientes apretados.

—¿Cuál?

—Promete que no la vas a tocar o a envenenarle la cabeza con estupideces sobre mí, ya que, si eso llega a pasar, te buscaré y te mataré.

—¿Tienes miedo de que ella pueda enamorarse de mí y se olvide de ti para siempre? —arqueó una ceja.

—Cállate. Ella me ama y jamás me cambiaría por alguien como tú, tan insignificante.

—Vaya, pensé que eras muy seguro de ti mismo...

Egon gruñó y estampó su puño en la mandíbula de Gabbe, tirándolo de nuevo al suelo. El chico de ojos azules rio y se lamió la sangre que había brotado de su labio inferior.

—No será culpa mía si se enamora de mí, pero te doy mi palabra que no intentaré nada.

—No hagas que te asesine—masculló Egon—ahora ayúdame a salir de aquí.

En eso, Shelby, Austin y Thomas entraron corriendo con el rostro horrorizado. Ella miró a Gabbe y él la miró a su vez. Su rostro se transformó y sus ojos azules le sonrieron. Shelby hizo una mueca y se le abalanzó a Egon.

—¿Qué sucede? Hay muchos sujetos allá afuera.

—Tienes que irte con él—dijo Egon, señalando a Gabbe y tanto ella y los otros dos chicos entornaron los ojos—no hay tiempo que perder, vete con él, Puppy.

—¿Qué? —frunció el ceño, desconcertada.

—Austin, Thomas—dijo Egon con voz áspera—libérenlo y váyanse con él.

—¿Qué demonios...? —espetó Austin.

—¿Qué pretendes...? —susurró Thomas.

—¡Obedezcan! —vociferó y se apresuraron a desatarlo. Mientras que Shelby miraba sin entender, directo a sus ojos.

—¿Qué pasa, Egon? Por favor.

—Tienes que irte con él, mi bella dama—le acarició la mejilla con ternura—es lo correcto.

—¿Por qué? Somos una familia, ¿lo olvidas? —a ella se le formó un nudo en la garganta. ¿Acaso se estaba despidiendo?

—Por eso mismo quiero que te vayas con él y también te lleves a Austin y a Thomas—murmuró—si se quedan conmigo, morirán. A mí me quieren muerto muchas personas y no voy a dejar que ustedes mueran por mí, tal como le ocurrió a Martha.

—Estás demente si piensas que te dejaré solo. Dijiste que querías vivir conmigo siempre, lo dijiste...

—Y así será, pero ahora debes irte con él—señaló a Gabbe quién se frotaba las muñecas y se incorporaba del suelo.

—¡No! —se soltó enfadada de sus brazos y se apartó de todos.

—¿Qué está pasando, Egon? —inquirió Austin, molesto. De pronto, unos pasos corriendo por el pasillo se hicieron presentes y Egon palideció. Gabbe apretó los labios, consternado.

—Es hora de que te vayas, Peitz—le informó Gabbe—yo los detendré por un momento.

Dicho eso, salió de la habitación y Egon tragó saliva.

—Voy a volver por ti. Me encargaré de Marlon primero y después te buscaré, ¿está bien? —se acercó a ella y la abrazó. Ella soltó un sollozo.

—¡Yo voy contigo! —gritó Austin.

—Yo también—agregó Thomas.

—No. Nadie vendrá esta vez—gruñó y acarició el cabello de Shelby—ustedes se quedarán a cuidar de ella en mi ausencia.

—¡No, Egon! ¡No! —gimoteó ella como niña pequeña—dejé todo por ti, no me hagas esto.

—¿Me amas, Shelby? —acunó su rostro entre sus manos. Ella asintió con los ojos llenos de lágrimas—entonces haz lo que te digo. Voy a volver por ti, lo prometo—se inclinó a ella y la besó fugazmente—y recuerda que yo siempre cumplo mis promesas—fue un momento hermoso y triste. Cuando Egon se apartó de ella, Austin se encontraba mirándolo furioso—volveré. Lo prometo—repitió, y se apresuró a coger su mochila—te amo, Puppy—y de una patada rompió el cristal de la ventana y se agazapó al barandal. Estaban en el segundo piso y mirando una vez más a Shelby, se lanzó hacia abajo. Ella apenas estuvo consciente de lo que pasó, ya que Austin la miró con pena y miró a Thomas a modo de disculpa y cogiendo también su mochila, se lanzó detrás de Egon. Thomas gritó y corrió a detenerlo, pero fue demasiado tarde. Austin iba corriendo detrás de Egon al otro lado de la calle. Y muchos hombres armados irrumpieron la habitación y entre ellos estaba Gabbe, quien encabezaba a la multitud. Se acercó a Shelby y la abrazó fuertemente.

—Todo está bien. Vas a ir a casa.

—No tengo casa. Solo tengo mi corazón hecho pedazos por tu culpa—lo empujó lejos y se aferró al pecho de Thomas, quién la rodeó con sus brazos, fulminando a Gabbe con desprecio.

—Llévenlos a la camioneta—ordenó Gabbe—los alcanzaré en un momento.

Los hombres armados condujeron a los dos chicos al pasillo mientras que Gabbe se asomaba a la ventana rota con interés. Divisó a lo lejos dos siluetas mirándolo desde el otro lado de la calle. Egon y Austin. Percibió en los ojos negros de Egon muchísima ira, rabia, desconcierto y preocupación, pero más que nada, tristeza. Gabbe les hizo señas de que aguardan un momento y comenzó a buscar entre las cosas que habían quedado, algún papel y plumón para escribir un cartel. Lo único que encontró fue una libreta y un bolígrafo. Se apresuró a escribir un mensaje con letras repintadas y volvió a la ventana, donde lo esperaban. Sostuvo la hoja a la altura del pecho y Egon asintió al leer su mensaje y echó a correr con Austin entre los edificios.

El mensaje decía:

"Ella estará bien. Escóndete lo mejor posible. Despistaré al padre de Shelby."

Egon sintió un poco de extrañeza para con ese chico. ¿Por qué lo estaba ayudando? Estaba loco si pensaba que Shelby iba a olvidarlo y se enamoraría de él sin conocerlo. Ella era una chica de un solo amor y él tenía la dicha de ser ese amor de su vida.


SIGANME EN MIS REDES SOCIALES PARA ESTAR EN CONTACTO:

Continue Reading

You'll Also Like

4.8K 382 52
PRIMER LIBRO DE LA TRILOGÍA. La inigualable Anairam debe enfrentarse a cosas que dió por hecho que solo existían en los cuentos, sin darse cuenta que...
8.3K 788 13
Will va a morir; él ya hizo las paces con ese futuro, y acepta lo que vendrá en el horizonte. Lo que no acepta, es el tener el valor para contarle a...
10.7K 661 11
Aún esta en proceso y espero no abandonarlo :'
532K 64.5K 7
Han pasado tres años desde que Leigh sufrió a manos de un monstruo. Y ella se ha dedicado a sanar, finalmente, decide dejar atrás Wilson, y empezar u...