Dark Beauty © Libro 1. (TERMI...

By MiloHipster

1M 80.8K 7.4K

Dicen que los asesinos y criminales para que puedan ejercer su labor de asesinar o torturar, necesitan tener... More

Prólogo
01
02
03
04
05
06
07
08
09
10
11
12
13
14
15
16
17
#Nota
18
19
2O
21
22
23
#Nota II
24
25
26
27
28
29
30
31
32
33
34
35
36
#Nota III
37
38
39
40
41
42
43
44
45
46
47
48
49
50
51
53
54
55
#Nota IV
56
57
58
59
60
61
62
63
64
65
66
67
68
69
#Nota V
70
71
72
73
74
75
76
77
78
79
80
81
82
83
84
85
#Nota VI
#Nota VII
86
87
88
89
90
#Nota VIII
91
CAPÍTULO FINAL 92
Epílogo
Extra
Personajes
Aviso.
DEDICATORIA
RECOMENDACIÓN ;)
AGRADECIMIENTOS

52

9.5K 725 34
By MiloHipster

—¡No! Esto no está bien, no quiero besarte. ¡Deja de besarme! —gimió ella presa de los labios de aquel chico que tanto la abrumaba, pero ni si quiera intentó apartarse de él, sino todo lo contrario. Le rodeó el cuello con los brazos y le revolvió el cabello mientras el beso se intensificaba. Sus piernas, sorprendentemente, llegaron alrededor de la cintura de él y apenas y podían respirar. Era como si cada uno dependiera de los besos del otro para vivir.

—Tienes el universo en tus labios, Shelby Cash—susurró él con sus labios aún presionados con los de ella. Y cuando por fin dejó de besarla, deslizó su boca por su mandíbula y fue descendiendo poco a poco al cuello; donde la dejó presionada, sintiendo el temblor de Shelby bajo su cuerpo. A Egon le hubiese gustado seguir besándola, pero, viéndolo desde la perspectiva de ella, le pareció que era inoportuno querer forzarla a tener su primera vez con él ahí. En ese sitio inadecuado y se apartó lentamente, teniendo demasiado autocontrol. Shelby, todavía aturdida por lo que acababa de ocurrir, deseó volver a tenerlo cerca. Los besos que él le había dado aún le quemaban la piel.

—¿Qué es lo que haces? —jadeó, al verlo caminar unos pasos lejos de donde ella estaba.

—No sucederá esta noche, Puppy, lo siento.

Shelby tardó unos segundos en volver en sí y comprender lo que estaba diciendo.

—¡Cómo te atreves a dejarme con ganas de más! —gritó, alterada y ruborizada—es la última vez que me besas. Y por supuesto que no sucederá nada esta noche ni nunca, ¿Entiendes? Jamás.

Y a pasos torpes, se dirigió a la salida sin mirarlo. Le ardía la cara de vergüenza y cólera. ¿Quién se creía para besarla de tal modo y luego dejarla con ganas de más? Estaba realmente loco. Y ella estaba aún más por haberle seguido el juego. Se lo tenía merecido por ser tan idiota. Pero tenía que admitir que le sorprendió la abstinencia de Egon. Se suponía que él se moría por tener relaciones y minutos atrás había tenido la oportunidad, pero se retractó, dejándola enfadada. Y le sorprendió mucho más darse cuenta que ella había estado dispuesta a entregarse a él en ese momento. «¡Qué chica tan más idiota eres! ¡Te lo dije, ingenua, caíste redondita a sus redes, ahora calla!», le gritó su subconsciente racional en tono burlón. «No eres ingenua, lo disfrutaste y eso no lo puedes cambiar», susurró la voz de la locura. Sacudió la cabeza y se percató que la puerta de cristal estaba cerrada. Azorada, se dio la vuelta y se encontró a Egon a unos metros, mirándola.

—Supongo que esperabas más que unos besos, ¿no? —se atrevió a decir él, cínicamente. Ella desvió la mirada a otra parte—antes que nada; te informo que mi autocontrol está al límite y que me detuve por ti.

—¿Por mí? Pero yo sí estaba dispuesta a hacerlo—se sintió ofendida—fuiste tú él que se detuvo a sabiendas que esta era la única oportunidad conmigo para que tu fantasía se hiciera realidad.

—¿Fantasía? —elevó una ceja en su dirección con incredulidad.

—Sí. La fantasía de tener sexo conmigo—decirlo la hizo ruborizar más de lo que había pensado y él ahogó una risa nasal.

—Cariño, no es una fantasía, simplemente te deseo—replicó, casual y se acercó a ella—y tú me deseas a mí.

—Eres un idiota.

—Soy un idiota que amas besar.

—No digas estupideces y déjame salir de aquí. Ya es muy tarde y debo llegar a casa.

—En eso tienes razón—estuvo de acuerdo y juntos salieron de los pies de la estatua de la libertad.

Regresaron a la orilla de la ciudad en menos tiempo de lo que habían llegado a la estatua. Se marcharon casi derrapando porque el reloj marcaba furiosamente las once de la noche y Shelby tenía un presentimiento espantoso. Además, Austin se había llevado su auto y era probable que su madre y Charlie lo tuviesen bajo un interrogatorio. Le instó a Egon para que se diera prisa y él con gusto aceleró, pasándose semáforos en rojo y yendo a una velocidad excesiva. Shelby solamente se aferró al asiento y al cinturón de seguridad. De vez en cuando, ella sentía la mirada de Egon sobre su persona, pero estaba tan ocupada pensando en las posibilidades que tenía para no quedar castigada o las numerosas excusas para defenderse como para estar segura si de verdad la estaba viendo.

—Para el auto—dijo Shelby al momento que divisó a lo lejos a Austin de pie, junto al escarabajo y enfrente suyo estaban sus padres con cara de pocos amigos—no aparques detrás del escarabajo. Quédate aquí.

Egon se detuvo a dos casas lejos de la suya y ella cogió su mochila y se apresuró a bajar. Corrió hasta detenerse entre Austin y sus padres. El pobre chico estaba tratando de no perder el control y en cuanto la vio, respiró aliviado.

—¡Shelby Cash! —gritó su madre y se le fue encima, cogiéndola del brazo con brusquedad y jalándola hacia la casa—¿Dónde estabas? ¿Cómo es posible que hayas dejado tu auto en manos de este chico?

—Austin, vete a casa—le dijo al gemelo y este asintió, pero Shelby no contaba con que Charlie le bloquearía el paso, evitando que se fuera. Sujetó a Austin del cuello de su playera y lo empujó al suelo con violencia.

—¡No te le acerques a mi hija! —vociferó el hombre con rabia. Shelby entornos los ojos al ver descender a Egon del Jetta con los ojos lacerantes de ira. Se dirigió directamente a Charlie mientras Austin se incorporaba con enfado. El problema era que Egon, a juzgar por su rostro endurecido y su mirada en llamadas, se encontraba a punto de darle una paliza a su padrastro y si Austin se le unía, quizás terminarían matándolo y eso no lo iba a permitir. Se soltó de su madre y echó a correr para interponerse entre ellos.

—¡No! —exclamó con nerviosismo—Charlie ve a casa con mamá y Douglas... no te atrevas a dar un paso más.

Sin embargo, Charlie arrugó la frente y la echó hacia atrás como gesto protector.

—Shelby ve a casa—replicó su padrastro con voz queda y la madre de Shelby se acercó con paso inseguro a ellos. Pero Egon miraba con demencia a la pareja.

—¡Jamás, en su puñetera vida, vuelva a agredir al chico! —le gritó Egon a Charlie con las venas sobresaliéndole del cuello y señaló a Austin, quién permanecía tras él.

—¿Quién te has creído para hablarme de esa manera, idiota? —replicó Charlie con cólera y Shelby supo que eso acabaría mal si no se apresuraba a arreglarlo. Detuvo a su padrastro antes de que avanzara hasta Egon.

—No, papá—suplicó, muerta de pánico—si me consideras como tu hija; por favor, detente.

—Por supuesto que eres mi hija, no de sangre, pero lo eres y no voy a dejar que ningún imbécil venga y te lleve a quién sabe dónde—gruñó.

—No conoces a Douglas. No sabes de lo que es capaz, por favor—lo empujó, pero Charlie logró liberarse de su agarre con facilidad. Y el mundo pareció detenerse para Shelby. Su padrastro se acercó lo suficiente a Egon y le propició un puñetazo directo a su mejilla, pero en vez de que él aullara de dolor, se quedó quieto en su sitio, sin inmutarse. Detrás de él, Austin entornó los ojos sorprendido y sujetó enseguida a Egon de los hombros para detenerlo.

—Vámonos—tiró de él hacia atrás—es el padre de Shelby, vámonos. Amigo, vámonos.

Egon apretó la mandíbula y asintió a regañadientes. Se dio la vuelta para irse, pero de pronto, giró sobre sus talones y embistió al padrastro de Shelby, dándole un puñetazo en el abdomen, dejándolo sin aire. Y hecho eso, se echó a correr con Austin rumbo al Jetta y se marcharon a toda prisa.

—¡Charlie! —gritaron Shelby y su madre al unísono y fueron a auxiliarlo.

—¡Se supone que no volverías a ver a ese idiota! —masculló él, incorporándose con dificultad. Shelby no dijo nada; y ayudaron a Charlie a entrar a la casa. Estando dentro, Trixie Cash le preparó un té a su esposo y mandó a su hija a ponerle unos hielos en el estómago. La piel del estómago de Charlie estaba enrojecida y habían huellas de los nudillos de Egon en ella.

—¿A dónde demonios te fuiste con ese delincuente, Shelby Anne Cash? —espetó su madre, encolerizada. Por un segundo, Shelby pensó que ya se había dado cuenta del verdadero trabajo de Egon, pero luego recordó que su madre le decía delincuente a cualquiera que hiciera cosas que ella miraba mal.

—Me lo encontré por la casa de Thomas y me invitó a dar una vuelta—contestó, con los ojos fijos en el golpe de su padrastro.

—¿Y por qué ese otro idiota trajo tu auto? —preguntó Charlie, haciendo una mueca.

—Hizo el favor para que mi escarabajo no quedara en la casa de Thomas.

—Bueno. ¿Quieres quedar castigada?

Shelby volteó a ver furtivamente a su madre y esta se cruzó de brazos.

—No.

—Entonces olvídate de ese muchacho y sus amigos. ¡Mira lo que le hizo a Charlie! Lo golpeó el muy infeliz.

—Solamente se defendió porque Charlie lo golpeó primero—masculló.

—Estupendo—gruñó Charlie con rigidez.

—No se preocupen. Estoy molesta y le diré que ya no quiero tener ningún tipo de conexión con respecto a él—prometió Shelby con dureza. Sin miramientos, dejó a su padrastro postrado en el sofá y subió a su habitación con frustración. Egon se había pasado de la maldita raya. Lanzó su mochila a alguna parte y se tumbó a la cama con el rostro hundido entre las sábanas. Sopesó la idea de llamarlo y gritarle hasta de lo que iba morir, pero no quería que él volviera para provocar otra disputa, por lo tanto, decidió quitarse la ropa y darse una ducha fría para pensar las cosas. Había sido víctima de sus malditos besos y hasta capaz de tener sexo con él; y vaya que estaba demasiado loca para haberlo permitido. Cuando concluyó la ducha, se vistió con su pijama favorita y se echó a dormir con los nervios de punta. Los días consiguientes, Egon le envió recados a través de Aubrey en la escuela. Le mandaba escritos donde decía de todo, menos una disculpa por lo que le había hecho a Charlie y ella se negó a responderle. Los ensayos con Thomas fueron, a petición de su madre, en su casa. Tanto Charlie y su madre le cogieron cierto cariño a su compañero de baile y de clase, en nueve días. Incluso ellos estaban presentes en el ensayo que hacían en la sala y un par de veces fueron a visitar a Caroline con Thomas. A decir verdad, el chico tomó con calma la situación de su hermanastra y eso ocasionó que Shelby le tomase más aprecio. Hasta Caroline lo saludó amistosamente cuando Thomas se presentó por segunda vez a verla. Era como si Lola Calvin jamás hubiera existido y él tomase su lugar sin pedir permiso. La rubia, por su parte, volvía a ser la de antes al igual que Trenton; solo que en sus miradas no permaneció el brillo vivaz de siempre. Y cuando estaban a un día del concurso de baile, Thomas se hallaba cenando animadamente en la casa de Shelby, hablando sobre el tema.

—Es realmente buena, lo digo en serio—agregó Thomas sonriendo, cuando Charlie le preguntó sobre la manera de desenvolverse su hijastra en los ensayos.

—Hago lo que puedo—añadió Shelby, ruborizada.

—Eso lo veremos mañana—dijo su madre, sonriendo con emoción—estoy segura que van a ganar esos puntos.

—Eso espero—repuso él, comiéndose un brócoli con una sonrisa.

A Shelby le gustaba mucho verlo a los ojos. Ese matiz verde agua le provocaba cierta ternura. A veces dudaba de la orientación sexual de su amigo, pero le importaba muy poco. Era guapo, sexy, estudioso y muy tierno. ¿Cómo era posible que no tuviese novia?

—¡Hasta mañana! —exclamó él, al despedirse—recuerda que a las seis de la tarde en punto tienes que llegar para estar a tiempo.

—No lo olvidaré. Nos vemos mañana.

Charlie y su madre se despidieron de él con la mano, y lo observaron irse en su coche.

—Me encantaría que fuera tu novio—objeto Trixie Cash.

—Eso dijiste de Douglas.

—Estaba equivocada. Thomas es el correcto.

—Mejor dejémosla descansar para mañana —interpuso Charlie con los ojos en blanco.

Más tarde, mientras Shelby se preparaba para dormir, aunque no iba a dormir de tantos nervios, se acomodó en la cama, miró al techo y le sonrió a Dylan O'Brien. Y suspiró. El día esperado era mañana y tenía una ligera sensación de desasosiego e incertidumbre implacable que le presionaba el pecho con dureza. Cerró los ojos y respiró tranquilamente para relajar la tensión, pero se fue al carajo cuando su teléfono comenzó a sonar. Era Egon. Era la milésima vez del día que la llamaba. Desde el incidente con su padrastro, él la llamaba a todas horas del día y ella no atendía a la llamada. Hizo una mueca y respondió.

—Me has llamado tantas veces que ya me he aprendido de memoria tu número de teléfono.

—He marcado tantas veces tu número que incluso puedo deletrearlo al revés.

—¿Qué se te ofrece?

—¿Por qué no atendiste a mis llamadas?

—No tengo obligación de hacerlo.

—Tampoco respondiste a mis recados con Aubrey—rugió.

—Oye, le diste un golpe a mi padrastro que casi lo deja sin aire; y creo que eso es la explicación a lo que preguntas.

—Agredió a Austin y también me golpeó.

—Sí. Pero estaba protegiéndome.

—Te protegía del sujeto equivocado—replicó.

—Norman White ya es del pasado. Ya no me preocupo por él.

—Al menos estoy tranquilo que podrás defenderte si él te encuentra.

—¿En serio me llamaste solo para mencionar a ese idiota? —graznó—porque mañana es mi concurso y debo estar relajada...

—Iré a verte. Es a las seis y media de la tarde, ¿no?

Ella entornó los ojos.

—¿Cómo sabes la hora...?

—Mañana nos vemos ahí—y le colgó.

«Norman White»

En los días transcurridos, el rubio se había vuelto cada vez más demente. Cada noche salía de excursión con Anthony y dejaba a Patrick de vigilante en la casa de Lola. Mientras que Lola y su madre se la pasaban acurrucadas en el sótano en espera del rubio. Una tarde, cuando comían en silencio, a Lola se le escapó mencionar sobre el concurso de baile para ganar puntos extras frente a Norman.

—¿Qué has dicho? —preguntó con interés. Ella negó con la cabeza, tratando de cambiar su comentario.

—Le estaba diciendo a mi madre que habrá tareas extras para ganar unos puntos para los exámenes.

—Oí algo sobre un concurso.

—No fue lo que dije—le contradijo, con palidez en el rostro.

Su madre tragó saliva y continuó comiendo en silencio.

—Sí. Lo dijiste—espetó—ahora dime cómo está eso del concurso. Quiero escucharte.

—No viene al caso. No es importante.

—¡Habla! —vociferó.

—Es un concurso de baile—titubeó—la mayoría entrará y ganarán puntos.

—¿Entraste a concursar? —ella negó con la cabeza— ¿Y Shelby?

—Creo que sí.

—¿Y cuándo se ejecutará esa basura?

—En unos días... ¿Por qué?

—Vamos a ir.

—¿Qué?

—Vamos a ir todos—sentenció con locura—si Shelby va, es más que obvio que Egon también.


SIGANME EN MIS REDES SOCIALES PARA ESTAR EN CONTACTO:

Continue Reading

You'll Also Like

69.7M 6.9M 49
[COMPLETADA] Una noche fue suficiente para cambiarlo todo, para destruirlo todo. Él acabó con mi familia, con todo lo que amo y por alguna razón me d...
4.8K 382 52
PRIMER LIBRO DE LA TRILOGÍA. La inigualable Anairam debe enfrentarse a cosas que dió por hecho que solo existían en los cuentos, sin darse cuenta que...
530K 31.6K 77
Puede que Logan Wilkinson sea unos de los chicos que más gustan al sexo femenino y que provoca que el masculino intente imitar. Se hace de rogar con...
33.5K 1.9K 13
es una historia de amor entre Dipper y Bill después de dos años se encuentran una bes mas pero Dipper no recuerda lo que paso entre bill y el, el pr...