Trilogía: A Través Del Tiempo

By AliceeHearts

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En un reino, hace muchos ayeres, había algo que todos ignoraban: una niña luchando contra sí misma a causa de... More

❅Aclaraciones antes de leer❅
Trilogía "A Través del Tiempo"
Sinopsis: La Reina de las Nieves
Dedicatoria
Playlist ATDT I: La Reina de las Nieves
Prólogo
1 Tengo que intentarlo
2 Ella era como él
3 Podemos protegerla
4 Es imposible
5 Los niños creen lo que dicen los cuentos
6 La quería a ella a su lado
7 Y sus ojos se encontraron
8 El frío no le molestaba
9 Su posible nueva amiga
10 Esconde, no sientas y no dejes que sepan
11 Cree en mí
12 Un castigo para el reino
13 La vida del rey
14 Días transformados en desesperanza
15 Mentiroso
16 La bella durmiente
17 Anna se había quedado sola
19 Es peligroso soñar
20 ¡Silencio!
21 No fue el único en despertar
22 ¡Soy libre!
23 ¿Qué vas a saber tú de amor?
24 Por una vez trata de confiar
25 Monstruo
26 Su propia familia mágica
27 Cuida de mi hermana
28 Amor
29 Azules como apatitas
30 Amenazas que convertir en verdad [FIN DEL LIBRO 1]
Sinopsis: El Espíritu y el Viento
Dedicatoria
Playlist ATDT II: El Espíritu y el Viento
31 ¿Quién más?
32 Siempre lo pensé como un cuento
33 Tengo que encontrarlo
34 Suena como un estúpido
35 Deja que te ayude
36 Hacia lo desconocido
37 Ve
38 No me dejes solo
39 Debí haber estado contigo
40 Para mí no es suficiente
41 Ya no existen
42 Princesas desdichadas
43 No dejaré que te pase nada
44 Creo que lo arruiné todo
45 No lo soporto
46 Creo que ya sabes quién es
47 Tu deseo más grande
48 Secretos
49 También me gustan los abrazos
50 Volviendo a conocernos
51 No era ni soy quién para interferir

18 Hans de las Islas del Sur

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By AliceeHearts

Durante los tres años siguientes Arendelle se rigió bajo las reglas y dictámenes que habían mantenido los fallecidos reyes, Agnarr e Iduna. Las negociaciones con países vecinos, la administración del capital y las puertas del castillo se mantuvieron sin ningún cambio significativo, y aquello que necesitaba de observación constante o algún arreglo quedó en manos de Elsa.

Elsa no había querido asumir el título de reina a los dieciocho años por varias razones. No se sentía lista, emocionalmente no estaba preparada, y no quería que su reinado empezara cuando sentía que su vida se había terminado. Así que esperó a la fecha predeterminada, no la movió ni un solo día. Poco a poco fue tomando más de sus tareas reales, nada importante cambiaría, estaba confiada en eso. Lo más grande sería volver a abrir las puertas para presentarse a su pueblo.

Cumplió veintiuno en diciembre y a mediados de la primavera se dio inicio a su coronación.

A pesar de la increíble emoción y de creer no poder dormir en toda la noche, Anna no se despertó a tiempo. Estaba tan sumergida en su descanso que casi no oyó el llamado que se repetía una y otra vez en su puerta. Con gran pesar logró sentarse, estirarse un poco y entreabrir los ojos.

—¿Sí? —Preguntó con sus pocas fuerzas, deseando que la dejaran dormir más tiempo. Era sábado. No tenía que llegar a ninguna lección ese día. ¿Cuál era la prisa?

—Lamento mucho despertarla, princesa.

—No, no, no lo hiciste—dijo en un bostezo—. Desperté hace horas.

Su último cabeceo lo detuvo con su mano sobre su rodilla. Una vez en una posición estable volvió a roncar hasta que su cabeza volvió a desbalancearse y ella a despertar.

—¡¿Quién es?!

—Sigo siendo yo, princesa. Pronto abrirán las puertas. Tiene que arreglarse.

—¡Por supuesto! —Respondió Anna estirándose con placer, incapaz de pensar en lo que le decía el mayordomo—. ¿Arreglarme para qué?

—La coronación de su hermana... ¿Princesa?

Anna entonces abrió los ojos un poco más y visualizo su vestido al frente, de torso negro decorado con la flor de Arendelle, y la falda de tablones verdes. Un precioso vestido para...

—¡Hoy es la coronación! —Gritó emocionada antes de saltar de la cama. En muy poco tiempo se vistió, se calzó, se peinó en un moño bajo y elaborado, se maquilló levemente y salió volando del cuarto. Gerda pasaba por el pasillo, llevándole su desayuno. Anna, incapaz de mantener su alegría le tomó una mano y la hizo girar—. ¡Hoy es la coronación!

Gerda casi perdió el equilibrio cuando Anna la soltó y siguió corriendo. Por una vez en la vida la mujer no rodó los ojos, ella también estaba emocionada.

Las ventanas se abrían, la luz entraba, por donde pasaba Anna veía gente y más gente, tanta como nunca recordaba haber visto en el castillo. Llevaban cientos de platos, telas, arreglos florales. Tenían poco tiempo para preparar todo el espacio, pues Elsa había insistido en que no se necesitaba preparar su ceremonia con días de anticipación. Y Anna estaba encantada viéndolo todo, la comida, los postres, las cortinas, los colores, la libertad. Hoy era su día.

De su hermana, claro. Pero estaba segura de que Elsa consideraba eso una molestia. Si pudiera, habría hecho una ceremonia privada y ella misma se hubiera puesto la corona, sin la necesidad de invitar a nadie. Ni al sacerdote o si quiera a Anna. Por eso, aquel era el día de la menor. Tenía 24 horas para conocer a su pueblo, a gente, hacer amigos, correr por las calles, saltar las bardas, bailar con todo quien quisiera, probar manjares nunca antes probados, hablar con todo quien tuviera boca, meterse al mar hasta que todo su cuerpo se arrugara y disfrutar de una noche normal en Arendelle rodeada de todo tipo de personas, acompañada.

—¡Hoy es la coronación! —Siguió gritando al pasar por todo el castillo. Llevaba vagando una vida entera en ese, su hogar, hoy por fin las puertas se abrían. Habría música, luz, esperanza, ¡magia! Y, quizá, hasta amor.

Anna rio ante esa increíble idea. Amor. Sonaba tonto, hasta desesperado, pero era su única oportunidad. Si hoy no conocía a alguien no lo haría jamás. Las puertas volverían a cerrarse, volverían a aislarla y desear que un joven y apuesto príncipe llegara por su ventana a declararle su amor eterno ya la había cansado. No pasaría. Debía ser hoy. De entre toda esa gente uno tenía que gustarle y él gustar de ella. Nunca volvería a estar sola.

—¡Princesa! —la llamó una criada con las mejillas sonrojadas, tan emocionada como Anna—. ¡Están por abrir las puertas!

Anna soltó un grito, abrazo a la extraña y corrió hasta la entrada, lista para revivir lo que hace trece años le resultaba normal. No dejo de removerse en su lugar mientras giraban la llave, abrían la cerradura, y comenzaban a jalar los portones.

¡Finalmente, y como nunca!

Un rio de gente se extendía al otro lado, ansiosos de pasar después de tanto tiempo. Pero Anna quería salir, salir, ¡salir!

Sus sueños se hicieron realidad. Maravillada pasó de un lado al otro, se subió a la baranda del puente, los vio a todos vestidos de gala, alegres, esperanzados. Niños, muchachos, mujeres, ancianos. Arendelle estaba decorado, las luces, los puestos, las casas la gente. La bandera ondeaba por todas partes, se vendían pulseras típicas, sombreros, pañuelos, dulces. Anna no sabía ni por dónde empezar, así que siguió corriendo, jugando, danzando, siguiendo, saltando, atando, soltando, latiendo, giró y moviendo los brazos con ritmo marchó con determinación hacia el muelle. Ya nadie nunca la iba a detener-

A excepción de un caballo que le pegó en el costado. Antes de darse cuenta se pisó el vestido, cayó sobre un bote de remos y este se deslizó hasta la orilla, estaba por caer al agua cuando el mismo animal detuvo el barquillo. Anna rebotó y volvió a golpearse el trasero. Su alegría se esfumó en un instante.

—¡Ey...

Y la recuperó en un momento.

—Lo siento, ¿te hiciste daño? —le preguntó el jinete. Pelirrojo, ojos verdes, vestido de blanco y azul. Atractivo. Guapo. Encantador.

—¿Hola? —saludó Anna con una sonrisa antes de recordar que le había hecho una pregunta—. ¿Qué? No, no, estoy bien.

—¿Estás segura? —Le preguntó mientras desmontaba para irla a ayudar a pararse.

—Sí, sólo no vi por dónde iba, pero, ¡estoy muy bien! De verdad.

No podía quitarle la vista de encima. ¿Estaría siendo demasiado obvia? Aquel hombre no sólo lucía bien, parecía de la edad de Elsa o quizá un poco mayor. Y su voz...

—Oh. Que suerte—dijo él aliviado, tendiéndole su mano con una hermosa sonrisa.

Anna la tomó con lentitud, sintiendo como su corazón no dejaba de sacudirse. Ambos se miraron por un largo segundo antes de que el muchacho recordara que debía ayudarla. La jaló con cuidado y una vez de pie se presentó con una ligera inclinación.

—Príncipe Hans, de las Islas del Sur.

¡Príncipe!

—P-princesa Anna, de Arendelle.

—¿Princesa? —preguntó extrañado. En un segundo soltó una exclamación y se inclinó ante ella—. Su majestad.

Anna estaba tratando de asimilar todo cuando el caballo imitó a su dueño y el barco volvió a tambalearse hacia el mar, lo suficiente para tirar a Hans sobre Anna. Una mano le sostuvo la cintura, la otra logró sostenerse del borde del barquillo para no aplastarla. Sus caras estaban demasiado cerca.

—Hola—susurró Anna al verlo a los ojos.

El caballo volvió a pisar el barco y cayeron hacia el otro lado. Anna, lejos de tener las habilidades del príncipe, le cayó encima como un muerto. Rápidamente Anna alzó la cabeza y lo miró, incapaz de no sonrojarse.

—Ay, que torpe—rio y comenzó a alejarse de él—. Tú no, claro. Me refiero a que la torpe soy yo, tú eres lindo. ¿Qué dije? —se dijo en cuanto terminó la frase.

Hans la ayudó a pararse con una sonrisa y un leve sonrojo.

—Quisiera disculparme por golpear a la princesa de Arendelle con mi caballo—le dijo con seriedad, alisándose la chaqueta—. Y, por cada cosa que pasó después.

—¡No, no, no! ¡Está bien! —lo corrigió Anna, saliendo del bote tratando de mantener aquella linda atmósfera—. Yo no soy esa princesa. De haber golpeado a mi hermana Elsa se pondría... ¡Iiiish! Porque ella es, es... Hola...

El caballo le quedó de frente. Con cariño la princesa le rascó la barbilla y siguió su camino hasta estar lo suficientemente alejada para no volver a caer ni al agua ni sobre Hans.

—Pero, —continuó—, tiene suerte soy yo solamente.

Hans rio un poco ante su comentario antes de mirarla fijamente con una sonrisa de lado. Bella y sincera.

—¿Sólo tú?

Anna podría haberse quedado ahí por el resto del día sintiendo que nada le faltaba por hacer. Entonces sonaron las campanas de la iglesia y recordó porque estaba fuera, ahí, qué estaba sucediendo ese día. Si no se apuraba Elsa la mataría.

—Las campanas, la coronación, ya—retrocedió con torpeza y volvió a golpearse contra una cadena que hacía de barandal—. Ya me tengo que ir. ¡Se me hace tarde! ¡Me voy ahora!

Dio media vuelta. Respiró profundo y miró sobre su hombro.

—Adiós—se despidió de Hans con la mano y salió corriendo hacia la iglesia. Aun sentía las mejillas calientes, el corazón saltando en su pecho, su sonrisa imborrable en el rostro. Lo había conocido. Su príncipe. Tan gentil, tan maravilloso. Esperaba que él también hubiera sentido lo mismo.

Para su buena, o mala suerte, Hans estaba buscando a una princesa, y Anna le había causado una muy buena impresión. Por eso, cuando cayó al agua después de su partida por descuido de su caballo miró el lugar donde se había despedido de él y sonrió con dulzura y determinación.



N/A
Holaaaa, por fin actualizo y eso que tengo mucha mucha tarea.

Hay dos cosas que quisiera decirles hoy, es cierto que no actualicé por la universidad y mis estudios, pero también porque hace poco murió mi abuelo. Y se los cuento porque él es una parte muy importante de esta historia. Se leyó los 104 capítulos originales de este fanfic y siempre me apoyó en la escritura. Se hizo wattpad sólo para poder leer lo que escribía, sin importarle que era sobre películas que no le interesaban y mi escritura fuera muy dramática para su gusto.

Si hoy sigo con este fanfic es por su apoyo y su amor, me parece importante que se diga.

En fin, me quiero disculpar si el capítulo resulta repetitivo ya que todos conocemos bien esta historia y esta escena, pero es importante narrar estas partes de la película porque si no se mantiene un ambiente muy triste y sombrío que hubo por todo el trauma infantil de Elsa y Anna. 

Les prometo que pronto despertará Jack y esto se volverá más interesante :D

Muchas gracias por leerme, lo hacemos de nuevo pronto y yo los leo a ustedes en los comentaros<3

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