Porque soy una mujer

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- ¿No crees que tal vez fui muy brusca?- pregunto a Gilbert, inclinada en al balde de agua que han acercado desde el pozo del pueblo.

La sangre en mis manos parece escurrirse con la misma rapidez que se deslizaba de la herida de Charlie, así que no me toma mucho tiempo quitarla de mis nudillo y de la parte interna de mis dedos. Otro caso completamente distinto es mi vestido, que nada tiene ya la tela de marrón claro, sino que se ha tenido completamente de rojo, casi llegando a un bordo algo asqueroso.

Molesta me reprocho el haberme olvidado de usar delantal correspondiente para atender a Charlie y haber estropeado el vestido que Will me regalo hace ya dos navidades, pero con algún consuelo me recuerdo que en realidad la situación no me hubiera dejado tiempo para prepararme correctamente y salvar mi ropa. Y que Will puede regalarme más vestidos en el futuro.

Charlie descansa en la camilla tendido sobre su costado ileso, dormido con su madre al lado. Su hombro lastimado y la herida que lo trajo aquí ya se encuentran perfectamente curados y cerrados. Luego de que Arthur saliera despavorido de la tienda después que le gritara, Bryce, Derryl y yo pudimos tranquilizar al niño y parar el sangrado rápidamente. Una vez que terminamos solo pude pedir que me trajeran algo para poder asearme porque la sangra inexplicablemente había llegado hasta mi frente y mejilla y, aunque en el momento de coser la piel del niño no me molestaba, al finalizar la curaciones jure que podría llegar a desmayarme si la espesa sustancia permanecía por un segundo más en mi cara. Mis compañeros tal parece sentían lo mismo, porque fue Derryl quien se abalanzó sobre la cubeta una vez que los demás estudiantes la trajeron. Luego del Bryce se me adelanto aludiendo que él tenía las manos más cubiertas de sangre que las mías.

- No, no lo creo en lo absoluto- me contesta Gilbert riendo, mientras vierte un poco de agua sobre mis antebrazos, ayudándome a quitarles lo rojo.- a decir verdad el término de bestia bruta fue mi favorito de todos.

La vergüenza me consume quemándome desde la planta de los pies hasta por dejado de mi cuello y yo solo puedo tallar más fuerte mis brazos.

- Cuando terminaste de insultarlo salió de la tienda casi corriendo y no le importo estar manchado de sangre, subió a su caballo y se fue de aquí lo más rápido que pudo.

(...)

- ¿Qué tan rápido crees que sane?- pregunto a Bryce una vez ambos limpios y descansados en la parte de atrás de la tienda.

Las cosas se han calmado conforme la noche caía, y la poca gente que aun quedaba hace minutos partieron tranquilos .solo estamos Bryce y yo al fondo de la clínica, rezagados viendo como Charlie era arrullado por su madre.

- No creo que la tenga fácil- mi amigo comienza alargando las esperadas malas noticias bebiendo de su taza de café. Sus ojos se pierden en el oscuro líquido y parece debatirse que dirá a continuación- el flujo de sangre se vio comprometido por varios minutos, tuviste que coserlo rápido, así que seguro habrá quedado alguna adherencia interna que dificultara la cicatrización.

La bebida quema en mi garganta y me hace difícil el respirar, la imagen del pobre niño corriendo con un brazo disfuncional por el campo aparece en mi cabeza y me tortura la mente.

- Debí ser más cuidadosa- me reprocho- si tan solo hubiera examinado bien la situación en vez de estar discutiendo con Arthur seguro Charlie estaría bien en algunas semanas.

El chirriar de los grillos es el único ruido que flota en el ambiente y con las luciérnagas decorando la noche, repaso en mi cabeza cada hoja de los libros que he leído con tal de recordar algo que sea útil en esta situación. Son solo unos momentos, no más de unos minutos en los que me encuentro perdida en la enciclopedia de mi cabeza antes de que mi compañero vuelva a hablar.

- No lo creo- el vapor que abandonaba su taza dejo que existir, enseñándome una café frio a media beber que aun así Bryce lleva a sus labios, con mis dudosos ojos siguiendo el movimiento- si no le hubieras gritado como lo hiciste, te hubiera vuelto a echar fuera y el cuerpo de Charlie nunca se compondría de la cantidad de sangre que hubiera perdido.- su cara se mueve lejos de mi vista, escondiéndose de mi- Arthur es un tipo terco, orgulloso y pedante, pero también muy inteligente y meticuloso. Nadie de la universidad lo había enfrentado antes, y no por su genio, al fin y al cabo todos somos un poco cabezotas y bruscos, sino porque solía tener razón. Cada pregunta, cada caso, el sabia como resolverlo y solo él lo lograba con la rapidez requerida....

- Pero esto no era una pregunta que encontrarías en los libros de anatomía-

- No- respira hondo desde el pecho, veo su espalda y como sus hombros se levantan y bajan lentamente-no era nada que nos hayan enseñado en el salón , nada que se nos haya mostrado en las prácticas y justamente para estos casos abrieron la clínica, para que podamos aprender, vivir la medicina y carne propia y curarla al minuto siguiente.

- si tan claro tienes el panorama, ¿qué es lo que te tiene tan afectado?- mi mano a llagado al centro de su espalda y moviéndose suavemente en círculos trata de relajarlo. Otra reparación para antes de que vuelva a hablar despacio.

- Que hubiera acatado cada orden de Arthur aunque todo se volviese un desastre. Hubiera estado ahí tan solo para tenderle gasas al cuerpo desangrado de Charlie si el me lo pedía, y me hubiera quedado afuera de la tienda justo como me lo ordeno, porque sabía que era el más inteligente aquí, que tenía más campo que todos nosotros , mas habilidades y ahora ese niño tendría una sábana cubriendo su cabeza y a su madre llorando al lado...- su voz en el gruesos y apenas entendibles susurros de espalda a mí me duelen en el pecho tanto como a él en la garganta al dejar salir cada palabra.

- Pero nada de eso paso- comienzo dándolo vuelta en mi dirección, encontrándome con unos ojos que no me dirigen la mirada y una cara tan rojo por la ira al igual que la sangre que ha manchado todo nuestro día.- si miraras esa camilla te encontrarás con que logramos salvar a Charlie, que la sangre ya no escapa de su cuerpo y la que se encuentra a su lado solo en una mujer aliviada de tener a su hijo vivo.

- Pero por poco no lo está- sus ojos vuelven a perderse en aquellas dos personas a la distancia en la camilla- por poco dejo que aquel animal atara a un niño que se estaba desesperando del dolor y probablemente lo matara por su negligencia.

- No lo hiciste Bryce- mi cara esta una vez más ahí, queriendo permanecer frente a la suya para entender que está pasando por su cabeza en ente momento, ¿por qué tanto arrepentimiento?, ¿Por qué dilema?- llegamos a tiempo, pudimos salvarlo.

Mis palabras parecen despertar algo en él, porque su coronilla se inclina hacia mí por fin mirándome, y en esos ojos no encuentro más que vergüenza.

- No, tú lo salvaste- dice duro- tu peleaste para que no lo ataran y sacaste a Arthur de lo que era un doloroso castigo para ese niño, y yo solo intentaba detenerte a ti. Te quite del camino, te retuve allí afuera porque no creía en ti, porque...

Una pausa más y tal vez sea la última que nuestra conversación tenga, sé que viene a continuación.

- Porque eres una mujer, porque tienden a ser más sentimentales y desequilibradas. Porque pensé que al tratarse de un niño te había afectado peor que ha cualquiera de nosotros, porque a pesar de lo que me has demostrado durante todas estas semanas aun así creí que nunca sabrías más que un hombre. Porque...

- Porque soy mujer- mis palabras acallan las suyas, y seguras y frías obtiene un asentimiento como toda respuesta.

Bad Kind of Butterflies / Gilbert Blythe/Donde viven las historias. Descúbrelo ahora