El momento

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La tormenta que se cierne sobre Toronto desastres acciona en todo su alrededor y debajo de ella. Múltiples campos se ven inundados y en por estado se encuentra la pobre gente que, a pesar de las advertencias, no se preparó para la tempestad.

La clínica se encuentra abarrotado de herido, quienes traen las peores lesiones que me han tocado ver. Muchos cortes a causa de vidrios rotos por el viento y largos clavos posiblemente infectados se entierran en las extremidades y hasta en los rostros de algunos pacientes.

-Todos querían salvar su ganado- me comenta Bryce en cuanto tiene algún tiempo para hablarme.-la tormenta vino casi de la nada, seguramente quisieron abrir las cercas y resguardar a los animales- señala a un hombre de pelo canoso que con dificultad levanto su mano con un clavo ensartado en la plana.

Mi turno y el de muchos terminó hace ya tiempo, pero los lesionados no paran de desfilar por las puestas de tela y ninguno se ha movido de su lugar, pues poco e insignificante es el número de médicos o practicantes frente a este gentío.

Gilbert ha llegado minutos antes de que todo comenzara, justo a tiempo para recogerme, pero ni un respiro alcanzo a dar dentro de la carpa cuando el viento soplo más fuerte de lo usual y con el trajo negras nubes que poblaron el cielo antes limpio. En sí, el acontecimiento habrá durado menos de una hora pero, la fiereza que cargaba nos dejó saber que había generado un gran desastre a su paso. Los tres nos quedamos, con delantales y guantes puestos, esperando en la recepción la inevitable venida de los perjudicados.

A pesar de que los caminos seguramente estuvieran inundados y hasta intransitable, la marea de gente llego a los pocos minutos y con ella llegaron también los demás colaboradores de la clínica, aquellos que vivan alrededor.

- Trate de no destaparse el vendaje en los próximos días, debemos impedir que una infección se cree en esa pierna- explico sosteniendo el miembro de una mujer que tiembla e mi brazos luego de que allá cosido un gran corte en su muslo. La despido y ella se va cojeando lentamente.

Miro a mí alrededor y puedo notar como la incertidumbre fue suplantado por un alivio general. Ya no hay estudiantes corriendo de un extremo al otro, ni pacientes gritando por la ausencia de anestesia, todo parece más tranquilo ahora y a la vez sé que me espera pasar mi propia tormenta personal. Púes Gilbert se ve también desocupado como yo, con lo que distingo algo de sangre y iodo en su delantal.

Desde aquella noche no hemos cruzado palabra realmente. Nunca se han ausentado los buenos días, o hasta mañana, pero ya no conversamos y difícilmente compartimos el mismo espacio. El invernadero ha quedado completamente clausurado para cualquiera, pues dentro del se gesta en total aislamiento el prototipo de medicamente que creemos es el indicado para presentar delante del consejo cuando inicien las clases. La delicadeza que guarda el proceso y las pocas variables que manejamos nos han obligado a preservar el especio e interrumpirlo lo menos posible. Hasta chas de mudo temporalmente a la cocina a pesar del descontento de mi padre.

En mi cabeza se repite aquella situación, ambos sobre la mesa de trabajo, en su habitación, en la cocina, cada vez en el mismo incomodo dilema, cada vez con los mismo sentimientos de desconsiento y temor. Poco se hacer, con tal cercanía y esa mirada sobre mi cara- reconozco, pero no puedo seguir evitándolo, no puedo segur reduciendo mi espacio de existencia por no querer arreglar mis problemas y evadir todo conversación en la que seguramente quedare expuesta y posiblemente lastimada.

Lo veo al igual que yo analizar el panorama que se nos presenta, y con un suspiro de alivio deshacer el nudo que sostiene su delantal por la cintura, se lo quita y a paso cansado camina hasta las afueras de la clínica.

Cuando salgo lo encuentro sentado sobre un tronco que ha caído por el temporal a unos metros del entrado. Hay un vaso de lata en su mano y un sudor denso en su frente, mira al suelo con decisión

Bad Kind of Butterflies / Gilbert Blythe/Where stories live. Discover now