En Edad

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Will no vuelve a mencionar lo que vio o escucho en la cocina, yo no vuelvo a dirigirle la palabra a Gilbert y conforme los días pasan se con certeza que ha seguido mi consejo y permanecerá en Toronto.

No tengo idea alguna sobre el avance del proyecto, suelo pasar mañana, tarde y noche recorriendo los terrenos con Will, haciendo lo posible por evitarlo.

-Entonces, no has recibido aún una respuesta.

Caminamos por el sendero entre los árboles frutales, a los límites de la estancia, con el sol de la mañana sobre nosotros. Lo he puesto al tanto sobre el asunto con mi madre, de la que no me ha llegado ninguna carta, y he descargado en el todas mis angustias y teorías.

- Creo que deberías hablar con tu padre sobre esto- aconseja.

- ¿crees que no lo he intentado?, sabes cómo reaccionaba cuando mencionaba a mamá en el pasado, además parece haber empeorado desde que le comente que le escribí.

- ¿empeorado cómo?- detiene su lento caminar y me mira angustiado.

- ya no tenemos un momento solos. Si no estás tú, esta su estudiante, sabe que no mencionaré el tema si hay alguien más, pero me he comenzado a preocupar verdaderamente y el solo parece evitar mencionar o tan solo sospechar del tema.

- es raro- levanta la cabeza hacia un pequeño pájaro que ve parado en las ramas de un manzano, hace eso de fruncir el ceño y los labios, puedo imaginar en este momento engranajes en su cabeza , como un reloj, intentando descifrar lo que está pasando.- no me mencionaste una vez a tus hermanos?

- Credence y Elio.

- Si ellos. Escríbeles, averigua si saben algo de tu madre.

- Fue en lo primero que pensé al no tener respuestas directas- digo- pero, apenas los recuerdo. Credence estaba casado cuando nos mudamos y Elio no pasaba mucho tiempo en casa. No tengo idea de su dirección o si continúan en París.

Mi cara debe lucir derrotada, Will no para de pensar una solución y creo que el sol se esconderá antes de que encontremos una.

(...)

- ¡Vaya!, tu padre viviendo en el campo, enseñando, yendo a reuniones para beber y jugar sí que es algo que no me esperaba.- Will dice asombrado, con un delantal en su cintura condimentando la cena.

- Él dice que son muy importantes- defiendo, sentada sobre la mesa, con mis piernas balanceándose en el aire.- habla de los importantes avances que discuten, los casos más extraños y fascinantes...

- Fascinante debe ser la cantidad de vino que beben- se burla.

Ambos reímos a carcajadas.

Aunque sé que las reuniones de mi padre están muy lejos de ser dedicadas a algún tema académico, debo reconocer que lo veo muy sonriente y radiante cada vez que habla de ellas.

-¿Comerás con nosotros?- pregunta Will

Gilbert ha entrado desde el jardín por la puerta de la cocina. Lleva los pantalones manchados de tierra, las manos sucias y una capa de sudor cubriendo su frente.

Sus ojos lucen brillantes con el trabajo de campo.

Aparto mi mirada de él y me pongo a acomodar el centro de mesa en mi regazo.

- No quiero molestarlos- lo escucho decir, aparto las flores que noto un poco marchitas.

- No es ninguna molestia- asegura Will- además, si solo Beth ha cocinado desde que llegó estoy seguro que no querrás perderte una verdadera cena.

No digo nada, aunque las palabras quieran escapar apresuradamente de mis labios. Solo lo anoto en mi mente para poder recordarlo en cuanto Will me pida algo y acaricio delicadamente los jazmines sin apartar la vista de ellos.

Se hace un ligero silencio, Will sigue cocinando, Gilbert no contesta. Puedo sentir su mirada al costado de mi rostro, pero solo mantengo la mía en las flores.

- Permítanme cambiarme- dice al salir de la cocina, al escucharlo subir las escaleras me permito hablar.

- eso fue una mala idea- bajándome de la mesa, tomo las flores que descarte y me acerco a Will.

- es insoportable la tensión que se siente en el desayuno, hace que me caiga mal la comida.

- pobre de ti, pero ahora también te caerá mal la cena porque no pienso hablar con él.

-Te mueres por dirigirle la palabra, Beth- acusa y a la vez se burla de mí.

No tengo tiempo no ánimos para soportar a Will riéndose de mí por un enamoramiento ficticio que ha creado en su cabeza. Salgo se la cocina con los jazmines marchitos en la mano.

(...)

La cena sinceramente les caerá mal a todos, pues el malestar es palpable y el silencio se vuelve más denso y pesado a cada segundo.

Will ha querido sacar algún tema de conversación pero, ni Gilbert ni yo hemos despegados los labios para contestarle.

Pareciera que todo seguirá así hasta que Will comenta inesperadamente.

- Tu padre quiere que nos casemos.

Toso exageradamente, siento que mi corazón se ha detenido por un segundo y me cuesta procesar lo que he escuchado. Sin razón aparente miro en frente, hacia Gilbert que se encuentre estupefacto mirando a Will, visiblemente afectado al igual que yo.

-Al parecer debo felicitarlos- comenta mordazmente.

Sus ojos me devuelven la mirada con algo de malicia en ellos, la sonrisa torcida a un lado y su tono sarcástico me toman desprevenida. No sé cómo interpretarlo.

Me enfurece aún más, y hace que sienta que se me incendia el pecho.

Idiota

-Le he contestado que ha interpretado mal nuestra relación- las palabras de Will parecen un balde de agua fría directo a mi pecho incendiado siento mi reparación recomponerse- que solo somos amigos y que no pienso cambiar eso, y tú tampoco.

- ¡Dios! pudiste haber empezado por ahí- reprocho al volver mi habla.

-¿y no poder darte un buen susto?, ni hablar- ríe por unos segundo y calla al ver dos caras totalmente serias.

- El campo le ha afectado la cabeza a mi padre seguramente.

- No lo creo- lo miro sin entender.

- ¿Acaso tu quieres que nos casemos?- pregunto sorprendida.

- o no para nada- contesta rápidamente- solo que nunca te han presentado debidamente en sociedad, nadie te conocía en New York y nadie te conoce aquí.

- ¿y que tiene que ver eso con casarme?

- Solo digo, que ya estás en edad y tu padre parece pensar lo mismo. Yo me he negado así que no te sorprendas cuanto te presente inesperadamente a un pretendiente.

Con las sospechas de Josie Pie y Will uniéndose inesperadamente en mi cabeza solo puedo rogar que se me permita terminar al menos los estudios generales en Queens antes de arrojarme a un insípido matrimonio arreglado.

La cena termina sin algún comentario más.

Will dice estar cansado y desaparece hacia su habitación, Gilbert me ayuda con los platos, y solo ahí cuando ambos nos encontramos en aquella cocina vacía, logro mirarlo en busca de consuelo.

Solo encuentro resignación en sus ojos, como si mi futuro no deparara más.

- No voy a casarme- digo a la nada, como una sentencia definitiva.

Gilbert me mira y después de días logro ver una sonrisa amigable hacia mí.

Esta tiene un efecto extraño, mi pecho vuelve a estar cálido, casi sintiéndose seguro y mi mente calma, sabiendo que mientras tenga esa sonrisa en mi panorama nada puede ir tan mal.

Continuamos con la labor, con nuestras manos rozándose ligeramente en cada acto posible.

Bad Kind of Butterflies / Gilbert Blythe/Where stories live. Discover now