Una triste historia

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Sé que lo que hago está mal, pero mi necesidad de respuesta es más alta que mi moral.

Pero me encuentro resignada al haber revuelto todo el estudio de mi padre y no encontrar indicio alguno de mis hermanos o mi madre.

Salgo de allí con la derrota sobre los hombros y Will, que estaba cuidando la puerta me mira ilusionado

Niego con la cabeza, debemos darnos prisa si queremos encontrar algo de mi familia antes de volver a Queens.

(...)

El sol del mediodía sobre mi lanza la cantidad de luz y calidez justa para que me encuentre totalmente ajusta en el banco de cemento, con mis pies sobre este y en mi regazo un libro.

Paso algunos minutos leyendo tranquila pero algo me incomoda. Mi rostro y todo el lateral de mi cuerpo se enciende de repente. No puedo entender el porque.Es como si alguien estuviera mirándome, giro hacia la izquierda, a la puerta de la cocina esperando ver a Will ahí, pero me decepciono. 

La mirada se siente más intensa conforme pasan los segundos y lejos de incomodarme me agrada.

- ¿Necesitas algo?- pregunto a Gilbert quien se encuentra a mi derecha, controlando los últimas plantas.

Intento sonar desinteresada, pero sé que no lo he logrado, al fin y al cabo no es la prima vez que lo pesco mirándome.

Parece sorprendido de que lo hable en un principio, luego se relaja y se acerca a paso despreocupado.

Es posible que opaque al sol.

Sinceramente lo dudo, pero una parte poco racional de mi ha comenzado a compararlo el tenue brillo que llevan siempre sus ojos con los rayos de sol que entran por mi ventana en la mañana.

- Sueles terminar rápido los libros- comenta en cuanto llega a mi lado, señalando el tomo que tengo en mi regazo.

Tiene razón, llevo con este libro desde que llegue de Queens

- Lo creas o no, algunos libros son más difíciles de acabar. No por la cantidad páginas o sus palabras, sino por su historia.- mira el otro extremo del banco y asiento, dándole permiso a acompañarme.

- ¿Que tiene la historia de este?- pregunta curioso al sentarse y apoyar su brazo en el respaldo del banco.

- Es extremadamente dolorosa- mis pies siguen sobre la estructura, estos son lo único que nos separa.

- Es el libro de Arabella Swettee?-asiento- me dijiste que no era una historia triste, que era lo que era.

- No es su historia lo triste-comienzo- luego de su muerte, su amante se pasa la vida intentando olvidarla y continuar. Al no poder hacerlo se dedica a escribirle cartas que ella nunca recibirá, confesándose y dejando partes de su alma en ellas.

- Son cartas de amor, ¿Por qué serian tristes?- deja caer su cabeza en su mano derecha, dándole el sol en un ángulo extraño a través de las hojas del árbol sobre nosotros. Casi como si este supiera que partes exactas iluminar para destacarlas aún más.

- Porque habla de cómo la quería, de cuanto habría dejado por ella, de cómo el atardecer no tenía comparación con su figura y como el sol se ponía celoso por la atención que le quitada cada vez que ella aparecía. Habla de haber perdido la mitad de su vida al ella partir y la otra mitad solo agoniza con su recuerdo. Su amante sufre, sufre hasta los cimientos sin su compañía, solo le queda el consuelo de que ella sea remotamente feliz en el cielo, donde espera encontrarla al terminar su vida.

La voz me tiembla un poco al final y se me olvida tomar aire devuelta. Siento que me toma la mano apresuradamente y busca con sus ojos los míos, como si temiera que me fuera aun estando a centímetro de él.

Sus ojos lo hacen, me encuentran, me traen devuelta con su cálido color y su intenso brillo.

Ni el más potente sol de verano podría calentar como ese par de ojos.

Me da un apretón y trata de levantarme.

- Vamos insiste- tironeándome del brazo.

Consigue que me ponga de pie y nos apartamos del banco de cemento, dejando la tire historia sobre él.

- ¿Dónde me llevas?- pregunto.

- Donde puedas olvidarte de esa tristeza.

Atravesamos el jardín con las manos unidas hasta legar al invernadero. Desde nuestra pelea no me había atrevido a entrar ni a preguntar por el proyecto, pero ahí estaban cinco excelentes ejemplares de Aloe Vera verdes y fuertes, creciendo contra todo pronóstico bajo el cuidado de Gilbert.

- Están listos- informa. Acaricio y apretó ligeramente sus tallos para comprobarlo- serán ideales para comenzar con el experimento.

- Has hecho un trabajo fabuloso-alago

- Pero no puedo solo- toma su libreta- las combinaciones que podrían funcionar son infinitas, y no podré probarlas todas antes de que termine el verano.

- Dile a mi padre, el proyecto es de ambos.- ríe secamente.

- Tu padre no se lleva bien con la jardinería, es más de la teoría, los libros.

Paseo por el invernadero escuchándolo hablar de la falta de tiempo para terminar el proyecto, de todo lo que aún queda por hacer y lo desdichado que es al encontrarse completamente solo. Exagera.

Exagera en grande, solo quiere que me ofrezca a ayudarlo, que baje la barrera que se a construido entre nosotros desde la llegada de Will y le preste algo de atención. Se reconocer a un hombre desesperado.

- Y que ganaría yo al ayudarte Blythe?- pregunto coqueta con la mesa de trabajo entre nosotros.

- Estar involucrada en uno de los grandes descubrimientos de la medicina- responde arrogante comenzando a rodear la mesa. Me dirijo al lado opuesto, alejándome de él.

- Le tienes mucha fe a esto- asiente orgulloso- pero yo no creo que valga mi tiempo- miento deslizándome hacia el otro lado, está cada vez más cerca.

- Me partes el corazón- bromea colocando una mano en su pecho, sigue caminando- te interesa esto, lo sé. Además podrás dejar de leer esa triste historia para matar el tiempo.

- No lo sé- digo pensándomelo- en algún momento deberé terminarla, ¿no?

- Vamos no me hagas rogarte- insiste, ha llegado enfrente de mí, nuestras manos a escasos centímetros sobre la mesa- todo este trabajo solo es aburrido.

- ¿Y crees que yo podría animarte?

- Creo que podrías intentarlo- siento una caricia en mi mano, pero no me atrevo a apartar la vista de él.

Bad Kind of Butterflies / Gilbert Blythe/Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang