La quietud

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Querida Elizabeth:

Un recado me ha llagado mas temprano esta mañana: "La salud de madre ha empeorada". Si bien poco hablamos de ella, me reserve el estado de su salud para ahorrarte disgustos, y continuare haciéndolo. Lo único que debes saber por ahora es que los cambios no le sientan muy bien, es débil ante los sobresaltos o bruscas alteraciones de su cotidianeidad, por esto es que te pido que permanezcas en Queens hasta que logre prepararla para tu llegada.

Yo mas que nadie deseo vuelvas a París, pero no podemos arriesgarnos .

Con amor 

Credence 

El papel quedo olvidado en el escritorio caoba y desde la cama mi vista permanece pegada a la ventana. Siento que por primera vez en mi vida mi mente no acuna pensamiento, no escucho mi propio voz corriendo por las esquinas de mi cabeza, ni busco palabras o concetos en mi memoria para describir la situación en la que me encuentro, solo me he quedado en blanco y seca de ideas. 

El sol se oculta eventualmente con el pasar de las horas y el cielo se tiñe de noche una vez mas. No me he movido ni un centímetro y aunque se que mis entumecidos miembros me mataran cuando  lo haga retraso el momento lo mas que puedo. A decir verdad, entiendo que no tengo donde ir ¿Para qué moverme entonces?

No pudo ni quiero volver a Toronto. La idea de ver a mi padre por solo una centésima de segundo hace que se me revuelva el estomago en furia; en Francia no seria bien recibida, y tampoco quiero ser la razón de descomponer a mamá; los pasillos de Queens aun no se han llenado, todos los estudiante  disfrutan de sus vacaciones de verano y no estarán aquí hasta la siguiente semana, así que no puedo recurrir a mis amigas para tratar de olvidarme los últimos acontecimientos; y coronando la soledad de la temporada, Will se encuentra a ciento de kilómetros de distancia, en Italia. 

Las arrugas en mi falda se acrecientan e intento contarlas tres veces, perdiéndome en su cantidad. Quiero levantarme, debo hacerlo, aun me queda un semestre en Quenn's para obtener mi titulación y la valija no se desempacará sola, pero la blanquez de mi mente me impide accionar movimiento o encontrarme voluntad alguna. 

Si tal vez no me muevo, si tal vez no veo la carta que descansa a mi derecha, tocaran la puerta del cuarto y al abrirla entontaré a mi hermano con dos boletos en la mano, reprendiéndome por que aun mi equipaje no esta listo y estamos retrasados. tal vez si no me muevo, Will cruzara la puerta de entrada de Queens, con la polvorienta guitarra en mano y su habitual cara de desagrado a todo lo académico.

Nada de eso pasa, y el cielo se vuelve negro azabache sin estrellas ni luna que iluminan la triste noche. El gélido viento nocturno me hace moverme, lentamente y sin ruido, con el quejido de mis músculos doloridos y mis manos heladas por la abstinencia de sol, cierro la ventana con la misma delicadeza con la que camino por el cuarto y sin descambiarme en lo absoluto me desparramo en mi cama totalmente vencida a pesar de no haber hecho nada durante todo el día. 

Me duermo al instante.

Mis sueños son confundas olas que azotan un barco en el que en realidad no viajo, solo lo veo desde arriba como si de un pájaro se tratase. sobre vuelo el navío atestado de ratas y aguas filtrada, se que posiblemente se hunda en cuestión de segundos pero la madera mohosa sigue firma a pesar de los vaivenes del tedioso mar y me despierto envuelta en una manta con la que no recuerdo haberme cubierto.

hay una maleta rosa y un bolso blanco en la esquina de la cama de Ruby, y los armarios están abiertos, vacío de las sabanas que supuestamente tenia que cambiar ayer. suspiro agotada de tanto sueño y trato de desperezarme a pesar de estarse clavando en mi costado una barrila del corset que se ha salido de su lugar. no quiero hablar con nadie, aunque ayer desee tener compañía que me impidiera pensar de mas, los rayos de la mañana solo iluminan una nueva idea: si alguien esta aquí, si Ruby esta aquí, tendré que usar  fuerzas que no tengo para recomponerme.

seria desgastante contar esta historia otra vez para que mi estado tenga sentido y verdaderamente no tengo ánimos para aparentar una compostura que no poseo, así que rápidamente me pongo de pie y sin importar como luzco intento salir de la habitación sin que nadie me vea; pero mi cometido es estropeado en cuanto Ruby me intercepta en el pasillo tan a tan solo unos pasos de distancia de la habitación. 

su presencia es como una gran nube rosa y pomposa de alegría. me recibe con un abrazo que escarmienta en mis paralizados músculos y hace que un hormigueo hermoso me recorra el cuerpo. no recuerdo la ultima vez que me quede así de quieta, ni la ultima vez que alguien pudo despertarme con tan solo un abrazo.

ella habla emocionad y, aunque al principio pienso que es mi propia tristeza la que me impide entender lo que sea que este saliendo de su boca , al notar que ni siquiera toma aliento entre frases comprendo lo exaltada que esta mi amiga.

- Ruby respira- aconsejo cuando nos sentamos en su cama devuelta en el cuarto. la veo ruborizarse por estar avergonzada, o por la falta de oxigeno es si misma , pero lo rosa de su cara comienza  a mimetizarse con la tela del vestido. distingo a un constado nuestro su sombrero y aretes descansando en el escritorio a un lado de la carta y rezo en mi interior para que la curiosidad que logra caracterizarla se haya despertado tan malhumorada como yo y haya decidido no funcionar en la rubia este día.- ¿que sucedió?-mi pregunta parece darle aun mas vida de la que tiene cargada y sus ojos brillan.

no sale sonido de sus labios, o tal vez lo que procede de ella no ha sido producido por otro ser humano anteriormente y por eso mis oídos no llegan a registrarlo correctamente, pero se asemeja a un  gemidito bajo y agudo al mismo tiempo, de esos que llegan a dar los cachorritos cuando se rencuentran con sus dueños, con cejas alzadas y boca abierta, me muestra un reluciente anillo de compromiso de oro rosa que se abraza a su dedo con tanta naturalidad como si hubiera pertenecido allí desde hace mucho tiempo.

la abrazo una vez mas y su risa logra contagiarme una carcajada profunda, la cual sinceramente  creí no volver a ser capaz de producir. Nos mantenemos un rato así, sosteniéndonos una a la otra, siento sus brazos tan aferrados a mi cuerpo que en mi mente se despierta la idea de que ha leído la carta, y aunque no suelo hablar mucho de mi madre o familiares con ella o las demás chicas, verme tendida en la cama con la ropa puesta al entrar a la habitación le habrá dado el contexto necesario para cargar sus brazos de los sentimientos mas sostenedores que alguna vez me tocaron. es casi como si me recargaran.

Los abrazos de Ruby, descubrí esa mañana, podrían ser mas reparadores que mil horas de sueño.


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⏰ Last updated: Jul 07, 2022 ⏰

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Bad Kind of Butterflies / Gilbert Blythe/Where stories live. Discover now