Tardes bajo un árbol

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Claramente en la mañana cuando veo a mi papá descargo en el uno o más seremos sobre su irresponsabilidad al dejarme con un completo desconocido para ir a beber y jugar a las cartas con un par de viejos intelectuales, el escucha todo con la cabeza agachada, al igual que un niño al que han descubierto en su travesura.

Veo a Gilbert, varias veces, en un rincón del salón conteniendo la risa.

Ha pasado un poco más de una semana desde eso y me he dedicado a ignorar a mi papa y en una enorme casa no es una tarea para nada difícil.

- Sabes podríamos ir al pueblo hoy, hay una linda boutique que tiene esas cosas que te gusta hija.

Es temprano en la mañana, los tres estamos desayunando en la pequeña mesa de la cocina, con el sol alumbrando toda la habitación y ese Es su tercer intento desde que despertamos de recibir de mi más que algún monosílabo de respuesta.

Sigo con la vista en mi libro, no le contesto. No porque siga enojada, sino porque en esta estancia las diversiones son verdaderamente limitadas.

Mi día a día se basa en limpiar, leer y estudiar, jugar un poco para ver hasta donde mi papa es capaz de llegar con tal de que vuelva a hablarle verdaderamente su ha convertido en una buena forma de entretenimiento.

Tal vez si sigo así por unos días más consiga la yegua que les estoy pidiendo desde los 12. Soy una malcriada, Will se reiría mucho de esto.

- Es un hermoso día, no?-comento hacia nadie en particular, los noto a los dos asentir, mi padre me mira con gran ilusión, piensa que desistiré.- me la pasare en el jardín.

Me levanto con mi libro en la mano y salgo hacia el jardín.

Mi vestido blanco parece contrastar terriblemente con la tierra y el pasto al sentarme debajo de un árbol que queda a unos metros de la casa. Respiro hondo con la libertad que me otorga la falta del corset y el aire de campo del campo me llena los pulmones.

Podría acostumbrarme a esto.

En New York aunque nuestra casa se encontrara fuera de la urbanización el aire de ciudad llenaba todo el jardín y los ruidos que antes consideraba completamente habituales palidecen al lado de la tranquila mañana del campo.

Abro mi libro sacando el señalador y me hundo en la hermosa utopía de un pueblo lejano.

(...)

- ¿Cuánto tiempo seguirás así?

Mi lectura se ve interrumpida por un molesto Gilbert Blythe.

Levanto la mirada me encandila el sol y lo tapo con la mano

-¿disculpa?- está parado justo en frente de mí, no veo su caro por el sol pero su postura rígida y sus brazos cruzados indican que está molesto.

-tu juego de extorsión, ¿cuándo termina?-dice de forma busca y acelerada.

- estoy esperando que ofrezca una yegua- dijo en broma, pero él no parece notarlo.

- ya grandioso y cuanto crees que te tomara eso, porque de verdad, necesito que se concentre en el proyecto.

- ¿cuál es tu problema?, creo que esto es algo entre mi papa y yo, no debería importarte.

-sí, me importa porque desde que has iniciado tu jueguito con él se encierra en su estudio y no avanzamos con nuestro proyecto.

¿Que?

Tenía razón, mi padre se la pasa en su estudio todo el día y Gilbert en la puerta de este esperando que salga y cuando lo hace es porque tiene otra cosa que ofrecerme.

- Lo siento,- se sorprende al escucharme, al igual que es primer día- no lo había notado, pero no tienes por qué hablarme así.

Ríe

- ¿Enserio esperas que ofrezca una yegua?- pregunta incrédulo.

- Soñar no cuesta nada, entrare y hablare con el- paso por su lado pero me detiene tomándome ligeramente del brazo. Lo miro extraña.

- Esperemos a la cena, es verdaderamente gracioso verlo.

Reímos

(...)

-"y no creerán cuando diga que la tuve aquí conmigo,

Que ella se presentó sin ser llamada, hundiéndose en una castidad eterna.

Y no se movió

Y no se contagió de lo impuro

Y, aunque parezca irreal, Arabella pasó todo un día a mi lado,

Reímos y gozamos, se dejó ver.

Pero no por partes, no Ara de día y Bella de noche, sino toda ella

Arabella en un entero glorioso,

Y los silencios eran lo mejor, esos donde su voz se apagaba y se volvía un susurro, hasta quedarse callada

(Así parecía algo más irreal todavía)

Tan solo imagínenla: su cabello cayendo por sus hombros, tan hondo y largo como el océano más imponente que conozcan. Lo más bello que podrá ver de este lado del cielo.

Y ya nadie la recuerda...

- No lo entiendo.

Estamos recostados debajo del árbol, hemos pasado la tarde conversando y cuando ya no quedo de que hablar, Gilbert pidió que le lea.

- ¿Que no entiendes?- me apoyo sobre mi brazo para velo mejor, él tiene los ojos puestos en el cielo y parece no poder decir lo que piensa.- Ara Swette, es una mujer realmente peculiar- comienzo a explicar-Ara en su comunidad no puede ser verdaderamente ella, juzgan todo comportamiento fuera de lo común y siempre están observando .así que de noche viaja y se convierte en Bella en otro pueblo cercano. Ahí conoce a nuestro narrador misterioso (nunca se menciona su nombre) y ambos se enamoran completamente, pero ella tiene que volver, tiene responsabilidades, una vida...

- Lo abandona- dice de repente, levantándose al igual que yo. Estamos enfrentados- abandona al hombre que realmente la quiere, por una vida llena de gente que la hace infeliz, que terminan olvidándola. Es triste.

Sus ojos profundos, me hielan el pecho. Feos, penosos, afligidos, cargan con un dolor ajeno.

- No es triste- aseguro- ella eligió. Eligió su vida y sus obligaciones. No podemos decir que sea la elección correcta. Pero es la que ella quiere. No es triste, es lo que es.

Se recuesta nuevamente y continúo.

- "Cruel mundo, me presentaste a Arabella y me la arrebataste al instante, como un soplo invivible, como una alegría inconcebible...."

El sol se esconde, pero nosotros seguimos sin movernos. En una burbuja de ensoñación que crea la impresionante historia de Arabella Swette.

Bad Kind of Butterflies / Gilbert Blythe/Donde viven las historias. Descúbrelo ahora