Químicos

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Mis zapatos golpean en los adoquines del camino, pero el ruido de estos se ensordece por el bullicio de la gente. Con la velocidad que recorren las avenidas, tiendas y cafeterías, me resulta imposible caminar atreves de ellos para llegar a mi destino, y aún más imposible cortar por los callejones para emprender un nuevo camino, así que me dejo llevar por la marea que corre indiferente. Mi falda se arruga entre los roces y mi equipaje, aunque ligero, no hace más que atrasarme, pero me beneficia de algún modo el tiempo gastado, pues, tanto caminar y recorrer, me presenta la excusa perfecta para pensar sin creer que estoy malgastando el día.

Durante la temporada de clases, a veces siguieran me asomaba por la ventana de mi habitación más allá que para asistir a Queen's. Los libros, el estudio y los exámenes siempre se encontraban a la vuelta de la esquina y yo los esperaba con temor y malicia. En mi cabeza no podía permitirme desaprobar alguno, ya sea porque esto le daría la razón a aquellos que aseguraban la médica no era un lugar para las mujeres, o para llegar el fin de semana a impresionar a mi padre con mis sobresalientes en una carta.

Sea cual fuera la razón aparente, el estudio ocupaba la mayoría de mi día, y si Ruby o Anne no lograban sacarme de la habitación, Will me asaltaba en la biblioteca y lograba que pudiera despegarme por una tarde de los libros, pero como todo estudiante exigente la culpa llegaba después ; si me costaba entender un párrafo a la primera leída enseguida me reprochaba la tarde desperdiciada en te o teatro y me juraba no volver a respira fuera de la habitación hasta no haber terminado todas las lecturas asignadas ni los cuestionarios pendientes. una conducta algo destructiva y aislante de mi parte, pero no importaban mucho cuando los aprobados se visualizaban en mis hojas y mis calificaciones no hacían nada más que impresionar. Se sentía bien.

Por eso agradezco ente embotellamiento de gente que me aborda nada más llegar a la cuidad, pues mi intención está clara, no estoy desperdiciando mi tiempo parando en una cafetería o comprando en tiendas, sino tratando de llegar a Queen's, pero el gentío es tan abundante y mi equipaje tan pesado que el retardo en sí mismo no es mi culpa. Lo único que puedo hacer es continuar caminando y en medio de esto pensar en todo lo que está ocurriendo ahora mismo. me trato de convencer.

La historia que mantenía a mi padre como villano resulto ser cierta, y aunque mi vida tan como la conocía se derrumbó en una tarde, una nueva está en camino de reconstruirse y para eso necesito comenzar a conocer quienes la integraran. Después de dejar todo mi equipaje listo visitare a mi hermano en el hotel que dijo que se hospedaría para espera mi regreso, luego ambos partiremos a París, donde mi madre nos espera.

Diagramo todo en mi cabeza, dibujo en ella la ropa que meteré en la valija tan ponto entre en mi habitación y los libros infantiles que debo comprar antes de partir, como regalo para mis sobrinos. Anoto en una parte más apartada de mi mente un recordatoria para escribirle a Will sobre mi verano y mis próximas semanas, y a gilbert sobre mi regreso y mi partida...... un choque inintencionado me desvía de mis ideas momentáneamente. Mi hombro izquierdo molesta un poco a causa del impacto, pero igual me tomo el segundo que me cuesta voltearme por sobre mi lado y disculparme con el hombre también involucrado en el significante accidente, el me recibe con una disculparas y tomando su boina gris inclina levemente su cabeza para continuar con su camino.

Gilbert es la última palabra que mi mente recuerda ante de la intromisión, y puede que no sea la idea central en la que mi cabeza estaba ocupada anteriormente, pero no detengo el flujo de idas que vienen a continuación sobre él.

¿Estará aun en Mouit Rose o se ya se instaló en la residencia de la universidad?, ¿seguirá en Toronto o aprovecho la suspensión del proyecto para pasarse por su pueblo las últimas semanas del verano? Lo puede imaginar en una casa de madera de porche blanco, cortando leña para un fuego innecesario o leyendo para simplemente matar el tiempo, recorriendo con Delphi en sus brazos los campos de manzanos, hablando con esa tonta voz con la que se suele hablarles a los niños que no estoy segura de que el use; tomando una fruta desde la copa y contándola en pequeños pedazos para la niña.... otro choque, otra disculpa. ¿es temporada de manzanas acaso? Tal vez solo recoja un poco de miel y la cultive para próximos estudios, o pasee por las ferias y visite amigos. miles de posibilidades tratan de eludirme del pensamiento al que me avergüenza llegar, pero el camino igual es largo así que me zambullo en ella entes de pensar en un improbable gilbert subiendo a un globo aerostático.

¿pensara en mí?,¿pensara en nuestro beso?

Mi piel y huesos se tambalean por un segundo ¿qué significo para el después de todo?, yo me incendié en el momento en que me di cuenta del beso. No un calor liviano y llevadero, sino de uno avasallante fuego que me recorrió desde el pecho hasta el último cabello que tenía en el cuerpo, concentrando en mi cintura donde su toque descansaba, en mis manos que se aferraban a su pelo, en mis labios que se unían a los suyos, rápidos, desesperados, abrazadores.

¿él también se habrá incendiado, o para los chicos los besos se sienten diferentes?, ¿será solo una combustión química espontanea a la que el cuerpo responde? podría teorizar y aferrarme a la idea de que el enamoramiento y el afecto se basa en químicos, sustancias de nuestros cerebros y que nuestro cuerpo, en realidad, está reaccionando a ellos y la otra persona no incide en nuestro estado en lo absoluto; solo formular, sustancias y mezclas. mi piel rozando con la suya, nuestras respiraciones convidadas en esa pausa mínima que nos dimos, nuestro apresurado reencuentro de labios; la forma que sus manos se aferraban en mi figura, lo roja que mi cara se abra tornado, su piel crispada debajo de mi yema.... choque, disculpas, de nuevo al camino

lo recuerdo tan bien, más que cualquier texto o libro ¿habrá una sustancia que liberemos en ese momento que nos asegura una memoria descomunal? cada detalla arribando a mi mente como se estuviera ocurriendo en este mismo momento. como si el tiempo no hubiera pasado y aun este clavada a ese muelle con sus manos en mí, nuestras respiraciones aceleradas como el primer acercamiento en la cocina, el invernadero, fuera de la clínica. cada momento que nos encerramos en nosotros tan temerosos y cobardes como para enfrentar los sentimientos que levábamos, tan avergonzados por tenerlos, tan indecisos por confirmarlos.

el arrepentimiento vuelve a mi cada que recuerdo la cantidad de besos que hubiéramos compartido si me declaraba desde el primer momento en que me sentí de esta forma, sin embargo, cual sería ese primer momento? el baile, nuestra conversación en ese apartado cuarto, alguna broma en el invernadero, la primera noche que me mostro su risa, el primer día que desprestigió mi comida......... choque.

será solo un momento o una sucesión de estos que construyeron el sentimiento?, las cartas tan expresivas, las tardes encerrados debajo de esa cúpula de vidrio, los detalles, las conversaciones, todo lo que afloraba de él y me mantenía, ahora entiendo, cautiva de un sentimiento que se me imposibilitaba ver en ese entonces.

la entrada de Queens se presenta en mí de forma abrupta, ¿camine tan rápido?, necesito un momento para pensar en todo lo que aun da vuelta en mi cabeza, pero es más necesaria comenzar lo más pronto posible con mi viaje. de seguro habrá una biblioteca en parís en la que pueda buscar un libro que me guie en el universo de las reacciones químicas del cuerpo humano y como inciden estas en nuestras acciones.

las baldosas me hacen ruidosa al entrar y la pueta de madera pareciera cancelar todo el bullicio que la calle produce, el interior del edificio, silencioso y sepulcral, me ralentiza la respiración acelerada que guardaba y una vez calmada me arrastro a mí y mi equipaje por el vestíbulo de recibimiento. anoto mi llegada en una pequeña lista que se encuentra en el mostrados caoba y como es costumbre reviso mi apartado postal. allí una carta solitaria descansa en el agujero oscuro y al leer el remitente sé que todo lo planeado durante el camino se acaba de desplomar.

Bad Kind of Butterflies / Gilbert Blythe/Where stories live. Discover now