Pura Colera

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El llanto vuelve a repetirse, interrumpiendo cualquier palabra pensada. En cuestión de segundos veo a una madre que llora desconsolada cargando en brazos a su hijo que parece estar herido, pero se mantiene callado, inmutable entre las lágrimas de la mujer.

Entramos con Gilbert al mismo tiempo que ellos, y aunque me den la espalda puede reconocer al niño por la venda que recubre su dedo y la boina que olvidada cae en su hombro manchada de rojo.

De rojo sangre que parece ocultar la gravedad del asunto, porque la mujer solo tartamuda cuando lo acuesta delicadamente en la camilla y destapa el lacerado costado del niño. Hay en el aire una exclamación generalizada y el horror se plasma en los rostros de las pocas personas que quedan en la clínica, de costado sobre su lateral sano el pequeño parece completamente ajeno a la situación, mirando con sus enormes ojos marones de lado a lado y arrugando la frente en cuanto un practicante se acerca.

Arthur es el primero en acercarse en cuanto la mujer da un paso atrás y, aunque todos nos encontremos horrorizados al ver el trozo metal clavado en la clavícula del niño, en su cara solo puede ver asombro.

Asombro de aquel que te llenaría si vieras alguna criatura extraña, algún ser mitología, algo tan inexplicable que verdaderamente debes tocarlo con tus manos para creerlo y eso es justo lo que hiso. Con una osadía burlesca e inapropiada el aspirante a doctor apoyo toda la palma de su mano en el hombro del niño manchándose del líquido escarlata espeso que comenzaba a salir a brotones. El niño grita casi desgarrándose la garganta y es ese grito o el que profiere su madre segundos después el que logra que el reto de nosotros se recupere la movilidad y comience a trabajar sobre el infante.

Vendas, gasas, hasta veo un par de jeringas volar por sobre el paciente, todos tropezamos entre si intentando frenar el sangrado con los alaridos del niño de fondo, quien tiene que ser sujetado de brazos y piernas para que pueden curarlo, pero cada intento es en vano, porque aunque el sangrado haya frenado, aun atraviesa su clavícula aquel metal y mientras él se sigua removiendo y quejándose de dolor el muy probable que la herida empeore.

- Somos demasiados para tan pequeña área- la voz de Arthur se eleva por sobre los lamentos del niño y el llanto de la madre afuera de la clínica- jones y Derryl quédense conmigo, los demás salgan y déjenos trabajar.

El mandato me choca de sorpresa, pero entiendo el punto, hay material disperso por el piso botados por estudiante que se han chocado en el intento de ser útiles. Nadie parece tener una objeción, todos desalojan la tienda en cuanto Arthur termina de hablar y yo también estoy a punto de hacerlo, pero un pequeño gimoteo me detiene, así que Me vuelvo por sobre mis pies y rodeo la camilla.

Allí del otro lado unos ojos marrones inundamos me esperan, silenciosas se derraman con rapidez y abundancia sobre las mejillas rojas las lágrimas del niño, con sus dientes cortando la esquina de su labio en lo que adivino seria el encierro del grito más dolosos que esa joven boca podría haber emitido.

- ¿Charlie, cierto?- pregunto inclinándome a su lado, ni una respuesta puedo obtener pues mi brazo es tomado enderezándome y apartándome del niño vuelve a sollozar con intensidad reabriendo la herida.

- He dicho que despejen el área, necesito tranquilidad para trabajar el cuerpo.- su voz es brusca al igual que su agarre. Arthur me mira impaciente esperando a que cruce la entrada.

- Charlie esta alterado y al parecer la anestesia no surtido efecto aun...- el luce cansado con los ojos entornados casi dando vueltas en sus cuencas como si el solo hecho de escuchar mis palabras lo agotaran- deberíamos esperar un poco para proceder a retirar el objeto, creo...

- ¿Te he nombrado acaso cuando designe a mis ayudantes?- pregunta por encima de mi cabeza sin siquiera mirarme. Yo niego- eso me ha parecido, por eso nuevamente te pido gentilmente que abandones el área, para poder trabajar en el cuerpo.

Bad Kind of Butterflies / Gilbert Blythe/Unde poveștirile trăiesc. Descoperă acum