12. Free

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Londres, 2008.

Hamdan empujó la puerta de salida de la cocina que llevaba a un callejón y apareció en la oscuridad de la noche. Con la respiración pesada, miró alrededor tratando de encontrarla.

"¡Por fin!" Dijo Layla.

Reconoció de dónde venía la voz, pero estaba demasiado oscuro como para ver.

"¿Por qué tardaste tanto?" Le preguntó ella mientras salía de las sombras hacia la luz de una farola, vistiendo shorts de mezclilla, una camiseta a rayas blancas y negras y un bolso cruzado.

"Los de seguridad." Contestó Hamdan. "Tuve que esperar a que se fueran y después tomé las escaleras." Inhaló profundamente. "¿Está bien la ropa?" Preguntó apuntando a sí mismo.

Layla lo miró de arriba abajo con una risita en los labios, él traía puestos jeans y una camisa azul pardo.

"Te ves bien, supongo que es lo más casual que un príncipe puede ponerse." Bromeó.

Él le lanzó una mirada de fastidio. "Deja de llamarme así."

Layla se carcajeó. "Es lo que eres ahora." Lo tomó de la mano y jaló. "¡Vamos!"

En la concurrida calle, tomaron el primer taxi que lograron parar y después del viaje de veinte minutos, se encontraron a sí mismos en el corazón de un barrio bohemio con las aceras llenas de gente joven fumando y riendo. Layla tomó la mano de Hamdan una vez más para guiarlo mientras él absorbía una atmósfera en la que nunca antes había estado. Ella miró hacia atrás conforme caminaban y lo vio admirando un mural pintado en un edificio al otro lado de la calle.

"¡Necesitas ver otras cosas además de hoteles elegantes!" Le dijo ella.

Caminaron una cuadra más y la calle se volvió más silenciosa, tomando un repentino giro a la derecha, Hamdan desaceleró sus pasos y tan pronto como vio el desierto callejón tiró de Layla.

"¿A dónde vamos?" Le preguntó.

"¡Ven!" Urgió ella. "Ya casi llegamos."

Layla giró la manija de una puerta negra sin nombre que llevaba a una oscurecida escalera que bajaba. El ruido se intensificó conforme se acercaban cada vez más al pub tipo sótano. Una banda de rock indie tocaba en el escenario y Hamdan tomó la mano de Layla aún más fuerte mientras ella se abría camino entre la gente. Se detuvieron una vez que estuvieron suficientemente cerca de la banda.

Layla se paró en las puntas de los pies para hablar en el oído de Hamdan. "¡El baterista es mi amigo!"

Hamdan echó un vistazo al tipo quien vestía una camiseta sin mangas, ambos brazos cubiertos con tatuajes y la cabeza rapada. No lograba entender cuál era el punto; estar ahí sin lugar para moverse o sentarse, la música demasiado fuerte como para conversar y el calor estaba haciendo que se le empezaran a formar gotas de sudor en la línea del cabello. Pero entonces, vio a Layla y ella nunca se había visto tan feliz y radiante; saltando de arriba abajo, cantando y sacudiendo la cabeza de un lado a otro. Ella lo miró y giró su cuerpo hacia él, invitándolo a hacer lo mismo que ella hacía.

Hamdan negó con la cabeza. "¡No! ¡No puedo!" Le gritó.

"¿Por qué no?" Gritó ella de vuelta.

Hamdan no tenía una respuesta, simplemente no estaba en él.

Layla puso las manos en sus hombros y lo miró fijamente.

"¡Mira!" Le instruyó y levantó ambos brazos al aire para dejar salir un grito que duró unos buenos cinco segundos. Su alegría y emoción estallaron en forma de risa y envolvió el cuello de Hamdan con sus brazos. "Aquí puedes hacer lo que quieras." Le dijo al oído. "¡Puedes ser quien tú quieras, a nadie le importa! ¡Puedes ser libre, Hamdan!"

Coming Home (Versión Español)Where stories live. Discover now