51. Red

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Hamdan

En el restaurante de la pista de carreras Epsom Downs termino mi almuerzo bajando mi tenedor y limpiándome la boca con la servilleta de tela. Cuando miro a los hombres sentados conmigo en la mesa redonda, me doy cuenta de que por mucho soy el primero en terminar. ¿Comí demasiado rápido? No es la primera vez que noto que me está costando relajarme incluso cuando no existe ninguna prisa.

Un mesero viene a llevarse mi plato. "¿Le gustaría algo más, señor? ¿Quizás té o café?"

"No por el momento, gracias," le contesto.

Los veranos ahora son diferentes para mí. Sí, aún logramos asistir a todos los eventos importantes de carreras de caballos pero ahora no puedo estar lejos de Dubái semanas y semanas seguidas. Tendré que estar viajando este los EAU y el Reino Unido si es que quiero estar en estos eventos y en las vacaciones familiares. Layla mencionó algo acerca de querer llevar a Saeed a alguna parte, no puedo recordar a dónde, pero ya no ha dicho nada más.

Saco el teléfono de mi bolsillo mientras todos los demás en la mesa continúan comiendo y me voy directo a las fotos para ver a mi hijo. Está creciendo mucho en un abrir y cerrar de ojos y ahora corre a la velocidad de la luz por toda la casa. Mis dedos dejan de pasar las fotos cuando veo una en la que aparece Layla; se está agachando para levantar a Saeed de la alfombra y en la siguiente lo tiene levantado en el aire. Regreso una y otra vez entre las dos fotografías que yo mismo tomé hace un par de semanas.

Me enderezo y le muestro las imágenes al tío Saeed, quien está sentado a mi derecha.

Él sonríe. "Madre e hijo, hermoso."

"Está muy delgada," señalo.

Me mira con las cejas levantadas y el rostro serio. "Así ha estado desde hace un tiempo."

¿De verdad? ¿Cómo es que no lo había notado hasta ahora? El tío Saeed regresa a su comida y dejo mi teléfono intentando pensar cuándo fue la última vez que la vi disfrutar una gran comida como solía hacerlo, o comiéndose una enorme rebanada de su pastel de chocolate favorito. Me resulta difícil distinguir si eso no ha pasado o si tal vez yo no he estado allí para ser testigo. Estamos tan alejados de la vida del otro que ya ni siquiera peleamos, ha pasado tanto desde que hubo una discusión. Solo existe una enorme indiferencia de uno hacia a otro y no sé qué es peor.

Una vez que todos terminan de comer y después de tomar nuestro café, regresamos al palco para disfrutar del resto de las carreras. En el largo y ancho pasillo que llevan a los palcos privados, me encuentro con Amir.

"¡Tenemos que hablar, hermano!" Me dice después de que nos abrazamos.

Sonrío y pongo los ojos en blanco porque sé de qué se trata esto, está empeñado en comprarme un caballo que no estoy dispuesto a vender. "No va a pasar," le advierto.

Él exhala. "¡Ay, vamos! ¡Es solo hablar!" Su mano en mi espalda me invita a entrar en su palco.

"En un momento los alcanzo," le digo al tío Saeed.

Nos sentamos en la pequeña sala de estar en una esquina del palco semi vacío, nos ofrecen más café y té pero solo pedimos agua. No puedo evitar reírme de todas las tontas razones que me está dando para convencerme de venderle mi caballo.

"Escucha, hermano," le digo. "Puedo enviarte la información de todos los otros caballos que podrías comprarme."

"¡Por favor!" Se queja. "¡Me estás matando!"

"¡No es cierto!" Le niego. "¡Tu mala suerte es la que te está matando!"

"No tiene suerte sólo cuando yo no estoy cerca," interviene la voz de Nafisah.

Coming Home (Versión Español)Where stories live. Discover now