24. Golden

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Layla

"¡Vamos, Layla! ¡Necesitas acelerar ese paso!" Me grita Fouad.

Lo odio, lo odio con pasión. No sé en qué estaba pensando cuando lo contraté. Juro que el corazón se me va a salir del pecho en cualquier momento, el sudor chorrea por mi cuello y mis piernas no podrían moverse más rápido. ¿Cómo lo hacen las otras chicas? Incluso Reem lo hace mejor que yo y es horrible ser el eslabón más débil del equipo. Tal vez debería renunciar, darles la oportunidad de sumar a alguien más, alguien que no vomite a la mitad de todos los entrenamientos. Hey... no he vomitado. Todavía. Por favor, Dios, que este sea el primer día que no vomite, lo odio aún más de lo que odio a Fouad.

Él viene y se para cerca de mi caminadora, mirando intensamente el cronómetro en su mano. "¡Alto!" Grita. "¡Abajo y denme diez burpees!"

¡No! No los burpees. ¿Quién pudo haber invitado tan espantoso ejercicio como los burpees? Ni siquiera puedo hacer una lagartija correctamente. Maitha y Amy probablemente podrían hacer cientos conmigo sentada en sus espaldas, son como profesionales del crossfit y han estado entrenando juntas durante años. Nada es mucho más delgada pero es rápida como una gacela y flexible como una liga. Y después, estamos Reem y yo, y nada se destaca dentro de nuestras habilidades físicas. Esto me recuerda a la clase de educación física en la escuela; yo hacía lo que fuera para no hacer nada de lo que el profesor nos indicaba y coincidentemente me daban dolores de cabeza todo el tiempo durante esa clase. Mientras tanto, el resto de las niñas parecían divertirse mucho corriendo por todas partes y jugando volleyball. Nunca lo entendí. Sigo sin entenderlo.

"¡Boca arriba! ¡Veinte abdominales de bicicleta!" Ordena nuestro entrenador.

¿Por qué estoy haciendo esto? Ah, sí es cierto. Hamdan. Debería simplemente casarme con él y ponerle fin a este sinsentido. Es decir, ya él me lo preguntó. Bueno, ni siquiera fue una pregunta pero aún así me dejó sin aliento. ¿Podría decirle que sí alguna vez? Es solo que de verdad no hay nada malo con él, es todo lo demás lo que me molesta; la opinión de la familia, la sorpresa, la gran boda, ser la esposa del futuro Emir, las hijos que se esperaría que tuviéramos. Siento ganas de vomitar y el ejercicio tiene poco que ver con ello.

Para el final de nuestra sesión estoy tirada en el piso, completamente empapada en sudor y sin poder respirar. Fouad se agacha junto a mi y me pregunta cómo me siento.

"Puedo ver la luz." Bromeo mientras miro fijamente al techo. "Puedo ver a mis padres, me están saludando con la mano, pidiéndome que vaya con ellos."

Él se ríe y me tira una toalla a la cara. "Cállate."

De alguna forma, logro sentarme y tomo mi botella de agua.

"Escucha," me dice Fouad. "Quería preguntarte algo."

Asiento mientras bebo agua.

"¿Tienes algún tipo de acceso especial al complejo de NAS?"

Toso con la boca cerrada, intentando no escupir el agua. "¿Qué?"

"Si, por el jeque Hamdan. Imaginé que tal vez podrías conseguir que entráramos, es decir, ¿has visto el lugar?" Me pregunta. "¡Cristiano Ronaldo podría entrenar allí!"

"¿Quieres que le pregunte a Hamdan si podemos entrenar en NAS?" Le pregunto para aclarar.

"Si," asiente. "Solo si quieres."

¿Por qué todo me lleva a Hamdan? A donde quiera que voy alguien lo menciona y eso me hace extrañarlo aún más. Y no es que no quiera preguntarle, sé que no va a decirme que no, pero también sé que va a aparecerse casualmente durante nuestras sesiones de entrenamiento, es muy fácil de predecir a veces, y preferiría morirme antes que tenerlo como testigo en mis intentos de hacer ejercicio. Le va a encantar, se va a divertir muchísimo y yo voy a sentirme avergonzada.

Coming Home (Versión Español)Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ