27. Angel

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Hamdan

El helicóptero comienza a elevarse y fijo la mirada en el suelo debajo que se aleja cada vez más. Le echo un vistazo a Saeed, sentado frente a mi con los brazos cruzados y entonces mi vista vuelve a la ventana. Ella no se ha contactado de ninguna forma, aún no estoy seguro de que vaya a ir y empiezo a preguntarme si esta fue una buena idea desde un inicio. ¿Qué tal si es demasiada presión para ella? ¿Qué tal si no viene? Hablé en serio cuando le dije que este sería mi último intento de hacer que las cosas funcionen entre nosotros, pero eso no quiere decir que no se me vaya a romper el corazón si no viene. Saco el teléfono del bolsillo de mis shorts y reviso la hora, ya son las 10 y asumo que ella aún está debatiendo su decisión. Saeed me roba la atención cuando busca su teléfono, aguanto la respiración y espero pero él solo sonríe a la pantalla y comienza a escribir. Evidentemente, no se trata de Layla.

Pronto solo está la monótona imagen del océano bajo nosotros pero igual lo sigo mirando conforme las mismas preguntas sigue rodando en mi cabeza sin respuestas que las resuelvan. Cuando finalmente veo tierra, tomo el pequeño equipaje de viaje que traje conmigo, no necesitaré mucho para un par de días. El piloto se posiciona sobre el helipuerto en Al Qaffay y la aeronave comienza a bajar. Le di instrucciones de que me dejara rápidamente así que ni siquiera va a pagar el motor. Quitándome el cinturón, me muevo hacia la orilla de mi asiento y Saeed se prepara para abrirme la puerta. Tan pronto aterrizamos, Saeed abre la puerta y el ruido de las aspas se intensifica, le estrecho la mano y bajo agachando la cabeza y cubriéndome los ojos con el brazo para protegerlos del viento lleno de arena. El sonido de las aspas se aleja y soy recibido en la isla por una quietud inusual. Normalmente, escucharía a los niños jugando y gritando en la piscina y mis hermanas conversando y riendo, pero hoy no hay nadie más aquí.

Me detengo cerca de la piscina, dejo caer mi maleta al suelo y observo las olas estrellándose suavemente en la playa. Tomo el teléfono una vez más y vuelvo a revisar la hora. Tengo el presentimiento de que es lo único que haré hasta que Layla llegue. Si así lo decide, por supuesto. Vamos, si lo hará, tiene que hacerlo. Dejo mi teléfono junto a mi equipaje y me quito la camiseta, quizás el tiempo pase más rápido mientras nado.

"¿Por qué tardaste tanto?"

Inhalo bruscamente y me doy la vuelta, Layla está ahí de pie, a tan solo unos pasos de mi, tan casual como le es posible, viéndome con ternura mientras la brisa juega con su cabello y su vestido.

"Que-- yo-- ¡estás aquí!" Exclamo.

"Una observación bastante inteligente." Bromea ella, con los ojos apretados.

Resoplo y bajo la mirada brevemente. "Es decir, ¿cómo? ¿Cuándo llegaste?"

Encoge un solo hombro. "Tengo mis propios medios."

Y repentinamente caigo en cuenta, no del hecho de que haya venido, sino lo que esto demuestra. Aún así no quiero adelantarme. ¿Es esto real? ¿Podría ser posible que ella de verdad quiera estar conmigo? ¿De que ella crea que de verdad existe una forma de que podamos estar juntos?

"¿Esto quiere decir que...?" Sugiero. "Tú-- ¿de verdad quieres hacer esto?"

Ella sonríe y asiente con la cabeza.

"¿En serio?" Pregunto de nuevo.

"¡Hamdan!" Se queja, seguido de una risa. "Te amo, quiero estar contigo."

El estómago me da un vuelco e intento exhalar la emoción. "¿Estás segura?"

Ella gruñe y voltea los ojos antes de correr hacia mí para saltar y abrazarme, envolviendo sus brazos alrededor de mi cuello y las piernas alrededor de mi cintura. La sostengo con ambos brazos y la felicidad sale de cada célula de mi cuerpo.

Coming Home (Versión Español)Where stories live. Discover now