38. Hostility

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Layla

Me quito el último broche de la cabeza y por fin puedo librarme de este estúpido sombrero. Somos solo el chofer, Saeed Hilal y yo en el auto y de verdad no quiero empezar a llorar en este momento, pero las emociones siguen acumulándose y tengo la respiración entrecortada. Al final, mientras miro por la ventana, las primeras lágrimas comienzan a rodar por mis mejillas. Intento permanecer lo más callada posible pero cuando Saeed me pasa una caja de pañuelos desechables desde el asiento de adelante, se hace evidente que los dos hombres saben lo que está ocurriendo. Tomo la caja sin poder darle las gracias y me seco el rostro con un pañuelo.

¿Por qué me afecta tanto todo esto? ¿Serán las hormonas del embarazo? No existe un momento en mi vida en el que pudiera darme gusto ver a Nafisah pero, ¿por qué me fui? ¿Por qué tengo ganas de sollozar como una pequeña niña? Quizás verla con Hamdan fue demasiado, habría sido completamente diferente si la hubiera visto en medio de la multitud. Pero no, estaba hablando con mi esposo, solos ellos dos. Y la forma en que lo miraba fue lo que más me molestó. Detonó algún instinto primitivo en mí del cual no me siento orgullosa. ¿Qué hay de malo conmigo? No soy del tipo celosa. O así lo creía.

Cuando llegamos al hotel, Saeed me acompaña a través del lobby y en el elevador. Insiste en ir conmigo hasta la suite solo para asegurarse de que llegue con bien.

"Estoy seguro de que el jeque llegará pronto," me dice en tono reconfortante.

Pero yo espero que a Hamdan le tome unas seis horas más en regresar.

"Gracias, Saeed. Por favor cierra la puerta cuando salgas," le contesto, sin detener mi paso hacia la habitación.

Me quito los zapatos, dejo caer mi bolso de mano y el sombrero al piso y me acuesto boca abajo en la cama para llorar en una almohada. Justo cuando pienso que ya terminé de llorar, todo vuelve a comenzar de nuevo. Me siento tan tonta, siento que ella se salió con la suya aunque no tengo idea de lo que eso pudiera ser, siento que Hamdan va a estar enojado conmigo y me siento totalmente inadecuada para ser su esposa.

El sonido de la puerta cerrándose me despierta y escucho a Hamdan llamándome. Me toma un momento reaccionar y recordar todo lo que pasó.

"¡Layla!" Me llama de nuevo desde una distancia más corta.

Comienzo a incorporarme. "Aquí."

"¿Qué pasó?" Me pregunta, entrando a la habitación sin el saco y el sombrero puestos. "¿Qué fue todo eso?"

"¿Qué fue qué?" Le contesto, en un intento de sonar tranquila y despreocupada.

Él resopla. "¿Por qué la trataste así y te fuiste?"

Me pongo de pie y empiezo a dirigirme hacia el baño. "¿Acaso importa? ¿Es ella tu amiga o algo así?"

"¿Qué? Tú sabes que realmente no tengo amigas."

Él me sigue pero doy un giro en la puerta del baño para detenerlo. "Tengo que hacer pis," y cierro la puerta en su cara.

Sé que hay a quienes no les importa hacer esto en presencia de sus cónyuges, pero aún no estamos en ese nivel. Al menos ya no siento ganas de llorar pero al lavarme las manos, veo mi maquillaje hecho un desastre en el reflejo del espejo. Lo limpio rápidamente con un pañuelo desechable y una loción humectante a la mano.

"¿Por qué estabas llorando?" Me pregunta con las manos en las caderas tan pronto como abro la puerta de nuevo.

"No estaba llorando," le niego, pasando a un lado de él para ir a buscar al closet algo más cómodo que ponerme. "Mi maquillaje se arruinó durante mi siesta."

Coming Home (Versión Español)Where stories live. Discover now